¿Debe legalizarse la mariguana?

A propósito de la conversación digital que tendremos mañana con Fernando Belaunzarán, recuperamos el debate que en 2011 sostuvieron Jorge Hernández Tinajero y Luis Solís Rojas sobre la legalización de la mariguana.
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En 2011, como parte de un piloto para LupaDebates, Jorge Hernández Tinajero, politólogo, internacionalista y escritor y Luis Solís Rojas, en ese entonces Director General adjunto normativo de los Centros de Integración Juvenil, participaron en un debate cara a cara sobre la legalización de la mariguana.

A un día de que Fernando Belaunzarán converse con nuestros lectores sobre el mismo tema, decidimos recuperar parte de este debate. 

El debate completo puede verse en YouTube.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero

Comenzaría diciendo que la planta de la cannabis es una planta muy particular en la historia de la humanidad. Es la planta domesticada más antigua conocida por el hombre, tiene alrededor de 8 mil años y, los usos que ha tenido en este periodo han sido muy variados, muy diversos y corresponden tanto a aspectos médicos pero también culturales e industriales muy importantes. Por ejemplo, la inmensa mayoría de los materiales utilizados en la antigüedad se deben al cáñamo.

En este momento, nosotros no podemos aprovechar la planta en nuestro país porque  la regulación propuesta en nuestro sistema legal no lo permite. La planta es una planta compleja en términos botánicos, que ofrece oportunidades terapéuticas, industriales y funciona también como un elemento psicoactivo de gran expansión en la cultura social actual en todo el mundo. La ONU calcula que hay entre 180 y 250 millones de usuarios de cannabis de todo el mundo, sin contar los usos industriales y los propiamente médicos. Entonces, justamente lo que vemos en nuestro país es una suerte de incomprensión sobre las posibilidades de la planta.

Tenemos que reconocer que las drogas tienen distintas peligrosidades y distintos efectos e impactos,  sobre el individuo y sobre la sociedad en donde se consumen. No es lo mismo el mercado de la cocaína, que el de la mariguana o el del LSD. Del mismo modo que no es el mismo el mercado del alcohol que el del tabaco. Es necesario pensar en una regulación posible, dentro del marco de los tratados, que mejore ciertos aspectos de la política pública hacia la mariguana. Sobre los argumentos de seguridad pública que proponen un control del mercado de la cannabis. Sí, hay que retomar el control de ese mercado que actualmente está en manos exclusivamente de criminales y son ellos los que carecen de cualquier tipo de regulación o parámetro ético sobre a quién ofrecer y a quién no. Al mismo tiempo es sumamente importante que los propios usuarios de la droga sepan cuáles son sus derechos y responsabilidades frente a sí mismos y frente a los demás. La política actual parece confundir muchas veces al delincuente con el consumidor. Tenemos que definir perfectamente quién es un usuario, quién puede ser un usuario problemático, quién puede necesitar ayuda y cómo afecta eso a su vida y a la de los demás; otra cosa es aquel que lucra con un mercado ilegal. Creo que la separación entre esos mercados es un objetivo fundamental de esa política. ¿Ayudará a disminuir la violencia? Probablemente. ¿Quitará incentivos al crimen organizado? Sí, seguramente. Eso no quiere decir que va resolver todos los problemas, pero a partir de ahí podemos enfocar una política dirigida a la salud, a los consumidores y otra que esté dirigida a cuestiones de seguridad pública.

 

En contra | Luis Solís

Tenemos leyes derivadas de la Carta Magna y, a su vez de otra serie de leyes y de principios, entre ellos la Ley General de Salud, y dictados internacionales que parten, en específico de convenciones de la Organización de las Naciones Unidas de 1961, 1971, y 1978 que son claras y contundentes: declaran a la mariguana, a la cannabis, como sustancia ilícita. La Ley General de Salud en su artículo 237 indica enfáticamente que se prohíbe la utilización de cannabis con usos terapéuticos en tanto no se disponga de otros medicamentos superiores.

Aquí estamos en un dilema porque Jorge nos está hablando de las bondades terapéuticas de la cannabis como si estas fueran un hecho absolutamente comprobado. Nosotros tenemos muchas evidencias, más que anécdotas, para pensar que esto no es así. Los meta ensayos o meta análisis, que consideran todos los miles de estudios o los cientos de estudios que ha habido sobre qué tan efectivo puede ser un fármaco o una sustancia, del Instituto de Medicina de los Estados Unidos, son concluyentes la mariguana solo es útil para tres funciones específicas: el asma bronquial, un cierto tipo de dolor asociado al cáncer y el vómito incoercible. Sin embargo remitámonos, de nuevo, al 237 de la Ley General de Salud: ¿existen otras alternativas terapéuticas? Sí existen, son menos costosas, tienen años de investigación y permiten el control de los síntomas apropiadamente; entonces se deben recurrir a ellas.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero 

Existe una extensa literatura y práctica sobre las posibilidades médicas del cannabis. Los oncólogos la mencionan para tratar cuestiones, en efecto, de control de nausea y resulta un elemento terapéutico que sí funciona en ciertas cosas. Ahora, yo veo aquí un problema: es un poco como prohibir los limones porque ya hay tabletas de de vitamina C. ¿Por qué no permitir la planta aun cuando ya existen productos que de todas maneras están procesados y probados científicamente?

 

En contra | Luis Solís

En primer lugar porque la planta, per se, no puede generar una dosificación apropiada medicamente medible. En ciencia partimos del principio de la cuantificación y la dosificación. En este caso sería muy arbitrario que la auto administración de la mariguana pudiese predecir, en un momento dado, un efecto terapéutico. Para eso están las píldoras.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero

No se podría hacer agua de limón, entonces.

 

En contra | Luis Solís

No, claro, no son equiparables una y la otra. Qué tanto vamos a poder predecir la seguridad y la eficacia de una planta que no se encuentra absolutamente controlada en términos de sus dosis.  La persona se puede auto administrar en cualquier momento. Esto sin considerar todas las implicaciones que significaría el auto control o la modificación, en cualquier momento, de esa cantidad.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero

Sobre el asunto de la dosificación y la seguridad, justamente la mariguana es la única sustancia conocida por el hombre que no tiene una dosis letal máxima. La planta tiene propiedades terapéuticas y, yo creo, debemos de aprovecharlas mejor y eso no se puede hacer mediante las regulaciones que tenemos actualmente. Necesitamos regular un mercado que genera muchos más problemas cuando está fuera de control, que cuando está controlado.

 

En contra | Luis Solís

Hoy en día la herbolaria tienen sus bemoles. Anteriormente se creía que el cardo tenía propiedades extraordinarias y excluyentes de cualquier efecto secundario. Hoy sabemos que eso no es cierto. Sabemos que el mismo aceite de ricino tiene efectos tóxicos en el organismo; que en determinadas dosis pueden provocar graves problemas hepáticos. Este es un remedio clásico de las abuelas y, sin embargo, el avance de la ciencia médica nos indica que esto no es tan lineal. Es decir que, cada vez que nosotros planteamos la utilización de un fármaco para cualquier fin es necesario definir su grado farmacológico de pureza. No podemos recurrir a una forma casi folclórica de la utilización de este tipo de sustancias porque, de alguna manera, pondríamos en riesgo la salud.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero

Me gustaría discutir la parte industrial, reconocer que puede existir una industria y servir para el desarrollo del país. Voy a poner un ejemplo: en los tratados de libre comercio con la Unión Europea, América del Norte, Chile, Japón y Colombia nosotros podemos importar productos de cáñamo. Es decir, uno entra a cierto tipo de tiendas y puede encontrar algún tipo de cordaje o productos cosmetológicos. Esos productos no se pueden producir aquí, es decir podemos importarlos de nuestros socios comerciales, podemos comercializarlos legalmente, pero no podemos producirlos. El hecho mismo de reconocer que la planta tiene una utilidad distinta a la medicinal o a la recreativa, como la droga, es un avance. Resulta sumamente injusto y evidencia mucho la contradicción de la legislación de la planta. Además la planta en la legislación mexicana a veces es “la planta” y a veces es “la sustancia”. No está bien hecha la regulación: a veces está prohibida la planta cannabis sativa en todas sus formas; a veces el tetrahidrocannabinol, la sustancia. En efecto todo el sistema de control de drogas del país, merece una reforma más adecuada a los lineamientos técnicos y científicos para solucionar un problema real. También es necesario otorgarle ciertas garantías y que sepan cuáles son sus derechos, responsabilidades y, en el fondo, controlar la disponibilidad de la sustancia que ahora está fuera de control.

 

En contra | Luis Solís

Me parece que esa afirmación es un poco peligrosa: es difícil regular el paso del uso, al abuso y a la dependencia. En una persona, características tan complejas como su psique, entorno socio ambiental r historia de vida, hace muy difícil tener una certidumbre de ese nivel.

Hoy día nosotros sabemos que una persona que consume mariguana con un patrón de abuso, tiene treinta veces más probabilidad de desarrollar dependencia a sustancias como la cocaína y 20 % de probabilidad de tener una o desarrollar un consumo abusivo de otro tipo de drogas duras como las metanfetaminas o la heroína. Esto quiere decir que nosotros debemos considerar todos estos aspectos de una manera muy cuidadosa. La mariguana no es una panacea a los dolores universales. El principio fundamental del que parte el ejercicio de la medicina es Primum non nocere, primero no dañes, después haz lo que quieras. Nosotros no estamos, insisto, completamente seguros del nivel del daño, porque los estudios clínicos son con poblaciones muy pequeñas.

Hay sustancias sintéticas, derivados del cannabis, el navidol, por ejemplo, que es un medicamento que se utiliza de manera muy eficiente y se comercializa en Europa y en Canadá. En México, tenemos otro medicamento que es un antagonista de la 5-hidroxpintamina, vale 200 pesos y es tan efectiva como la otra. Entonces debemos de considerar estas relaciones a nivel de costo, de farmacoeconomía, que puedan perfilar la utilización o no de diferentes fármacos. Decíamos que las potenciales utilidades de la mariguana, las que verdaderamente son reconocidas hoy día son tres: para el asma, para los vómitos incoercibles, para el dolor en los tratamientos por cáncer, sin embargo para las tres alternativas existen medicaciones que son más económicas.

 

A favor | Jorge Hernández Tinajero

Yo coincido plenamente en que las dependencias son una cuestión de multifactorialidad y no necesariamente están vinculadas a la prohibición o no de una droga. El hecho de que aquellas personas que son dependientes de mariguana o, como usted lo llama, que son más proclives a escalar a otras sustancias, habla en favor de la separación de los mercados.  Como la mariguana es la más extendida de todas, si no la más asequible, aquellos que se enganchan con ella también pueden seguir con otras drogas porque, justamente los mercados están juntos y eso los hace más peligrosos.

Cuando usted dice que es mejor no hacer nada si no sabemos qué es lo que va a suceder, creo que pueden revisarse las experiencias de otros países en donde la descriminalización del uso de mariguana ha resultado en una menor incidencia en la edad de inicio de uso de drogas duras. Por último diría que justo el hecho de que un medicamento sea tan caro para producir, habla en favor de la utilización de una planta que es segura con respecto a los estándares médicos internacionales y que resulta mucho más barata producir.

 

Mañana, 15 de agosto a las 13: 00 hrs

Legalizar la mariguana, ¿por qué y para qué?
Conversación digital con Fernando Belaunzarán.


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