A diferencia de Felipe González, que perdió la presidencia en las urnas frente a José María Aznar, y a diferencia de José María Aznar, que desde el principio afirmó que solo gobernaría, si era elegido, dos legislaturas, y cedió a Mariano Rajoy la hipotética continuidad en el poder, que parecía garantizada antes del terrible atentado del 11 M en la estación de Atocha (191 muertos), José Luis Rodríguez Zapatero ha mantenido en secreto hasta el final su decisión, gestionándola con un narcisismo pueril cuando el país vive una de sus crisis más terribles. Finalmente, no se presentará a la reelección. No morirá con las botas puestas.
Me hubiera gustado que de nuevo fuera candidato: le habría honrado, porque demostraría que las difíciles decisiones que ha tenido que tomar en los últimos años (que quebraban seriamente su política de estado del bienestar, que modificaban su política económica y que daban al traste con sus ideas medioambientales) no eran solo ajustes de unos tiempos muy difíciles sino decisiones de un estadista comprometido.
No sé, tampoco, si irá en alguna lista electoral en las generales de 2012. En cualquier caso, no parece que vaya a seguir como diputado en la bronca diaria del Parlamento, y menos con una probable mayoría absoluta del Partido Popular. El destino de José Luis Rodríguez Zapatero, parece, está fuera de la política. No sé si se apuntará al paro (aunque goza de una especie de jubilación vitalicia) o si tiene ya sobre su mesa ofertas laborales o si entrará rápidamente en un consejo de administración, como sus predecesores: José María Aznar está en el de Endesa y Felipe González en el de Gas Natural. Gamesa, otra empresa de energía, más verde, porque fabrica aerogeneradores para parques eólicos, podría ser un buen lugar, ahora que sus acciones, tras el accidente nuclear de Fukushima, están al alza.
Si soy sincero, me importa poco su futuro laboral, porque sé que no tendrá que recurrir a ayudas asistenciales y porque tengo problemas más importantes que hacer de pitonisa de José Luis Rodríguez Zapatero. Me preocupa más la carrera sucesoria, que hace que el PSOE dedique más esfuerzos a la batalla interna que al gobierno del día a día, del que depende que esto no se hunda como en Portugal.
PS.: Me he referido antes al atentado infame de Atocha en 2004, y sé que es importante que en los estados de derecho los gobiernos actúen rápidamente contra sus enemigos: sean los terroristas islamistas o sean las mafias que acabaron hace unos días en México con Juan Francisco Sicilia y otras seis personas.
(Zaragoza, 1968-Madrid, 2011) fue escritor. Mondadori publicó este año su novela póstuma Noche de los enamorados (2012) y este mes Xordica lanzará Todos los besos del mundo.