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La desinformación, las mentiras políticas y las teorías de la conspiración llevan siglos entre nosotros y, sin embargo, parece que el acelerado cambio tecnológico de las últimas décadas ha amplificado la amenaza que representan. Ejemplos como QAnon, que desembocó en la violenta toma del Capitolio en enero de este año, ilustran los extremos a los que pueden llegar la manipulación, el engaño y la popularización de los “hechos alternativos”. En este número, Letras Libres propone entender los mecanismos psicológicos y sociales que vuelven las conspiraciones creíbles para una cantidad sorprendente de personas, pero también ofrece un panorama de cómo la polarización, la época electoral y un gobierno empeñado en dominar la narrativa, como los que tenemos hoy en México, son el caldo de cultivo ideal para que la desinformación se propague como un virus.