Primer debate: aciertos y errores de Hillary Clinton y Donald Trump

Hillary se impuso por inteligencia, experiencia, temple y disciplina. Pero no se puede hablar tampoco de una debacle de Trump
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Aciertos de Hillary

  1. Secretaria Clinton para ti, Donald. Desde el arranque del debate, Hillary Clinton hizo algo que mostró su manejo de los códigos del poder: llamó por su primer nombre a Donald Trump durante todo el encuentro. Él, por su parte, la llamaba “Secretaria Clinton” la mayor parte del tiempo, como corresponde a su título oficial (en Estados Unidos se llama por su último cargo a los personajes públicos).
  2. Cambiando los roles a través del color. El color rojo que eligió Hillary en su traje comunica vitalidad, pasión y fuerza. El rojo es un color que se asocia también al poder. Era de esperarse que Trump eligiera el atuendo estándar del político que quiere transmitir códigos de poder: traje azul marino, camisa blanca y corbata roja.  Pero le cedió el rojo a su rival, o ella se lo ganó. Curioso, porque los colores no oficiales que identifican a los partidos son los contrarios: azul es demócrata y rojo republicano.
  3. ¡No tosió! Una mujer de 68 años que acaba de pasar una neumonía logra pararse en un foro con aire acondicionado durante 90 minutos a debatir con un energúmeno sin toser una sola vez. Cortisona y antihistamínicos aparte, tiene mucho mérito el esfuerzo de la candidata. Trump, por su lado, se la pasó respirando con mucho trabajo y el micrófono lo captó. 

Tres mejores momentos de Hillary:

“Yo sí me preparé para este debate y me he preparado para ser presidente de Estados Unidos”

 “Donald, sé que vives en tu propia realidad”

“A nuestros aliados les digo: Estados Unidos mantendrá su palabra”

Errores de Hillary

  • Se excedió en las sonrisas. Si un político sonríe en un debate cuando está hablando, puede transmitir confianza o cercanía. Si sonríe espontáneamente cuando el rival está hablando, puede estar transmitiendo que lo que escucha le parece falso o ridículo. Pero si está sonriendo todo el tiempo, al hablar y al escuchar, transmite falsedad y arrogancia. Eso le pasaba a Hillary Clinton. Por momentos era necesario que se pusiera seria, porque parecía más que una oponente, la madre o la maestra condescendiente del bully del salón de clases.
  • Hillary puede ser sincera (decir lo que piensa) pero no es auténtica (no dice lo que siente, ni siente lo que dice). De nuevo, el grave problema de Hillary Clinton es que su forma de hablar no comunica las emociones que debería. Cuando denunciaba la misoginia de Trump, no se indignó. Cuando denunció que Trump no paga impuestos, no se indignó. Cuando habló de la mentira racista de que Obama no es estadounidense… bueno, ahí como que quiso indignarse. Pero no mucho. Cuando citó a Michelle Obama… no le salió igual la frase, porque la recitó, no la sintió. Hillary no habla: se posiciona. No comunica: explica sus posturas. No conversa: da clase de política pública.
  • Dejó pasar varias oportunidades para aplastar a Trump. Por ejemplo, cuando hablaban de los casos de brutalidad policial contra los afroamericanos, ella podía hablar del discurso de odio de Trump, de cómo su retórica divide, lastima, ofende y siembra la discordia. En vez de eso, se puso a hablar de política publica como si estuviera explicándosela a niños de siete años: “hay programas que funcionan y programas que no funcionan”. Cuando Trump prácticamente reconoció que no pagaba impuestos y aseguró que eso demuestra que “es listo”, pudo habérsele ido encima por cínico… pero se puso a hablar de que su plan de impuestos es mejor. Y teniendo muchas formas más efectivas de denunciar su misoginia, Hillary eligió ni más ni menos que como víctima a Alicia Machado, una ganadora de Miss Universo.  

Aciertos de Trump

  1. Más claridad en el mensaje… solo por media hora. La primera media hora, Trump le iba ganando a Hillary. ¿Por qué? Por esa capacidad para tomar cada tema y volverlo una historia muy clara, con buenos y malos bien definidos. ¿Economía? Los mexicanos y los chinos malos están robándose los empleos y aprovechándose de los buenos estadounidenses. ¿Impuestos? El mal gobierno de Obama se gasta todo el dinero de los buenos contribuyentes.  ¿Crimen? Los inmigrantes malos tienen armas y matan a los ciudadanos buenos.
  2. Evitó la debacle al contenerse la mayor parte del tiempo. Una pregunta se repetía antes del debate: ¿veremos al Trump loco que dice lo que se le ocurre, o al Trump del teleprompter que se apega a un mensaje? Creo que la mayor parte del debate, vimos al Trump del telemprompter. ¿No me creen? Recuerden cómo trató a sus rivales republicanos, a Carly Fiorina, a Marco Rubio, a Jeb Bush en los debates de las primarias. No había más que insultos, apodos, críticas, burlas despiadadas. En esos debates, Trump mostró un impulso vicioso de dominación y humillación. Aquí se contuvo, y por eso no fue una debacle total para su campaña.  

Mejores momentos

Tal vez solo cuando logró decir que Hillary defendió el TPP antes y ahora lo rechaza. Ella quiso matizar muy políticamente, y él le preguntó si rechazaba el TPP que su jefe Obama está apoyando. Ahí  Trump exhibió las contradicciones de Hillary.

Errores de Trump

  • No disimuló su ignorancia. Sarah Palin había sido la candidata más ignorante hasta ahora, pero al menos intentó cubrirlo memorizando respuestas para el debate con Joe Biden. Trump demostró en cada respuesta que, más allá de su discurso ramplón y dos o tres frases pegadoras culpando al mundo de los males del hombre estadounidense blanco, no tiene mayor capacidad para armar argumentos.
  • No se preparó en absoluto para responder a ataques predecibles.  La manera en la que comenzó a responder ante el ataque sobre que apoyó la invasión a Iraq fue patética. Hay que transcribirla y leerla para creerla:

Moderador: Usted apoyó la guerra en Irak

Trump: Esa es una tontería de los medios tradicionales, que ella (Hillary) difundió, porque ella, francamente, creo que la mejor persona en su campaña son los medios tradicionales. ¿Quieres escuchar? Yo estaba en contra de la guerra.

Clinton: Los registros dicen otra cosa, pero…

Trump: No muestran eso. Los registros muestran que tengo razón. Cuando Howard Stern me entrevistó, muy a la ligera, primera vez que alguien me preguntó, le dije “¿Quién sabe?”. Esencialmente, hice después una entrevista con Neil Cavuto. Tuve varias conversaciones con Sean Hannity de Fox, y él me llamó el otro día y hablé con él acerca del tema Y me dijo “tú estabas completamente”, porque él estaba a favor de la guerra.

Holt: ¿Por qué…?

Trump: Y eso fue antes de la guerra. Sean Hannity dijo con mucha fuerza a mi y a otros que él está dispuesto a decirlo, pero que nadie quiere llamarlo. Yo estuve contra la guerra. Él dijo que se peleaba conmigo porque Sean estaba a favor de la guerra. Y entiendo ese lado también. No mucho porque nunca debimos ir ahí. Pero nadie llamó a Sean Hannity. Y luego escribieron un artículo en una revista famosa. Después de que la guerra empezó. Creo que en 2004… (y sigue y sigue sin sentido).

Holt: ¿Es su juicio diferente al de la Secretaria Clinton?

Trump: Tengo mejor juicio y también tengo mucho mejor carácter que ella, ¿sabes? Creo que mi mayor activo, tal vez por mucho, es mi carácter. Tengo un carácter ganador. Sé cómo ganar. Ella no.

Las risas de la audiencia (que por las reglas del debate tenía que guardar silencio) lo dijeron todo.

En conclusión, Hillary se impuso por inteligencia, experiencia, temple y disciplina. Pero no se puede hablar tampoco de una debacle de Trump. Se mantuvo dentro de los límites de lo aceptable, dadas las expectativas tan pobres que se tenían sobre su desempeño. El riesgo de que Trump avasallara a Hillary con un ataque fulminante o una revelación escandalosa era real. Como también es real todavía la posibilidad de que este demagogo sin sentido del bien o del mal se vuelva presidente de Estados Unidos.

 

 

 

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Especialista en discurso político y manejo de crisis.


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