Por un prejuicio aristocrรกtico milenario, la sabidurรญa libresca siempre ha despreciado a la inteligencia prรกctica, pero como esa inteligencia gobierna el mundo, cada vez arrincona mรกs a la minorรญa culta que pretende humanizarla o inculcarle valores รฉticos. Las letras y las humanidades tienen una aureola de prestigio que algunos codician, pero el verdadero poder estรก en otra parte: en las ciencias, en la economรญa, en la tecnologรญa y en la polรญtica. Esas inteligencias nos han avasallado y en vez de condenarlas desde una posiciรณn santurrona y a la vez envidiosa, quizรก deberรญamos entender cรณmo funcionan. La mayรฉutica no era solo un ideal educativo democratizador: su eficacia se comprueba a diario en las aulas, en las calles y hasta en los bajos fondos. Todos poseemos en el alma la capacidad de aprender, incluso las lacras de la sociedad. En laRepรบblica, Sรณcrates declara su admiraciรณn por la inteligencia de los pillos: “¿No has observado aรบn hasta dรณnde llega la sagacidad de esos hombres a quienes se da el nombre de pรญcaros redomados, y con quรฉ penetraciรณn su mรญsera alma distingue todo aquello que le interesa? Son tanto mรกs perjudiciales cuanto mรกs clarividentes.” Los libros no son la รบnica vรญa de acceso al aprendizaje: una mente despierta puede encontrar muchas otras, sin necesidad de tener un mentor tan agudo y exigente como Sรณcrates. La inteligencia en estado bruto nunca se ha subordinado al poder intelectual, pero lo contrario ha ocurrido infinidad de veces: la historia universal estรก llena de tiranos y caudillos que usaron a los letrados para encumbrarse y despuรฉs los desecharon con insolencia (en Mรฉxico, Santa Anna dio ese trato mรกs de una vez a Lucas Alamรกn y a Valentรญn Gรณmez Farรญas). Cuando el poder del intelecto no influye en la sociedad y solo aspira a ser la materia gris detrรกs del trono, invariablemente queda aplastado por la inteligencia pragmรกtica del pillo al que pretendรญa controlar.
¿Significa esto que los fascistas tienen razรณn cuando dicen que la รบnica superioridad verdadera radica en la fuerza? No, porque la inteligencia que se requiere para alcanzar y conservar el poder generalmente sucumbe a su propio vรฉrtigo cuando no tiene otros contrapesos. Pero como el saber libresco descalifica de entrada el saber prรกctico y la habilidad polรญtica, tampoco puede combatirlos con eficacia, como acabamos de comprobar en la contienda electoral reciรฉn terminada, en la que toda la comunidad cultural hizo objeto de escarnio a un iletrado astuto que a estas alturas, si la revuelta estudiantil no hizo recapacitar a las masas, quizรก estรฉ festejando el triunfo de su organizaciรณn delictiva. En el Renacimiento, Erasmo de Rotterdam recordรณ a los humanistas los lรญmites de su infatuado magisterio: “El sabio se refugia en los libros de los antiguos, de los que aprende meras sutilezas de palabras. El insensato, en cambio, lo prueba todo y se enfrenta a los peligros cara a cara. Esto ya lo vio Homero al decir que el necio aprende por los hechos.” Reconocer que ese tipo de aprendizaje tiene igual o mayor importancia que el adquirido en las universidades no solo es necesario para rendir honores a la verdad, sino para revitalizar la imaginaciรณn y la inteligencia especulativa.
Quien sabe leer con acierto la realidad, quizรก no necesite demasiado el auxilio de los libros, ya sea un escritor o un hombre de Estado. La Bruyรจre esbozรณ esa idea en uno de los mejores pasajes de sus Caracteres: “Una buena cabeza que ha fortalecido el temple del espรญritu con una gran experiencia, un hombre que por la amplitud de sus miras y su penetraciรณn se vuelve amo de todas las situaciones, puede decir fรกcilmente y sin comprometerse que jamรกs lee.” Vuelta al revรฉs, la sentencia de La Bruyรจre tambiรฉn tiene validez: un lector voraz que no tiene ideas propias y se siente abrumado ante las dificultades de la existencia, desprestigia la lectura a los ojos de los demรกs. Segรบn los sabios antiguos y modernos, la cima de la inteligencia consiste en la capacidad de abstracciรณn, en el manejo de ideas complejas, con pocos o nulos asideros en la realidad. Segรบn este criterio, el centenar de maestros de filosofรญa que se han devanado los sesos para descifrar los acertijos de Heidegger tienen derecho a ver al resto de la humanidad por encima del hombro. Pero la superioridad fundada en la sutileza especulativa tambiรฉn ha sido puesta en duda por algunos filรณsofos que sostuvieron la superioridad de la intuiciรณn sobre la abstracciรณn. Schopenhauer creรญa que el principal defecto de la filosofรญa alemana habรญa sido perderse en un dรฉdalo de abstracciones, y consideraba que las mentes inferiores se refugiaban en รฉl para ocultar su incapacidad. Como los exรฉgetas de las universidades sobrestiman la capacidad de abstracciรณn y forman cotos de poder para defenderla, quienes la impugnan suelen ser tachados de estรบpidos. Pero la inteligencia iletrada, rica en intuiciones, ni siquiera necesita defenderse de los ataques que le lanzan los eruditos: les arroja dรกdivas desde el trono con una mueca sarcรกstica. ~
(ciudad de Mรฉxico, 1959) es narrador y ensayista. Alfaguara acaba de publicar su novela mรกs reciente, El vendedor de silencio.ย