FrustraciĆ³n y antisemitismo: Los Cuadernos negros de Heidegger

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En febrero y marzo de 2014 vieron la luz en Alemania tres nuevos tomos de la monumental ediciĆ³n de las obras completas del filĆ³sofo alemĆ”n Martin Heidegger (1889-1976), los Cuadernos negros. Constituyen la primera entrega de un total de nueve volĆŗmenes de igual tĆ­tulo con cuya publicaciĆ³n se cerrarĆ” la ediciĆ³n, proyectada en ciento dos tomos. Los publicados ahora suman la transcripciĆ³n del contenido de catorce cuadernos de notas –con tapas de hule negro, de ahĆ­ su nombre– que Heidegger titulĆ³ “Reflexiones”. Albergan alrededor de mil seiscientas entradas que datan de 1931 a 1941. Hasta casi el final de su vida, el autor de Ser y tiempo continuĆ³ sirviĆ©ndose de este mismo tipo de cuadernos para ir consignando pensamientos privados.

No son notas tomadas al vuelo sin propĆ³sito, responden a un proyecto meditado de Heidegger, un nuevo “camino” para ahondar en su filosofĆ­a y, a la vez, entender los acontecimientos del siglo XX desde un punto de vista metafĆ­sico; de ahĆ­ que no pueda calificarse a estos cuadernos de mero “cajĆ³n de sastre” de pensador. Heidegger los ocultĆ³ en vida y dispuso que solo vieran la luz como colofĆ³n de sus obras completas. EstĆ” previsto que en los prĆ³ximos meses vayan apareciendo nuevas entregas.

Sottovoce se comentaba que los cuadernos traerĆ­an valiosas ideas filosĆ³ficas, pero tambiĆ©n –segĆŗn alguna insinuaciĆ³n por parte de los custodios del legado del filĆ³sofo– que aclararĆ­an para siempre la relaciĆ³n de Heidegger con el nacionalsocialismo. Una vez que han visto la luz los tres primeros tomos, constatamos que su contenido se reparte entre filosofĆ­a (la pregunta por el ser y el preguntar en general), anotaciones crĆ­ticas respecto a la universidad en el Tercer Reich y comentarios sobre la Segunda Guerra Mundial y el estado del mundo (culminaciĆ³n de la “tĆ©cnica”) desde un punto de vista metafĆ­sico. El lenguaje crĆ­ptico del grafĆ³mano “filĆ³sofo del ser” decepcionarĆ” a los lectores que busquen claridad de pensamiento o confesiones Ć­ntimas explĆ­citas; pero los iniciados en su pensamiento apreciarĆ”n la sustancial importancia de estas notas. Sea como fuere, lo cierto es que la publicaciĆ³n de los primeros Cuadernos negros ha caĆ­do como una bomba entre los estudiosos y la opiniĆ³n pĆŗblica culta.

Estos escritos confirman algo que ya se sabĆ­a: Heidegger comulgĆ³ de buen grado con el nacionalsocialismo y aprobĆ³ la llegada de Hitler al poder (auque no hay menciĆ³n del dictador en los cuadernos es perceptible el eco de algunas de sus soflamas); tambiĆ©n, que su entusiasmo inicial por el nuevo rĆ©gimen se enfriĆ³ y se transformĆ³ en frustraciĆ³n.

Heidegger confiaba en que los nuevos lĆ­deres de Alemania promovieran una verdadera “revoluciĆ³n espiritual”, que el nuevo rĆ©gimen inaugurase una “era metafĆ­sica” que proporcionara a los alemanes el conocimiento de su ser, alejĆ”ndolos del mundo de los meros entes. Solo Alemania tenĆ­a que culminar la tarea iniciada por los griegos en busca del ser (o seyn), tarea traicionada por la historia de la metafĆ­sica posterior, que acusa su “olvido”.

Son numerosas las anotaciones que testimonian esta “frustraciĆ³n”. Mientras ocupĆ³ el cargo de rector de la Universidad de Friburgo en 1933, Heidegger se ilusionĆ³ con la idea de convertirse en “guĆ­a de guĆ­as”, incluso “conducir” al propio FĆ¼hrer. Pero apenas ocho meses despuĆ©s, en 1934, anotĆ³: “Mi cargo puesto a disposiciĆ³n, ya no es posible una responsabilidad. ¡Que vivan la mediocridad y el ruido!” Al nazi “espiritual” que pretendĆ­a ser Heidegger lo horrorizĆ³ ese otro nazismo real –“vulgar”– que impregnaba las instituciones y las personas. Las notas dan queja del ambiente mediocre de la universidad, del “triunfo de la medianĆ­a” y la burda cultura “popular”; del “ruido” y la propaganda –el “arte de la mentira”– que lo rodean por doquier. En lugar de filĆ³sofos y hombres de espĆ­ritu, tenĆ­a que soportar a los nuevos custodios de la cultura: “maestros de escuela asilvestrados, tĆ©cnicos en paro y pequeƱoburgueses acomplejados”.

Desilusionado, Heidegger abandonĆ³ la polĆ­tica activa para refugiarse en sus seminarios sobre Nietzsche y Hƶlderlin, nombres que aparecen profusamente en entradas de los aƱos 1938 y 1939. SegĆŗn Ć©l, solo ellos podĆ­an enseƱar –tambiĆ©n a los nazis– la “esencia del pueblo alemĆ”n”, tan diferente de otros: “rusos”, “ingleses”, “americanos” y “judĆ­os”.

SĆ­, Heidegger menciona a los judĆ­os en estos cuadernos, y han sido unas pocas observaciones en el tercer tomo –y bastante crĆ­pticas, por cierto– sobre la “raza” y el “pueblo judĆ­o” las causantes de la indignaciĆ³n de la opiniĆ³n pĆŗblica, descubridora ahora de que Heidegger, ademĆ”s de ser un nazi, fue un “filĆ³sofo antisemita”. LĆ©ase una pequeƱa perla de 1939: “los judĆ­os, dado su acentuado don calculador, viven desde hace mucho segĆŗn el principio racial; de ahĆ­ que ahora se opongan con tanto ahĆ­nco a su aplicaciĆ³n”. “AplicaciĆ³n” por parte de los nazis sobre los judĆ­os, se entiende.

El filĆ³sofo Peter Trawny, editor de estos Cuadernos negros, acaba de publicar en Alemania un libro fundamental: Heidegger y el mito de la conspiraciĆ³n judĆ­a mundial (Klostermann, 2014). EstĆ” convencido de que el autor de Ser y tiempo compartĆ­a y reiteraba tĆ³picos antisemitas de la Ć©poca con el afĆ”n de transformarlos en “filosofĆ­a”. Heidegger caracterizĆ³ a los judĆ­os como “hĆ”biles en el cĆ”lculo” (para Ć©l calcular se opone a pensar), y los acusaba de formar parte de una calculada maquinaciĆ³n universal (Machenschaft), junto con los otros “pueblos” mencionados, para exterminar a los alemanes. El lĆŗcido Trawny ve en semejantes despropĆ³sitos la influencia de los discursos de Hitler, devoto a su vez de Los protocolos de los sabios de Sion, ese libro nefasto que culpaba a la juderĆ­a internacional de una oscura conspiraciĆ³n, causa de las guerras.

La publicaciĆ³n de los Cuadernos negros ha levantado ampollas y tendrĆ” consecuencias, la mĆ”s evidente es que habrĆ” que revisar toda la filosofĆ­a de Heidegger a la luz de las nuevas revelaciones; pero quizĆ”s hay algo que deba preocupar mĆ”s: la constataciĆ³n rotunda de que tras el pensador de fama mundial asoma el hombre sin altura moral. ~

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(CĆ”ceres, 1961) es traductor y ensayista. Ha escrito Martin Heidegger. El filĆ³sofo del ser (Edaf, 2005) y Schopenhauer. Vida del filĆ³sofo pesimista (Algaba, 2005). Este aƱo se publicĆ³ su traducciĆ³n


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