De acuerdo con Gordon Brown, primer ministro inglés, el buen gusto continental y la sofisticación deberían ser un derecho de nacimiento para todos los británicos, caracterizados, de acuerdo con su gobernante, por un complejo de inferioridad quintaesencial respecto a los luminosos franceses e italianos.
¿Quién será la encargada de darle lecciones de estilo y glamur a los habitantes de las islas separadas del continente por el Canal de la Mancha? Carla Bruni-Sarkozy, por supuesto.
Luego de la visita oficial del presidente francés y su mujer a Londres hace algunas semanas, los británicos quedaron cautivados con esta última, quien ha sido llamada la nueva Lady Di, una suerte de Jackie Kennedy rediviva y forrada por Christian Dior.
Todos los tabloides de Albión, además, mostraron a la Bruni desnuda en un retrato realizado en 1993 por el suizo Michel Comte, mismo que este jueves acaba de ser vendido en una subasta de Christie’s por 91 mil dólares.
Bruni se mudará a Londres a partir de junio. Allí vivirá tres meses y, cuando las razones del Estado francés la requieran, viajará a París a bordo del conveniente Eurostar. Durante su estancia, enseñará a vestir y a comer a los ingleses. No más pay de riñón. No más pescado con papas a la francesa. No más vegetales hervidos. Y, esperemos, no más irse a la cama con la bolsa de agua caliente entre las piernas.
No quiero ni pensar en qué pasará el día que la señora Sarkozy nos visite, con o sin su marido-apéndice.
Así las cosas.
– David Miklos
David Miklos (San Antonio, Texas, 1970) es escritor y editor. Dirige la revista de historia internacional Istor de la División de Historia del CIDE, en donde se desempeña como profesor asociado y coordinador del Seminario de Historia y Ficción. Pertenece al Sistema Nacional de Creadores de Arte desde 2008. Es autor de los libros La piel muerta, La gente extraña, La hermana falsa, La vida en Trieste, Brama, El abrazo de Cthulhu, No tendrás rostro, Dorada, Miramar y La pampa imposible.