Frente a la puerta de mi casa de Retuerta corre un arroyo, caudaloso en otoรฑo y casi exangรผe al final del verano, donde Angie abreva con glotonerรญa cuando volvemos de excursiรณn y croan las ranas en agosto. Se pierde hacia abajo, entre los chopos, hasta dar con sus aguas en esa vena mayor que es el Arlanza, y, hacia arriba, desciende desde las tierras altas y serpentea por las huertas hasta cruzar el corral de Antonio y Felipe y llegar a casa.
Este sistema de manantiales es el que pinta de verde la dura estepa castellana cada primavera y riega el cereal y las patatas y hace madurar los tomates. Insufla vida como la sangre y, como la sangre, solo corre en una direcciรณn. Papรก me lo explicรณ hace muchos aรฑos, a la orilla del rรญo. El calor habรญa dilatado las venas de sus manos y aprovechรณ el caso para hacer una demostraciรณn: โAsรญ funciona el aparato circulatorioโ, dijo mientras deslizaba la yema de su dedo รญndice sobre una vena de la otra mano. Al presionarla, la henchida vena se vaciaba, hasta que el dedo alcanzaba cierto punto y volvรญa a llenarse, como por arte de magia: โEs una vรกlvulaโ.
Que la sangre, como el rรญo, solo circula en un sentido bombeada por el corazรณn y que progresa por medio de vรกlvulas lo estableciรณ William Harvey hace cuatro siglos. Me acuerdo de Harvey mirando el arroyo y mirando las gallinas de Antonio y Felipe. Cuando nos ven salir de casa, estos dinosaurios avianos se agolpan contra la verja, esperando que les llevemos los restos de alguna ensalada. Luego nosotros compramos sus huevos, pequeรฑos, sucios, deliciosos.
Harvey, que tambiรฉn estudiรณ embriologรญa, fue el primero en sentenciar: ex ovo omnia. Todo procede del huevo. Asรญ que el huevo fue antes que las gallinas de Antonio y Felipe, y aun antes que los dinosaurios. Mucho tiempo despuรฉs, Richard Dawkins dirรญa, siguiendo su teorรญa del โgen egoรญstaโ (que querrรญa haber llamado mejor del โgen inmortalโ) que la gallina, de hecho, no es mรกs que el medio que encuentra el huevo para reproducirse.
Las gallinas tambiรฉn han sido para Antonio y Felipe un buen medio con el que comer y ganarse algรบn dinero. Pero ellos no se han reproducido. Son hermanos y comparten una vivienda de adobe y piedra que siempre luce limpia y ordenada. Papรก los visita de vez en cuando para atajar algรบn achaque (infiltrar una rodilla, tratar una neuralgia posherpรฉtica) o pasa consulta con ellos cuando nos encontramos en la puerta de casa. Luego nos colman de obsequios suculentos: calabacines, pepinos, zanahorias, patatas, tomates. Atienden a las gallinas y a la huerta, y montan en bicicleta con cachaba.
Antonio y Felipe son mayores y viven solos. Asรญ que su familia los ha convencido de dejar el pueblo y marchar a una residencia, donde estarรกn permanentemente atendidos. Tal vez sea mejor asรญ. Dentro de un rato parto hacia Retuerta y quizรก ya no los encuentre allรญ. Tambiรฉn se irรกn las gallinas y sus huevos. El arroyo seguirรก bajando desde las tierras altas hasta casa, cruzarรก el corral vacรญo de Antonio y Felipe y se perderรก, entre los chopos, hasta confundirse con las aguas bravas del Arlanza. Asรญ transcurren los rรญos y la vida en los pueblos de la Espaรฑa vacรญa, y nuestra tristeza de veraneo y fin de semana no es mรกs que hipocresรญa de acomodados urbanitas.
Aurora Nacarino-Brabo (Madrid, 1987) ha trabajado como periodista, politรณloga y editora. Es diputada del Partido Popular desde julio de 2023.
