Inteligencias artificiales, ¿los nuevos creativos?

Inteligencias artificiales, ¿los nuevos creativos?

Al margen de la utilidad y el avance en materia de investigación que pueda representar una inteligencia artificial que crea y aprende, vale la pena preguntarnos qué representa la labor creadora.
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Cada vez que alguien asegura que una inteligencia artificial puede sustituir a los humanos en cualquier trabajo, un gatito muere. Qué expresión más lapidaria, vamos explicándola. En primer lugar se ha dicho que las inteligencias artificiales van a sustituirnos en trabajos mecánicos (cajeros en el súper y en el banco) y algunos no tan mecánicos, como impugnar multas de tráfico, dispensar de medicamentos y reportar de noticias sencillas). También se ha dicho que su entrada cada vez mayor en el mercado laboral será disruptiva y que si se roba muchos trabajos, al final creará otros. En alguna conferencia escuché que el pánico causado por declaraciones como la de Stephen Hawking no permitían ver que las inteligencias artificiales liberarían a los humanos de los trabajos aburridos y repetitivos, dejando lugar a labores altamente especializadas y creativas, acortando jornadas de trabajo y hasta dejando espacio para que los trabajadores tuvieran más tiempo libre. Eso suena ideal, tal vez un tanto utópico, pero es la visión de un roboticista que, como muchos otros, afirma que el trabajo de las inteligencias artificiales significará una nueva revolución industrial.

Los partidarios de las inteligencias artificiales como sustitutos parciales o totales del trabajo humano aseguran con vehemencia que el trabajo de estas puede resultar más rápido y preciso que el de los humanos y hasta más creativo. Este último punto divide posiciones tal vez más que cualquier otro. ¿Puede una inteligencia artificial ser creativa?, es más ¿realmente es inteligente? Existen diferentes enfoques para el concepto de inteligencia artificial: racional o humano (esto no significa que los humanos sean irracionales, sino que en el segundo la investigación se enfoca en los pasos que se toman para llegar a la resolución del problema y no simplemente en su resolución final). El caso es que la inteligencia artificial busca tomar decisiones y alcanzar metas (resolver problemas) en procesos para lo que normalmente se requeriría inteligencia humana. Un concepto más técnico dice que se trata de algoritmos que aprenden y actúan en un ambiente determinado. En contraste, la inteligencia humana, aunque también incluye resolución de problemas, abarca otros componentes como la percepción y el entendimiento del lenguaje. Podría considerarse que la totalidad de los componentes de la inteligencia humana son lo que dan pie a los actos creativos, llenos de humanidad. O no.

La constante exploración de la inteligencia artificial, con todo y sus limitantes, abrió el terreno para la exploración de un terreno que creíamos reservado para los humanos: la creación. Constantemente es noticia que las inteligencia artificial ahora pueden escribir novelas, poesía, guiones e incluso componer música. En algún debate sobre qué es lo que da lugar a una nueva obra discutíamos si la creatividad no es más que una mixtura de referencias o si esa mixtura más la experiencia humana de quien crea es lo que da lugar a una nueva obra. ¿Qué acaso no es la consciencia humana y su interpretación del mundo lo que da el toque distintivo a la creatividad?, ¿qué pasaría si una inteligencia artificial adquiriera consciencia y fuera capaz de crear?, ¿cómo se reflejaría en su obra su visión del mundo?, si no tuviera consciencia, ¿se puede llamar arte?, ¿cuál sería el contexto que en ocasiones enriquece tanto una obra y permite darle distintas lecturas? Porque hasta la fecha lo que han creado las inteligencias artificiales parte de un montón de obras humanas con las que son alimentados y que sientan los parámetros de lo que van a crear.

Las reacciones más comunes ante, digámosle, el poder creativo de las inteligencias artificiales es miedo. Esto puede ser por que el área creativa, además de ser considerada completamente humana, parece que trae a cuenta el miedo a la singularidad. Se entiende el miedo que puede causar la entrada de esta tecnología a las bellas artes. Pero sin irnos tan lejos, ¿qué otra cosa creativa podría desarrollar una inteligencia artificial? Logos y campañas publicitarias son ejemplo de ello. Por una parte, los responsables del equipo creativo acortarían sus tiempos de respuesta y aquello de que un trabajo genial necesita 20% de inspiración y 80% de transpiración sería obsoleto. Por otra parte seríamos privados de las historias detrás de las grandes campañas, de los inolvidables logos. En otras palabras: la historia de la última temporada de la serie cuando Don Draper hace el comercial para Coca-Cola no existiría. ¿Y qué somos sin historias? Al margen de la utilidad y el avance en materia de investigación que pueda representar una inteligencia artificial que crea y aprende, vale la pena preguntarnos qué representa la labor creadora, ¿o será que está destinada a ser considerada manufactura?  

Para Jaron Lanier, filósofo de la computación e ingeniero en computación, considerar que la inteligencia artificial puede equipararse a la humana es un problema y cuenta que al observar el espectáculo mediático surgido cuando Watson venció en Jeopardy! a sus contrincantes humanos (lo mismo ocurrió cuando AlphaGo venció a sus oponentes humanos en una partida de Go) su preocupación –tomando en cuenta las múltiples  preguntas que persisten alrededor del funcionamiento del lenguaje y del proceso de pensamiento del cerebro humano– fue que al poner a competir humanos contra máquinas “pensantes”, la conclusión reduccionista sería que son comparables y uno es mejor que otro. Pero no es así porque la máquina ha aislado y pulido una sola habilidad cuya correlación con el fenómeno del lenguaje y el entendimiento se deja de lado. Podríamos decir que los elementos del proceso creativo pueden ser tan interesantes como la creación misma, ¿o será que las inteligencias artificiales, en su papel de nuevos creativos,  están a punto de desplazar este enfoque por anticuado y tal vez romántico para concentrarnos en la obtención de resultados?

 

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Nació el mismo año que se estrenó Blade Runner. Abogada, especialista en tecnología y protección de datos.


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