Fotograma de "¡Ya México no existirá más!", de Annalisa D. Quagliata Blanco.

FICUNAM experimental (con interludio godardiano)

El pasado y la identidad son los temas centrales de "Biombo de Acapulco" y "¡Ya México no existirá más!", cintas mexicanas que destacaron en la recién concluida 14ª edición del FICUNAM.
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Acuérdate de Acapulco

Es el escenario en el que la despampanante Elsa Aguirre va a buscar un marido millonario en la película de Emilio “el Indio Fernández. También el sitio donde Lucha Villa, dirigida por Luis Alcoriza, pierde a su hijo durante la Semana Santa, periplo y calvario en el que se une a un grupo de hippies gringos en la playa. Acapulco es, por supuesto, el primer lugar para vacacionar en la memoria de muchos mexicanos, especialmente chilangos, que a un viaje rápido al puerto lo llaman acapulcazo. La historia fascinante y desconocida de Acapulco es la de las celebridades, el lujo y la belleza, y también la de la decadencia. Hoy es una ruina capitalista del turismo. En los hoteles otrora esplendorosos y ahora mal pintados, a veces abandonados, en la Costera Miguel Alemán, que los habitantes recomiendan no caminar durante la madrugada, y en las calles mugrientas por las que se accede a la playa hay una sensación fantasmagórica. ¿Qué pasó ahí? Los vaivenes del devenir político y social de Acapulco son el tema de Biombo de Acapulco (2024), la película que la Unidad de Montaje Dialéctico presentó en el FICUNAM, en el marco de la sección Umbrales de Vanguardias Cinematográficas.

Luego de Tótem (2023), el colectivo cinematográfico encontró un motivo para desgranar la historia del puerto. Se trata de un pretexto decorativo, de ornato: el biombo, que llegó al puerto desde el Lejano oriente y que pronto se convirtió en un objeto codiciado en la Nueva España. Aunque sirve para separar espacios, el biombo también funciona para modular la luz. Así, entre la luz y la penumbra, la Unidad de Montaje Dialéctico presenta un ensayo experimental que combina, enlaza y a veces empalma varias fuentes de imágenes mientras una voz en off recorre episodios históricos de Acapulco, de la cultura popular del cine y la música a las balaceras y enfrentamientos captados con cámaras de circuito cerrado y celulares. Lo más interesante de la propuesta es la recuperación de la historia de Acapulco, basada en el despojo y el desplazamiento de sus habitantes. La creación del proyecto turístico se remonta al periodo posterior a la Revolución mexicana, cuando se expropiaron tierras comunales de la zona costera y los campesinos y pescadores fueron reubicados en las montañas que rodeaban el mar. Se fomentó la creación de hoteles y otros espacios para vacacionistas.

La película retoma imágenes que muchos reconocerán, por ejemplo, Elvis Presley trepando las rocas en la película que filmó en el puerto, o la presentación de Luis Miguel –el cantante que simboliza el esplendor acapulqueño de finales de los años ochenta y noventa– en el extinto Festival Acapulco, al lado de Thalía. No todo es brillo y belleza, también se repasa la historia de “la Barbie”, el narcotraficante que en la primera década de este siglo tomó el control del puerto y lo convirtió en la puerta de entrada de la cocaína colombiana que iba a Estados Unidos.

En manos de la Unidad de Montaje Dialéctico, los videos de fiestas infantiles interrumpidas por balazos, o de creadores de contenido que exploran las ruinas de Acapulco –la casa abandonada de Luismi, que bailaba en el Baby’O, el que unos hombres armados incendiaron en 2021– encuentran su máximo potencial como testimonio y parte de una historia intrincada de explotación en el nombre del turismo.

Interludio godardiano

“Es difícil encontrar un gato negro en una habitación oscura, sobre todo si no está ahí”. Con esa frase arranca la última obra de Jean-Luc Godard (1930-2022), que también es parte de la programación del FICUNAM. Decir que Tráiler de la película que nunca existirá: “Guerras divertidas” (2023) es la película final de Godard es quizá demasiado. Se trata de un ejercicio al que han dado forma en guion y montaje Jean-Paul Battaggia, Fabrice Aragno y Nicole Brenez, y que tiene un valor importante: acerca al espectador al proceso creativo del legendario director francés. Desde hace mucho tiempo Godard se había decidido a interrogar imágenes a su manera, poniéndolas a dialogar con otras a partir de la estrategia del collage. Hay algo importante: para Godard una imagen podía ser cualquier cosa. Aludía a lo visual, pero también a lo literario, lo político y lo histórico. Como se ve en la película, Godard cortaba y pegaba imágenes en papel que le interesaban y así avanzaba en la consolidación de ideas, pues sus guiones ya no eran técnicos o literarios. En todo caso poéticas y aleatorias, las ideas de Godard iban tomando forma a partir de un ejercicio manual de montaje. Tráiler de una película que nunca existirá es elocuente, ilustra el proceso a través del cual el creador hizo sus últimas películas, especialmente El libro de imágenes (2018), y pone un ribete a la obra monumental de Godard, mosaico de imágenes que recorren la historia del cine. Probablemente se trata del inicio de varias obras o esbozos de obra inacabados que irán saliendo. Este año se estrenaron dos películas que muestran otros procesos de trabajo: Exposé du film annonce du film “Scénario”, de 34 minutos de duración, y Scénarios, de 18 minutos.

La gran ganadora

Quizás acompañado por una agenda política que lo fomenta, el interés de artistas consolidados y nuevos por explorar qué es lo mexicano –las menos de las veces por cuestionar ciertas nociones con respecto a la conformación de esta identidad– se puede ver en obras potentes como la cabeza olmeca de Chavis Mármol que aplasta un automóvil Tesla, que destanteó a mucha gente, y la colorida obra de Mar Coyol, en cuyos lienzos convergen la cultura popular, la idea política del orgullo de la piel morena o prieta y la diversidad sexual. No hay que dejar de mencionar las desafortunadas representaciones de la Coatlicue de Gabriel Orozco e incluso la infame Bardo (2022), de Alejandro G. Iñárritu.

En clave poética, Annalisa D. Quagliatta conjuga la intimidad y el tumulto, la habitación y la calle, la divinidad y el hombre, el blanco y negro y el color en ¡Aoquic iez in Mexico! / ¡Ya México no existirá más! (2024).Se trata de un ensayo experimental que explora las huellas, los trazos y los gestos en los que se puede rastrear el origen de los habitantes de la Ciudad de México. Muy lejos del trauma que exploran las obras canónicas de Samuel Ramos y Octavio Paz, la visión de la creadora es más bien sensorial.

En una historia tan larga e intrincada como la de la Ciudad de México, el azar puede servir para decir algo de quienes la habitan. En un primer momento, Quagliatta pone a rotar los símbolos de las estaciones del metro y una serie de disolvencias encadenan imágenes de lugares vinculados con ese lugar. Así, el espectador puede decir que el rumbo de Moctezuma, cuya estación se reconoce por la figura de un penacho, era el camino de vuelta de la universidad o que fue testigo del enfrentamiento entre emos y punks en la glorieta del metro Insurgentes. Otro recurso interesante del filme, que se alzó con el premio de la sección Umbrales, es aludir a la radio, que ya pocos escuchan, pero que en el paso de una frecuencia a otra permite encontrar casi accidentalmente vestigios, música o vibraciones de otro tiempo que también conforman la identidad.

No exenta de ciertos tics propios del cine mexicano –por ejemplo los fuegos artificiales de Gabriel Figueroa en Una cita de amor (1958)–, ¡Ya México no existirá más! recorre un aspecto estelar: la comida, que prevalece durante toda la película. Entre las diferencias políticas y disidencias estéticas tan pronunciadas en México, el maíz hermana. Es un alimento esencial que se come en todos lados y a cualquier hora. Esos son los mejores momentos del filme. Granos que caen aquí y allá, un muchacho que es la encarnación de una deidad que corre por las calles con las mazorcas en su espalda, tortillas que se abanican recién saliditas de la máquina tortilladora, y un tamal que envuelve a una serpiente, que se asoma entre las hojas para sorpresa de todos. ~

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es periodista cultural, crítico de cine y traductor literario.


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