La escuela coreana

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No hay una escuela coreana de cine, naturalmente. En primer lugar Corea no es uno sino dos paรญses, y del Norte lo ignoramos, cinematogrรกficamente, casi todo. En cuanto a los cineastas del Sur, muy prolรญficos, los hay para todos los gustos, y gustan mucho en festivales; a Espaรฑa llegan a saltos las pelรญculas del gรฉnero gore, y de un modo constante las del quizรก mรกs conocido, Kim Ki-duk. La coincidencia en la cartelera de Stoker, de Park Chan-wook, y de En otro paรญs de Hong Sang-soo, asรญ como el hecho de haber podido ver fuera la รบltima obra, aรบn no estrenada aquรญ, de Kim Ki-duk, Pietร , me mueve a escribir este artรญculo.

Fui a ver Stoker engaรฑado por la publicidad y una parte de la crรญtica; a veces en nuestro paรญs resulta difรญcil deslindar la una de la otra. Decรญan que el autor de la llamada Trilogรญa de la venganza, de la que vi su decepcionante segunda entrega, Oldboy (2003), habรญa atenuado la sanguinolencia y exploraba ahora el terror sugerido y estilizado de Hitchcock; de hecho, la pelรญcula se presenta como un remake muy libre de La sombra de una duda (1943), y al propio Chan-wook se le llena la boca con el elogio del maestro angloamericano, a quien debe, confiesa en una entrevista, su conversiรณn en cineasta. Tampoco es muy original en esto; todos procedemos de Hitchcock, y el cine sin el autor de Psicosis serรญa un mundo arcaico y mรกs rudimentario. Pero Chan-wook (que en otra entrevista a Jara Fernรกndez en el nรบmero del pasado mayo de Caimรกn Cuadernos de cine tambiรฉn se reclama portentosamente de la obra de Jean-Pierre Melville) utiliza el nombre del dios Hitch en vano. Stoker parte de una sugerente historia de secretos familiares y promesas sicalรญpticas (las araรฑas que se adentran en el espacio pรบbico de la protagonista), pero en cuanto el argumento se desarrolla, a trompicones, y la caligrafรญa del director nos cansa con su brillante manierismo, nada queda. La pelรญcula es puro efecto, y se dirรญa que en este traspaso a Hollywood, siguiendo el camino de tantos otros directores asiรกticos llamados al Oeste, Chan-wook se ha desfondado, logrando lo que parecรญan imposibles: que Mathew Goode, el estupendo actor britรกnico que tanto nos sedujo (despuรฉs de encarnar al joven Gerald Brenan en Al sur de Granada de Fernando Colomo) en Match Point de Woody Allen y en Un hombre soltero de Tom Ford, resulte grotesco, y que una de las grandes intรฉrpretes de todos los tiempos, Nicole Kidman, solo haga gamberradas ante la cรกmara, sin duda consciente de que en serio todo serรญa aรบn peor. En cuanto a la heroรญna del filme, la tambiรฉn australiana Mia Wasikowska, se trata de alguien cuyo tirรณn soy incapaz de entender; pertenece a la categorรญa del actor intenso-misterioso-hueco que mรกs me enerva, y ya haciendo de Alicia en la fallida adaptaciรณn del clรกsico de Carroll por Tim Burton lo dejaba traslucir.

Mucho mรกs interesante es En otro paรญs, primera pelรญcula que se estrena en Espaรฑa de un director de culto a quien los crรญticos mรกs conocedores arriman a Eric Rohmer. Esta vez la conexiรณn tiene su fundamento. Sang-soo es un minimalista irรณnico, un improvisador locuaz, y, como en Rohmer, detrรกs de su arquitectura formal tan discursiva y estudiada, se esconde la pura ocurrencia y una buena dosis de azar; el director (y guionista) escribe las secuencias que va a filmar cada dรญa al alba, durante cuatro o cinco horas, rodando despuรฉs no mรกs de tres o cuatro. En esta pelรญcula, su penรบltima ya, hay variaciones. Estรก hablada mayoritariamente en inglรฉs por actores franceses y coreanos, aunque la variaciรณn esencial es de estructura: la forman tres historias contadas (o escritas ante la cรกmara) por una joven guionista en apuros econรณmicos, y si bien el pretexto de partida se hace irrelevante y algo cansino, lo que acaba atrayendo al espectador que no abandone el juego marivaudesco es la repeticiรณn del motivo, una francesa caรญda en Mohang, un feo pueblo costero, y las pequeรฑas adiciones y repeticiones que jalonan cada episodio. De este modo, las invariantes, el nombre de Anne siempre, el faro del que tanto se habla sin apenas verse, el socorrista seductor a la vez que inconstante, el adulterio, consiguen una ligereza matemรกtica que, a fuerza de tesรณn, produce un efecto melรณdico.

En otro paรญs se hizo por y para Isabelle Huppert, y sin ella no existirรญa. La Huppert, de visita en Seรบl, se declarรณ admiradora de Sang-soo en un periรณdico, y aceptรณ despuรฉs, al conocerse, rodar en condiciones de bajo presupuesto y limitado tiempo de rodaje este juguete galante al que ella aporta densidad y frescura. La sensaciรณn final que saquรฉ es que el filme, partiendo del patrรณn rohmeriano tambiรฉn establece, en su humor casquivano y su estatismo expresivo, un parentesco con la obra de Aki Kaurismaki.

Respecto a Kim Ki-duk, se trata de un gran autor cuya obra hemos podido seguir con una regularidad insรณlita, que a la vez ha permitido comprobar su desigualdad artรญstica. Pelรญculas como La isla, Samaritan Girl o Primavera, verano, otoรฑo, invierno… y primavera son muestras memorables de su universo cruel y refinado, tan patentemente orgรกnico como elรญptico de intenciรณn. Pietร , que ganรณ contra todo pronรณstico el Leรณn de Oro en la รบltima mostra de Venecia, es de una brutalidad a ratos casi insoportable y no estรก entre sus mejores tรญtulos. ¿Se verรก en Espaรฑa, ahora que la distribuciรณn del cine de autor corre peligro de muerte? ~

 

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Vicente Molina Foix es escritor. Su libro
mรกs reciente es 'El tercer siglo. 20 aรฑos de
cine contemporรกneo' (Cรกtedra, 2021).


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