El siguiente medio al que Spider-Man llegó luego de tener éxito en los cómics fue la televisión. Desde su primera adaptación en 1967 y demás series, el personaje ha encontrado dificultades para mantenerse al aire por problemas con presupuesto, de producción, legales, malas críticas y bajas audiencias. Aun así, cada obra de Spider-Man ha pasado con algún mérito por la pantalla chica.
Incluso su primer filme live action fue hecho para la TV. The Amazing Spider-Man de 1977 se estrenó como una película de 90 minutos para la pantalla chica y es apenas recordada por sus limitaciones técnicas que provocan el humor involuntario, pero que marcan un intento serio por retratar al personaje e instalar a los superhéroes de historietas como material de Hollywood (aunque seriales de Batman o Captain America ya existían en los 40, Superman de 1978 fue el primer éxito comercial en este sentido; apenas desde los 2000, con el proyecto franquicia de Marvel y nuevas adaptaciones de DC, comenzamos a ver más). Toda una rareza, la película lo intentó: sus peleas parecen emular filmes de artes marciales, los trucos de cámara muestran a Spider-Man trepando paredes, el lanzador de telarañas —cómicamente— aparece y, cosa inédita, una toma en primera persona nos muestra lo que Spidey observa al trepar por edificios, algo que recuperó la película homónima de 2012.
Episodios del show serían posteriormente editados para llevar dos largometrajes a los cines fuera de Estados Unidos. Spider-Man: the Dragon's Challenge (1979) fue lo último realizado con actores en pantalla hasta que, más de veinte años después, llegó el trabajo de Sam Raimi.
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“Cada generación tiene su caricatura de Spider-Man favorita”, ha dicho con razón Jeph Loeb, el jefe de proyectos de TV de Marvel; desde los años sesenta, todas las décadas subsecuentes cuentan con una adaptación para recordar. En orden de aparición, contamos: Spider-Man (1967-1970), Spider-Man (1981), Spider-Manand His Amazing Friends (1981-1983), Spider-Man (1994-1998), Spider-Man Unlimited (1999-2001), Spider-Man: The New Animated Series (2003), Spectacular Spider-Man (2008-2009) y Ultimate Spider-Man (2012).
Cada una se ha realizado para diferentes audiencias, con distintas limitaciones y estilos, por lo que no podrían valorarse de la misma forma (el Spidey producido por MTV no apuntaba al público que el de Fox Kids atraía). No se entiende entonces la cruzada en contra de Ultimate Spider-Man, campaña que consiste en peticiones para cancelarla, un sinfín de comentarios negativos en foros o artículos sobre la serie y críticas que abiertamente declaran detestarla.
Pese a las críticas, es difícil considerar a Ultimate como un fracaso: se ha convertido en la caricatura más vista del canal Disney XD y con la recién estrenada nueva temporada (Reino Unido ya la disfruta, pero llegará a los Estados Unidos en agosto) será una de las series animadas de Marvel con más duración en la TV. Rebasar una segunda temporada es un logro para cualquier adaptación de la compañía. X-Men de 1992 tiene el récord de 76 capítulos transmitidos, le sigue Spider-Man de 1994, con 65; ambas lograron cinco temporadas. Ultimate pasará de los 52 capítulos este año.
¿Por qué las quejas? Durante su reseña del piloto, The A.V. Club critica la “sorprendente falta de profundidad” para un programa con un sobresaliente equipo creativo. El show es producido por Paul Dini (Batman: The Animated Series) y Brian Michael Bendis (creador del cómic con el mismo nombre de la serie) y en su equipo de escritores se encuentran Steve Ditko (de casi noventa años, famoso por ser el cocreador del Spider-Man original), Joe Quesada (editor en jefe, vital en la renovación de Marvel de principios de la década pasada), el grupo Man of Action (Ben 10), además de los propios Bendis y Dini. La queja, si podemos generalizar, es el aire “juvenil” de la serie, el humor constante y la falta de arcos históricos que se extiendan más de un capítulo (predilección por episodios stand alone). “Hay potencial para una gran caricatura de Spider-Man, pero los creadores parecen satisfechos con lo bueno cuando podrían aspirar a lo excelente”, publicó The A.V. Club sobre el último episodio que reseñó.
Injustamente, se han tomado como defectos imperdonables lo que distingue al programa. El fanatismo no permite entender que no hay obra mala que carezca de algo rescatable. Aunque Ultimate podría estar mejor escrita, brillan los recursos que utiliza para narrarse y explotar sus alcances comocaricatura. Spider-Man rompiendo la cuarta pared, el uso de cutaways (la interrupción de lo narrado por un clip cómico) y sus diferentes maneras para animar escenas la convierten adaptación más ambiciosa en cuanto a estilo.
El primer capítulo de la segunda temporada muestra lo peculiar de la serie: cuando Spider-Man presenta a sus compañeros, el episodio da la impresión de presentarse dentro de una tablet; a partir de ese momento la mayoría de las transiciones entre escenas suceden como si se navegara en la pantalla de un dispositivo. Posteriormente, más de una vez, vemos referencias a la caricatura de Spider-Man and His Amazing Friends de 1981, descartando que el show apunte a una audiencia solo infantil. Además, donde esperaríamos una persecución acorde a la estética usada, la animación cambia para aludir a un videojuego.
Un guiño especial de este tipo viene en los primeros episodios de la tercera temporada. Notable al menos para el vicioso de las maquinitas o para el que no sea ajeno a los juegos de peleas “versus” de la compañía Capcom. Acompañado por los Avengers, un combate emula a los videojuegos de Marvel vs Capcom, usando posturas propias de los personajes en el clásico de arcade. La posición de Spider-Man es, claramente, la misma desde Marvel Super Heroes vs Street Fighter. Esta clase de referencias, no solo a las de anteriores versiones de la caricatura sino a apariciones en medios distintos a la TV o el cómic, parece exigir al fan de Spidey y revela un show consciente de la amplitud del personaje dentro de la cultura pop.
Debemos valorar también que Ultimate Spider-Man apela a distintas artimañas en todos sus episodios para contar sus historias; a veces deja los cutaways para enfocarse en la acción, otras se dejan los monólogos a la audiencia para permitir el drama. En el episodio “Carnage” de la segunda temporada, por ejemplo, Spidey deja de interactuar con personajes y público cuando es poseído por un simbionte; esto ayuda a reforzar la batalla entre Venom y Green Goblin en un capítulo con trasfondo parricida. Si recursos como los chibis pueden hastiar en la primera temporada, el show llega a moderarse en la segunda, encontrando su tono conforme se desarrolla (estamos colmados de programas que abandonan ideas de un episodio al siguiente, de una temporada a otra: Seinfeld deja los stand-ups al inicio de episodios, Tina de Bob’s Burguers es varón en su piloto pero niña cuando estrena, Community deja su trama romántica por concentrarse en el humor de referencia, Stewie de Family Guy deja de intentar matar a su madre, etcétera).
Sobre el uso de capítulos “aislados”, la falta de continuidad y arcos narrativos extensos, Jeph Loeb ha dicho en numerosas entrevistas que la serie no tendrá recaps que compliquen la vista de un episodio pues la serialización no es algo apropiado para una caricatura. A veces el mismo programa se desmiente: cuestiones como la relación entre los personajes (Peter-Harry, Spider-Man y su equipo/enemigos, Harry-Norman) o las habilidades que Spidey adquiere se exploran en diversos capítulos. La continuidad —de cualquier tipo, no solo narrativo, en cualquier serie— es inevitable.
Para su nueva entrega de episodios, la caricatura termina por refutarse y se “rinde” a la serialización. Titulada su nueva temporada “Web Warriors”, el programa participará en un evento del cómic que involucra a los Spider-Man de distintos universos y se promete expandir el universo del héroe. “El niño que ve la serie cada semana va a ser recompensado con una historia que realmente conecta al final”, anunció un subordinado de Loeb. ¿Se mueve Ultimate Spider-Man hacia ese trato solemne que los fanáticos esperan?
Algo de valentía tuvo Ultimate al no recurrir a largos arcos narrativos, pese a que esto es rasgo de los cómics mainstream de superhéroes y a que predominan en la ficción televisiva las temporadas construidas a base de episodios encadenados. Hay además cierta libertad creativa en el show que no se compromete a una historia toda una temporada y decide contar algo sin consecuencias cada capítulo (pensemos en Adventure Time, o —ya más serios— en Louie).
Con sus muchas adaptaciones, Spider-Man ha pasado por la televisión trabajando el capítulo aislado y la temporada encadenada, con ejercicios de animación tan interesantes como fallidos desde 1967. Esos cambios estilísticos y conceptuales, debemos notar, son comunes en las historietas, donde no es extraña la reinvención. Ultimate no es la peor o la mejor caricatura de Spidey; lo comprobará el que se aventure a repasar las anteriores. Tampoco existen verdaderas razones para repudiarla y, Dios libre al fanático, es más provechoso valorar sus virtudes como divertimiento basado en un personaje de cómics. Si no se puede, la TV tiene una herramienta poco conocida entre los resentidos: siempre se puede cambiar de canal.
Periodista. Hace mucho fue abandonado frente a una televisión