Los disturbios del 24 de noviembre de 2023 en Dublín dejaron autobuses incendiados, tiendas saqueadas, ciudadanos aterrados y policías vulnerables y sorprendidos. La noticia causó asombro porque era increíble. No podía ser el centro de una ciudad apacible, en la que todavía ruedan las bicicletas y la gente se detiene para ayudar al transeúnte a encontrar la dirección correcta.
Tres niños y una mujer habían sido atacados con cuchillo por un ciudadano irlandés de origen argelino. Las cosas aparentemente suceden de pronto, aunque en realidad se vienen
preparando desde antes. La noticia de este acto monstruoso, y del origen del perpetrador, compartida por redes sociales, desató una revuelta que solo terminó cuando la policía irlandesa pidió prestados vehículos antidisturbios a Irlanda del Norte.
La consternación duró días y fue memorable por diversos motivos, entre otros, que se trató de ataques organizados hábilmente para reunir a personas violentas procedentes de todos lados del país, una pequeña horda que se dispuso a pasar el día intensamente. Seres ajenos, vestidos de manera muy similar –lo cual significa, sobre todo, una capucha para ocultar su identidad– invadieron súbitamente.
Poco antes había aparecido Prophet song (que se traduce literalmente como “La canción del profeta”), del irlandés Paul Lynch (Limerick, 1977), que ganó el premio Booker en 2023. La novela narra una distopía desafortunadamente conocida. En el principio estuvo Un mundo feliz de Huxley, y desde luego 1984, de Orwell, quienes presentan la dominación absoluta sobre seres que han perdido el alma. El mundo de Prophet song es plenamente contemporáneo. No sucede en alguna galaxia sino en el presente, aquí y ahora. Muestra el deterioro hasta que el golpe de Estado y la seguridad arrebatan a sus ciudadanos cualquier poder ante una revuelta que sofoca el mundo. No hay aquí alusiones históricas, sino el proceso en el que los engranajes crujen cerrándose sobre el individuo.
Para quienes han padecido el rigor de una dictadura, Prophet song otorga un cauce que explora las reacciones de los seres humanos ante la tragedia que se cobra a los más queridos y amenaza la propia sobrevivencia. La inercia de esas avalanchas nunca es solamente natural y uno de sus efectos es la forma en que la vida cotidiana, la vida real, deja de serlo. En estas condiciones extremas los personajes tratan de salvar aquello que más quieren y que es precisamente lo que los hundirá. La zozobra no sucede repentinamente y siempre habrá tiempo de sentirse culpable, lo cual es una manera de renunciar a la acción.
Pero no hay nada acusatorio, ni siquiera una disposición indulgente ni un juicio: Lynch se permite estar “ausente” y dejar que sus personajes actúen y hablen porque las escenas también viven mediante las palabras de los personajes. Estamos ante una novela que no depende exclusivamente de la trama, hasta cierto punto previsible sin perder su tremenda fuerza ni su interés. Como en la misa, lo que interesa es la historia, la tensión, la vulnerabilidad de todo, nuestra desprotección existencial.
El texto advierte a los lectores de algo que les podría suceder, que rompe la barrera entre el lector y la persona que debe enfrentar su vida. Las condiciones extremas de la novela aluden a lo que ocurre en la realidad, a esos brotes de violencia aparentemente espontáneos pero planeados con cierto esmero.
En Irlanda han ocurrido diversos actos vandálicos, que han elegido las residencias para inmigrantes como foco de su ira. En esto no está sola. El coco que recorre Europa es desde hace mucho la inmigración, que ha servido de pretexto para actos criminales por los que hasta el momento nadie ha sido llevado a la justicia. La falta de consecuencias da ánimos a más violentos que, en nombre del pueblo, lo asaltan.
Vivimos una época que podemos ver con nitidez entre las páginas de Prophet song. La inercia ha dejado de obstaculizar a los aburridos que se impacientan ofreciéndole a los agitadores de extrema derecha terreno fértil. Irlanda, dice Tucker Carlson, es un polvorín. La antiinmigración cobra espacio en un contexto mundial en donde la conspiración ha desplazado a la información. El desplazamiento humano, según ellos, es parte del reemplazamiento racial, del fin de los blancos como dirigentes del país.
Las redes sociales son la plataforma donde estos grupos, en nombre del pueblo, de la libertad y de la identidad, conciertan sus acciones. La difamación, la sedición y la propagación de rumores han destruido el equilibrio político partidista, abriendo paso a la polarización. En el presente, la democracia se limita precisamente a estas oposiciones básicas con resquicios anarquistas y vandálicos.
Apenas apareció, Prophet song voló de las librerías, una edición tras otra. Se ha convertido en un signo de los tiempos, una novela que atrapa el mundo entre escombros. Uno de los pilares de la novela de Lynch es su estilo, especialmente notable en el manejo de los sentimientos y la atmósfera como señal anímica. La trama no es particularmente importante, aunque sea horrorosa y el hilo que nos hace seguir esta fantasía escalofriantemente real. Importa igualmente el oficio, y después de varios libros (Prophet song es su quinta novela), Lynch se sitúa en una de las cúspides de otra carrera literaria irlandesa destacada.
El mundo alternativo que Lynch crea es una suerte de espejo abismal que representa el temor ante la restricción de derechos que dependen de un estado, no de una turba. Es un lamento y una advertencia. La lectura nos muerde porque nos hace conscientes de nuestras elecciones. Yo no diría que se trata de una distopia, sino de una realidad que no nos sorprende. ~