El escritor Fabrizio: el plagio como reencarnación

¿Quiere escribir sobre narcos que mutilan cuerpos? Despoje usted a Deleuze y preséntelo como “mi idea”. ¿Hay que escribir sobre da Vinci? A saquear a Walter Isaacson. ¿Sobre Malcolm Lowry? Hurte a Douglas Day. ¿Hay sargazo en el Caribe? Pues a darle un golpe blando a El mar: terror y fascinación, ese precioso clásico de Alain Corbin.