Desigualdad, urbanismo y crecimiento sostenible

¿Qué relación hay entre la desigualdad y la densidad de población?
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Hace más o menos un año publiqué un artículo científico que analizaba las correlaciones históricas de la desigualdad. Usaba datos históricos (previos a la Primera Guerra Mundial en el caso de los países desarrollados y previos a la Segunda Guerra Mundial en el caso de los países en desarrollo) de cincuenta tablas sociales para calcular estadísticas de desigualdad. Luego hice una regresión donde cada una de las observaciones, que abarcan desde Atenas en el año 330 a.C hasta India en 1938, tenía en las variables de la izquierda estadísticas de desigualdad o la tasa de extracción de la desigualdad (cómo de explotadora era una sociedad determinada; para las definiciones, ver el paper), y las variables explicativas eran cuestiones como el PIB per cápita, si el país era una colonia o no, la tasa de urbanización y la densidad de población. Resulta que el PIB correlaciona con las estadísticas de desigualdad, pero no con las tasas de extracción; el colonialismo (no es nada sorprendente) aumenta tanto la desigualdad como la tasa de extracción. Pero el resultado más interesante es el de densidad de población. Se asocia con una baja desigualdad y menor extracción.

Especulo con la idea de que la densidad de población puede relacionarse con tasas de extracción inferiores (menor explotación por parte de los ricos) de dos maneras. Una es que la mayor densidad de población implica una mayor amenaza para un líder explotador: puede ser derrocado más fácilmente si hay mucha gente en un área pequeña, y por lo tanto es posible que se comporte de una manera menos explotadora. Para hacernos a la idea, basta observar cómo a los gobernantes nunca les ha gustado mucho vivir demasiado cerca de una población probablemente inquieta: Luis XIV se mudó a Versalles después de La Fronda; los zares rusos se sentían más seguros en Tsárskoye Seló que en San Petersburgo.

Pero también es posible una explicación alternativa, en la que la causalidad va en la dirección opuesta. Digamos que, por cualquier razón, tenemos un gobernante agradable e indulgente. Entonces la tasa de extracción se reduce, los ingresos de la población aumentan más allá de la subsistencia y la gente se multiplica. Bajo ese escenario, una mayor densidad de población es el producto de una desigualdad menor (y una tasa de extracción menor), no su causa.

Hacen falta más investigaciones para confirmar la correlación negativa entre densidad de población y desigualdad, y más aún para sonsacar la dirección de la causalidad. Dejo esas dos posibilidades aquí. No tengo medios para afirmar cuál de ellas es más probable. Es posible que ambas.

Hace unos meses, en un campo de investigación contiguo pero diferente, Willem Jongman, Jan Jacobs y Goertje M. Klein Goldewijk publicaron un artículo científico sobre los estándares de vida biológicos en el Imperio romano, basándose en datos de 10.000 esqueletos. Como ya demostró en un trabajo previo Willem Jongman, encontraron un gran número de indicadores que sugerían que el pico de ingresos en Roma se alcanzó en el I d.C. Esto no es algo nuevo en sí: bastante gente ha sugerido eso.

Pero lo que es nuevo y sorprendente en el trabajo de JJK es el descubrimiento de que, precisamente en el periodo en el que los ingresos alcanzaron un pico, los registros de esqueletos indicaban de manera inequívoca que la esperanza de vida (los estándares de vida biológicos) estaban en su nivel más bajo. Esto es algo completamente diferente a los datos modernos: a medida que los países se enriquecen, la gente vive más. JJK reflexionaron largo y tendido y llegaron a la conclusión de que los resultados no son erróneos o paradójicos. El pico de ingresos romano correlacionaba con altas tasas de urbanización.

La mayor parte de ese incremento de la urbanización se debe a los esclavos que se mudaron desde el campo a ciudades como Roma, Capua, Aquilea, etc. Las condiciones sanitarias primitivas, la ignorancia a la hora de combatir las infecciones, la alta urbanización y la alta densidad de población tenían como consecuencia mayores tasas de mortalidad. Por eso se produce un resultado aparentemente paradójico: el punto más alto de ingresos del Imperio romano se asocia con unos bajos estándares de vida biológicos.

Aquí tenemos una combinación de densidad de población y urbanización, que por supuesto explica los ingresos mayores pero también la mayor tasa de mortalidad. Si en las sociedades preindustriales la mayor densidad de población va acompañada de alta mortalidad, entonces podemos esperar una especie de movimiento cíclico en el que las mayores densidades de población no serían sostenibles. Las sociedades premodernas no podrían alcanzar densidades elevadas: antes de que ocurriera eso, la mortalidad haría que la densidad se redujera hasta un nivel de “equilibrio” inferior.

Vamos ahora a combinar estos dos resultados (los míos y los de JJK). ¿Qué obtenemos? Un aumento de los ingresos conduce a unas tasas mayores de urbanización y de densidad de población; la mayor densidad de población reduce la desigualdad, aumenta los ingresos de los pobres y permite a los pobres multiplicarse; el número de hijos crece. Pero entonces la mayor mortalidad empieza a notarse, y mantiene bajo control el aumento de la población. Lo que tenemos es una sociedad con una alta tasa de natalidad (posible gracias a los ingresos por encima de la subsistencia) y una alta tasa de mortalidad.

En otras palabras, tenemos una especie de mundo malthusiano donde los ingresos reales de los pobres nunca bajan del nivel de subsistencia pero donde el mecanismo al estilo malthusiano de nacimientos y muertes mantiene a la población bajo control. Para romper este mecanismo malthusiano, necesitamos mejor saneamiento y salud. Las mejoras exógenas (?) en salud son, por lo tanto, el pilar fundamental para un crecimiento sostenible y unas tasas de extracción inferiores.

Todo esto es especulativo, pero creo que es razonable. Extraemos en ambos casos resultados intrigantes sobre la densidad de población, pero falta una interpretación y un modelo más general sobre cómo la densidad de población afecta (y se ve afectada por) otras variables. Es un bonito campo de estudio.

Ah, y se me olvidaba mencionar la idea de Ester Boserup de que las densidades de población elevadas aumentan los ingresos a través de una transmisión más fácil de las innovaciones tecnológicas. Quizá podríamos añadir eso también.

 

Traducción del inglés de Ricardo Dudda.

Publicado originalmente en el blog del autor.

 

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Branko Milanovic es economista. Su libro más reciente en español es "Miradas sobre la desigualdad. De la Revolución francesa al final de la guerra fría" (Taurus, 2024).


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