Elaboraron en secreto los nuevos libros de texto gratuitos. Actuaron con alevosía. Superficialmente informaron a los maestros de su contenido y lo ocultaron a los padres de familia. En un par de semanas los libros estarán en manos de millones de niños en todo el país. Más allá de las múltiples erratas, los libros encierran una intencionalidad perversa de la que poco se ha hablado. Gilberto Guevara Niebla (subsecretario de Educación Básica de la SEP en 2019, y autor de numerosos libros sobre la educación en México) concedió a Letras Libres la presente entrevista vía Zoom, para hablar del tema de los nuevos libros de texto y de lo que subyace en la propuesta educativa del presente gobierno.
¿Cuál fue la intención del presidente López Obrador al ordenar la elaboración de los nuevos libros de texto gratuitos?
En la primera parte del sexenio se incorporó a la Ley General de Educación el concepto de “Nueva Escuela Mexicana”, pero Esteban Moctezuma no supo darle contenido a este concepto, que quedó como una expresión vacía. Esto cambió cuando llegó a la Secretaría de Educación Pública Marx Arriaga, quien es un hombre, además de arrogante, muy activo, hiperquinético. A él lo pusieron como director de Materiales Educativos y desde el primer día comenzó a elaborar los nuevos libros de texto. Llamó a los maestros del país a que se incorporaran a la elaboración de los libros de texto sin percibir salario alguno. Desde entonces hasta ahora los libros de texto se han puesto por encima de los planes de estudio, no obstante que la Ley General de Educación establece que los libros deben fundarse en plan de estudio y programas.
Marx Arriaga, unos meses después de su llegada a la Secretaría, logró reunir a un grupo de pedagogos formados en corrientes radicales, en especial de la llamada pedagogía crítica y en el pensamiento de Paulo Freire (que en su vertiente cristiana puede ser usado para fines radicales), así como en las epistemologías del sur, las concepciones neocolonialistas, etcétera. Lo que tienen en común estas corrientes es su condena de la sociedad capitalista moderna. El problema era cómo combatir a la sociedad moderna, a la cultura moderna, desde la modernidad misma.
Para empezar, los representantes de estas corrientes tenían el poder, tenían a Marx Arriaga, su hombre fuerte en la Secretaría, que hizo imperar su voluntad por encima de la Secretaría de Educación. Ese fue el primer paso, hacerse del poder. El segundo, fue hacer una formulación central antiliberal, dijeron: “Vamos a sustituir al alumno, que ocupa el centro de la educación, por la comunidad.” Ese es el principio articulador de todo su discurso. Esa sustitución tiene enormes consecuencias. La matriz de su razonamiento es antiliberal y antiindividualista, consideran que el individualismo es en sí mismo perverso, un producto del neoliberalismo. Lo cierto es que la Reforma educativa de 1945, que dirigió Jaime Torres Bodet, es una reforma liberal y humanista. En consecuencia, están simple y llanamente contra la libertad y contra el individuo. Entender esto es muy importante.
El segundo elemento a considerar es la idea de hacer una pedagogía no para adaptar a los niños a la vida moderna, sino para transformarla. Desarrollaron entonces todo un discurso para la transformación. Lo que hicieron enseguida fue negar las asignaturas, abandonar la organización del conocimiento por disciplinas. El problema que esto plantea es muy grave porque las disciplinas derivan de un sistema de conceptos y abstracciones, de acuerdo a los diferentes campos de conocimiento. Abandonar las mismas supone, de una u otra manera, abandonar el pensamiento abstracto. Lo que ellos desarrollaron es una pedagogía dirigida a transformar la comunidad, a distanciar a los estudiantes de la cultura universal.
Si queremos calificar de una manera categórica a estos libros de texto y el proyecto que contienen, podríamos decir que están basados en una estrategia muy perversa para destruir nuestra cultura y para formar a nuestros niños lejos del pensamiento abstracto, de las matemáticas, de la física, de la historia.
Por ejemplo, la lengua. En el libro Múltiples lenguajes, correspondiente al primer año de primaria, nunca se define el lenguaje, más aún, se le critica. Le dicen al niño: “no te confundas, no creas que el lenguaje es una página llena de signos que tu tienes que interpretar, eso no es el lenguaje. El lenguaje es algo mucho más amplio. El lenguaje es parte de la naturaleza, viene con nosotros desde que nacemos, igual que las montañas, que los ríos, que los árboles, todo forma parte del lenguaje. Si te fijas, las nubes adquieren formas que te quieren transmitir algo, los árboles también, los ríos también: el mundo está poblado de múltiples lenguajes”. Esta idea del lenguaje como un sistema de signos articulados lógicamente, esta interpretación intuitiva de los mensajes del mundo natural y del mundo cultural, es como una vuelta al mito del buen salvaje de Juan Jacobo Rousseau, es una renuncia a la civilización, un regreso a la naturaleza.
En esta época moderna se le quiere enseñar al niño a preguntarle a las nubes, a los rayos, a las montañas, a las tormentas. Esto ilustra la filosofía que ordena esta pedagogía, que tiene en el fondo la perversa intención de desmontar nuestra cultura moderna, democrática, universal, cosmopolita, nacional. Y en su lugar lo que reivindica es la cultura de las comunidades, de los indígenas, de los campesinos pobres, de los barrios populares de las ciudades. Esa cultura es la que van a asimilar nuestros hijos en los próximos libros de texto, si dejamos que estos orienten nuestra educación.
¿Considera que los principios que inspiran los nuevos libros de texto fomentan en los niños valores democráticos?
La democracia que postulan los nuevos libros de texto es la de un colectivismo premoderno. La democracia es el resultado de las reuniones de la comunidad, es el fruto de las decisiones de la comunidad. Educar a los niños en cómo ser ciudadanos, informarles cuáles son las instituciones de la democracia, decirles qué es el poder político y cuál es el papel de las elecciones, esto nunca aparece en los nuevos libros de texto. El ciudadano prácticamente desaparece de los libros de texto. Lo que hay en lugar del ciudadano es “el hombre natural”, por así decirlo.
¿De los nuevos libros se desprende un espíritu de unidad nacional o por el contrario se favorece la polarización social?
Estos libros son una réplica, a nivel educativo, del discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador. Traslada la división que él postula, entre pueblo y élites, a la educación. Lo que nos está proponiendo es una educación para el pueblo. Lo que está rechazando es la educación de las clases medias y las élites. Se proponen educar a partir de los intereses del pueblo, excluyendo a una gran parte de la población. Eso los lleva a alejarse del pensamiento abstracto. Otra idea que se abandona es la del desarrollo del individuo. Este proyecto carece de fundamentos en la ciencia, en la psicología y en la pedagogía moderna. No tiene ningún fundamento. No toma en cuenta a Bruner, por ejemplo. Todo su fundamento discursivo está inspirado en las ideas de Paulo Freire y de Boaventura de Sousa Santos, defensor de la epistemología del sur.
No tienen los nuevos libros de textos fundamentos en las ciencias del aprendizaje, ni en la pedagogía moderna. Están inspiradas fundamentalmente en el pensamiento político, ajeno a la pedagogía y a la enseñanza. Los libros tienen muchas carencias notables, muchos temas ausentes.
Otro elemento preocupante es la secrecía y la oscuridad en la que se elaboró esta reforma educativa. Esta opacidad se explica por el temor a la crítica. Nunca quisieron mostrar sus intenciones, sus herramientas, por el temor a la crítica. Han ocultado, hasta ahora, todo el proceso. Hace apenas unos días que se abrió el acceso a los libros de texto por vía digital. Hicieron todo en secreto por cobardía, por inseguridad, por la fragilidad de sus argumentos.
El proceso de elaboración y revisión debió ser transparente y estuvo lejos de serlo. ¿Quiénes los elaboraron, dónde están las minutas de las reuniones?
Ha habido un ocultamiento sistemático de todo el proceso. No se habla de las posturas del sindicato, de la gestión autocrática del país, ni se habla de la gestión centralizada, burocrática, elefantiásica del sistema educativo. No se habla del SNTE ni de los recursos con los que se va a apoyar esta reforma educativa. El sistema educativo va a ser desmantelado. La idea de una cultura común para todos los chicos y chicas, niños y adolescentes, desaparece. Lo que va a ordenar la educación no es un estándar, no es un currículo único para todos, sino lo que ellos consideran que son los objetos de transformación en la comunidad, los temas, los problemas de la comunidad. Ahí en lo concreto se van a discutir temas que en los libros aparecen representados como temas comunitarios, temas del folklore, mitos, leyendas. Es una recuperación del folklore y de la cultura popular como objeto de la educación nacional.
Se trata de una pedagogía del particularismo, de lo concreto, de lo aplicado. Se puede decir que es una pedagogía activa, sin embargo, una pedagogía activa por la acción misma, sin objeto, como lo señalaba el propio John Dewey, que fue el creador de la pedagogía activa. La enseñanza debe procurar crear sentido, debe tener un objeto. En este caso la acción se diluye en temas emotivos, rehúye siempre la estructura racional de la mente de los pequeños; en todos los casos está escapando de la racionalidad cognitiva. Ahora bien, tampoco la educación moral ocupa un lugar importante en este tipo de educación, al contrario, se privilegia el relativismo moral. Rechazan al individualismo y la libertad, la autonomía del hombre, sin darse cuenta de que caen en el relativismo individualista ya que para ellos toda moral es válida. No hay reglas. No hay una moral que se pueda compartir a nivel nacional. La Nación desaparece como el eje orientador de la educación nacional. Sustituyen a la nación por la comunidad. La educación nacional se va a integrar –esto no lo dicen, pero esta implícito– a partir de los problemas y los aprendizajes que los niños se encuentran en sus comunidades. Hay 250,000 escuelas, por lo tanto hay 250 mil comunidades.
Las comunidades son fuentes de conocimiento, pero también son fuentes de prejuicios y mitologías que no contribuyen al pensamiento racional.
Ellos valoran, por encima de la ciencia, la cultura popular. Debemos recordar que la cultura popular se forma de nociones inasibles, sentido común, pensamiento irracional, magia, supersticiones, estereotipos, prejuicios, incluso religiosos. El laicismo mismo está en peligro con la puesta en marcha de esta nueva fórmula educativa. La perversidad de este proyecto no tiene límites. Su verdadero objetivo se ha ocultado.
La presencia en la SEP del funcionario venezolano Loaiza Escalona despierta suspicacias. ¿Tiene un sentido estratégico? ¿Existen analogías entre los métodos que se quieren aplicar aquí y los que se aplican en Venezuela?
El espíritu contra la modernidad capitalista es el mismo, pero no conozco cómo es la educación en Venezuela y no puedo dar una opinión sobre el papel que juega este señor.
Creo que hay una profunda ambigüedad en este proyecto educativo, que es la ambigüedad propia del populismo. El populismo no tiene discurso articulado. Lo más articulado que ha producido el populismo mexicano es este proyecto educativo. Cuenta con recursos para crear contenidos que a veces caen en la vulgaridad. El problema no es de didáctica ni de pedagogía, tampoco es un problema técnico, ni editorial. Esto es un problema mucho más serio que los errores y las erratas en los libros, es algo más profundo, no se ha visto bien la cara oculta de este proyecto. En el fondo de lo que se trata es de acabar con nuestra sociedad moderna. Ahora bien, es casi imposible conseguir la realización de ese fin, pero lo que sí pueden producir es un gran rezago educativo, un desastre escolar, un retraso todavía más grave que el que produjo la pandemia. Puede provocar, sobre todo, un enorme sufrimiento para los maestros, que se van a enfrentar a un modelo educativo que introduce una jerga nueva, ya que ellos serán los que carguen con la responsabilidad del cumplimiento de este proyecto.
Se habla de que esta es una educación activa, pero esto es mentira. En la educación activa el niño construye su conocimiento. No es el caso. El modelo que se sigue es instructivo, paternalista. Todo está escrito. Aunque presumen que los maestros van a gozar de autonomía, en realidad el maestro va a quedar esclavizado en una red de prescripciones, normas y orientaciones extrañas, que le van a impedir de una forma absoluta su creatividad individual.
Los maestros han estado recibiendo capacitación desde el año pasado. Si esta política se lleva a cabo, ¿habrá posibilidades de evaluar los resultados de la Nueva Escuela? ¿Qué pasará con los maestros que no den resultados, cómo se les va a evaluar?
La evaluación es un elemento que ha desaparecido prácticamente del lenguaje educativo. Es un error pensar que los maestros han recibido formación. No olvidemos que son un millón y medio de maestros. La información que se tenía que dar a esa enorme cantidad de maestros debió ser presencial. Lo que han recibido los maestros, sobre todo en el segundo semestre, han sido conferencias vía zoom impartidas por los directivos o los líderes de este modelo, que son un grupo muy pequeño.
No habrá manera de evaluarlos, ¿cómo vamos a saber si funciona el experimento que están llevando a cabo?
No sabemos cómo los maestros se van a desenvolver en el aula con este nuevo proyecto. No están capacitados. Aunque nos digan que hubo siete conferencias vía zoom para los profesores. Es una cosa ridícula. Muchos profesores acuden a los consejos escolares nada más a aburrirse. No hay diálogo con las autoridades. No hay posibilidad de cuestionarlos, de contestar dudas, nada de eso.
Las carencias pedagógicas e incluso de conocimientos de los maestros de primaria y secundaria en México son muy grandes. Más allá de los múltiples errores en los libros de texto, ¿cómo planea la Nueva Escuela Mexicana solucionar estos enormes rezagos y lagunas del profesorado mexicano?
Este problema va acompañado con la falta de estímulos económicos para los profesores. Los maestros reciben bajos salarios, no tienen un sistema de estímulos, tampoco tienen un sistema de formación inicial, que debe adquirirse en las escuelas normales. Lo que tienen es un sistema muy precario y deficiente. No cuentan con programas de formación continua, no hay dinero para dárselos. A los maestros se les mantiene en el abandono. El profesorado tiene enormes carencias. Dado este contexto, los libros de texto son un instrumento fundamental para nuestros profesores, para dar clases. Hemos llegado a lo que en su momento Enrique Rebsamen tanto criticó, que es el aprendizaje a través de los libros, el aprendizaje libresco. El libro de texto gratuito fue una gran conquista social, pero no necesariamente fue una conquista pedagógica. Instaló en las aulas rutinas en las que se usa el libro para dar clases, para que participen los alumnos, para dejar las tareas, etcétera. El libro de texto es una herramienta imprescindible, por eso es indignante lo que han hecho estos individuos con la comunidad educativa y con el país, porque nos presentan los libros y los planes de estudio como un hecho consumado. Dice el presidente: “No los vamos a quemar, ni a destruir, se van a aplicar.” Nos están poniendo ante la circunstancia inapelable de que ya están impresos. No hubo discusión sobre ellos. En consecuencia, es muy probable que se distribuyan y que los maestros hagan su mejor esfuerzo por aplicarlos.
Por eso digo que hay una traición, un engaño, un fraude en todo esto. ~