Jindล™ich Nosek (NoJin), CC BY-SA 4.0 , via Wikimedia Commons

Un Sancho quijotesco

El Premio Princesa de Asturias honra a Adam Michnik, historiador, ensayista, periodista e intelectual polaco que ha luchado por la libertad toda su vida.
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El otorgamiento del Premio Princesa de Asturias de Comunicaciรณn y Humanidades al historiador, ensayista, periodista e intelectual polaco Adam Michnik me ha llenado de alegrรญa. Por lo visto, el orbe hispano no ha olvidado del todo la libertad y la democracia.

Mi recuerdo de Michnik estรก ligado a los inicios de la revista Vuelta en 1977. Octavio Paz leyรณ con emociรณn un texto de denuncia sobre la represiรณn del rรฉgimen comunista polaco contra la disidencia y me pidiรณ publicarlo. Lo firmaban Leszek Koล‚akowski y su discรญpulo Michnik, lรญder del fugaz movimiento estudiantil polaco de 1968 que habรญa sido expulsado de la Universidad de Varsovia y encarcelado por dos motivos: su postura disidente y su origen judรญo. El texto anunciaba la constituciรณn de KOR, un Comitรฉ de Defensa de los Trabajadores reprimidos por el Estado policรญaco tras las protestas de 1976. El comitรฉ tenรญa una peculiaridad: la convergencia, ideolรณgicamente impensable, de obreros, estudiantes, intelectuales, escritores y sacerdotes catรณlicos. Buscaban la conquista de libertades que sus homรณlogos disfrutaban en Europa occidental. Michnik fue encarcelado nuevamente junto con sus compaรฑeros, pero habรญan plantado la semilla del sindicato Solidaridad.

Tres aรฑos despuรฉs, Solidaridad desafiรณ al rรฉgimen totalitario. Polonia entera era disidente, y nosotros en Vuelta โ€“a diferencia del grueso de la izquierda mexicana y latinoamericanaโ€“ estรกbamos con ella. Al poco tiempo, en diciembre de 1981, el general Jaruzelski aplastรณ al sindicato. Michnik pasรณ otros aรฑos en prisiรณn, escribiรณ sus Cartas desde la cรกrcel, editรณ publicaciones que circulaban de manera subrepticia (samizdat), emprendiรณ huelgas de hambre. Nunca perdiรณ la fe, pero entendiรณ los lรญmites de lo posible. Si el totalitarismo era invencible por las armas, quedaba la pluma, la crรญtica, la paciencia y el humor.

A fines de los ochenta, en el umbral de la libertad, Michnik fundรณ el diario Gazeta Wyborcza, que ha dirigido desde entonces y que sigue siendo una de las publicaciones democrรกticas mรกs sรณlidas e influyentes del mundo. En noviembre de 1989, a unos dรญas de la caรญda del Muro de Berlรญn, visitรฉ la redacciรณn. Al hablar con uno de sus compaรฑeros, entendรญ la pasiรณn profunda que los movรญa. Era una pasiรณn polaca, natural en aquel paรญs liberal y constitucional desde su origen moderno (1791) pero histรณricamente oprimido por los imperios de Prusia, Austria-Hungrรญa y Rusia. Era tambiรฉn una pasiรณn catรณlica, como reconociรณ Michnik, al revalorar el papel de la Iglesia (y del papa Juan Pablo II) en la lucha contra el totalitarismo. Era igualmente una pasiรณn judรญa: “recobramos la nobleza, el cรณdigo de honor de nuestra tradiciรณn. Podรญamos sentirnos orgullosos de ser polacos. ร‰ramos actores de una fecha histรณrica, como el levantamiento del Ghetto de Varsovia en 1943”. Y era sobre todo una pasiรณn universal por la libertad. Las pasiones convergieron en una: “habรญa madres que preferรญan a sus hijos presos pero no vencidos”. Al poco tiempo, Polonia se liberรณ del yugo soviรฉtico y abrazรณ la democracia. Michnik no la vio como una oportunidad de venganza contra sus verdugos sino de reconciliaciรณn nacional.

En el “Encuentro Vuelta: La experiencia de la libertad” que convocรณ Octavio Paz en 1990, Michnik criticรณ la indulgencia de los intelectuales latinoamericanos ante Cuba: “Fidel Castro no solamente es el jefe del museo totalitario, sino tambiรฉn el modelo de la transformaciรณn de un movimiento libertario en un rรฉgimen totalitario y autoritario…”. Al mismo tiempo, heterodoxo al fin, reivindicรณ la posibilidad de una reforma democrรกtica en los regรญmenes comunistas.

Han pasado mรกs de treinta aรฑos desde entonces. Adam se ha opuesto al actual gobierno nacionalista de su paรญs que, habiendo accedido al poder por la vรญa de los votos, ha buscado concentrar el poder y coartar las libertades. La vuelta del imperialismo ruso โ€“zarista y bolcheviqueโ€“ no lo ha sorprendido. Pero para enfrentarlo lo acompaรฑa Polonia entera, que en Ucrania ha reconocido su propia historia, y no quiere verla repetida.

“La democracia necesita Don Quijotes y Sanchos Panza”, le dijo a รngel Jaramillo, que lo entrevistรณ para Letras Libres en noviembre de 2004. En esa mezcla difรญcil reside la mayor lecciรณn de este hรฉroe de la libertad para nosotros. Ni realismo cรญnico ni idealismo utรณpico: la democracia liberal, que acepta la imperfecciรณn del mundo; que dialoga con los adversarios y los trata como seres humanos.

Publicado en Reforma el 29/V/22.

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial Clรญo.


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