El pasado de una ilusiĆ³n

Volver la vista atrƔs

Juan Gabriel VƔsquez

Alfaguara

Ciudad de MĆ©xico, 2021, 480 pp.

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La Ćŗltima novela del colombiano Juan Gabriel VĆ”squez bien podrĆ­a haberse titulado como el ensayo de FranƧois Furet sobre el comunismo en el siglo XX, El pasado de una ilusiĆ³n. Porque es eso, pero en tĆ©rminos novelĆ­sticos: el relato y la disecciĆ³n, focalizados aquĆ­ en una familia hispanoamericana, de la ilusiĆ³n de la revoluciĆ³n comunista. Se trata de una obra de ficciĆ³n, claro estĆ”, pero basada en hechos reales, la experiencia de la familia Cabrera CĆ”rdenas y especialmente de Sergio Cabrera, el cineasta colombiano, director de La estrategia del caracol, entre otras pelĆ­culas. El hipotĆ©tico lector puede ignorar esta informaciĆ³n y eso no afectarĆ­a su lectura del libro, pues una de las virtudes de Volver la vista atrĆ”s, a diferencia de tantas novelas basadas en ā€œhechos realesā€, es su plena autonomĆ­a novelesca, esto es, que como ficciĆ³n se sostiene perfectamente sin la necesidad de estar buscando verificaciones en la realidad.

La obra es vasta y ambiciosa: abarca tres generaciones de una familia; va de la Guerra Civil espaƱola a las guerrillas latinoamericanas de los aƱos sesenta; transcurre en EspaƱa, China y Colombia; habla de la familia (especialmente de las relaciones padre e hijo), de la polĆ­tica, de la utopĆ­a, del fanatismo ideolĆ³gico, de cĆ³mo las buenas intenciones pueden acabar convertidas en pesadillas y, fundamentalmente, de la forma en que la Historia afecta y, a veces, arrasa los destinos familiares e individuales, tema cardinal de VĆ”squez. Volver la vista atrĆ”s es tal vez su obra mĆ”s ambiciosa, aunque de una ambiciĆ³n que mira mĆ”s hacia el pasado de la novela ā€“especĆ­ficamente de cierta novela del boom, de la cual VĆ”squez se asume y es heredero, y, en Ćŗltima instancia, de la novela realista decimonĆ³nicaā€“ que hacia su futuro, que probablemente se encuentre en formas mĆ”s hĆ­bridas y menos convencionalmente realistas. En ese sentido, el regreso al pasado que implica el tĆ­tulo no es solo del protagonista, sino del novelista mismo.

Dicho eso, es una novela muy legible, diestramente narrada, cuyas casi quinientas pĆ”ginas fluyen admirablemente. Uno de sus mayores aciertos es la voz narrativa, de cuya correcta elecciĆ³n depende buena parte de la eficacia de un relato. Es un asunto tan fundamental que a veces pasa inadvertido: ĀæquiĆ©n y cĆ³mo va a contar esta historia? El lector recibe la versiĆ³n final y puede tener la impresiĆ³n ā€“debe tener la impresiĆ³nā€“ de que no habĆ­a otras opciones que las que tiene entre las manos, pero el novelista sabe el trabajo que implica definir el narrador adecuado y modular su voz. La clave estĆ” en la primera frase de la novela, que pasados cientos de pĆ”ginas se vuelve a repetir, como un recordatorio al lector: ā€œSegĆŗn me lo contĆ³ Ć©l mismo, Sergio Cabrera…ā€ El narrador es un yo anĆ³nimo que escucha un vastĆ­simo relato y recibe una ingente cantidad de informaciĆ³n y que luego, a su vez, Ć©l dispone y cuenta, reconstruyendo con lujo de detalle la experiencia ajena con un recurso que no puede ser sino la imaginaciĆ³n, pero difuminĆ”ndose por completo detrĆ”s de los protagonistas, sin emitir ningĆŗn juicio moral ā€“en una historia erizada de cuestiones moralesā€“ ni dejarse ver.

La historia de los Cabrera es la de las peripecias polĆ­ticas de una familia de izquierda militante en el vĆ³rtice de la historia del siglo XX: el padre, Fausto Cabrera, es espaƱol, exiliado republicano que carga a cuestas la derrota en la Guerra Civil; se afinca en Colombia, donde nace su hijo, Sergio, y donde, entre su pasiĆ³n por el teatro y la poesĆ­a, alimenta el sueƱo de la RevoluciĆ³n. Cree encontrar la posibilidad en la China maoĆ­sta, a la que muda a toda la familia (tĆ­picamente, decide y luego pregunta o, con mayor habilidad, hace creer que es una decisiĆ³n colectiva lo que en realidad es una determinaciĆ³n personal). En China los Cabrera viven en un mundo paralelo junto con otros trabajadores extranjeros, ajenos a los sufrimientos del pueblo chino (hasta el lugar en el que viven tiene un nombre distĆ³pico, el Hotel de la Amistad). AllĆ­ refuerzan su adoctrinamiento, que encuentra un terreno fĆ©rtil en las mentes adolescentes de Sergio y su hermana, Marianella. Un dĆ­a, igual que inopinadamente se anunciĆ³ la mudanza, el padre comunica a sus hijos que Ć©l y su esposa vuelven a Colombia (a incorporarse a la RevoluciĆ³n, se entiende) y que ellos se quedan ahĆ­, al cuidado del Estado chino. Los adolescentes viven solos y, escrupulosamente amaestrados en el marco de la RevoluciĆ³n cultural, se afanan cada vez mĆ”s en participar en las tareas revolucionarias, lo que al final incluye el tan ansiado entrenamiento militar. Luego de unos cuantos meses, son despachados a Colombia para unirse al EjĆ©rcito Popular de LiberaciĆ³n. En uno de sus diarios de la Ć©poca, transcrito en la novela, Marianella anotĆ³: ā€œĀ”Oh, gran presidente Mao! Tu ideologĆ­a ha arrojado una luz brillante en mi corazĆ³n. Ā”Oh, querido presidente Mao! Ā”Ā”Ā”Realmente eres el sol rojo mĆ”s rojo de mi corazĆ³n!!! Ā”Estoy decidida a obedecer siempre tus palabras! Para llevar tu gran ideologĆ­a a Colombia.ā€

Casi huelga decir lo que ocurre despuĆ©s, una vez que la teorĆ­a del comunismo maoĆ­sta intenta aterrizar en la jungla colombiana. Es la historia de numerosas guerrillas latinoamericanas (cuyas consecuencias dictatoriales aĆŗn vemos hoy en Cuba o Nicaragua): el fanatismo, la intolerancia, la delaciĆ³n, el juicio sumario, el ajusticiamiento y, eventualmente, el desengaƱo. Lo resume Cabrera cuando tras muchas vicisitudes abandona la guerrilla: ā€œCuĆ”nto esfuerzo fĆ­sico, pensĆ³, cuĆ”nta testarudez mental, cuĆ”nta disciplina y cuĆ”nta vocaciĆ³n y cuĆ”ntos sacrificios para hacer parte de esa misiĆ³n maravillosa: hacer la revoluciĆ³n, traer al hombre nuevo, cambiar este mundo por uno donde la gente sufriera menos o no sufriera nadie. Y ahora estaba aquĆ­: huyendo de todo aquello con la sola ansiedad de no ser capturado. ĀæQuĆ© era esto, sino un sonoro fracaso?ā€

Con contadas excepciones, AmĆ©rica Latina optĆ³ hace tiempo por el arduo y prosaico camino de la democracia para resolver sus problemas. Hoy esa vĆ­a estĆ” amenazada aquĆ­ y allĆ” por populismos que, electos gracias a la democracia, atentan contra ella en su afĆ”n de concentraciĆ³n de poder, y no deja de escucharse el canto de las sirenas que sugiere que un autoritarismo sin contrapesos serĆ­a una mejor soluciĆ³n para nuestras graves carencias. En este sentido, volver la vista atrĆ”s es un lujo que no podemos permitirnos. ~

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(Xalapa, 1976) es crĆ­tico literario.


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