La bibliografรญa sobre el conflicto entre Occidente y el islam es vasta e imparable. Desde recopilaciones de textos periodรญsticos como la monumental y rigurosa La gran guerra por la civilizaciรณn, de Robert Fisk, hasta el polรฉmico y criticado El choque de civilizaciones de Huntington, o el testimonio de nativos como el novelista pakistanรญ Tariq Alรญ con El choque de los fundamentalismos, o el mรกs leve y correcto Identidades asesinas de Amin Maalouf, entre tantos otros. Sin embargo, quisiera sugerir por brevedad y estilo el del filรณlogo alemรกn Stefan Weidner (1967), Tentaciones mahometanas. Este ensayo narrativo apenas sobrepasa las doscientas pรกginas, pero en รฉl nada sobra, salvo la sensaciรณn de que quisiรฉramos seguir leyendo mรกs de su perspectiva. Sin pretensiones de totalidad, Weidner hace uno de los recorridos mรกs interesantes al combinar experiencia personal y una gran capacidad expresiva. No he mencionado gratuitamente su nacionalidad ni su formaciรณn filolรณgica. Weidner la explota con un sesgo peculiar: la mirada crรญtica de un descendiente de la conciencia de culpa de la abominaciรณn nazi, de alguien en quien resuena la estrategia retรณrica de la remota reforma contra el dogma de la Iglesia catรณlica y, al mismo tiempo, la sensibilidad de un filรณlogo de la tradiciรณn filosรณfica germana. Weidner, islamista y traductor de Adonis y
Mahmud Darwish, tambiรฉn es un escritor con imaginaciรณn y estilo literario. Una de las mejores pรกginas de su libro es el ejercicio de traducciรณn de una sola frase del mรญstico รกrabe Ibn Arabรญ: โLo posible deja un sabor en el serโ. La traducciรณn no literal que propone para Occidente deberรญa ser โLo imposible deja un sabor en el serโ. Sรณlo con esto Weidner seรฑa-
la el propรณsito de su libro: traducir de la manera mรกs dialogada su experiencia en el mundo รกrabe, y lo hace con los riesgos que esto implica: seรฑalando su pasiรณn orientalista y, al mismo tiempo, los desencantos y la perplejidad por la otra cultura y la propia. En esta dinรกmica de traducciรณn algo muere y se oculta pero tambiรฉn algo nace y se aporta. Weidner ejerce de infiltrado escรฉptico en el espacio islรกmico y hace el mayor de los esfuerzos posibles para dirigirse a dos pรบblicos simultรกneos: Occidente y Oriente. Lo intenta, pero se da cuenta de su fracaso, y en el fracaso cosecha la comprensiรณn de los lรญmites. En su libro registra tres momentos en los que tuvo que impartir conferencias, las mismas que incluye en su versiรณn final aunque dentro del marco de la narraciรณn de sus viajes. Por una parte estรก su pรบblico original (islรกmico) que escuchรณ su conferencia y, por otra, el pรบblico final (occidental) que lee lo escrito. El autor describe el contexto donde las imparte, la tensiรณn por las reticencias frente a lo que debe decir en aras de una comprensiรณn simpรกtica pero tambiรฉn crรญtica, asรญ como las reacciones de su pรบblico, los silencios frente a lo que ha dicho, y es entonces cuando sus conferencias dan un giro, porque no mantiene sus ideas en un contexto asรฉptico, sino que se sumerje en la recepciรณn de un pรบblico particularmente sensible, donde se pone de relieve la importancia del uso de ciertas palabras y alusiones. Weidner registra y traduce para cada pรบblico y somete el mundo bifronte al que se dirige a esa doble tensiรณn. Es decir, podemos ver su proceso de conciencia, de allรญ que Tentaciones mahometanas no sea sรณlo una investigaciรณn periodรญstica o un ensayo abstracto, sino un ensayo narrativo en toda la amplitud y ventaja de los tรฉrminos.
En un ejercicio de distanciamiento, Tentaciones mahometanas se abre con el relato en tercera persona de un adolescente de 17 aรฑos que, en Argelia, sacrifica lo poco que le queda de dinero para comprarse su primer ejemplar del Corรกn. Aรฑos despuรฉs, narrando en primera persona, un Weidner ya maduro cumple una serie de visitas a Beirut, รnnaba, El Cairo, Damasco, Aleppo, Maalula. En un capรญtulo ambientado en Beirut retoma la tercera persona y conversa con una bailarina libanesa educada en Alemania. Esta vez se encuentra con el tรณpico descreรญdo de la existencia del Holocausto, ahora popularizado mundialmente por las declaraciones del ultraconservador presidente iranรญ, Mahmud Ahmadineyad. Y no narra mucho mรกs el autor, sino que reflexiona a partir de lo seleccionado. Lo dicho: Weidner no busca abarcar la totalidad del mundo islรกmico, a la manera acumulativa y voraz de Fisk, ni siquiera aborda los paรญses mรกs radicales, sino algunas rutas que su experiencia le ha permitido a lo largo de casi veinte aรฑos. Que veinte aรฑos de diรกlogo con la cultura islรกmica se resuman en doscientas pรกginas quizรก nos pueda saber a poco. Pero no lo es en este caso. Wiedner ha dado con una concisiรณn que se agradece y lo ha logrado en un estupendo y refinado ensayo que no abulta en datos innecesarios y que aprovecha de todas las distancias del estilo para no consumirse en una fiesta de buenas intenciones o de acumulaciรณn del periodismo pop. Este procedimiento convierte su observaciรณn en una plataforma para dar una perspectiva escorzada de un รกmbito inasible para un occidental y muy matizado dentro de la diversidad รกrabe: le permite profundizar y agotar el hito que selecciona. Memorable es el recorrido por la regiรณn de las โciudades muertasโ al norte de Siria, donde visita los restos de las columnas de los estilitas, anacoretas que hace mil quinientos aรฑos subรญan a tales columnas y se afincaban allรญ como modelos de santidad. Santidad y fe que son abordadas como una raรญz comรบn para รกrabes y occidentales.
La conclusiรณn evidente de Weidner es que no hay una salida racional en el conflicto de estos dos mundos. O mejor dicho: que la รบnica salida posible es el encuentro personal de sus protagonistas, suerte de ecumenismo vivencial que revele las complejidades en las que se mueven las grandes ideas de concepciones irreconciliables. Occidente se basa en la disoluciรณn de una fe cristiana y catรณlica, y el islam edifica sobre una fe radical y proliferante, aunque algunas de sus edificaciones sean laberintos de delirio, como la que el autor encuentra conversando en El Cairo con los reformistas de la universidad de รzhar. De manera que son muchas las tentaciones mahometanas de las que da cuenta Weidner, y varios los sujetos: el mismo autor โun alemรกn que no se reconoce en su paรญs ni en un Occidente radicalizado por su dispersiรณn identitariaโ que se acercรณ al mundo รกrabe por su vocaciรณn lingรผรญstica y cierta fascinaciรณn exรณtica, y los jรณvenes รกrabes que โtambiรฉn temerosos de esa dispersiรณn globalizadoraโ se entregan a una fe asequible y, en muchos casos, instigados por las alas mรกs radicales a un fanatismo suicida exacerbado por cรฉlulas extremistas y por la injerencia extranjera en sus paรญses y la complicidad e indolencia de Estados Unidos y Europa por la impunidad del gobierno israelรญ en sus acciones contra los palestinos. Pero quizรก la tentaciรณn mรกs llamativa que refleja el caso de Weidner es la inconfesada envidia de Occidente por valores realmente vitales anulados por una hiperracionalidad que tambiรฉn arrastra a otras formas de suicidio y a la incomprensiรณn del otro. Incomprensiรณn llevada a cabo por ambos mundos, y que en su simplificaciรณn vuelve inconciliables sus contenidos, y frente a los que sรณlo un ejercicio cuidadoso de la palabra puede reforzar vรญas de convivencia y no de doblegaciรณn del contrario. Esta es la visiรณn de un filรณlogo que cifra en el ejercicio de traducciรณn un camino para salir del desierto de este choque de discursos fundamentalistas: los de la razรณn y la fe, y el de sus respectivas ausencias. ~
(Ecuador, 1969) es escritor. Su novela mรกs reciente es La escalera de Bramante (Seix Barral, 2019).