Irene Chikiar Bauer
Virginia Woolf. La vida por escrito
Madrid, Taurus, 2015, 952 pp.
Este colosal trabajo arqueolรณgico elabora una cronologรญa de la vida y obra de Virginia Woolf (Londres, 1882-Sussex, 1941). Ademรกs, Chikiar Bauer se remonta hasta antes de su nacimiento para reconstruir el รกrbol genealรณgico de su familia. Por el lado de su madre Julia (una it girl de su รฉpoca, que hasta posรณ como modelo para los prerrafaelitas), que era sobrina de Julia Cameron, la precursora fotรณgrafa y retratista de la sociedad victoriana, y cuyos antepasados llegan hasta la corte de Marรญa Antonieta; Leslie Stephen, su padre, que tambiรฉn gozaba de una posiciรณn acomodada (fue marido y luego viudo de la hija de William Tackeray) como novelista e historiador y era amigo cercano de Henry James, provenรญa de una familia de granjeros, mercaderes, contrabandistas de esclavos y hasta piratas.
La autora rastreรณ con datos extraรญdos de los diarios de Woolf y su copiosa correspondencia (llegรณ a escribir hasta siete cartas por dรญa) los abusos de sus hermanastros Gerald y, sobre todo, George Duckworth, junto a quien se sentรญa como “un desafortunado pececito encerrado en el mismo tanque con una ballena inmanejable y turbulenta”. A estas vicisitudes les siguen otras experiencias de su primera juventud como la dependencia emocional, que se prolongarรญa a lo largo de toda su vida, de su hermana mayor, la pintora Vanessa Bell, o el aborrecimiento de las lecciones de danza y piano. En ellas se vislumbraban sus futuras crรญticas a las virtudes femeninas que exaltaba la sociedad victoriana, entre ellas, su cuestionamiento de las actividades filantrรณpicas y caritativas porque sostenรญa que “solo a travรฉs de la educaciรณn las mujeres podrรญan superar y dar cauce a una forma mรกs benรฉvola de amor al prรณjimo”.
Autodidacta (solo tomรณ clases de griego e historia en King’s College) y lectora furibunda, era una adicta al trabajo confesa (“Quiero trabajar como una mรกquina a vapor, aunque los editores no acepten lo que escribo”) y se enfrentรณ de manera lateral con los prejuicios de su รฉpoca, ejerciendo la prรกctica constante y tenaz de la escritura (“¿Estรกs escribiendo? Siempre te hago esa pregunta, y tรบ siempre me contestas que es mejor estar casada”, le dijo a una amiga) ademรกs de colaborar con “discretas labores voluntarias” en el movimiento sufragista aunque, a diferencia de su marido Leonard, desconfiaba de la gente que abrazaba con ardor las causas polรญticas.
Despuรฉs de su casamiento, los Woolf fundaron Hogarth Press, que publicarรญa obras cumbres del modernismo. Chikiar Bauer tambiรฉn respalda con documentos los celos que Virginia sentรญa por la obra de Katherine Mansfield, ademรกs de confirmar el prolongado romance con Vita Sakville-West, a quien mencionaba como “su aristรณcrata violentamente sรกfica” en sus cartas y su inspiraciรณn para escribir Orlando (1928).
Si bien la contribuciรณn mรกs destacable de esta biografรญa es sostener que Virginia sufriรณ crisis psiquiรกtricas aisladas y que su trastorno de personalidad bipolar no se manifestaba de manera continua, ademรกs de los incisivos detalles de polรฉmicas (como cuando Virginia contesta a un acadรฉmico estadounidense que la critica por colaborar en Vogue) y anรฉcdotas tronchantes de la deslenguada vida social de los escritores, artistas e intelectuales del cรญrculo de Bloomsbury, no podemos dejar de preguntarnos cuรกl es la pertinencia de esta reconstrucciรณn biogrรกfica lineal que esquiva la interpretaciรณn, cuando hoy en dรญa Woolf es objeto de innumerables trabajos que revisan su obra desde diferentes paradigmas como la teorรญa feminista, queer o los estudios culturales (mencionados por la autora en el prรณlogo).
Por ejemplo, cuando interpreta la superaciรณn de los episodios trรกgicos de su vida desde la perspectiva psicoanalรญtica, de la cual Woolf estuvo muy al tanto (las obras completas de Freud fueron publicadas por primera vez en inglรฉs por Hogarth Press) pero no muy interesada, y sobre cuyo fundador ironizaba en ocasiones. ¿Quรฉ hubiera pensado de las interpretaciones basadas en las teorรญas de Maud Mannoni que hace Chikiar Bauer sobre su obsesiรณn con la ausencia de la madre (muriรณ cuando Virginia tenรญa solo trece aรฑos), sublimada, segรบn su biรณgrafa, en su propia escritura? Es como si a la autora de esta biografรญa se le hubiera colado por la ventana lo que al comienzo de su libro arrojรณ por la puerta: la interpretaciรณn. En este sentido, ¿quรฉ hubiera pensado de este libro la misma Virginia, que tan consciente fue de la repercusiรณn crรญtica de su trabajo, ademรกs de la irreverencia hacรญa el gรฉnero biogrรกfico que destila en Orlando y Flush? Como afirma la misma Chikiar Bauer, mientras escribรญa Orlando, Woolf afirmaba que “le interesaba lo que pudieran interpretar sus biรณgrafos, ya que, al mismo tiempo que su fama aumentaba corrรญa el riesgo de que escribieran sobre ella ‘absurdos libros fortuitos’. Como reacciรณn a este tipo de biografรญa, estaba pronta a escribir una que estuviera lejos de la pretensiรณn de ‘conocer’ a su protagonista”.
Otra idea cuestionable es que la autora atribuye a razones “del destino” una perseverante vocaciรณn intelectual (“en el caso de Virginia Woolf, fue el destino, a travรฉs de una serie de duelos y fatalidades, el que abriรณ un camino distinto del de los mandatos paternos y maternos, que probablemente no se hubiera animado a contravenir”), lo que refuerza una visiรณn romรกntica del genio como “accidente de la historia”, y no el producto del esfuerzo y la voluntad para cultivar su talento a pesar de los mandatos sociales que ordenaban las vidas de las mujeres en su รฉpoca. Por eso, parodiando el nombre de esa obra de teatro y popular pelรญcula (que solo se relaciona con Woolf por el juego de palabras de su tรญtulo que reemplaza Who’s Afraid of the Big Bad Wolf? por Who’s Afraid of Virginia Woolf?), podemos contestar que no, que ya nadie teme a Virginia Woolf. ~
(Cรณrdoba, Argentina, 1980) vive desde 2008 en Barcelona, en donde estudiรณ Teorรญa Literaria en la Universidad Autรณnoma. Escribe sobre libros y arte.