Le hasard es un amo caprichoso.
Cuando viajรฉ a China hace poco, sabรญa que allรญ iba a leer libros impresos en China y sobre China. Asรญ que no me llevรฉ ninguno. El รบnico libro que me llevรฉ fue uno que no tiene nada que ver con China: Le temps retrouvรฉ, de Proust.
Era la tercera vez que lo leรญa: primero, como un niรฑo que no entendรญa la mayor parte de lo que ocurre en el libro, luego a los cuarenta, y finalmente (me temo que por รบltima vez) ahora.
Nunca me habรญa dado cuenta de que este รบltimo volumen de A la recherche…. (publicado pรณstumamente y claramente inacabado) estรก construido como una obra de teatro. Hay tres o cuatro actos, que se desarrollan en diferentes lugares, ninguno de los cuales (si uno los mirara desde un punto de vista puramente “novelรญstico”) podrรญa haber sucedido โincluso dentro de los lรญmites de la novela, olvรญdense de la realidadโ como se describe. Sirven para avanzar la historia. Uno de los actos se desarrolla, como es sabido, en un hรดtel parisino en 1917 o principios de 1918 (nunca se indica el aรฑo, pero la narraciรณn lo deja claro) que sirve de lugar donde se pueden ejercer libremente los (entonces considerados) vicios homosexuales y otros. Entre esos vicios estรก el masoquismo. El barรณn de Charlus, uno de los protagonistas de los siete volรบmenes de Proust, es un asiduo visitante de esta casa de mala reputaciรณn.
De Charlus pertenece a una de las familias mรกs famosas de Francia. Aunque en los seis primeros volรบmenes de la obra se habla de su homosexualidad y otros “vicios”, estos no conducen a la caรญda social del barรณn. En el รบltimo volumen, sin embargo, esa caรญda social se hace evidente. El anciano de Charlus ya no puede controlar sus impulsos. Allรก donde va persigue a los jรณvenes para encontrar a aquellos dispuestos, por una considerable cantidad de dinero, a pegarle (y luego avergonzarse de hacerlo). Se convierte en objeto, si no de burla y desprecio, sรญ de conversaciรณn libre y despectiva, no solo entre sus pares aristocrรกticos, sino entre los burgueses que habitan el mismo universo social (incluido el propio Proust) y entre los criados y ayudantes de cรกmara que a menudo le proporcionan muchachos. De Charlus, pues, como otros miembros de las casas aristocrรกticas mรกs ilustres de Francia, ya no encuentra consuelo, ni siquiera interรฉs, en frecuentar a sus โigualesโ. Condenado al ostracismo, se convierte en un extraรฑo en su cรญrculo social. Cuando no estรก siendo apaleado por los garรงons, juega a las cartas con ellos. Los elementos sexuales y sociales estรกn entrelazados. El primero conduce al cambio de posiciรณn social: a la caรญda.
—-
Hace unos dรญas vi que en una retrospectiva de las pelรญculas de los aรฑos setenta (elegidas en memoria del crรญtico de cine francรฉs Serge Daney) el Lincoln Center de Nueva York proyectaba Salรฒ o 120 dรญas de Sodoma, de Pasolini. Yo era estudiante de bachillerato cuando conocรญ la pelรญcula. Se hablaba de ella, se escribรญa sobre ella y, en cierta medida, se hizo famosa. No la habรญa visto. Estรก basada en la novela inacabada de Sade. Sabรญa que Pasolini la ambientรณ en Salรฒ, la ciudad lacustre del norte de Italia a la que el gobierno de Mussolini, tras ser derrocado en Roma, se retirรณ, o mรกs bien escapรณ, en 1943-44. Pensรฉ que, como escriben las crรญticas de entonces, e incluso las de hoy, tratarรญa de la depravaciรณn en su contexto social. La Repubblica Sociale de Salรฒ se creรณ como un intento desesperado de salvaguardar el dominio fascista en alguna parte de Italia, por pequeรฑa que fuera. Sus gobernantes, como en los รบltimos dรญas del rรฉgimen hitleriano, sabรญan que no podรญa durar mucho. De ahรญ que pudieran dar rienda suelta a su sadismo y libertinaje con cualquiera que encontraran a su alrededor, sabiendo bien que en cierto sentido eran inmunes al castigo: su castigo era la muerte, tanto si en Salรฒ se comportaban bien como mal.
Pensรฉ que Pasolini, cuyas credenciales izquierdistas son bien conocidas, situarรญa el “vicio” en su contexto social. Pero la pelรญcula me desengaรฑรณ totalmente de esa idea. Es un ejercicio gratuito de violencia sexual y de otro tipo. Sitรบa ostensiblemente, y de forma falsa y poco convincente, los “acontecimientos” en un lugar gobernado por los fascistas, pero aparte de mostrar el nombre de la ciudad al principio de la pelรญcula, no hace nada mรกs con ella. No es un ejercicio para estudiar cรณmo “el poder absoluto corrompe absolutamente”, sino un ejercicio autocomplaciente para escandalizar al pรบblico.
Las entradas para la pelรญcula se agotaron (solo hubo un pase). Cometรญ el error de no comprar la entrada a tiempo, y tuve que hacer cola durante casi una hora. Al final, el pรบblico aplaudiรณ, aunque dรฉbilmente y con cierta torpeza.
Lo que demuestra, en todo caso, es cรณmo un autor autodeclarado de izquierdas y con conciencia social como Pasolini creรณ un acto ajeno al tiempo y al lugar con el objetivo de escandalizar sensibilidades y gustos con total ausencia de delicadeza, mientras que, medio siglo antes, un escritor que decรญa defender el arte por el arte situรณ las costumbres sexuales y los “vicios” en su contexto social.
Los objetivos de ambos autores eran muy diferentes de lo que lograron.
Publicado originalmente en el Substack del autor.
Branko Milanovic es economista. Su libro mรกs reciente en espaรฑol es "Miradas sobre la desigualdad. De la Revoluciรณn francesa al final de la guerra frรญa" (Taurus, 2024).