Palabras minuciosas, si te acuestas
te comunican sus preocupaciones.
Los รกrboles y el viento te argumentan
juntos diciรฉndote lo irrefutable
y hasta es posible que aparezca un grillo
que en medio del desvelo de tu noche
cante para indicarte tus errores.
Si cae un aguacero, va a decirte
cosas finas, que punzan y te dejan
el alma, ay, como un alfiletero.
Solo abrirte a la mรบsica te salva:
ella, la necesaria, te remite
un poco menos รกrida a la almohada,
suave delfรญn dispuesto a acompaรฑarte,
lejos de agobios y reconvenciones,
entre los raros mapas de la noche.
Juega a acertar las sรญlabas precisas
que suenen como notas, como gloria,
que acepte ella para que te acunen,
y suplan los destrozos de los dรญas. ~