La mayorรญa de los textos que se han publicado a raรญz de la muerte de Roberto Calasso ponderan, por encima de su faceta creativa, la labor editorial que desempeรฑรณ como cabeza de Adelphi durante al menos cuatro dรฉcadas. Me parece un error no entender que la obra editorial de Calasso es un desprendimiento natural de su obra de escritor, que se nutriรณ, desde el primero hasta el รบltimo de sus libros publicados, de una insaciable curiosidad intelectual. De hecho, la vida de Calasso podrรญa dividirse en dos grandes ciclos. El primero estarรญa marcado por el profundo interรฉs que despertรณ, en su juventud, el mundo de las ideas occidentales (la filosofรญa, el psicoanรกlisis, la teorรญa del capital); y la segunda, por el abanico inmensurable que despliega frente a nuestros ojos su obra como creador de paisajes fragmentados o en ruinas. Desde sus primeros libros se anuncia ya la voluntad, tan arraigada en รฉl, tan legรญtima, proviniendo de una tradiciรณn que contaba entre sus miembros mรกs distinguidos a Musil, a Canetti y al improbable Kafka; desde entonces se anunciaba la voluntad de abarcarlo todo mediante el procedimiento simultรกneo de contarlo todo de nuevo, pero de una manera distinta: alterando el orden original de las cosas y proponiendo uno nuevo.
Detrรกs de la manรญa de la persona โo de la menteโ que desea abarcarlo todo, se encuentra la manรญa โno menos perniciosaโ de la mente que desea entenderlo todo. No resulta gratuito, en este sentido, que la primera novela de Calasso, El loco impuro, fuese un ensayo sobre los orรญgenes de la neurosis moderna (o de la modernidad como neurosis), que a su vez se despliega en una novela detectivesca donde el autor se identifica con el asesino. Lo que pudo haber sido en un principio el prefacio a una ediciรณn moderna de Las confesiones de un enfermo de nervios de Daniel Paul Schreber se convirtiรณ en una novela sobre el caso Schreber y la muerte โo el asesinatoโ de nuestra idea de Dios. El examen minucioso de este conjunto de evidencias resultรณ algo ajustado para los alcances de una sensibilidad como la de Calasso, mรกs prรณxima a la grafomanรญa que a la contenciรณn; asรญ que Calasso emprendiรณ la primera de sus grandes expediciones en la cultura de Occidente, con La ruina de Kasch. La publicaciรณn de este libro inclasificable, a principios de la dรฉcada de los ochenta, supuso un acontecimiento en el panorama, algo neblinoso en ese momento, de la literatura europea. ยฟQuiรฉn era el autor; quiรฉn era Roberto Calasso? Adorno lo habรญa definido aรฑos atrรกs, cuando, frente al estupor que le provocรณ la conversaciรณn del joven Calasso, habรญa dicho que ese joven habรญa leรญdo todos sus libros, los que habรญa escrito y los que no. Calasso no solo era un acumulador de cultura (un editor, entre cuyas virtudes tambiรฉn debe contarse la de saber ordenar un catรกlogo, tarea nada sencilla si la editorial para la que trabajas estรก destinada a ser una de las mรกs importantes del mundo) sino un elegido.
En su libro, Calasso derrumba y hace una serie de cortes transversales sobre el gran รกrbol de la cultura del Occidente moderno, y deja que la savia corra como sangre por las casi 400 pรกginas de su historia. Porque La ruina de Kasch, como poco mรกs tarde Las bodas de Cadmo y Harmonรญa (el mรกs bello de todos sus libros) cuenta una historia: la historia de la fragmentaciรณn de nuestra cultura. Con su gran estilo, con esa voluntad inagotable de abarcarlo y de contarlo todo, Calasso pone al descubierto lo que hay detrรกs, o lo que hay debajo, del Gran รrbol que ha derribado con la lujuria y la violencia de un leรฑador que no ha sabido renunciar a la piedad (el sacrificio, no lo olvidemos, es uno de los grandes temas en la obra narrativa de Calasso); y lo que hay debajo โo en el fondoโ de un รกrbol no es otra cosa que raรญces. Discernir en las raรญces de lo que hasta hace muy poco estuvo vivo โโLa cultura en Occidente ha muertoโ, parece decir Calasso, junto a George Steiner, su par en mรกs de un sentidoโ lo llevarรญa mรกs tarde a cavar profundo en la mitologรญa griega y en la india (Ka, otro hito en su vastรญsimo y nutrido universo bibliogrรกfico); y lo hizo volver a sus orรญgenes โen La Folie Baudelaireโ, pero de una manera mucho mรกs sensual y mucho menos itinerante que en La ruina…
En sus narraciones, Calasso no imita a su alter ego ensayista; tampoco podrรญamos decir que lo supera, sino que lo incorpora. Calasso interviene narrativamente en el cuerpo de la cultura acumulada a lo largo de aรฑos de voracidad lectora y entrega una serie de libros clave que dan cuenta de su temple โsu vocaciรณn de absoluto. Despuรฉs del Ulises de Joyce o de El hombre sin atributos de Musil era imposible volver a la novela del siglo xix para contar esas historias. Sin embargo, Calasso volviรณ y asumiรณ el reto de convertirse en narrador en medio de un yermo. Al margen de su labor editorial, la obra narrativa de Calasso, la significaciรณn de su figura literaria, equivale a la resurrecciรณn despuรฉs de una รฉpoca de agotamiento supremo. โTutto finisce in storia della letteraturaโ, habรญa escrito en La literatura y los dioses. El lector de sus obras no acude a ellas, sin embargo, en busca de conocimientos o de citas, sino en busca de momentos de perplejidad y asombro. Sin duda, con รฉl se ha ido uno de los escritores mรกs significativos del fin de siglo.