El รฉxito de gente como Donald Trump y Viktor Orbรกn tiene raรญces mรกs profundas que el carisma de unos pocos demagogos. Refleja una debilidad potencialmente fatal del liberalismo contemporรกneo que las coaliciones polรญticas no han afrontado con seriedad. Por decirlo de manera sencilla, el liberalismo tal como se practica en Occidente en sentido amplio desde la dรฉcada de 1980 se codifica como de รฉlite y de clase alta, no porque el pรบblico sea engaรฑado por charlatanes sino porque el pรบblico es perspicaz. En vez de โel liberalismo tal como se practica […] desde la dรฉcada de 1980โ podrรญa haber utilizado el tรฉrmino โneoliberalismoโ, pero quiero seรฑalar que no me refiero (solo) al proyecto de expandir el alcance de los mercados y de instituciones similares a los mercados incluso a dominios antes aislados de ellos. Aspectos del liberalismo tan fundacionales que en las comunidades liberales es prรกcticamente imposible distinguirlos de la virtud son polarizados por cuestiones de clase.
Tras valores liberales bastante bรกsicos incluyen:
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el derecho a vivir como, donde y entre las comunidades que uno elija, mientras esas decisiones no daรฑen a los demรกs, bajo una concepciรณn de daรฑo bastante estrecha;
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que la competiciรณn por los bienes sociales (como los empleos) o la imposiciรณn de sanciones sociales (como el castigo por el delito) deberรญa administrarse segรบn procedimientos formales predefinidos, โneutralesโ con respecto a las identidades de las partes; y
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que uno tiene una obligaciรณn de ser tolerante e interactuar cordialmente con gente de una variedad de estilos de vida, creencias y comunidades (como una especie de complemento al primer valor).
Todos esos valores creo que se han terminado polarizando por la clase, no solo en Estados Unidos con su historia peculiar, sino a lo largo de buena parte de Occidente y sobre todo en el Este poscomunista recientemente liberalizado.
No es difรญcil entender por quรฉ. El derecho a vivir como, donde y entre comunidades que uno elige solo es valioso en la medida en que es prรกctico y รฉtico para una persona ejercer ese derecho. Entre los prรณsperos, los costes de desarraigarse desde donde uno empieza hacia otra comunidad que eliges son tolerables, para quien se desarraiga y para la comunidad que queda atrรกs, porque la gente prรณspera depende de capital financiero portรกtil y mercados impersonales para la mayor parte de sus necesidades. En comunidades menos prรณsperas, la riqueza de las personas y la protecciรณn contra la adversidad estรกn imbricadas en relaciones muy personales, que se destruyen y no se transportan cuando una persona โabandonaโ sus raรญces. Los estadounidenses de la clase profesional siguen sus carreras por el paรญs, vuelven a ubicarse en ciudades liberales y localidades universitarias con notable facilidad, y pagan cantidades considerables por la atenciรณn a los niรฑos en ambas. Los estadounidenses de clase trabajadora tienen muchas posibilidades de depender de la familia para poder gestionar la crianza de los hijos y hacerla compatible con sus trabajos.
Entre los prรณsperos, se puede dejar โsolosโ a padres de edad avanzada, porque se puede pagar por los envรญos a domicilio, se puede contratar el transporte y si es necesaria una ayuda personal mรกs intensa tambiรฉn se puede contratar. Los ancianos menos adinerados dependen mucho mรกs de ayuda no remunerada de sus hijos y de la iglesia, de la buena voluntad de seres humanos particulares. Cuando la gente de la que dependen se va, son mรกs pobres. Para la persona que podrรญa decidir marcharse, este coste que podrรญa imponer enfrenta los โderechosโ liberales con obligaciones muy viscerales. Una persona que ha afrontado ese dilema y decide quedarse podrรญa comprensiblemente considerar que la gente que toma la decisiรณn opuesta es egoรญsta.
Tambiรฉn, un migrante econรณmico que se ve obligado a trasladarse a un lugar que de otro modo no escogerรญa para ayudar a aquellos a quienes dejarรก atrรกs podrรญa no clasificar su exilio como una bendiciรณn del orden liberal. Puede pensar que el dinero que enviarรก a casa es mรกs valioso que lo que su presencia puede ofrecer, pero su familia sigue rota. El liberalismo gana adhesiones gracias a la promesa de la elecciรณn, pero crea cรญnicos cuando las elecciones son tan malas que parecen una obligaciรณn envuelta en un guante de seda. Lo que vives depende mucho de tu riqueza.
La valencia de clase de nuestro segundo valor, la justicia procedimental, es mรกs obvia. Todos entendemos que, aunque sea formalmente neutral, casi cualquier procedimiento institucional es manipulable, y gente con muchos recursos alterarรก las posibilidades en su favor de maneras que no estรกn al alcance de quienes tienen pocos recursos. Si te acusan de un crimen, ยฟquรฉ es mรกs importante, tu verdadera culpa o inocencia, o la calidad de la representaciรณn legal que puedes permitirte? La respuesta no es obvia. Inventamos los exรกmenes estandarizados para tomar decisiones justas y neutrales en las admisiones acadรฉmicas, y luego inventamos la industria preparatoria del SAT para acceder a la universidad, gracias a la que los ricos pueden tener ventaja. El IRS reconoce que aplica nuestras aparentemente neutrales leyes tributarias sobre los que no son tan ricos, aunque los ricos ocultan mรกs dรณlares del fisco, porque a pesar de los procedimientos aparentemente neutrales el IRS puede ir a por la clase trabajadora pero se ve superado cuando se enfrenta a los ricos.
No se trata solo de que la partida estรฉ amaรฑada. Es que, ante las gigantescas diferencias de recursos que ahora dominan nuestra sociedad, no hay partida que podamos inventar plausiblemente que no estรฉ no amaรฑada. Durante la administraciรณn Trump habรญa un coro de โprofesionales de carreraโ que cada dรญa se escandalizaban por alguna violaciรณn de las normas procedimentales. ยกDespidieron a los Inspectores Generales! Admito que yo tambiรฉn estaba escandalizado. Pero soy, en sentido amplio, de la misma clase social. El escรกndalo no prendiรณ mucho mรกs allรก de las filas de los profesionales, porque la mayor parte de la gente entiende que bajo el peso de las inequidades contemporรกneas el ideal liberal ya tiene algo de estafa. Desde la perspectiva de aquellos que de todas formas van a perder, ยฟquรฉ es peor: perder bajo instituciones cuyos himnos de profesionalidad y neutralidad se cantan con beaterรญa, o perder en lo que es claramente una mascarada de tribunal? La segunda opciรณn agrede menos tu dignidad.
Puedes pensar que esto es demasiado cรญnico, y estoy de acuerdo. (ยฟLo sabรญas, no?) Por infรฉrtil que sea el suelo para que broten la justicia y la imparcialidad, sacaremos mรกs de รฉl si lo intentamos asiduamente que si renunciamos a toda esperanza y solo nos reรญmos mientras ejecutamos sumariamente a los entrometidos pobres. Pero por mucho que lo intentemos (ยกy lo intentamos de verdad!) como mucho tenemos un รฉxito parcial, y los contornos de nuestro รฉxito no pueden sino inclinarse ante el terreno de la riqueza y la clase. Las diferencias de poder econรณmico e institucional en nuestra sociedad son simplemente demasiado grandes como para que nuestros esfuerzos produzcan resultados que sean ni siquiera plausiblemente justos. ยฟPor quรฉ deberรญa la gente que estรก en el lado perdedor contorsionarse en defensa de las โnormas liberalesโ? ยฟPor quรฉ no deberรญan albergar esperanzas de un orden mรกs honesto, abierto y fiscalizablemente jerรกrquico, donde ellos pudieran no ser el รบltimo escalรณn? El apoyo a las normas y procedimientos liberales sube con la clase econรณmica y social, porque las normas y los procedimientos liberales solo ofrecen un simulacro coloreable de justicia para gente que pertenece a las clases sociales y econรณmicas mรกs elevadas. Todos los demรกs estรกn comprensiblemente abiertos a las alternativas.
Finalmente estรก la obligaciรณn, que es la otra cara de la elecciรณn y diversidad liberal, el requisito de ser tolerante. Esto no parece tan difรญcil o estratificado por clases. Tรบ a mรญ y yo a ti, y nos llevaremos bien. Pero ya hemos visto que los riesgos del conflicto y la controversia interpersonal son mรกs elevados en comunidades donde la seguridad material de la gente depende de las relaciones y la aprobaciรณn directas. Si eres prรณspero y tu vecino es raro, no pasa nada, todavรญa mandas a tu hijo a la guarderรญa. Si no puedes permitirte la guarderรญa y tu vecino es raro, ยฟquรฉ haces si te toca trabajar? La desviaciรณn impone costes mรกs elevados en comunidades con interdependencia directa y recรญproca que entre comunidades prรณsperas donde los mercados proveen las necesidades materiales. Esto se cobra un peaje sobre el equilibrio de valores entre tolerancia y conformidad en esas comunidades.
De manera mรกs acuciante, las sociedades liberales no piden tolerancia solo a nivel individual. Un hecho esencial de las sociedades liberales es que se nos permite segregar en comunidades que reflejan elecciones distintas de estilo de vida, profesiรณn, interรฉs, etc. Los individuos que no quieren segregarse de ese modo, o que no tienen los medios de elegir, son segregados de todas formas en virtud de la gente que se va. La obligaciรณn de ser tolerante en una sociedad liberal entonces pasa de ser una especie de requisito negativo -โintenta no ser un capulloโ- a convertirse en un requisito positivo que exige comprender las sensibilidades de las comunidades diversas y esforzarse en respetarlas. La izquierda cultural lo llama a veces โcambiar de cรณdigoโ. De manera mรกs general podrรญamos llamarlo diplomacia.
El cambio de cรณdigo o diplomacia es difรญcil. Lleva tiempo, prรกctica y una atenciรณn meticulosa a las maneras y costumbres. Es trabajo, y el tipo de trabajo para el que la gimnasia de una educaciรณn formal ayuda de verdad. La gente de comunidades prรณsperas tiene esa ventaja, y tiene mรกs recursos para dedicar al trabajo que gente de comunidades pobres. Algunas comunidades se autosegregan de manera tan hermรฉtica que sus miembros tienen muy poca necesidad de utilizar la diplomacia, del mismo modo que muchos estadounidenses ven poca razรณn para aprender un idioma extranjero. Pero las comunidades mรกs pobres no pueden hacer eso, porque requieren un acceso a recursos que solo estรกn disponibles cuando interactรบan con comunidades mรกs prรณsperas. Para los miembros de comunidades pobres, las cargas de la diplomacia son altas, pero tienen pocas alternativas a intentar soportarlas y a menudo fracasar cuando tratan de hacerlo. La clase profesional โmeritocrรกticaโ, como pretende reclutar talento y servir a clientes de comunidades diversas, hace cada vez mรกs que el dominio y la atenciรณn a este tipo de diplomacia sea un requisito no negociable. Pero tiene el efecto paradรณjico de aislar aรบn mรกs a esa clase del grueso de la poblaciรณn, para quienes el coste de permanecer al dรญa de costumbres constantemente cambiantes es simplemente demasiado. Sin embargo, la clase profesional establece de manera desproporcionada las expectativas sociales, y deja a buena parte de la poblaciรณn consciente de una especie de inadecuaciรณn y ofendida por un conjunto de exigencias que parece artificial y cortรฉs y que claramente tiene el efecto de excluirlos y perjudicarlos.
De este modo, la tolerancia, definida de esta manera amplia, se ha convertido en un impuesto regresivo, que ayuda a comentar la valencia de clase del liberalismo. Matt Yglesias se mete en problemas en mi timeline de Twitter por criticar un โantirracismo de los modalesโ, pero creo que apunta a esto, y estoy de acuerdo en que no es satisfactorio. El problema es que no hay manera de evitarlo. No puedes pedir que unas comunidades sean menos sensibles sin reconocer que las costumbres de las comunidades poderosas siempre serรกn no-negociables (el contexto original del cambio de cรณdigo). O los profesionales liberales requieren que los suyos sean elaboradamente diplomรกticos con comunidades diversas y menos poderosas, y al hacerlo se separan como una รฉlite peculiar y exclusiva, o no lo hacen, y todo el mundo debe cambiar de cรณdigo para acomodar a las comunidades mรกs prรณsperas y poderosas. En una sociedad menos estratificada por clases podrรญa definirse una especie de esperanto donde se esperase de todo el mundo una aculturaciรณn por un propรณsito pรบblico, igual que en Singapur el inglรฉs es la lengua oficial aunque no sea la lengua materna de casi nadie. En Estados Unidos, esto colapsarรญa en una dominaciรณn iliberal.
Si unimos todo esto, creo que puede decirse que el liberalismo se ha convertido en una especie de credo de clase alta. Mientras esto ocurra, el liberalismo estรก en peligro, y asรญ deberรญa ser. Hay corrientes iliberales en la izquierda y la derecha que explotarรญan la satisfacciรณn popular para rehacer la sociedad de maneras que me parecen muy desagradables, bien restaurando una jerarquรญa โtradicionalโ de castas implรญcitas, o garantizando a diversos profesionales una autoridad aรบn mรกs prescriptiva sobre la que ya tienen a expensas de la libertad de los menos ilustrados. Mi preferencia es que no hagamos ninguna de las cosas, y que recuperemos el amplio atractivo del liberalismo โnivelandoโ. Deberรญamos asegurarnos de que todo el mundo tenga medios para recurrir a una mezcla de mercado y Estado para su bienestar material, reduciendo el papel econรณmico de las redes de reciprocidad e historia personal. Eso harรญa que las partes buenas del liberalismo se volvieran mรกs amplia y รฉticamente accesibles. Reducir la estratificaciรณn econรณmica hace que el procedimentalismo liberal sea mรกs creรญble de manera bastante automรกtica. Cuando el poder econรณmico e institucional estรกn dispersos y ampliamente compartidos, nadie tiene una ventaja intrรญnseca y las aspiraciones a la neutralidad y la justicia se vuelven plausibles. Cuando veamos una sociedad menos a travรฉs de una lente de dominaciรณn y opresiรณn -porque en una sociedad materialmente mรกs igual serรญa una lente menos creรญble- serรก posible acordar un conjunto comรบn y estable de costumbres comerciales y profesionales en vez de mostrarnos deferentes con las cambiantes sensibilidades de un montรณn de comunidades. Serรญa prรกctico para el pรบblico amplio aprender y entender esos valores comunes, y no quedar excluido o apartado de comunidades profesionales a causa de lo que acaba pareciรฉndose a inescrutables convenciones cortesanas.
Sin duda, hay tensiones entre el liberalismo y el igualitarismo. Pero son el yin y el yang. Opuestos en cierto modo, deben reconciliarse si quieren sobrevivir.
Traducciรณn del inglรฉs de Daniel Gascรณn.
Publicado originalmente en Interfluidity.
Es desarrollador de software y mantiene el blog sobre economรญa Interfluidity.