Después de leer las aterradoras revelaciones de lo que sucede en el manicomio instalado en la Casa Blanca en el relato de un alto funcionario de la administración de Trump, y en el libro de Bob Woodward, saber que miembros del gobierno de Trump se reunieron con militares venezolanos que planeaban un golpe de Estado contra Nicolás Maduro me produjo un enorme desasosiego.
Esto es lo único que nos falta, pensé recordando las palabras de Woodward advirtiéndonos que dada la forma en la que esta Casa Blanca se conduce, lo único que queda es pedirle a Dios que no suceda una crisis.
Sé muy bien que ninguna de estas noticias es nueva. Que Trump no estaba ni está preparado para asumir la presidencia del país más poderoso del mundo ha sido evidente desde que lanzó su candidatura. También sabemos que no puede haber orden en un lugar donde el que dirige se comporta de forma irracional, reacciona con inusitada virulencia y se regocija insultando a sus interlocutores.
También hace ya más de un año que sabemos que Trump ha explorado la posibilidad de la intervención militar en Venezuela con miembros de su gabinete, y por lo menos con cuatro presidentes latinoamericanos. Que el ex consejero de Seguridad Nacional, el general H. R. McMaster, se esforzó por explicarle a Trump los peligros que conllevaría una invasión y aunque no sabemos cómo reaccionaron los presidentes latinoamericanos imaginamos que también estuvieron en contra de la idea.
La historia del hemisferio no está del lado de las intervenciones militares y el golpe militar ha pasado de moda en América Latina. En la década de los sesenta hubo 19 golpes de Estado, la cifra bajó a 18 en la siguiente década y a partir de los noventa la muy escasa intervención de los militares en la política no ha conducido a una dictadura o Junta militar.
La gran sorpresa, al menos para mi, es que algunas figuras públicas con impecables credenciales democráticas piensen que la sublevación de los militares venezolanos o una intervención militar conjunta podría ser la única solución para deshacerse de la dictadura de Maduro.
A principios de este año, el reconocido economista venezolano Ricardo Hausman escribió un artículo en el que sugiere que la Asamblea Nacional podría destituir a Maduro y al vicepresidente, nombrar de forma constitucional un nuevo gobierno y solicitar asistencia militar de una coalición de países amigos democráticamente electos, entre ellos Estados Unidos.
Esta semana hablé con un colega venezolano que trabaja en Caracas y le pregunté si él pensaba que la mayoría de los venezolanos aceptarían un golpe de estado de los militares apoyado por EE UU y esta fue su respuesta: “Se me ocurre pensar que en este nivel de devastación nacional, puede que la gente no esté de acuerdo con la forma, pero tampoco se opondría. La vida cotidiana aquí como sabes es un horror,” me dijo pidiéndome que no revelara su nombre por causas obvias. Y añadió, “los problemas de Venezuela no podrán resolverse si los militares no presionan también para que las cosas cambien, si no se convierten en parte activa de ese cambio. Los militares sostienen a este gobierno, que está fuera de la ley y si ellos le sacan la silla, se cae”.
Luego hablé con Michael Shifter, presidente del Diálogo Inter Americano, quien me dijo, “lo ideal sería resolver la crisis venezolana pacífica y democráticamente pero no es realista pensar que los militares venezolanos no desempeñarían un papel clave en una transición de este tipo.” Shifter celebra que por el momento la Casa Blanca haya rechazado la idea de la intervención militar pero cree que de producirse un golpe de Estado en Venezuela la reacción en latinoamericana sería mixta. “El régimen de Maduro no solo es autoritario e inhumano, sino que está sumido en la criminalidad, especialmente en el tráfico de drogas y prácticamente no hay simpatía en la región por este gobierno”.
Para Marc Cooper, profesor de periodismo en Los Angeles y ex colaborador del presidente chileno Salvador Allende, “no hay opciones democráticas en el horizonte venezolano y desafortunadamente los militares ya están involucrados en el tema porque son parte integral del régimen Chávez-Maduro. Ellos saben que conforme la situación en el país siga deteriorándose, tomarán el poder con el apoyo de la derecha y de los sectores más pobres de la población.”
Y usted, ¿Qué piensa?
Escribe sobre temas políticos en varios periódicos en las Américas.