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No eres tú, es la intercampaña

El periodo entre la precampaña y la campaña se implementó con el objetivo de regular la promoción en radio y televisión, pero desde sus orígenes ha creado confusión.
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La intercampaña electoral, el periodo entre la precampaña y la campaña, se implementó tras la reforma electoral de 2007-2008, con el objetivo de regular la promoción en radio y televisión, y desde entonces no ha dejado de crear confusión. En 2012, para la primera intercampaña presidencial, algunos candidatos incluso desactivaron sus páginas web, hasta que la autoridad electoral, en ese entonces el IFE, precisó que “la vida democrática del proceso electoral no se detiene. Sin embargo, la ley electoral impide a los partidos, a las y los precandidatos y candidatos realizar actos anticipados de campaña”. Es decir, cualquier acto que se lleve a cabo por precandidatos, precandidatos electos o postulados, partidos políticos, coaliciones o agrupaciones políticas nacionales, o cualquier otro grupo que “promueva el voto o contenga mensajes alusivos al proceso electoral federal”. 

Seis años después no muchas cosas se han aclarado y en días recientes hemos visto a los consejeros del INE tratar de explicar las reglas de este limbo electoral. De acuerdo con la consejera Pamela San Martín, este periodo no es para que contiendan partidos o candidatos entre sí, sino que se “pensó para dirimir los conflictos al interior de los partidos”. Durante la intercampaña los candidatos no pueden hacer actos proselitistas (no mítines), no pueden llamar al voto, ni pagar por publicidad exterior. Tampoco pueden aparecer en los spots de sus partidos y la publicidad de los partidos políticos debe ser genérica: no pueden presentar propuestas ni promocionar a sus candidatos. En este periodo, además,  cambia la pauta de los spots, y el 50% del tiempo es para los partidos políticos y 50% para la autoridad electoral. Lo que sí se puede hacer, de acuerdo con San Martín, es que los candidatos aparezcan y den entrevistas en los medios, aunque deben cuidar su lenguaje para evitar propuestas de campaña, ataques a contrincantes o llamados al voto. También pueden acudir a eventos privados, pero incluso en ellos deben tener cuidado de no estar llamando al voto. (¿El lenguaje corporal o los emoticones podrían ser susceptibles de esta reglamentación?) 

López Obrador y Ricardo Anaya han pedido al INE aclarar exactamente qué actividades se pueden y cuáles no se pueden realizar durante este periodo, pero el Consejo General del INE va decidiendo conforme se van presentado las consultas. Por ejemplo, el lunes determinó que durante este periodo “no están permitidos los debates entre candidatos a puestos de elección popular”.

¿Hay alguna manera razonable en la que un candidato dé una entrevista a un medio de comunicación y no haga campaña?  No, salvo que por no hacer campaña solo entendamos que los candidatos no deben decir expresamente “voten por mí”. 

En 2012, cuando Leonardo Valdés Zurita presidía el IFE e intentaba explicar el concepto de las intercampañas, decía que “no hay reforma electoral definitiva ni sistema electoral que no requiera mejoras”. Pues bien, después de unas precampañas presidenciales con tres precandidatos únicos y una intercampaña en donde los candidatos dan un día sí, y otro también, entrevistas en donde no hay manera razonable de decir que no están llevando agua a su molino electoral, quizá vale la pena empezar a hacer una lista de las próximas reformas necesarias.  Mientras tanto, si en estos 45 días (entre el 12 de febrero y el 29 de marzo) se sienten embrollados porque no saben si están oyendo propuestas de campaña o actos puros de libertad de expresión, no se preocupen: no son ustedes, es la intercampaña.  

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Es politóloga, periodista y editora. Todas las opiniones son a título personal.


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