Paisaje ensangrentado,
viento en los huesos del desierto,
flauta de notas blancas.
El fuego arrasa cerros,
salta autopistas. Cercas, postes,
arden en las afueras.
Las armas van a un lado
y las drogas al otro: pasan.
Frontera del desierto.
Hay cristales y coca,
pcp y heroรญna, y luego
Tipp-Ex y gasolina.
En Juรกrez, esta noche,
hay tres decapitados: cuelgan
del Puente de los Sueรฑos.
Hay luces misteriosas
en la frontera: almas perdidas
que claman por su hogar.
Hay mesquite y hay yuca,
hay lechuguilla y creosota,
y arbustos y ocotillo.
Leer pistas, tomar
muestras y descubrir naciones:
gente que no es la nuestra.
Petroglifos apaches
los de la cueva: ciervo, antรญlope,
las manos de sus hijos.
Se alzรณ el gato y cayรณ
sobre el colibrรญ que comรญa
y le cortรณ las alas.
Larga queja nocturna
el tren de carga: de repente
sus cien carros de ruido.
รl me mostrรณ el lugar:
La puerta, dijo. Sรญ, la puerta:
allรญ no habรญa nada.
Un millรณn de acres iban,
con el humo como bandera,
de frontera a frontera.
Las nueces y los higos,
cactos de noche florecidos,
el extraรฑo peyote.
Enloquecen los perros
tras las rejas: se acerca el primo
feroz: transa, coyote.
El desierto florece
bruscamente, vuelto su propio
รกrbol de arena y sangre.
Cuando el camino eructa,
cual ballena que salta henchida,
quรฉ bomba caminera.
Atraviesa el coyote
la traiciรณn, la pena, el horror,
pisa el fuego y el hielo.
En el punto de mira
de la visiรณn nocturna apache
corren los hombres blancos.
El comando se acerca,
escritura espectral de arena:
le entras o le entras.
Antilocapra, liebre,
coyote, jabalรญ, zorrillo,
puma, gato montรฉs.
Coyotes: pasan gente
por la frontera igual que arena
entre las alambradas.
Frontera, dijo ella,
y apuntรณ en todas direcciones.
Allรญ no habรญa nada.
Ni un alma en el camino,
y la patrulla fronteriza,
el dedo en el gatillo.
Botellas de agua exhaustas,
barda en la noche del desierto,
huellas de hombres, espectros.
Niรฑos de veinte aรฑos
con estrellas de cinco puntas
y rifles y pistolas.
La ley de nueve puntos.
Buenas bardas: buenos vecinos.
Dรญganselo a los muertos.
Oeste dorso de diamante,
Mojave, llano, cola negra;
y la vรญbora quieta.
Solo la palomilla
encontrarรก, con sus nectarios,
la onagra vespertina.
La liebre muerta, seca,
plana como una tabla, un
bat de crรญquet de Tejas.
Allรก afuera encontrรฉ
a la Virgen de Guadalupe,
viendo por la alambrada.
Solo se mueve el รกguila
en el calor, resplandeciente
en sus termas azules.
Para borrar mis huellas
atรฉ a la cola del caballo
las ramas de mesquite.
Estas son solo cercas
y las cercas estรกn en llamas.
Esta es tierra de nadie.
Ve mรกs allรก del humo,
ve con los ojos de las รกguilas:
esta es tierra de nadie. ~
Versiรณn de Aurelio Asiain.