รrase un cuarto de alquiler.
Con un catre y una ventana,
alcanzaba para soรฑar,
para un hecho asombroso como
estar al fin, y sin lugar a dudas,
en Nueva York, alcanzaba
para guardar, como en un embarazo,
esas telas aรบn no pintadas
del porvenir. Incandescentes,
tomรกndose su tiempo para
llegar, para salir de su interior,
rezumando metamorfosis
en la cรกlida oscuridad,
esperaban y prometรญan.
Pasรณ el tiempo. Hundida en el ahora,
ya no estรก tan segura.
Comparado a lo que anillaba
su intelecto antes de la prueba,
antes del simple logro
fรกcil, seguro –ah, quรฉ botรญn
de vida aรบn por saborear,
por definir–, el resto… ~
Versiรณn de Jordi Doce