Blanco y negro

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I. BLANCO

Erasmo censura a quienes, cosa lo mรกs comรบn en su รฉpoca, intercalan en su discurso citas en otros idiomas:

 

Se tienen por unos dioses en cuanto, como las sanguijuelas, lucen dos lenguas, y creen ejecutar una acciรณn preclara al  intercalar en sus discursos latinos, a modo de mosaico, algunas palabritas griegas, aunque no vengan a cuento (Elogio de la locura, IV).

 

Don Quijote hace burlas de los letrados latinos y del gran Sancho Panza en este regocijado pasaje de una carta que el caballero andante envรญa a su escudero cuando ya ha sido exaltado a gobernador:

 

Tengo de cumplir antes con mi profesiรณn que con mi gusto, conforme a lo que suele decirse: Amicus Plato, sed magis amica veritas. Dรญgote este latรญn porque me doy a entender que despuรฉs que eres gobernador lo habrรกs aprendido.

 

El adagio latino, Amigo de Platรณn, pero mรกs amigo de la verdad, no solo es antiguo y cรฉlebre, atribuido a Aristรณteles, nada menos, sino entraรฑa un problema moral porque sumamos multitud quienes estimamos que es mayor el cariรฑo y reverencia que nos une a un amigo de carne y hueso que el impulso que nos arroja hacia una entidad abstracta tan evasiva e inasible como la verdad. Sin embargo se entiende quรฉ quiere decir, porque sin cierto vuelo hacia la verdad no se podrรญa tampoco ser amigo de Platรณn.

Pero, como sea, es claro que Sancho Panza no adquiriรณ, de milagro, al subir a gobernador, el latรญn, ni falta que le hacรญa; si hubiera precisado de รฉl, lo habrรญa dominado, como presto y aun prestรญsimo se manejan en inglรฉs nuestros migrantes, pese a que no pocos de los cuales no saben, igual que Sancho Panza, leer ni escribir.

Prodigio de amistad es la del Quijote y Sancho,y con razรณn se asombra el caballero:

 

En cuantos libros de caballerรญa he leรญdo, que son infinitos, jamรกs he hallado que ningรบn escudero hablase tanto con su seรฑor como tรบ con el tuyo. Y es verdad que lo tengo por gran falta, tuya y mรญa: tuya que me estimas en poco; mรญa que no me dejo estimar en mรกs.

 

Estas รบltimas palabras pasan por una de las caรญdas o yerros de redacciรณn en que incurriรณ Cervantes. Rodrรญguez Marรญn en sus preciosas notas a la novela asienta que “mejor y mรกs propio serรญa: en que no me hago estimar en mรกs”. Ciertamente no es lo mismo “hago estimar” que “dejo estimar”. A mรญ, el รบltimo giro me parece mejor, mรกs expresivo y hasta mรกs correcto, y que los que caen en puntillosidad ratonil, otra vez, son los crรญticos.

No es lo mismo nahua, del nรกhuatl nahua, literalmente “sonoros”, habitualmente “grupo de pueblos del centro y sur de Mรฉxico, incluido entre ellos el azteca”, que nagua, naguas o enaguas, palabra que viene deltaรญno (lenguaje hablado en el alto Orinoco y las Antillas), “falda de algodรณn”. Lope de Vega, en la Gatomaquia, usa voces latinas, y habla de las naguas:

 

que lo que en las mujeres son las naguas

de raso, de tela o chamelote de aguas,

es en las gatas la flexible cola,

que ad libitum se enrosca o se enarbola…

 

II. NEGRO

El nรฉctar negro de los sueรฑos blancos.

Baudelaire

 

Un expreso cortado, please. La frase se oye ahora por todas partes de Estados Unidos. Desde hace relativamente poco es uno de los mรกs marcados cambios en cultura gastronรณmica en el paรญs. Hace unos quince aรฑos casi no se oรญa. La gente tomaba, y en grandes cantidades, el llamado con justicia “cafรฉ americano”, en tazas grandes, aguado.

No tener cultura de cafรฉ quiere decir no ser exigente en la apreciaciรณn del expreso que uno toma; que le dรฉ igual uno que otro; que, en una palabra, no sepa apreciar. El conocedor, como en los toros o en el teatro o en el restaurante francรฉs, es criticรณn, difรญcil de complacer plenamente.

Exigentes son los italianos. Interrogado Ennio Ranaboldo, director de Lavazza en Estados Unidos, acerca de cรณmo podรญa describir una perfecta taza de cafรฉ, respondiรณ con precisiรณn, sin romanticismos: el agua debe ser calentada entre 194 y 203 grados Fahrenheit; despuรฉs, lanzada a nueve barras de presiรณn, aproximadamente 135 libras por pulgada cuadrada, a travรฉs de un cuarto de onza de cafรฉ finamente molido durante entre veinticinco y treinta segundos, obteniendo exactamente una onza de cafรฉ expreso.

Un conocedor de cafรฉ denunciaba horrorizado que en Nueva York con frecuencia se prepara el espresso doble disparando dos veces agua sobre la misma carga de cafรฉ, cuando todo mundo sabe que precisa dos cargas diferentes de cafรฉ, es decir, dos expresos en la misma taza. Una estimaciรณn fina de conocedor serรญa, por ejemplo, la del agua que se precisa para preparar un buen cafรฉ. En este caso el contenido preciso del calcio, que en Nueva York es bajo. El agua perfecta, se dice, es la de Nรกpoles. ~

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(Ciudad de Mรฉxico, 1942) es un escritor, articulista, dramaturgo y acadรฉmico, autor de algunas de las pรกginas mรกs luminosas de la literatura mexicana.


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