Democracia o revoluciĆ³n

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La izquierda mexicana no se decide entre ser democrĆ”tica o revolucionaria. Pero ha llegado la hora de la verdad. En los prĆ³ximos 24 dĆ­as -del dĆ­a de hoy hasta el 18 de marzo- cifrarĆ” su destino.

La comparecencia de CuauhtĆ©moc CĆ”rdenas ante el Congreso en torno al tema del petrĆ³leo fue un ejemplo de la opciĆ³n democrĆ”tica. El lĆ­der histĆ³rico del PRD acude al Poder Legislativo. Lo recibe la perredista Ruth Zavaleta con palabras que son, cada una, sinĆ³nimas de democracia: “Pluralidad de pensamiento”, “respeto a todo tipo de ideologĆ­as”, voluntad de “construir acuerdos”, disposiciĆ³n a que la cuestiĆ³n petrolera se “debata con argumentos bien fundamentados” en un marco de “racionalidad… por encima de las descalificaciones”. CĆ”rdenas, por su parte, expuso en detalle su propuesta para rescatar a Pemex y, en clara alusiĆ³n a los radicales de su partido, advirtiĆ³: “Se estĆ” corriendo el riesgo de viciar de antemano, a priori, un debate que es necesario pero respecto al cual, por polarizarlo, se estĆ” perdiendo objetividad”. Finalmente hizo un llamado a los legisladores a “presentar iniciativas”, para concretar “un debate abierto de las posiciones por encima de la mesa”. Esa libre confrontaciĆ³n de ideas -concluyĆ³- permitirĆ” determinar, a posteriori, “cuĆ”l es la mejor polĆ­tica petrolera para el paĆ­s”.

La comparecencia del camaleĆ³nico Porfirio MuƱoz Ledo ante profesores, alumnos y activistas en un auditorio de la UAG y en torno al mismo tema fue un ejemplo de la opciĆ³n revolucionaria. Diazordacista en el 68, echeverrista en el 71, lĆ³pezportillista en el 76, cardenista en el 88, foxista en el 2000, lĆ³pezobradorista en el 2006, porfirista siempre, tras informar a sus reconfortados oyentes que “no le interesan los cargos pĆŗblicos” y fustigar la “condiciĆ³n dinĆ”stica” del “caudillo” CuauhtĆ©moc CĆ”rdenas SolĆ³rzano, delineĆ³ la estrategia golpista del FAP, Frente Amplio Progresista, que preside. Se trata, nada menos, que de “reventar el sistema”, de “echar toda la carne al asador”, para “acortar por vĆ­as pacĆ­ficas el mandato de Felipe CalderĆ³n”. Y ĀæcuĆ”les son esas “vĆ­as pacĆ­ficas”? “Hay muchas… con un millĆ³n de gentes en la calle, como se han hecho las transiciones democrĆ”ticas”. Enseguida afinĆ³ la cifra: “300 mil gentes en la calle pueden hacer una transiciĆ³n democrĆ”tica”. SegĆŗn el artĆ­fice de la Reforma del Estado, “el Estado mexicano es un cascarĆ³n”, y nuestra democracia es “colonial”, por eso la izquierda debe superar el actual modelo (que podrĆ­a “maicear” hasta “mil diputados”) y provocar en cambio una “ola democrĆ”tica” que nos permita “transitar” a la “autĆ©ntica” democracia. La situaciĆ³n actual, concluyĆ³, con todas sus letras, “no tiene una soluciĆ³n institucional”.

Tomemos en serio las palabras de ambos. Las diferencias son insalvables. CĆ”rdenas reconoce a los otros, confĆ­a en el diĆ”logo, presupone la complejidad del asunto petrolero, alienta a abrir el debate. MuƱoz Ledo descalifica a los otros, se aferra al monĆ³logo, se proclama poseedor de la verdad absoluta, alienta a una movilizaciĆ³n cuyo fin manifiesto es una carambola de tres bandas: quedarse con el PRD, bloquear toda reforma energĆ©tica y “reventar el sistema”. Para el primero, la democracia ataƱe a la libre opiniĆ³n de decenas de millones de electores. Para el segundo, la democracia es una “ola” de 300 mil personas movilizadas. La estrategia considera la toma o cierre de los 82 aeropuertos nacionales e internacionales del paĆ­s, asĆ­ como el cierre de las carreteras federales, a partir de hoy, portando sĆ³lo colores patrios, con el pretexto de la privatizaciĆ³n que supuestamente busca el gobierno federal (ExcĆ©lsior, 21 de febrero).

ĀæQuiĆ©n ganarĆ” la partida? Lo sabremos en los prĆ³ximos 24 dĆ­as, pero no debemos permanecer con los brazos cruzados ante un espectĆ”culo del cual no sĆ³lo depende la suerte de la izquierda sino del paĆ­s. El gobierno -nunca sobra decirlo- deberĆ” abstenerse por completo de usar la fuerza. TendrĆ” que discurrir formas imaginativas de enfrentar el proyecto de los radicales y disipar las mentiras que se han planteado en torno a la posible y necesaria reforma energĆ©tica. En su momento, el Ejecutivo deberĆ” hablar tambiĆ©n, con claridad y convicciĆ³n. El Legislativo debe propiciar intervenciones como la de CĆ”rdenas y afirmarse como el foro natural y legal para dirimir las diferencias. Los medios deberĆ­an organizar con urgencia debates plurales con expertos, comunicadores e intelectuales. Y la ciudadanĆ­a responsable debe despertar del letargo en que vive para defender con valentĆ­a la democracia, antes de que la “ola” de la demagogia revolucionaria nos ahogue a todos.

– Enrique Krauze

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Historiador, ensayista y editor mexicano, director de Letras Libres y de Editorial ClĆ­o.


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