Un programa metรณdico, desde las cinco de la maรฑana hasta las diez de la noche. Repetido a diario, sin ninguna alteraciรณn. El mismo purgatorio repetido, repetido hasta el infinito. Para humillar, intimidar y destruir. Desde la madrugada hasta la noche. A veces incluso durante la noche. Al final de la semana se le acumulaban el cansancio y la desesperanza, y la energรญa para resistir se debilitaba, a punto ya de ceder.
Precisiรณn y crueldad, todos los dรญas, desde hacรญa meses. Hasta que, de repente, se produjo el cambio.
Era un martes por la maรฑana. Habรญan suprimido la paliza. La habรญan trasladado a una celda mรกs grande, en la planta. Le habรญan permitido un paseo extra de una hora por el patio, ella sola, antes de acostarse. Por la noche, apareciรณ un gordinflรณn ceรฑudo para cambiarle el cubo por un orinal nuevo,esmaltado.
Al dรญa siguiente, tรฉ caliente y dulce, la comida y la cena mejores. Por la tarde, en el intervalo antes reservado a las pruebas mรกs violentas, la llevaron al baรฑo. Al volver, se encontrรณ la cama cubierta con una sรกbana, cambiado el cobertor, una muda limpia y doblada junto a la cama. Una sorpresa, en efecto: entre la ropa, descubriรณ el pequeรฑo espejo cuadrado y el tubo estrecho de crema Nivea.
Al tercer dรญa, por la maรฑana, la llevaron escoltada por un laberinto de pasillos, a la izquierda, a la derecha, arriba, abajo y de nuevo a la izquierda.
Un cuarto de paredes brillantes y blancas, como una consulta mรฉdica. La mujer que estaba sentada, fumando, en el divรกn cubierto con un hule de color cafรฉ, parecรญa estar esperรกndola. Como si fuese alguna antigua compaรฑera o la amiga de alguien conocido a quien uno sรณlo recuerda vagamente.
Solas casi una hora. La mujer tomaba notas en un cuadernillo colocado sobre las rodillas. La pluma delgada y corta corrรญa sobre la blanca rodilla que, a veces, temblaba.
Despuรฉs apareciรณ el mรฉdico. Por las preguntas que le formulaba, parecรญa un psiquiatra. La mujer lo observaba dirรญase que aburrida e indiferente a todos esos rutinarios exรกmenes psรญquicos. Desde luego, su papel no debรญa de ser nimio dado que despidiรณ al mรฉdico con un simple gesto. Le comunicรณ a la encausada el motivo de los inesperados cambios de los รบltimos dรญas.
Al cabo de otra hora, por cierto, durante la cual la retuvo desnuda delante de ella, la invitรณ a sentarse y le ofreciรณ cigarrillos, de los que ella fumaba sin interrupciรณn uno detrรกs de otro, pero la parรณ con un gesto seco cuando se acercรณ a la ropa.
โDeja eso. Mรกs tarde.
La examinaba con insistencia, por zonas. Sin maldad, con el ojo frรญo de un profesional. La inspecciรณn concluyรณ con una sonrisa.
โLo siento muchรญsimo, no puedo devolverte el pelo en tres dรญas.
Asรญ pues, cualquiera hubiese dicho que habรญa estado supervisando los pormenores de ese sorprendente programa, o al menos la habรญan informado, o quizรก los hubiese fijado ella misma.
โEs una pena que te hayan cortado el pelo. ยฟTenรญas una melena bonita?
No la escandalizaba el no recibir respuesta. Las preguntas parecรญan รบnicamente una especie de divertidas hipรณtesis. ยฟCรณmo habrรญa sido el pelo de la mujer a la que habรญa estado inspeccionando? Aunque era todavรญa joven, ยฟtendrรญa el pelo completamente blanco?
โPor lo demรกs, te has mantenido bastante bien. Tampoco te has encanallado. Hay que reconocer que eso es incluso una victoria. โVolviรณ a sonreรญr, como a una pariente pobreโ. Hoy se te permite que elijas tรบ el programa. Al anochecer, un baรฑo caliente. Te sentarรก bien, serรญa una pena que rehusaras. Te han llevado a la celda periรณdicos y revistas. Si necesitas o deseas algo en concreto, yo me cuidarรฉ de que todo estรฉ en orden. Si deseas algo mรกs, tomarรฉ nota.
Cogiรณ del escritorio una hoja de papel en blanco. Esperaba, no la irritaba el mutismo en que se habรญa atrincherado el desnudo que tenรญa enfrente. Doblรณ la hoja en cuatro y se la metiรณ en el bolsillo del pecho de la blusa negra, de seda, y cuello puntiagudo, de hombre, y mangas con puรฑos.
Se levantรณ. Espigada, morena, delicada, la ceรฑรญa un ancho cinturรณn de piel. La abundante melena le caรญa sobre los frรกgiles hombros. Las manos muy largas y nerviosas, las piernas largas y nerviosas, ojeras azuladas. Tez blanca, extremadamente blanca, como el blanco lechoso de la falda corta que dejaba ver los muslos.
โTe estamos preparando para una entrevista. Importante para ti. โLa sonrisa se crispรณโ. El caballero desea que tengas buen aspecto. Por lo menos, normal, vaya. No soporta la violencia. Es un ser espiritualโฆ ya me entiendes. โSus ojos cambiaron de color, el negro se volviรณ mรกs negro, garzo, y la voz duraโ. Es un favor, ya te convencerรกs. Una ocasiรณn rara, ya lo verรกs.
Encendiรณ un cigarrillo y mirรณ por encima del hombro. Luego por la ventana, al vacรญo. Se volviรณ con brusquedad, agarrรกndose fuertemente las manos. Tenรญa el rostro congestionado y la mirada dolorida. Saliรณ dando un portazo.
Ya no regresรณ. La รบnica seรฑal de que habรญa estado allรญ vino casi dos horas mรกs tarde. Apareciรณ un joven alelado al que le habรญan ordenado, eso se veรญa bien claro, que se comportase con educaciรณn.
โPerdone, se habรญan olvidado de usted.
La detenida hacรญa un buen rato que se habรญa vestido y estaba tiesa en la silla, esperando.
โHaga el favor de seguirme.
Encontrรณ la celda aireada y barrida. En el suelo habรญa un rimero de periรณdicos y revistas.
Sobre las tres le interrumpieron la lectura. La flanquearon por ambos lados. Bajรณ las escaleras, doblรณ a derecha e izquierda y recorriรณ largos pasillos. ยกEl baรฑo! No era la sala habitual de duchas. Una tina blanca y reluciente. Toallas grandes, suaves y de colores. Jabรณn, frasquitos de todas clases. Zapatillas, esmalte de uรฑas. Al regresar a la celda, le esperaba una taza de tรฉ caliente.
Era ya el cuarto dรญa. โยฟA las cinco de la tarde estรก bien?โ, le habรญa preguntado el dรญa anterior, como en un libreto de opereta, aquella extraรฑa y aburrida supervisora, como si quisiera continuar con las cosas absurdas que le habรญan mandado hacer y decir.
Asรญ pues, el dรญa esperado. Por la maรฑana, la llevaron a otra parte del edificio. A una habitaciรณn elegante, con mullidas alfombras. Paredes chapeadas de madera de cuadrados gran-des y brillantes. La sentaron en un sillรณn, en el rincรณn, ante una mesa redonda cubierta con un grueso cristal. La mesa vibrรณ, tintinearon levemente el servicio de cafรฉ de plata y el otro, el de porcelana, de tรฉ. Un cestito con cruasanes. Mermelada de guindas. Mantequilla. Miel, manzanas y bizcochos.
A las diez volvieron a llevarla. La dejaron en la misma habitaciรณn. Huevos, jamรณn, queso, mantequilla. Cruasanes y dulces.
Tuvo tiempo de observar el largo escritorio que ocupaba casi toda la habitaciรณn. Ningรบn cuadro en las paredes. Sรณlo encima del escritorio un reloj grande, redondo, como un barรณmetro. Dos ventanas, pesadas cortinas. Tres sillones, uno en el rincรณn, junto a la mesa redonda. Cerca de la ventana, otra mesa pequeรฑa con dos anaqueles; en el de abajo, un aparato de radio. Sobre el escritorio cubierto con cristal grueso, el telรฉfono y una lรกmpara.
La comida, a las dos. Huevas de carpa, ensalada, huevos rellenos, chuletas de cerdo, chuica1, albรณndigas, embutidos, pepinillos en vinagre, vino, agua mineral y pastelitos de hojaldre.
Se desmayรณ. Vomitรณ hasta quedarse exhausta y se desmayรณ. La sacaron del cuarto y la llevaron al baรฑo. El mismo baรฑo, no se habรญa percatado que se hallaba justo al lado. Le limpiaron la suciedad del cuello de la bata, le frotaron con una toalla hรบmeda las sienes y la frente. La tendieron sobre una colchoneta hasta que volviera en sรญโฆ La llevaron sosteniรฉndola hasta el cuarto. Ensalada de berenjenas. Albรณndigas. Huevos rellenos. Huevas de carpa. Chuica. Ron. Carne. Filete empanado. Vino. Tarta. Se le subรญa todo desde el estรณmago hasta la garganta. La sujetaron a tiempo, antes de que volviera a caerse. Se sentรณ de nuevo a la mesa. Tomรณ el tenedor y el cuchillo. Luego la botella y los vasos, uno detrรกs de otroโฆ Cuando se recobrรณ, la mesa estaba vacรญa y recogida. Sรณlo habรญa quedado una botella estrecha, negra. AGUA DE ROSAS, ponรญa en la etiqueta dorada. Al lado, un frasco minรบsculo, como un dedal. PERFUME. Mirรณ el reloj de pared. Las cuatro y media.
Asรญ pues, se habรญa quedado dormida mientras comรญa, con la cabeza apoyada sobre la mesa. Sacรณ un paรฑuelo del bolsillo de la falda. Le habรญan dado paรฑuelos nuevos y finos. Pero tambiรฉn ropa nueva. Una especie de bata larga y amplia, de un tejido grueso, como un cobertor todavรญa sin estrenar. Se humedeciรณ la cara y las manos con el agua de rosas. Sรญ, se habรญa quedado dormida. Volviรณ a mirar el reloj. Las cuatro y treinta y cuatro. Seguirรญa durmiendo. Ahora sรญ que dormirรญa, atontada por la comida y la bebida.
ยฟQuรฉ podrรญa decirle el importante personaje? ยฟPor quรฉ le dedicaba su precioso tiempo? ยฟRepetirรญa tambiรฉn รฉl las mismas preguntas y proposiciones? ยฟUn montaje, una farsa? ยฟAcaso Su Excelencia serรญa mรกs sutil que sus siniestros subalternos? ยฟMรกs difรญcil de soportar que la brutalidad de los gorilas a los que dirigรญa? Querrรก informar รฉl mismo a los jefes superiores, ยกsimplemente! Que ha entrado en contacto, que se ha desplazado personalmente, que ha intentado, que ha conocido en personaโฆ etcรฉtera, etcรฉtera, sรญ, sรญ, que considera que ya no hay nada mรกs que hacer, que propone medidas inmediatas, que de benevolencia nada de nada, etcรฉtera, etcรฉtera.
Bien pensado, debรญa de ser otra triquiรฑuela, alguna broma estรบpida para poner a prueba sus nervios. ยฟO una รบltima broma, tras la cual le anunciarรกn que la ponen en libertad, que ya no la necesitan? ยฟY la guapa intermediaria, aquella tan rara, que parecรญa una antigua compaรฑera de colegio delicada y sรกdica? โNo puedo devolverte el pelo en tres dรญas.โ Por lo visto, inmediatamente se arrepintiรณ de su ironรญa y cinismo, se puso ceรฑuda, irritada por haberse descontrolado. โยฟTenรญas una melena bonita?โ La pregunta no parecรญa formulada con sorna, habรญa hablado en tono normal, un poco pensativa.
Las cinco menos nueve minutos. Si no se trataba de otra prueba de nervios, si Su Excelencia existรญa realmente e incluso habรญa fijado รฉl mismo esa cita y, si encima, era puntual, faltaban todavรญa nueve minutos. ยฟQuรฉ podrรญa proponerle o preguntarle que no le hubieran propuesto o preguntado cada dรญa? ยฟChantajearla con la situaciรณn de sus padres, de algรบn familiar? ยฟAcaso podรญa empeorar aรบn mรกs la situaciรณn del hombre al que amaba? ยฟLa perdonarรญa รฉl algรบn dรญa si, ยกquรฉ absurdo!, por un momento creyese en las mentiras y proposiciones de ellos? ยฟSi cediera, por un instante, al deseo de saber que estaba libre?
En sรณlo unos dรญas habรญan logrado devolverla a un estado casi normal. Estaba a punto de recordar las reglas del mundo normal. Cรณmo se llevaba un vestido, cรณmo se colocaban los cubiertos y se servรญan las comidas. Sรญ, la comida, los platos la habรญan ablandado. Viandas sabrosas pero que le provocaban arcadas. Preparadas con pericia, traรญdas de algรบn buen restaurante. Durante varios dรญas la habรญan ido reanimando, de manera progresiva. Para que luego pudiese estar tranquilamente delante de los manjares. Para que eligiese. Para que saciase no ya el hambre, sino el placer. Para que se le hiciera la boca agua sin prisas, encantada de revivir los refinamientos de la buena vida. Para que se sintiera abrumada por la simpatรญa del mundo. Para que recuperara la calma. Domada, mรกs o menos; idiotizada. Habรญan calculado bien; en efecto, era consciente de que, sobre todo en las รบltimas horas, su determinaciรณn y tenacidad habรญan disminuido. Aquel vino dulzรณn, afrutado, la habรญa hecho desvanecerse. Despuรฉs se despertรณ con mucha flojera, hecha polvo. Habrรญa dormido semanas seguidas. En una cama grande y limpia, en una habitaciรณn amplia y tranquila. Y sรณlo despertarse despuรฉs de largos intervalos, en una baรฑera llena de agua caliente, como la de esa tarde. Bebidas de colorines, frescasโฆ
La puerta se entreabriรณ despacio, muy despacio. ยกAรบn quedaban dos minutos! ยฟLlegarรญa antes de la hora? No, sรณlo era un triste funcionario que apenas si se atrevรญa a entrar en tan importante habitaciรณn. Vacilante, humilde, de puntillas. Algรบn asustado funcionario de la administraciรณn, al que habrรญan enviado a limpiar el polvo o abrir las ventanas.
Iba cargado con cajas de todos los tamaรฑos. Las depositaba con cuidado en un rincรณn de la habitaciรณn, junto a la puerta, y las apilaba contra la pared. Saliรณ y volviรณ con un rollo grueso y largo. Una especie de tubo de cartรณn con tapa. Se movรญa lentamente, encorvado, con la cabeza gacha, para no molestar. Entraba, desaparecรญa y reaparecรญa, todo ello sin hacer el menor ruido. Aterrado, estaba claro, por la importancia del personaje cuya entrada preparaba. Por el apocamiento con que se movรญa ese pequeรฑo empleado de la administraciรณn, portero, almacenero o lo que fuera, se veรญa a las claras que se esperaba a alguien de arriba, de muy arriba en la jerarquรญa.
Mirรณ el reloj. Las cinco y un minuto. ยกSe retrasaba! Primero, la dejarรญa que esperara. Para que perdiera los nervios, seguro que pretendรญan eso, que se le trastornara el cerebro mientras esperaba y se preguntaba quรฉ mรกs cosas se habrรญan inventado. La tรกctica consabida, no se mostraban muy originales, habรญa aprendido a defenderse.
El pobre tipo se habรญa sentado en la silla para tomar aliento. ยกLe habรญa echado valor el desgraciado! ยกPrecisamente se sentaba a descansar en el asiento del Jefe! ยฟY si entrara ahora Su Excelencia? Helo ahรญ, sonriendo con timidez, pero orgulloso como un cretino. La miraba, sรญ, la miraba y sonreรญa. Orgulloso de la hazaรฑa pero tambiรฉn inseguro, como si quisiera infundirse valor con esa sonrisa tรญmida de pรกnfilo.
โLe rogarรญa que se acercase. Con el sillรณn, con el sillรณn. O mejor, siรฉntese, en uno de estos dos.
Se sobresaltรณ. La vozโฆ No era, desde luego, corriente. Tampoco parecรญa la voz de aquel pobre diablo cansado y sudoroso por el peso de los muchos paquetes, demasiado para รฉl. Ya no sabรญa quรฉ pensar, quรฉ hacer, no tenรญa fuerzas para moverse del sitio. Las sienes le latรญan empapadas de un sudor frรญo. Se notรณ las palmas de las manos hรบmedas y la espalda helada y mojada. Parecรญa una broma estรบpida todo lo que se permitรญa, justo en ese momento, unos minutos antes de que apareciese el GRAN JEFE, ese, eseโฆ ordenanzaโฆ ese alโฆ almacenero, barrendero, algรบn cajero con familia numerosa, empleado de correos, administrador de una comunidad de vecinos, fontanero, mercero, con esa voz suya tan… sรญ, sรญ, tanโฆ
โHe sido puntual, como se habrรก dado cuenta. Acรฉrquese, por favor. Estoy acostumbrado sรณlo a auditorios pequeรฑos y conversaciones a corta distancia.
Se comรญa las sรญlabas, las palabras se encabalgaban y se tapaban unas a otras. Hablaba con un ritmo desigual y sincopado. Niebla entre las palabras y sobre ellas. Daba incluso la impresiรณn de que pensaba sรณlo a saltos. Voz cรกlida y dubitativa. Pero imperiosa. Una voz trabajada, como quien dice. Extraรฑa mezcla de firmeza y miedo, suavidad, fuerza, sรญ, y dureza, e inclusoโฆ
โCon que acรฉrquese, ยฟvale?
Observaba a la mujer, que se acercรณ a uno de los sillones que habรญa al lado del escritorio. Entretanto, se habรญa sacado del bolsillo de la chaqueta una petaca con un lรญquido amarillento tirando a color cafรฉ. La colocรณ despacio, tumbada, en el cristal de la mesa. Cuando la prisionera por fin se sentรณ, mirรณ a รฉsta fijamente un buen rato, de cerca, como si รฉl mismo la invitase a ella a observarlo.
No llevaba camisa, sino una especie de polo de cuello abierto y botones, de lana fina y color mostaza. Encima, una chaqueta gris a cuadros. Dientes escasos, picados y manchados por el tabaco. Nariz surcada de pequeรฑas venas rojizas. La piel del rostro flรกcida y pรกlida. Orejas pequeรฑas, cuello delgado y manos frรกgiles. Dedos cortos y finos, torcidos y amarillos. U-รฑas roรญdas hasta la carne. Frente despejada por la calvicie, pero poderosa. Ojos negros y grandes. Inteligentes, sรญ, vivos y negros. Hundidos, movedizos, brillantes, escrutadores, captadores y calculadores. Sรญ, vidriosos, salvajesโฆ Ahora ya no se movรญan, no pestaรฑeaban, no eran vivaces. ยกExtraordinaria mirada! Sรญ, รฉse era el hombre esperado, ya no cabรญa la menor duda.
Empezรณ a gesticular con las manos, haciendo seรฑas en direcciรณn a la cabeza de la mujer. Todavรญa aturdida, no entendiรณ enseguida lo que querรญa. Entonces ella se quitรณ el bonete y lo colocรณ al lado, en el brazo derecho del sillรณn. Pero รฉl continuรณ gesticulando con mรกs energรญa y nerviosismo. Que se desprendiera de รฉl, o sea, que lo tirara. No querรญa seguir viendo ese pingajo. La mujer arrojรณ el bonete, que se golpeรณ como un pรกjaro contra los cristales de la ventana y, luego, cayรณ mansamente al suelo.
Dejรณ de observarla. Bajรณ la mirada y la centrรณ en el cristal del escritorio. Como si no hubiese querido ofenderla al mirarla con demasiada insistencia, ahora que ya no tenรญa el bonete que le tapara el crรกneo rapado.
Siguiรณ hablando asรญ, con la cabeza gacha, sin levantar la mirada.
โEspero que ya se haya acostumbrado a mi presencia. Podremos conversar. ยฟSabe?, no soporto lo pintoresco. Todo lo que distrae la atenciรณn.
ยฟY el bonete? ยฟPor quรฉ la habรญa obligado a quitรกrselo, a quedarse con la cabeza monda y lironda, reluciente como una bola de billar? La mujer lo mirรณ, irritada por haber intentado, siquiera un momento, juzgarlo con lรณgica. Seguramente, era una trampa demasiado simple.
โHe insistido en que se haga lo necesario para que usted estรฉ en una situaciรณn de normalidad. Que tenga un aspecto normal. Que reaccione con normalidad. Que parezca e incluso sea usted, en la medida de lo posible, una persona corriente. Insรญpida casi. Que no despierte motivos de particular interรฉs. Detesto las sorpresas, las estridenciasโฆ Quisiera que se acostumbrara usted a mรญ.
Que no la inquiete el hecho de que yo no sea como, probablemente, usted esperaba. Intente acostumbrarse. Que podamos estar en condiciones de igualdad. Que me pueda seguir y entenderโฆ Incluso le han dado la posibilidad de acostumbrarse a esta habitaciรณn, ยฟno es asรญ? Me irrita todo lo que distrae la atenciรณn. Como ya le he dicho, no me gustan las conmociones, las sorpresas y las emociones sin sentido.
La mujer ya no lo miraba, pero percibiรณ que รฉl habรญa levantado la cabeza y la observaba. โHe de defenderme del interรฉs que puede despertar esta apariciรณn, este encuentro. Desechar la idea de que es una simple conversaciรณn entre dos personas normales, como pretende sugerir. Hay trampas por todas partes y es difรญcil saber cuรกl es mรกs peligrosa. He de estar siempre en guardia. Sobre todo, porque no sรฉ exactamente frente a quรฉ he de entrar en guardia. He ahรญ un punto que รฉl ya ha ganadoโ, debรญa de pensar la prisionera.
โRecapitulemos un poco. De modo que usted lleva varios meses aquรญ. Al principio le dieron palizas y la estuvieron martirizando durante todo el dรญa. A menudo tambiรฉn durante la noche. Lo que aguantaba la resistencia de una mujer cada vez mรกs debilitada. O sea, entre desvanecimiento y desvanecimiento. Seguro que tambiรฉn la insultarรญan. Creo que nunca habrรก usted oรญdo tantas guarradas dichas mรกs a gusto. Cada vez le pedรญan el nombre de las personas con las que se veรญa. Los lugares donde se conspiraba, la misiรณn que tenรญa cada uno de sus amigos โฆ Posteriormente, las palizas menguaron. Unas horas al dรญa. El programa se diversificรณ. La tuvieron bajo la lluvia, fuera, tres horas de plantรณn. Despuรฉs, varias horas diarias en posiciรณn de firmes, en medio de un cรญrculo trazado con tiza y del diรกmetro de una pelota de baloncesto. Se le hinchaban los pies de manera tremenda. Me han dicho que tiene usted los pies mรกs bien gruesos. Se le salรญan de los zapatos, como si fuera una masa. Ya no pudo quitarse los zapatosโฆ Una o dos veces encontrรณ un ratรณn por la noche en su cama. Cama es un decir. Un ataรบd angosto, justo para un cadรกver apretado o para un moribundo clavado al ataรบd a martillazos, para que no se mueva. ยฟPonรญan en marcha una sirena por las noches en el pasillo? ยฟTraรญan gatos a los que les pegaban, siempre por la noche, y los hostigaban delante de las celdas? Sin embargo, creo que no la han violado. Sobre todo, durante las palizas. Cuando estaba casi al lรญmite de sus fuerzas. La debilidad y la fuerza, cuando llegan al lรญmite, incitan, eso ya lo sabe ustedโฆ ยฟNo importa que no lo hayan hecho? Dirรญamos que se han tomado la revancha con otras cosas. Sin embargo, sรญ que importa, ยฟsabe?, sรญ que importa.
Esperaba verlo esbozar una sonrisa irรณnica. Pero no parecรญa interesado por adecuar la mรญmica a las palabras.
โCuando la pelaron al cero, ยฟla obligaron a hacer con el pelo una especie de plumero para el polvo? Y no sรณlo el polvoโฆ A propรณsito, ยฟolvidaron meter en la celda el cubo? Sobre todo los dรญas en que estuvo usted enferma del estรณmago. ยฟDiarreas provocadas con toda intenciรณn? Seguro que lo habrรก sospechado. ยฟPor la noche, de pie, ante el fuego cruzado de cuatro potentes proyectores? ยฟLe sumergieron la cabeza en un balde con agua y jabรณn? Imaginaciรณn rudimentaria, de salvajes. ยฟDos dรญas en un calabozo de las dimensiones de un armario cerrado? ยฟLa oscuridad mรกs absoluta? Por supuesto, a eso hay que aรฑadir las palizas de rutina. Las burlas, las mortificaciones y una comida para cerdos. No es nada grato recapitular, ยฟverdad?
ยฟHabrรญa observado acaso, aunque tenรญa los ojos cerrados, que la mujer habรญa ido palideciendo poco a poco? El rostro cada vez mรกs blanco, los ojos cada vez mรกs pequeรฑosโฆ
โY todo eso, en definitiva, ยฟpara quรฉ? Siempre las mismas preguntas. A las que no ha respondido. Sabรญan que usted no responderรญa. Quizรก le extraรฑe, pero sus respuestas tampoco les interesaban. No habrรญan dejado de atormentarla. Las respuestas les habrรญan ofrecido una nueva ocasiรณn de castigarla. Para que repitiese lo que ya habรญa afirmado, para decirle que los otros sostenรญan lo contrario. Que usted se contradecรญa, que ayer dijo una cosa y hoy otra. No les habrรญan faltado excusas.
No esperaba ninguna rรฉplica por parte de ella. Se habรญa inclinado con los codos sobre el escritorio y la observaba sin pedirle ninguna participaciรณn.
โNo hay nada que hacer. Estรกn obligados a seguir las รณrdenes. Al parecer, a veces, obtienen resultados. Dado su nivel de comprensiรณn, es difรญcil darles a entender que eso es una pรฉrdida de tiempo. Tambiรฉn estรก la costumbre, desde luego. E incluso el placer, hay que reconocerlo. Le aseguro que ya no recibirรก malos tratos de ningรบn tipo. Ya no tienen interรฉs en que muera o se quede invรกlida. Harรกn concesiones, ya lo verรก. Serรก un rรฉgimen, si no excelente, al menos normalโฆ Asรญ pues, la detuvieron un miรฉrcoles por la tarde. A las diecisiete horas y diecisรฉis minutos. Delante de la casa nรบmero siete de la calle Mandicevschi. A unos pasos de la parada de autobรบs, de donde acababa usted de bajar. Iba con retraso. Disgustada y nerviosa. Seguramente un antiguo defecto. Aunque suele ser muy cuidadosa, estoy seguro de que se preparaba siempre con antelaciรณn para ser puntual. Ese mismo cuidado por la puntualidad demostrarรญa que, ciertamente, es puntual, que le preocupa la puntualidad. Sin embargo, en el รบltimo momento, se hace una carrera en las medias. O se da cuenta de que le falta un botรณn en el vestido o el cinturรณn de la gabardina. Que los zapatos tienen polvo. Me imagino que aquel dรญa se sintiรณ culpableโฆ Una cita de conspiradores se parece y no se parece a las de amor. Las citas amorosas tienen tambiรฉn un algo de subversivo, ยฟno es cierto? ยฟNo podrรญa delimitar mรกs claramente cuรกl era para usted el carรกcter de aquella cita? Tanto mรกs grave, por supuesto, el retraso en semejante situaciรณn. Aquel miรฉrcoles la culpa la tuvo el autobรบs. No sรณlo รฉl, claro, no sรณlo el autobรบsโฆ
De vez en cuando atraรญa hacia sรญ, con gran destreza (ahora se veรญa), la petaca que habรญa sobre la mesa. La destapaba y jugaba distraรญdamente con ella, junto al sillรณn. Debajo de la mesa, sin ruido; era menester prestar mucha atenciรณn para captar sus gestos. Ni siquiera se oรญa el trago, muy rรกpido, como si lo hubiese hecho al tiempo que hablaba. รl contaba con el interรฉs que provocaban su propia persona y su pensamiento. Los detalles, todo lo demรกs, no eran dignos de suscitar atenciรณnโฆ
โQue el autobรบs no llegase a tiempo no fue nada casual. Nosotros lo retuvimos. Sรณlo lo que estimamos necesarioโฆ Me alegro de que no se quede boquiabierta de la impresiรณn. Me habrรญa fatigado. Habrรญa perdido la paciencia, se me habrรญan ido las ganas. Por el contrario, asรญ confรญo en mi interlocutor. Espero que nos entendamos.
De pronto, acercรณ la silla a la mujer. Se mostrรณ desarmado y desdichado. Como si pidiera ayuda. A punto de ceder, de confesarse a un amigo.
โยฟSabe?, no soporto la inferioridad del adversario. Me desarma. He insistido, ya se lo he dicho, en que me la presentaran en un estado normal. De otro modo, no me sentirรญa capaz de nadaโฆ No funciono cuando sรฉ que a quien me escucha, antes de hablar conmigo, le han pegado, lo han asustado y humillado. ยฟSabe? No puedoโฆ no, me da asco, sencillamente. Y miedo, es cierto. De mรญ. De ellos. De lo que alguna vez podrรญa ocurrirme a mรญโฆ
La mujer, de pronto, prestรณ atenciรณn. Tensa, sentรญa ya que a intervalos relativamente cortos tenรญa que esperar esa expresiรณn de desamparo en el rostro de รฉl, precedida o acompaรฑada, como acababa de pasar, de un simulacro de confesiรณn. โยฟSabe?, no soporto lo pintorescoโ, asรญ habรญa empezado รฉl la entrevista. El rostro y la voz habรญan servido para expresar un lamento impotente, de niรฑo envejecido y solitario.
โDe manera que se retrasรณ. Sus compaรฑeros fueron detenidos sin que volvieran a verla. ยฟSe da cuenta? Nuestro juego requiere a veces un poquitรญn de maldadโฆ Quizรก la intranquilice lo que yo pueda preguntarle o proponerle. En relaciรณn con la finalidad de esta entrevista. Podemos precisar, para que no se alarme, que sรฉ todo lo que mรกs o menos podrรญa usted confesar. Sรฉ tambiรฉn que usted no se considera en condiciones de apreciar la gravedad de los hechos y, como medida de precauciรณn, les da a todos una importancia igual. No sea que vaya a divulgar algo. Yo sรฉ quiรฉnes eran los habituales de aquella casa. Habรญa leรญdo con placer los informes, habรญa pedido otros adicionales. Se confeccionaron verdaderos estudios biogrรกficos. Casi monografรญas, no sรณlo de la camarada Simona Strihan. Los amigos la llaman a usted Sia, ยฟno es cierto? Asรญ pues, Sia Strihanโฆ Igual de bien conozco, como si hubiese vivido mucho tiempo entre los amigos de usted, la enfermedad del hรญgado y la fortunita nada despreciable del seรฑor Barbosa, o que el joven Patraulea, llamado el Poeta, no se resiste mucho a las faldas. Sin embargo, que eso nada tiene que ver con sus inclinaciones artรญsticas, ยฟverdad? Y menos aรบn con su ascendencia campesina, viene de una familia de campesinos pobres, terriblemente pobres. Y menos aรบn con su salud frรกgil, muy frรกgilโฆ La distinguida seรฑora Mรขrgรขrit es una fanรกtica. Aunque parece, y lo es, una perfecta mujer de mundo. Entregada a todos los placeres habituales, e incluso a los menos habituales, de la alta sociedad tradicional. A la que, naturalmente, odia. Es sรณlo una fanรกtica, se dirรญa. A diferencia del ingenieroโฆ ยฟEs que hay corriente?
Se puso en pie de pronto. Al acecho, detrรกs del escritorio. Husmeando con la nariz y con las orejas tiesas, como los conejos. Ah, mira por dรณnde, tenรญa algo de conejo, en efecto, ยฟcรณmo no se habรญa dado cuenta? ยฟUna cabeza de conejo? ยฟY no tendrรญa tambiรฉn algo de serpiente? Nariz aguileรฑa, la nariz ligeramente aguileรฑaโฆ Los grandes hombres de la Antigรผedad tenรญan la nariz aguileรฑa, eso dicenโฆ Tenรญa la frente despejada y ancha, ยฟcomo la de ellos? Sin embargo, las cejas, marca de las pasiones, no eran poderosas ni pobladas. Mรกs bien ralas. La frente transpiraba y tambiรฉn la nariz. El pelo, escaso tambiรฉn, sรณlo en las sienes. La cara pรกlida. Los ojos parecรญan miopes y pestaรฑeaban sin cesar. ยฟSigno de timidez, acaso?
Gesticulaba mucho, aterrado, clavado en su sitio. La chaqueta se le habรญa abierto y dejaba ver su polo, que habรญa perdido el color y la forma por un uso excesivo. Le caรญa por el torso formando arrugas, torcido y de cualquier manera. De los pantalones le caรญa un pedazo de cinturรณn gastado, que pendulaba a la altura de la bragueta.
Se estremecรญa, como asfixiado. La cabeza se le habรญa hundido entre los hombros y le temblaba, al igual que el pecho enjuto. La calva, que se extendรญa hasta la coronilla, habรญa enrojecido. Sacaba un paรฑuelo, lo apretaba en el puรฑo, se lo llevaba, ora con una mano, ora con la otra, a la narizโฆ estornudaba.
La mujer ya no pudo contener una sonrisa. รl logrรณ levantar la cabeza y la vio. Entre accesos de tos y estornudos debiรณ de observar la sonrisa y, ยกel colmo!, sonriรณ tambiรฉn รฉl y balbuciรณ con aire culpable:
โTengo alergia, ยฟsabe? La corriente mรกs pequeรฑa, mรกs dรฉbil, sencillamente me deja hecho polvo โdijo entre jadeos apartรกndose del escritorio y encaminรกndose a la puerta.
Empujรณ la puerta, aunque estaba cerrada. Se encogiรณ sobre el picaporte temblando, resollando, vencido, palpitante, sacudido, doblado, encorvado y como tiroteado, soltando una serie de estornudos. Tratรณ de volver a grandes zancadas hacia la ventana, pero se tambaleaba un poco. Se apoyรณ incluso en el sillรณn de la mujer, palpรณ los bordes de madera, el alfรฉizar, la falleba de la ventanaโฆ Todo estaba bien cerradoโฆ Sin embargo, ยกestornudaba! Vencido, hundido, impotente. Estornudaba y estornudaba, daba la impresiรณn de que lo hacรญa incluso con placer. La nariz surcada de venillas rojas se habรญa vuelto blanda y acuosa. Se guardaba un paรฑuelo en el bolsillo y sacaba otro y hundรญa en รฉl la cara apretando los puรฑos. Desencajado por las convulsiones, avergonzado.
La mujer vio por la ventana la luz cada vez mรกs gris, mรกs desleรญda. Debรญa de haber pasado mucho tiempo, no se habรญa percatado de ello. Mirรณ el reloj de pared y no distinguiรณ nada. Las cifras negras se perdรญan, como las manecillas, en la esfera borrosa y cubierta con una espesa capa de polvo, como perdida en medio de la niebla.
El frรกgil hombre recobrรณ el aliento a duras penas y tras muchos sinsabores. Cualquiera habrรญa dicho que habรญa perdido el interรฉs e incluso las fuerzas para desempeรฑar su papel hasta el final. La partitura se habรญa vuelto insoportable y ya no parecรญa cautivarlo. Como si se hubiera hartado de llevar esas complicadas mรกscaras de la inteligencia. Todo parecรญa derrumbarse, como habรญa prevenido un escรฉptico, hasta ser inรบtil y ridรญculo. Le daba pereza, quizรกโฆ Nada contaba ya, nada podรญa ser mรกs profundo, mรกs tentador, mรกs seguro y mรกs sabio que la pereza, parecรญa querer decir. No le encontraba ya ningรบn sentido a cansarse. Pero, de repente, el hombre se estremeciรณ.
La mujer seguรญa sonriendo. Sin embargo, la sonrisa habรญa ido perdiendo la compasiรณn, incluso la simpatรญa que por un momento habรญa experimentado por aquel infeliz. Habรญa quedado el asco, el desprecio. La sonrisa se habรญa helado en una mueca. La prisionera parecรญa haberse dormido o estar a punto de dormirse. O se habรญa desmayado, o se habรญa muerto con aquel horrible rictus en el rostroโฆ Y รฉl dio un golpe sรบbito en el cristal de la mesa con el tapรณn metรกlico de la petaca.
Un brillo demencial le habรญa afilado la mirada. El golpe habรญa sido fulminante, violento, como un guillotinazo.
No obstante, lo lamentรณ de inmediatoโฆ Enseguida tratรณ de suavizar de algรบn modo el gesto. Fingiรณ que sรณlo habรญa estado buscando la petaca. Entonces la levantรณ de forma ostentosa y se la llevรณ, sin esconderse ya, a los labios gordezuelos, echando la cabeza hacia atrรกs y vaciando casi un cuarto. Acto seguido se dejรณ caer, revitalizado pero desabrido, en el sillรณn.
โTambiรฉn yo detesto el tedio, seรฑorita. Eso se nota, me parece. Detesto el tedio, espero que se note. Al igual que el trabajo, la laboriosidad y la perseverancia. Incluso la lรณgica. Algunas veces hasta la verdad. A menudo, a menudo. Soy unโฆ
Las primeras palabras las habรญa pronunciado recalcรกndolas, luego la voz se debilitรณ. Recobrรณ la calma, el distanciamiento y la voluntad de que se le notase.
โSรญ, no merece la pena decirle todo lo que sรฉ sobre Sia Strihan. Ni sobre Dinu Barbosa, Tina Mรขrgรขrit o el ingeniero Mateescu. Sobre Kahane, conocida como Agahane, y sobre el poeta Patraulea. Ni sobre aquel obrero tan listo, Victor Văduva. Ni tampoco sobre el ejemplar mรกs preciado, al que usted admira tanto. No sรณlo lo admira, ya lo sรฉ, ya lo sรฉ, lo sรฉ todo sobre, ยฟcรณmo dirรญamos?, el โhombre amadoโ, asรญ se dice. No merece la pena aburrirla contรกndole lo que sรฉ sobre todos y cada uno, no, lo reconozco. Mรกs bien tendrรญa que decirle lo que sรฉ de mรญ. Para que se convenza de que soy un hombre decente. Le ofrezco de mรญ datos tan importantes como los que yo he recibido sobre Simona Strihan. ยฟPara que me respete? Me pareciรณ que habรญa conseguido despertar su interรฉsโฆ Para mรญ es la รบnica forma de estima. Se convencerรญa de que sรฉ bastantes cosas de mรญ. Aunque soy unโฆ Esto es lo que querรญa decirle hace un momentoโฆ Soy un aficionado. Irremediablemente aficionado, eso es lo que soy.
Se inclinรณ sobre el escritorio, sobre la petaca. Monologaba en voz baja, la cabeza se le cayรณ entre los hombros y ya no miraba a su espectadora.
โSe me toleran… La negligencia, la pereza, los caprichos, las debilidades, la fantasรญa. Me los toleran. Finalmente, aceptaron considerarme un mal necesario. Porque les soy รบtil y necesario. Se han convencido. Aunque no entienden mis actos, mis golpes y mis deducciones. Aunque me desprecianโฆ Les causarรญa un gran placer meterme en una celda. Vengarse mediante los mรฉtodos que usted conoce, por todo lo que no logran comprender. Y, mejor aรบn, probablemente meterme en un ataรบd. Pasan meses sin que me llamen. Me dejan en paz, me mandan al diablo. Y cuando me llaman, por fin, no regatean. Aceptan mis condiciones, es decir, cierta cantidad de dinero y la libertad de acciรณn. Ya no me imponen sus mรฉtodos, su puntualidad estricta y todas las sandeces que observan. Aceptan sin entender nunca de quรฉ se trata en realidad. Incluso cuando escuchan como becerros mis deliriosโฆ A veces me tiran de la lengua, ยฟsabe? Quieren que les explique por quรฉ hay que esperar la apariciรณn cรญclica de casos especiales. ยกExcepciones! Excrecencias de la vida pero necesarias para la vida. Contra ellas, su odio y su disciplinada estupidez no surten efecto. Hay mundos, especies desconocidas, que no se pueden entender. Primero tendrรญan que saber lo que es la vida, de quรฉ les estoy hablando. Necesitan mi imaginaciรณn, mi temperamento, mi enfermedad y mis sentimientos. Al final, se han dado cuenta de que yo tambiรฉn soy un caso especial. Como Sia Strihan. Nosotros dosโฆ Pero probablemente menos que el compaรฑero en el que usted piensa, al que echa de menos. Porque รฉl sรญ es especial, muy especial, hay que reconocerloโฆ Seguro que a veces me salen bien las cosas. Y bastante bien, sรญ, bastante bien, lo confieso. Por eso me conservan y me mantienen con ellos. ยกUna especie de brujo! Asqueroso, enfermo, miedoso, olvidadizo, retorcido. ยกPero que les saca las castaรฑas del fuego! Los informes concluyen de forma optimista, el optimismo obligatorio, el optimismo de servicio, llamรฉmoslo asรญ, en este tipo de servicio que inventa el hombre para el hombre, ยฟno es cierto?, como todas las demรกs profesiones e ilusiones que consumen nuestro tiempo. Asรญ pues, el caso que nos traรญa de cabeza, desde hacรญa tres meses o tres aรฑos, ha sido liquidado o lo serรก y los optimistas vuelven a encariรฑarse con su estรบpido oficioโฆ Pero no siempre tengo รฉxito. Tambiรฉn hay partidas que se pierden. O que no se ganan. O, sencillamente, mi cansancio, mi pereza, mi dejadez e incluso, sรญ, sรญ, mi generosidad o mi aversiรณn, a veces la una y la otra estรกn ligadas, ligadas sรญ, pues al fin y al cabo sรณlo soy un hombre.
Soy un hombre y, como supondrรก, a veces me han vencido, como no podรญa ser menos. A menudo me he vencido a mรญ mismo. Una mentalidad estrecha no comprende que el fracaso es algo natural, no comprende cuรกntas delicias puede ofrecer el fracaso, como todo lo humano, cuรกnta melancolรญaโฆ No imaginaba que las soluciones momentรกneamente adecuadas y eficaces pueden contener una buena dosis de fracaso. ยฟPara quรฉ se va a poner uno a explicarles que, en realidad, lo รบnico que existen son los fracasos? Algunos son menos evidentes. Enmascarados, engaรฑosos, dan la impresiรณn de ser รฉxitos. Cuando no consigo solucionar el asunto, olvidan todo lo que habรญa hecho antes. Olvidan, claro que sรญ, de golpe, su propia impotencia. Otra vez se sienten seguros de sus argumentos farragosos y estรบpidos. Se ponen a gritar que no es de extraรฑar que un tipo como yo, una calamidad, un vicioso, no pueda enfrentarse a tan serias obligaciones. Siempre encuentran ocasiรณn para herirme. Escupiรฉndome a la cara su odio, su vanidad, su estupidez y su venganza concentrados en el odio. Atormentรกndome otra vez con su ridรญcula desconfianza. No es fรกcil. Y menos aรบn para alguien como yo. Espero que lo entiendaโฆ La desconfianza es mi pan de cada dรญa. Seco, un bloque inmenso de tiza o de hielo derrumbรกndose estrepitosamente para aniquilarme. Mojado, a veces, pan de piedra mojado en vino o en vinagre. Chupo mareado una esponja envenenada durante dรญas, noches y semanas seguidas. La falta de confianza en mรญ mismoโฆ ยกEl colmo, que los demรกs desconfรญen de mรญ! Me aniquilan, soy incapaz de reflexionar. Me quedo ciego, mudo, paralรญtico, perdido. Y entonces reencuentro mi condiciรณn miserable, mi melancolรญa y mi inmundicia. Durante meses enteros no valgo para nada. ยกPrecisamente esos idiotas que, ante mi simple apariciรณn, tendrรญan que enmudecer y quedarse paralizados! Pero al final siempre vuelven a llamarme. Tras una larga espera, los muy desgraciados me llaman. Cuando hay algo muy raro y todos sus intentos han sido vanos. Entonces se acuerdan ellos del โloco aquelโ. A lo mejor el loco aquel encuentra la soluciรณn, eso esperan los pobrecitosโฆ Ya no sรฉ por dรณnde empezar. Al principio, titubeo un poco y empiezo. No tengo confianza en mรญ, no tengo seguridad en mรญ mismo. Sin confianza, siquiera un tiempo, aunque sea ilusoria, nada funciona. Siento a รฉsos merodeando a mi alrededor, los muy bestias se quedan silenciosos pero cabalgan encima de mรญ y me sofocan. Espรญan mis gestos y mis pensamientos. ยกHasta que alguna cosa viene en mi ayuda! La bebida, una mujer, un libro, unas vacaciones. ยกO incluso una poesรญa! Sรญ, no se rรญa. Algunas veces, tambiรฉn la mรบsicaโฆ Y vuelvo a un placentero estado de vitalidad. Exaltado y desenfrenado. Ya no veo mรกs que el objetivo. Los datos, la hipรณtesis, la soluciรณn.
Estaba oscuro, pero no encendรญa la luz. Tampoco estaba como boca de lobo, o quizรก sรญ. La mujer, aunque no lo veรญa, percibรญa que el hombre se ponรญa de pie al otro lado del escritorio.
โยกUn jefe espabilado harรญa maravillas conmigo! ยกUno que supiera sacar partido de mis defectos! รstos exactamente: pereza, dejadez y desorden. ยกCuรกnto sitio hay para la fantasรญa en esos huecos! Uno es capaz de moverse sin que nadie pueda prever ni prevenir sus intenciones. Pero ยฟdรณnde se encuentra, entre esos servidores, una cabeza bien asentada? Necesitaron aรฑos y aรฑos para reconocer, aunque fuera por necesidad, mis cualidades y aprender a usarlas. A ser tolerantes y asegurarme condiciones favorables. ยกUn clima estimulante! Aceptar mis caprichosโฆ En otras palabras, a asegurar la protecciรณn de esas cualidades. Quizรก sean pocas, pero especiales, y exigen un rรฉgimen especial de mantenimiento. ยกNecesitarรญan un siglo para comprender que mis defectos abren un campo de posibilidades mucho mรกs amplio! โSe frotaba, nervioso, las manos. Luego el รญndice de una mano contra el de la otraโ. ยกUn aficionado, eso es! No un profesional ni un funcionario. Un aficionado no acostumbrado a su deber, a sus jefes, a un horario y un trabajo metรณdico y obligado. Trabajando de vez en cuando, pero por gusto. Por dinero y por gusto. Sรณlo cuando la oferta es tentadora. Cuando se le presenta la ocasiรณn de resolver un enigma, de enfrentarse a algo que le permita demostrar su valรญa. Manteniendo inalterables, al menos eso cree, sus intuiciones, su alegrรญa por el juego. El deseo de inventar, de ensanchar las oportunidades que el azar le ofrece. Vea, no me interesa lo que me pueda contar. Lo sรฉ todo sobre ti, sobre vosotros. Mรกs bien soy yo el que podrรญa suministrar, si lo deseas, datos insospechados sobre lo que sea. Incluso sobre mรญ. Para que conozcรกis mejor tanto a vuestros camaradas como al adversario. En la prรกctica, he de admitir que somos adversarios. Me refiero a la situaciรณn actual, pero, peroโฆ teรณricamente, si investigamos en lo mรกs profundo de nosotros, creo que todo es mรกs complejo. Sabiendo todo lo que sรฉ, tengo derecho a decir que, aparte de los delitos, reales pero de relativa trascendencia, que has cometido, no tienes mรกs importancia que la que yo te dรฉโฆ Las ideas inflaman con facilidad la mente. Sobre todo, la de los jรณvenes. ยกLa conquista del poder es una actividad cautivadora! Luego, ya es mรกs difรญcilโฆ Con el poder en la mano, todo se complica. Yo he estado en todos los campos, no hay que olvidarlo, y conozco el mecanismo.
La reclusa esperaba; querรญa averiguar si habรญa decidido tutearla en adelante o si simplemente habรญa sido un lapsus del que รฉl no se hubiese apercibido.
โNo eres el caso mรกs interesante, ya te habrรกs dado cuenta. Pero para mรญ tienes cierta importancia, por correlaciรณn. Y tienes importancia, ya te lo he dicho, porque te la doy yo. Porque yo he encontrado esa correlaciรณn. Tu amigo, sรญ, รฉl sรญ que me preocupa de verdad. รl merece una particular atenciรณn, hay que reconocerloโฆ ยฟQuรฉ piensan tus camaradas de que te retrasaras precisamente el dรญa en que a ellos los detuvieron? Quizรก no lo sepa usted, pero he tenido cuidado de que no se enteren de que usted tambiรฉn ha sido detenida. Mรกs adelante, ya lo pensarรฉ. Tal vez pida que la pongan pronto en libertad. Eso reforzarรญa las sospechas, ยฟno es cierto? Ese hombre que tanto nos fascina a los dos, ยฟacaso la defenderรญa a usted de la desconfianza de los demรกs, de รฉl mismo? Lo comprendo. Yo lo comprendo. Una crueldad tรญpicamente intelectual. La fuerza y la impotencia. La impotencia compensada por una fuerza aรบn mayor. Una gran fuerza que es una gran debilidad. Un encanto mรกs, ยฟverdad? Vulnerableโฆ Por ahรญ le pueden tender una trampa, acabar con รฉl. Aunque, como decรญa, lo comprendo, yo lo comprendo. Los excesos del intelectual decidido a vencer sus debilidades y titubeos, exagerando la lealtad, son los mรกs peligrosos. Hace mucho que lo vengo observando, te lo aseguro. Diez aรฑos. Lo conozco ya muy bien. Amenazado permanentemente no sรณlo por nosotros o por otros, sino por รฉl mismo. Dejรฉmoslo luchar consigo mismoโฆ Ya es bastante, me parece a mรญ. Pero no me entienden, no aprueban mis proyectos, esos necios ignoran mi perspicacia.
El hombrecillo jadeaba acalorado. De vez en cuando, era presa de una gran agitaciรณnโฆ La mujer aguardaba, con los nervios en tensiรณn, pensando que รฉl se le iba a acercar. Pero sus gritos llenaron de repente la habitaciรณn.
โยกNo, no es ningรบn desvarรญo ni ninguna farsa! No hace falta que sonrรญa con tanto desdรฉn. Quizรกs alguien me pague por este doble juego y por los movimientos de mi papel doble, triple o mรบltiple, ยฟquรฉ sabes tรบ? ยฟQuiรฉn te da derecho a despreciarme?
Mientras gritaba, encendiรณ bruscamente la lรกmpara del escritorio para comprobar sus sospechas. Estaba de pie, tembloroso y dando pequeรฑos puรฑetazos en el cristal de la mesa. Estaba rojo y los hombros le temblaban. Sus ojos muy abiertos se clavaron en ella con furia salvaje. Gesticulaba agitado. El cuerpo se convulsionaba debido a una crisis frenรฉtica. Estornudabaโฆ sรญ, habรญa empezado otra vez a estornudar, el conejilloโฆ Estornudaba sin parar. La irritaciรณn y la debilidad de todo su ser parecรญan haberle sensibilizado, de golpe, todas las membranas, que vibraban heridas. ยกEl placer de estornudar! Dirรญase que limpiaba y regeneraba no sรณlo todas sus mucosas, sino tambiรฉn su alma, su pequeรฑa alma pecadora. Gemรญa purificado. Rejuvenecido, vacรญo. No podรญa tranquilizarse, exรกnime. Al poco se dejรณ caer sobre el escritorio, rendido. La palma de la mano se deslizรณ a tientas sobre la petaca, temblando. Buscaba el botรณn de la lรกmpara. La luz se apagรณ.
Tras una larga pausa, volviรณ a oรญrse la voz en la oscuridad, tรญmida y obsesiva.
โMi juego es mรกs peligroso de lo que crees, muchacha. Mucho mรกs cruel de lo que suponesโฆ Un juego mental. El cรกlculo y la fantasรญa. Una mente รกgil, con circuitos finos y delicados. Me falta, es cierto, el carรกcterโฆ Pero no la crueldad feroz, ยฟsabes?, un adversario que estรฉ a tu altura. Ya lo entenderรกs, ya lo entenderรกs mรกs tarde.
La habitaciรณn habรญa ido sumergiรฉndose en unas profundas tinieblas cada vez mรกs compactas. Ya no se distinguรญa nada, nadaโฆ sรณlo el tortuoso trayecto de las palabras, la voz trabada por la bebida, ronca, a veces vidriosa, incluso hรบmeda, surgiendo entre estornudos y llenando el aire para quebrarse bruscamente, apagada, como un fino globo rasgado por el filo de una cuchilla.
โฆQuizรก no habrรญa debido escucharlo. Los preparativos, el trato mรกs suave de esos รบltimos dรญas, la comida por la maรฑana y al mediodรญa, luego la conmociรณn provocada por aquella entrevista que no acababa nuncaโฆ La inestabilidad, una especie de premisa de trabajo, sin la cual ese peligroso bufรณn no podรญa pensar ni respirar, un mecanismo frรกgil, desconcertante, eficaz sรณlo al final, probablemente, por la suma de tantos efectos raros y momentรกneosโฆ La continua oscilaciรณn y el mareo manteniรฉndose por sรญ solos, funcionando merced a vacรญos, caรญdas y recuperaciones aรบn mรกs tenacesโฆ Oh, todo eso la habรญa cansado, la habรญa agotado. Poco a poco, habรญa logrado transmitirle las alternativas, la tensiรณn permanenteโฆ Podรญa esperar cualquier cosa y no le importaba, no, ya no tenรญa fuerzas, no tenรญa, ya no mรกs, no.
Se deslizรณ lentamente en el sillรณn, en el sueรฑo, le pareciรณ haber oรญdo en cierto momento la palabra โmuchachaโ, se perdรญa, se abandonaba, iba a dormirse, se habรญa dormido de miedo y se perdรญa de nuevo, se dormรญa mientras รฉl la vigilaba, estaba al acecho, como un conejo grande y feo.
Apretรณ los puรฑos para no ceder. Pero seguรญa resbalando lentamente en la blandura del sillรณn. El cuerpo se ensanchaba, se escurrรญa. No deberรญa renunciar, no, se atenazรณ las piernas. Ya no lo oรญa, hacรญa un rato que no lo oรญa, aunque quizรก ya no hablara, ni estuviera tampoco allรญ. No, no escucharรญa mรกs, se taparรญa los oรญdos, รฉl ya no estaba, ya no, no, ya no.
Levantรณ con dificultad los brazos. Lentamente, para no remover el aire, para que no se notase. El maldito, el pobre diablo, ya habรญa mostrado bastantes veces lo agudo de sus sentidos. El otro, aun cuando parecรญa ausente, anulado en la oscuridad, sorprendรญa el menor movimiento. Se inclinรณ sobre el brazo del sillรณn. Acertรณ a taparse las orejas con las manos. Pero no querรญa dormir. Tenรญa que mantenerse despierta a todo trance, atenta.
Su Excelencia querรญa parecer mรกs dรฉbil, pero tambiรฉn mรกs diabรณlico de lo que era. Minado por momentos en los que se hundรญa de verdad, momentos que escondรญa muy bien entre los de ostentaciรณn o los de hรกbil simulaciรณn; difรญcil, imposible separarlos. Quien lograra captarlos y, de esa manera, evitar la confusiรณn, conseguirรญa, con toda seguridad, una oportunidad para aniquilarlo.
Sea como fuere, tenรญa que reconocer que habรญa conseguido que ella no estuviese en modo alguno segura de sus observaciones y juicios, ni de los de รฉl ni de los suyos, que sospechase de ese interminable monรณlogo y le atribuyese un secreto y tenaz objetivo, todavรญa confuso, hacia donde รฉl la empujaba, seguramente sin que ella se percatara, lo que le permitรญa hacer โa menudo siguiendo la inspiraciรณn del momento, ya, fuera del camino previsto, en los lindesโ los movimientos mรกs inesperados.
Merecรญa la pena que, por ejemplo, se preguntase ella por quรฉ se habรญa referido al ingeniero Mateescu y no a los hermanos Mateescu, ingenieros. El joven Patraulea no parecรญa un mujeriego. En todo caso, no se le habrรญa pasado por la cabeza hacer conjeturas sobre su origen campesino. En las inquietudes artรญsticas probablemente sรญ que habrรญa pensado ellaโฆ Pero de ninguna manera en su frรกgil salud. No tenรญa la menor idea de que tuviese una salud delicada, no veรญa la relaciรณn. Aunque, al rememorarlo, todo le parecรญa posible, verosรญmil.
ยฟYa no hablaba? ยฟSe habรญa callado, se habรญa adormilado como ella, se habรญa cansado tambiรฉn รฉl, pobrecillo, la bestia parda? Guardaba silencio, llevaba un rato sin oรญrlo. Pero tampoco percibรญa, de ninguna forma, su presencia. Esperaba, de un momento a otro โaun cuando tratรณ de desviar el curso de sus pensamientos no habรญa dejado de estar en guardiaโ, oรญrlo golpear el aire cerca de ella, con sus brazos flรกcidos y secos, tambalearse como un murciรฉlago entre las paredes de la habitaciรณn, acercarse, despertarla, vengarse por no haberlo escuchado, desnudarla, golpearla con saรฑa yโฆ Sรญ, en ese estado de furia serรญa capaz de todo. Varias veces, tras su apatรญa y timidez, reales o disfrazadas, habรญa brillado un fulgor extraรฑo, deseo y odio y placer, todavรญa controlados, contenidos, pero apuntando hacia ella, rozรกndola como el trayecto invisible de un haz de luz. Se sobresaltรณ asustada, como si la hubiesen golpeado.
Alzรณ los hombros y la cabeza y apartรณ los brazos del sillรณn. Aguzรณ el oรญdo. Una respiraciรณn dรฉbil y uniforme, de conejito al que acarician. Asรญ pues, se habรญa dormido el conejito. ยกQuรฉ ridรญcula complicidad parecรญa revelar esa entrevista!
โNo, no duermo. Te he dejado descansar un poco. Me parece que estรกs cansada โmusitรณ el fantasma.
Pero en ese instante los dos dieron un respingo, asustados, golpeando el sillรณn con los brazos. ยฟSonaba el telรฉfono? Ni รฉl esperaba una cosa asรญ. ยฟQuรฉ demonios se habrรญan inventado ahora?
Sonaba el fin del mundo, pero con la oscuridad รฉl no atinaba a dar con el receptor. Por fin lo cogiรณ.
โSรญ. ยฟEres tรบ? ยฟQuรฉ pasa? Aรบn no. No, un poco mรกs. Quรฉdate tranquila, no, no le he hecho nada. ยฟPeluca? Ja, ja, no, te lo juro.
Intentรณ reรญr, parecรญa timorato, cohibido, ofendido. Pero tambiรฉn encantado y furioso.
โEn cierto modo. No hay por quรฉ. Por esto no. Sรญ, sรณlo para entrar en calor, no me sienta mal. No te preocupes. No, no llames mรกs. Es una orden. Por favor, dรฉjame, eso, noโฆ te lo ruego.
Y rogaba a su interlocutor en voz baja, soplando en el receptor, avergonzado. Se restregaba contra la silla como un niรฑo pillado en falta; parecรญa dominado por una mujer, pero tambiรฉn temido. En el receptor, la voz no se habรญa levantado, no habรญa elevado el tono. Un lamento y una pรฉrfida sรบplica, mรกs bien, a ambos lados del hilo.
Tal vez no hubiese colgado el receptor. No se oรญa nada. Pero las voces habรญan enmudecido hacรญa un rato. Quizรก se escucharan sรณlo las respiracionesโฆ Seguidamente, se volviรณ despacio en el sillรณn. Callaba, esperaba.
Por fin apretรณ el botรณn de la lรกmpara. Los dos, aturdidos, se frotaron los ojos. Luz cegadora despuรฉs de largo rato en tinieblas.
โSรญ, es un poco tarde. No he querido saber nada de ti, te habrรกs dado cuenta.
La mujer volviรณ a mirar el reloj de pared, encima del escritorio. Pero los ojos, deslumbrados por la luz, no distinguรญan nada. Todo parecรญa blanco e igual.
โSupongo que tendrรกs que soportar la desconfianza de tus amigos. Por otro lado, no quiero que se me olvide decirte que no vas a ser inculpada en el proceso contra ellos. Quizรก te soltemos. Aunque tambiรฉn podrรญan condenarte. No necesariamente por delitos polรญticos. Buscaremos otra cosa. Todavรญa no lo hemos decidido. He sido franco contigo. No te engaรฑes, no siempre soy sincero. Pero esta vez quiero portarme de otra manera. Forma parte de lo que te he propuesto. No creas que es falsa sinceridad. El tiempo te convencerรก. No, no he hecho trampa. He intentado jugar limpioโฆ Todo lo que pase en adelante, en lo que a ti se refiere, estarรก relacionado, soy sincero hasta el lรญmite, con el hombre amado, como dicen en los melodramas, o sea con Lucian Hariga. Incluso cuando usted desaparezca, seรฑorita o camarada Strihan, por mucho tiempo, de la esfera y la atenciรณn de รฉl y dejen de saber el uno del otroโฆ La libertad de trabajo, la libertad de amor, la libertad de creaciรณn. Bonito, ยฟno? Es normal que los artistas se vuelvan, por todo lo que son y sobre todo por lo que no son, rebeldes. En definitiva, el artista es un precursor o un rezagado. Sea lo que fuere, es un ser fuera de lo corriente. No ha encontrado su lugar, su tranquilidad y su armonรญa. No se ha entendido con su profesiรณn, su familia y las leyes, ha elegido una forma por completo distinta de vanidad. El arte, ciertamente, tiene como punto de partida la apariencia de una dislocaciรณn, una inadecuaciรณn, un desarraigo. Pero alimentadoโฆ estoy repitiendo una lecciรณn de estรฉtica pasada de modaโฆ por una obsesiรณn. Esta debilidad, real si lo pensamos bien, puede ser fuente de una fuerza muy difรญcil de mover. Se ha comprobado, se ha confirmado. Que estรฉis siempre en la oposiciรณn, quiero decir. La libertad, pero ยฟel orden tambiรฉn? ยฟInutilidad y enfermedad? Mรกs o menos eso es lo que sois. Es normal que estรฉis junto a todos los desposeรญdos. Y junto a los pocos profetas que todavรญa nacenโฆ Estoy acostumbrado a esos placeres. Los he probado. No soy un principiante, ยฟsabe? Yo tambiรฉn he emborronado algunas cuartillas, me he sentido atraรญdoโฆ Al final, los libros te llevan allรญ. Yo tambiรฉn he tenido durante mucho tiempo la cabeza en llamas. Quizรก todavรญa arda con un combustible mรกs frรญo, artificial.
Por tal motivo รฉsos me consideran un entendido en casos especiales. Porque, ya se lo he dicho, yo tambiรฉn he sido, me he vuelto, un caso cada vez mรกs especial. Me vencieron la pereza y el vicio. Tal vez tambiรฉn la inteligencia, no soy muy modesto, ya se habrรก convencido de ello. Como quien dice, soy el producto (algunos dirรญan que tambiรฉn el sรญmbolo) de la podredumbreโฆ Con seguridad, no conseguirรญa desanimarte afirmando que vosotros, los rebeldes, los excรฉntricos, no tenรฉis una situaciรณn segura, estable, ni siquiera entre aquellos a los que, como yo decรญa, pertenecรฉis de modo natural. Uno ha sentido ya la crueldad del destino, pero sรณlo la entiende con el tiempoโฆ Usted, seรฑorita, seรฑora y camarada Strihan, ha amado a ese hombre fuera de lo corriente. Un intelectual de sรณlida formaciรณn y un luchador. ยกVirtualmente un lรญder, el camarada Hariga! Es usted mรกs joven que รฉl. La atracciรณn, por ambas partes, ha estado mรกs que justificada. Usted desempeรฑa un papel en la vida de รฉl. Aunque Hariga es o lo pueden tomar por epicรบreo, ya sabe. Ha habido mรกs mujeres fascinadas por su presencia, a las que se acercรณ y se separรณ sin complicaciones inรบtilesโฆ Usted no obtuvo notas brillantes en Bellas Artes. Pero he visto todos sus trabajos que han quedado allรญ. Entendรญ de quรฉ y de quiรฉn se trataba, captรฉ la verdad que prometรญan. Todavรญa nebulosa, en apariencia caรณtica. El arte es fundamentalmente ambiguo, ยฟsabe? ยฟLa verdad? Una palabra demasiado grande. Hinchada como un buรฑuelo. Humโฆ La verdad del arte, del arte de ustedes, digamos, no salta a los ojosโฆ El dinero que recibo, un pago absolutamente ridรญculo por los servicios prestados, serรญa aรบn mรกs sucio si no me ofrecieran, al menos de vez en cuando, acceder no sรณlo a placeres vendibles sino tambiรฉn a otro tipo de placeres. No sรณlo momentรกneos. Placeres de mรกs larga duraciรณn. Uno de ellos espero que sea usted, Sia Strihanโฆ Perdรณneme, la he tuteado algunas veces. Estoy un poco achispado e indispuesto. Pero totalmente lรบcido, se lo aseguroโฆ No conseguirรญa, ni tendrรญa sentido, impedir que en lo sucesivo la interrogasen de tanto en tanto. A veces, que la ofendan o la atormenten. Les gusta machacar en vano, no se puede hacer nada. La maquinaria tiene que funcionar, de lo contrario se oxida, รฉsta es la regla de ellos. Mis posibilidades para cambiar los mรฉtodos son limitadas. Por otro lado, ellos afirman, y a veces lo demuestran, que obtienen resultados. No puedo hacer nada. Pero algo sรญ puedo, y creo que lo he hecho.
Se puso de pie. Desde el momento en que encendiรณ la luz, tras la secuencia, el sueรฑo o la pesadilla de la sordina femenina, felina, en el telรฉfono repentinamente incendiado, sus movimientos y palabras habรญan perdido inquietud y elasticidad. La mรกscara humana de gran movilidad se habรญa secado. En un abrir y cerrar de ojos parecรญa haberse desbaratado. Habrรญa sido difรญcil determinar si la nueva postura o impostura escondรญa algo peor, mรกs inesperado. De pronto, parecรญa consciente de estar perdiendo la gracia y el misterio del personaje que, hasta entonces, habรญa representado. Pero ahora se mostraba indolente, aceptando, no se sabe durante cuรกntos instantes, desempeรฑar un papel distante, tedioso y oficial. Renuncia que no habrรญa admitido, desde luego, sin estar seguro de que era oportuna.
โHabrรก visto que he venido a esta entrevista cargado con toda clase de paquetes, pequeรฑos y grandes. He estado pendiente de que no se omitiese nada. Que no se perdiese nada. He comprobado la lista de todas las compras y las he traรญdo yo mismo a su destino. Para no olvidar ninguno de los regalos, ya que soy un distraรญdo. Soy un caballero chapado a la antigua, como quien dice. Complaciente con las seรฑoras que me honran con su atenciรณn. โSonriรณ al concluir la รบltima frase, como era obligado. Una sonrisa breve, apenas esbozada, para enseguida recobrar su expresiรณn y voz neutrasโ. Pinceles de varios tamaรฑos. Lรกpices, carboncillo, tinta china. Acuarelas y colores al รณleo. De la mejor calidad. Sin reparar en gastos. He elegido con cuidado y he pagado lo que ha hecho falta. Tambiรฉn, papel y cartulinas de todos los tamaรฑos. Incluso lienzo. Si es menester y verdaderamente lo desea, podrรก hacer grabados. Tambiรฉn sale arte de manchas trรกgicas de tinta, como publicaban hace mรกs o menos cien aรฑos en la Alemania romรกntica. Quizรก no sea necesario llegar a ese extremo. Personalmente, preferirรญa el dibujo. Aunque el blanco y negro podrรญa llegar a cansarla en un momento dado, como un prolongado ascetismo. Sin embargo, en los dibujos se admiten las manchas de color hechas a lรกpiz. Dibujos a lรกpiz o a carboncillo. Con pastel, plumilla, pincel, como quiera. Ni que decir tiene que, si con el tiempo siente la necesidad de pintar acuarelas u รณleos, goza de plena libertad. No sรณlo le he traรญdo todos los รบtiles y materiales para ello, sino tambiรฉn resinas para barnizar. Lo que se llama, al menos eso pone en la caja, โmastics in lacrima puraโโฆ
Seguรญa hablando en el mismo tono monocorde, como si no hubiese observado el asombro que habรญa petrificado a la mujer que tenรญa delante.
En efecto, la prisionera dejรณ oรญr su voz.
โBien, peroโฆ
Sรณlo eso acertรณ a balbucear. Nada mรกs. No obstante, comparado con el mutismo absoluto que habรญa mantenido hasta ese momento, habรญa sido bastante. รl contemplaba de soslayo cรณmo ella miraba, poniendo unos ojos como platos, con la mirada lรบcida y viva, el rincรณn de la habitaciรณn donde se elevaban, alineadas, las numerosas cajas y paquetes.
โHe traรญdo todo lo que necesita para dibujar, para pintar. Y si de verdad desea grabar, probablemente podrรญamos obtener el permiso en algรบn momento. Vamos o, mejor dicho, van a retenerla un poco mรกs de tiempo. Puede que incluso aquรญ mismo. Varios meses, varios aรฑos, es difรญcil precisarlo. Somos un paรญs pequeรฑo, dependemos de lo que ocurre en el mundo. Si le interesa mi opiniรณn, no creo que dure mucho mรกs. El tiempo ha empezado a trabajar rรกpido, asรญ lo veo yo. Durante el tiempo en que aรบn siga encerrada, harรก diariamente un bosquejo. Un dibujo de la casa, el exterior o el interior, el exterior y el interior de la casa donde se reunรญan Hariga, Kahane, Vรขduva y los otros. ยฟUn ritmo demasiado industrial para un artista? Sรณlo al principio lo parecerรก. Trabajarรก diariamente, pero sin tener que elaborar los detalles al mรกximo. Tal y como los recuerda. Probablemente se repetirรก con cierta exactitud y periodicidad. Despuรฉs podrรก pensar y elaborar con mรกs detenimiento cada lรกmina. Asรญ serรกn mรกs artรญsticas. Mรกs inexactas o de una exactitud distinta, un tanto al margen de la realidad, segรบn la conserva en su memoria, ya que la memoria se recupera un dรญa y se pone al servicio deโฆ No hace falta que yo se lo explique, usted entiende de psicologรญa y estรฉtica. La memoria, finalmente, se podrรก al servicio de la obsesiรณn y tambiรฉn del juego. Le he dicho que puede elegir los medios. He traรญdo de todo. Pero quiero que empiece, como en el colegio, con el dibujo. O que lo alterne, como desee. Pero al principio, durante un periodo, sรณlo dibujos. Por lo tanto, todos los dรญas se le concederรก un tiempo para ello. Un privilegio cuya importancia no es difรญcil apreciar. Pero tendrรก que trabajar a conciencia. Habrรก de acostumbrarse a esa tarea. Al principio le repugnarรก. Despuรฉs, poco a poco, lo desearรก. Lo esperarรก. Confiemos en que vaya atrapรกndola progresivamente, que la absorba y la apasione. Asรญ es el vicio y asรญ es tambiรฉn el amor. Y el arte es vicio y amor, ยฟno? Esos dibujos concretarรกn asimismo la topografรญa del lugar. La estructura del edificio y la de usted misma. Sรฉ perfectamente las veces que ha estado en la casa donde tenรญan que haberla detenido y con quiรฉn se veรญa allรญ. Unas diez veces. Para ser exactos, onceโฆ Tendrรก que admitir que la autรฉntica finalidad de esta prueba, que, supongo, serรก cada vez mรกs grata y provechosa para la artista que es usted o lo va a ser, le servirรก de terapia, conque habrรก de admitir que el mรณvil de esta acciรณn o de esta experiencia se le escapa. ยฟQuรฉ vamos a hacer? La sinceridad forma parte de lo que me he propuesto en relaciรณn con usted. Sin embargo, este detalle serรก sรณlo mรญo. Mejor dicho, tampoco mรญo. Una hipรณtesis serรญa que yo no sรฉ exactamente todavรญa por quรฉ he seguido esta pista ni adรณnde me va y nos va a conducir. Digรกmoslo asรญ. De esta manera, todo parece coherente y explicable. Sรฉ que a usted la han enseรฑado, y que necesita creerlo asรญ, que todas las cosas tienen una razรณn de ser, que pueden tener una explicaciรณnโฆ
La impresiรณn se confirmaba, las frases, la voz y el rostro helado del hombrecillo habรญan adoptado cierta seguridad e indiferencia.
Tamborileaba con los dedos en el cristal del escritorio, sรณlo de vez en cuando miraba a su presa. Seguรญa de pie. La petaca estaba vacรญa y las palabras fluรญan rรกpidas, decididas y frรญas.
โToda esta historia de las maravillas que podrรญan averiguarse al investigar una serie completa de dibujos o pinturas hechas por usted y que tienen como tema la casa, para ser mรกs exactos, la antigua casa del camarada Lucian Hariga, me ha servido como argumento convincente para los que me pagan. Mi sentido comรบn, mi relativo sentido comรบn, una vaga fantasรญa, les parece tan inaudito que, con el tiempo, se han vuelto unos torpes en lo referente a mi humilde persona, vacilan sobre lo que yo les propongo, sobre lo que les digo, sea inventado o sacado de los libros, o de libros inventados, pues al fin y al cabo ni lo van a notar. Tienen una especie de humildad, el miedo llega a confundirse con el respeto, que, desde luego, crece paralelamente al odio contra mรญ, contra usted y contra todo el que estรฉ relacionado con los libros o crea en ellos. El desprecio, la supersticiรณn y el odio contra los libros, reales o inventadosโฆ No serรญan capaces de entender la realidad o irrealidad que hay en un libro. Lo real que puede ser un libro no escrito desde el momento en que su contenido, todavรญa virtual, se halla en la mente de un hombre. En fin, mis reflexiones la han inquietado muy pocoโฆ Concretemos: tendrรก que hacer esos croquis sobre el tema que le he dado. Digamos que es un capricho mรญo. Ya se habrรก convencido de que soy un caprichoso. Mientras este capricho, reconozco que bastante insรณlito, tenga una respuesta correcta, no tendrรฉ por quรฉ privarla de las ventajas que, de este modo, pueda obtener. Con toda certeza, las promesas se respetarรกnโฆ Tal como le he anticipado, le evitaremos un proceso polรญtico. Seguramente, asรญ se acrecentarรก la desconfianza que sus camaradas sienten, eso espero, por Sia Strihan. Vamos a apagar la luzโฆ Ya no hace falta. Mire, ha amanecido. Podemos decir que hemos pasado una noche juntos. ยกFรญjese quรฉ magnรญfica madrugada! Un cielo claro e infinito. Las desgracias, la cรกrcel forman parte, como el cielo y como cualquier otra alegrรญa o desgracia, de la vida que nos ha tocado vivir. Tenemos que aceptar todo lo que proceda de la vida con alegrรญa y estupor. Es lo รบnico de lo que podemos gozarโฆ
Tenรญa razรณn. La Tierra limitada, sometida a la misma e interminable rotaciรณnโฆ La noche los habรญa reunido y los arrojaba de nuevo, juntos, a la orilla frรญa y vidriosa del dรญa.
Sonriรณ como un muerto.
โHaga el favor de abrir la ventana.
La prisionera se levantรณ con dificultad del sillรณn. Pรกlida, con los ojos rojos y ojeras con grandes escamas violรกceas.
Se separรณ lentamente del sillรณn, dio una vuelta sobre sรญ misma, un primer paso hacia la ventana. Avanzaba apoyรกndose en el brazo del sillรณn. Siguiรณ adelante, se quedรณ con la mano izquierda suspendida en el aire, lejos del cuerpo, ya no tenรญa dรณnde apoyarse. De pronto, dio una zancada con la que llegรณ hasta la ventana y luego casi se vino abajo, pero tuvo tiempo de aferrarse con las dos manos al marco de madera.
Respiraba profundamente, con los hombros caรญdos y la mirada baja. Acto seguido, intentรณ enderezar la espalda. Tenรญa la mano izquierda aferrada al marco mientras la derecha resbalaba por el borde de madera de la ventana. Despuรฉs de tantear un rato, tocรณ el metal frรญo. Apretรณ los dedos en torno a la falleba y la girรณ para desbloquear el cierre. No lo consiguiรณ. Se puso de puntillas, levantรณ tambiรฉn la otra mano y asiรณ la falleba con las dos dรกndole la vuelta para moverla. Tenรญa la frente perlada de sudor. Lo intentรณ mรกs veces hasta que las dos hojas de la ventana se separaron suavemente la una de la otra. Los brazos le cayeron sin fuerzas sobre el alfรฉizar. Se apoyรณ unos segundos y tirรณ de una de las hojas empujรกndola hacia la pared. Abriรณ de par en par la otra. Se quedรณ en el marco de la ventana, suponemos que con los ojos despiertos por el aire fresco.
Mirรณ el cielo blanco y algodonoso, los muros de las casas azules, la franja reluciente y hรบmeda de las calles cortada por algรบn coche que se alejaba como un insecto extraviado. Se aferrรณ al borde de la ventana abriendo mucho los brazos. Las ventanas tenรญan, incluso las de aquella habitaciรณn, gruesos barrotes de hierro. Cielo rayado. Todavรญa blanco y sereno.
โLa cรกrcel, la enfermedad, la soledad, las desgracias de esta vida extraรฑa. Una vida breve, de imprevisible duraciรณn, gocemos de ella. Si no me repugnase haberle oรญdo estas palabras a รฉl, ยฟquiรฉn sabe?, podrรญa haberlas dicho yo mismaโ.
A sus espaldas habรญa cesado todo movimiento. ยฟSe habrรญa dormido el conejito sobre la mesa? ยฟO todavรญa la observaba sin respirar? No se oรญa ni el mรกs leve rumor.
Aguzรณ el oรญdo. No, no, nada. Habรญa pasado bastante tiempo. Habรญa abierto la ventana, habรญa descansado un buen rato mirando el cielo de la ciudad desierta. Se habรญa olvidado del hombre con quien habรญa compartido la noche. En definitiva, sรณlo le habรญa ordenado que abriese la ventanaโฆ Se volviรณ muy despacio con la cara hacia รฉl. Para ponerse, como correspondรญa, a su disposiciรณn.
Pero en la habitaciรณn ya no habรญa nadie. Probablemente hubiese salido mientras ella forcejeaba para abrir la ventana.
La silla estaba perfectamente colocada tras el escritorio. Como si nadie la hubiese movido nunca de su sitio. El telรฉfono muerto. Habรญa desaparecido tambiรฉn la petaca, el tapรณn metรกlico que tantas veces habรญa iluminado la habitaciรณn, en el curso de la noche, como un pequeรฑo signo de vida.
Querรญa tenderse y desentumecer las piernas. Entregarse al olvido y reposar la cabeza en grandes y mullidas almohadas. Demasiado temprano para reunir sus pensamientos, y sus fuerzas para recordarlo todo.
Renunciรณ a volver al sillรณn. Exhausta, se encogiรณ y apoyรณ los codos sobre el alfรฉizar. No se moviรณ, sรณlo tenรญan que arrastrarla donde quisieran. La puerta estaba cerrada, pero nadie llamaba. โHan abierto la puerta sรณlo una fracciรณn de segundo. Para comprobar si he roto a puรฑetazos los barrotes y me he escapado, saltando desde el piso a la calle. Me han visto y han cerrado satisfechos la puerta. O habrรก sido รฉl, para echar un vistazo entre dos tragos de alcoholโ.
Entonces debiรณ de sentir una mano suave en el hombro. Se estremeciรณ, la serpiente se deslizaba por el hombro. La sintiรณ tambiรฉn por la espalda, alargรกndose hรบmeda y frรญa.
Conque no habรญa terminado, acababa de empezar. La mano le apretรณ suavemente el hombro. Todo volvรญa a empezar, y en el punto donde ella mรกs habรญa temido todo el tiempo. Ese fantasma sin fuerzas lo resistรญa todo. Habรญa hecho acopio de nuevas fuerzas y apetitos, habรญa vaciado otra botella. Volvรญa a empezar desde el principio. No iba a acabar, habรญa calculado bien; en efecto, la mujer presa no aguantarรญa, ya no le quedaban fuerzas.
โNo te atormentes mรกs. No vamos a empezar otra vez โle pareciรณ que le decรญa, junto al hombro, una voz de mujer.
Unos dedos delgados se crisparon en su hombro y, apretando con suavidad, le dieron la vuelta. La mujer del dรญa anterior, quizรก, aquella morena cortante, delicada, tan familiar, que parecรญa una compaรฑeraโฆ Algo lรบbrico y maternal a la vez, el pelo rebelde, la falda torcida, la cara hรบmeda, sudada, y una blusa blanca a medio abrochar. Como si hubiese salido de su guarida sin arreglarse, despuรฉs del sueรฑo o despuรฉs del no sueรฑo o despuรฉs de… despuรฉs de cualquier cosa. Los pechos se le movรญan, desnudos, empapados, debajo de la blusa abierta.
โGracias. Te has portado bien, no lo has provocadoโฆ
Apenas se distinguรญan las palabras, susurradas en un tono muy bajo.
La mano seguรญa subiendo, como una larga serpiente, desde el hombro hasta el cuello. La visiรณn trataba de acariciarle con suavidad las mejillas. La prisionera se echรณ a un lado.
โยฟQuiรฉn te ha tirado aquรญ el bonete? โse oyรณ lejos, cerca.
Se inclinรณ y recogiรณ el bonete. Lo mirรณ con una especie de ternura, lo levantรณ, lo golpeรณ contra el alfรฉizar y le sacudiรณ el polvo. Lo limpiรณ despuรฉs con la mano. Se lo colocรณ despacio y con cuidado en la cabeza rapada y se acercรณ mรกs a la ventana.
La desgraciada metiรณ la cabeza entre los barrotes para recibir la brisa fresca y la luz del dรญa, huyendo de la voz que la perseguรญa. De pronto parecieron aullar sirenas, las oรญa y no las oรญa, quizรก hubieran estado aullando toda la noche precisamente por ella y no las hubiese oรญdo.
โTe has portado bien. Puedes descansar un poco, dormirโฆ
Alguien en alguna parte en algรบn momento habรญa musitado quedo, muy quedo, esas palabras, como a una hermana. ยฟIba descalza la mujer? ยฟPor eso no la habรญa oรญdo entrar?
En un momento dado, la puerta se cerrรณ despacio. Una corriente de aire, quizรก un vago perfume, una mezcla apagada de olores nuevos difรญcil de identificar. Volviรณ a mirar la puerta unos momentos y luego se volviรณ a la ventana.
Apoyรณ la sien contra el borde frรญo de la madera. Permaneciรณ inmรณvil. Daba la impresiรณn de que su mejilla cansada brillaba a la luz del dรญa que despuntaba. Parecรญa haberse quedado dormida. ~
Traducciรณn del rumano de Joaquรญn Garrigรณs.
Este cuento forma parte del libro Felicidad obligatoria,
que la Editorial Tusquets pondrรก estos dรญas en circulaciรณn.
(Bucovina, Rumania, 1936) es escritor. En 2005, Tusquets publicรณ la traducciรณn de una de sus obras mรกs cรฉlebres, 'El regreso del hรบligan'.