Fotografรญa: Beowulf Sheehan/ZUMA Press/Newscom/EFEVISUAL

Entrevista a Robert Hass

En Berkeley, California, una pequeรฑa ciudad universitaria junto a San Francisco, entrevistรฉ a Robert Hass en su despacho de la universidad. El encuentro, que debรญa durar unos cuarenta y cinco minutos, se extendiรณ por mรกs de dos horas, hacia el largo crepรบsculo californiano. Con una voz pausada y suave, pero a la vez apasionada y firme, me regalรณ una muestra de su vasta erudiciรณn en materia poรฉtica, estableciendo relaciones lรบcidas e impensadas a lo largo y a lo ancho de la tradiciรณn de Occidente y Oriente, y me deslumbrรณ recitรกndome de memoria poema tras poema. A pesar de la fascinaciรณn, que me hizo olvidar fotografiarlo, me complace haber logrado mantener a raya sus constantes intentos por transformar la entrevista en un ecuรกnime diรกlogo.
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¿Cรณmo empezaste a leer poesรญa? ¿Fue un descubrimiento o un gusto adquirido?

A una de mis abuelas le gustaba recitar poesรญa, asรญ que era una mรบsica que yo tenรญa en la cabeza. Mi hermano mayor leรญa a Coleridge o a Wordsworth, y me decรญa: “Escucha esto, estรก muy bien.” Pero segรบn recuerdo ocurriรณ antes, con las revistas populares a las que mis padres estaban suscritos. En ellas venรญan versos cรณmicos, que mi hermano mayor y yo leรญamos y que despuรฉs tratรกbamos de imitar. Les mandamos nuestros poemas escritos a lรกpiz, pero nunca nos contestaron.

¿Quรฉ edad tenรญas cuando leรญas estas revistas?

Diez, once. Recuerdo que ganรฉ el segundo premio de un concurso, que consistรญa en un certificado de regalo de una librerรญa. Elegรญ A comprehensive anthology of American poetry, tal vez porque la palabra comprehensive [“integral”] me sonaba muy importante. No entendรญa nada. Pero uno de los poemas tenรญa una mรบsica que me fascinรณ, y eso me quedรณ en la cabeza. Aรฑos despuรฉs supe que el autor era Wallace Stevens. Se llamaba “Dominaciรณn del negro”, un poema de su primera รฉpoca escrito a la manera del simbolismo francรฉs.

En el colegio, leรญ un poco de Walt Whitman. Me acuerdo de un fragmento de un poema de Tennyson que decรญa: “Sopla, sopla, clarรญn, haz que el eco salvaje emprenda el vuelo”, y el eco le responde: “suelo, suelo, suelo”. Es de mala calidad, pero en aquel momento me sonaba increรญble.

“La abadรญa de Tintern”, de Wordsworth, me sonaba muy humano y eso me llamรณ la atenciรณn. Tambiรฉn en la preparatoria leรญ “La canciรณn de amor de J. Alfred Prufrock”, de T. S. Eliot, que les rompe la cabeza a todos los adolescentes de Estados Unidos. Creo que tenรญa solo veintidรณs aรฑos cuando escribiรณ eso. Y pensar que ese sรญmil luego representarรญa al modernismo de la misma manera en que Las seรฑoritas de Avignon lo representa. Es interesantรญsimo. Lo gracioso es que se trata de un joven que habla con la voz de un hombre maduro que lo ha visto todo, alguien que vive en un medio social de clase alta, de modo que hay que identificar su identidad de clase con su total hastรญo. Recuerdo el entusiasmo que me provocรณ, y no sabรญa nada de la vida. Tambiรฉn recuerdo cuando leรญ en el periรณdico que Aullido, de Allen Ginsberg, se enfrentaba a un juicio por obscenidad.

Lo mismo le ocurriรณ a Gil Orlovitz por aquella รฉpoca, y un alumno mรญo encontrรณ en los archivos cartas furiosas de Orlovitz a Ferlinghetti, en las que le decรญa: “Hijo de la chingada, a mรญ tambiรฉn me procesaron, y tรบ solo hiciste famoso a Ginsberg, ¿por quรฉ no me hiciste famoso a mรญ?” Mi alumno estรก investigando por quรฉ Ginsberg tuvo tanta publicidad y Orlovitz no. Es gracioso, como una novela de Bolaรฑo, el personaje oscuro y patรฉtico de la leyenda de Aullido. En cualquier caso, en su momento comprรฉ Aullido pero no me llamรณ tanto la atenciรณn.

¿Cรณmo empezaste a escribir poesรญa?

En la universidad. Cuando estaba en la universidad intentรฉ escribir ficciรณn, cuentos, ensayos, y leรญ un montรณn de poesรญa, aunque no estudiรฉ letras. John Donne me impresionรณ muchรญsimo, pero en ese momento todos estรกbamos leyendo a los beats y a los modernistas. Una de las novelas de Jack Kerouac, Los subterrรกneos, comienza: “ร‰ramos jรณvenes, cool, y nos gustaban Pound y Miles.” Asรญ que se suponรญa que nos tenรญan que gustar. Claro, cuando leรญ a Ezra Pound por primera vez, sus primeros poemas son bastante anticuados, al estilo de Robert Browning, con temas medievales, asรญ que yo no entendรญa quรฉ tenรญan de cool esos viejos poemas, sextinas puestas en la boca de trovadores provenzales. Habรญa una antologรญa llamada Fifteen modern American poets, con poemas de Robert Lowell, Theodore Roethke, John Berryman, Elizabeth Bishop, Muriel Rukeyser. Descubrรญ los ensayos de Camus y de James Baldwin, y esa idea tan maravillosa del ensayo a la vez personal, lรญrico y filosรณfico, y me puse a intentar cosas distintas, pero de manera muy amorfa. Me tomรฉ un aรฑo de la universidad, tratรฉ de escribir una novela faulkneriana sobre California, cuyo manuscrito por fortuna extraviรฉ.

Y despuรฉs fuiste a Stanford…

Sรญ. Habรญa un curso de escritura creativa, que daba un poeta extremadamente conservador, en tรฉrminos estรฉticos, llamado Yvor Winters. Estudiรฉ literatura principalmente para no estudiar derecho y tener que usar traje y pasarme el dรญa sentado en una oficina. No estaba de acuerdo con casi nada de lo que decรญa Winters, pero nunca habรญa escuchado a nadie hablar con tanta pasiรณn de nada, recitaba poemas en voz alta, y descubrรญ muchas revistas de poesรญa moderna.

Recuerdo que T. S. Eliot, al reflexionar sobre el estado de la poesรญa estadounidense, dijo que era tierra de nadie. Pero cuando le tocรณ a mi generaciรณn observar el estado de la poesรญa estadounidense, estaban los beats, Snyder, Kerouac no como poeta sino como figura literaria. Estaban los escritores del รกrea de la bahรญa de San Francisco, como Jack Spicer, Robert Duncan y William Everson. La Escuela de Nueva York, especialmente Frank O’Hara y John Ashbery, Kenneth Koch, James Schuyler, Barbara Guest. Poetas que estaban traduciendo a poetas latinoamericanos, como W. S. Merwin y Robert Bly, James Wright, Galway Kinnell. Habรญa poetas feministas, como Sylvia Plath, Denise Levertov, Adrienne Rich. Los poetas del Black Mountain College: Bob Creeley, Charles Olson. Habรญa una gran variedad de escritores excelentes, asรญ que trataba de terminar de estudiar lo mรกs rรกpido posible para meterme en la biblioteca a leer poesรญa.

Y en aquella รฉpoca, cuando leรญa poesรญa, se me ocurrรญan versos y los escribรญa, y pensaba: “Esto tal vez sea un poema”, y luego ves cรณmo eso va transformรกndose en un poema, y despuรฉs te vas a hacer otra cosa. Ya estaba casado, tenรญa un bebรฉ… me sentaba a cenar, baรฑaba a mi hijo, lo acostaba y despuรฉs me iba a mi escritorio, sacaba estos papelitos y me ponรญa a escuchar lo que sonaba en mi cabeza, ese momento de total felicidad al comienzo de la escritura.

¿Cรณmo llegaste a que te publicaran?

Tenรญa 23 o 24 aรฑos, y conocรญ a gente que tambiรฉn escribรญa poesรญa, y vi un nรบmero de The Hudson Review en donde habรญan salido algunos de los รบltimos Cantares de Ezra Pound. Decรญan que iban a publicar mรกs en un prรณximo nรบmero. Y a mรญ me pareciรณ que serรญa realmente cool que me publicaran con รฉl, asรญ que mandรฉ cinco poemas a The Hudson Review, creo que en total habรญa escrito seis, y me aceptaron tres. Pero no salieron en el mismo nรบmero que Pound. Tambiรฉn publiquรฉ en una revista anarquista de Berkeley, Steps. Dos de esos poemas fueron a parar a Field guide, mi primer libro, que publiquรฉ en 1973, a los 31 aรฑos.

Cuando terminรฉ en Stanford me fui a la Universidad Estatal de Nueva York en Bรบfalo, donde conseguรญ mi primer trabajo como profesor de literatura. Escribรญ mi tesis sobre la polรญtica de la novela. Pero lo que me interesaba era la poesรญa… Olson, Creeley y John Logan estaban en Bรบfalo; la ciudad estaba llena de poetas, que a menudo se dividรญan en varios grupos. Estaba Irving Feldman, que acababa de publicar un libro sobre el Holocausto, The Pripet marshes and other poems. Stanford era un lugar muy conservador poรฉticamente. Habรญa poetas interesantes con los que habรญa mantenido amistad durante esos aรฑos, pero de pronto estaba en un lugar donde la gente se la pasaba escribiendo poesรญa y habรญa lecturas todo el tiempo, en bares, en restaurantes, y pude escuchar a Duncan, a Ginsberg, a Bly, a Wright, a Kinnell, a Rich, a Merwin, a Berryman…

Paul Carroll, poeta y editor de la revista Big Table de Chicago, me dijo que estaba armando una antologรญa de poetas jรณvenes. Corrรญa 1967, yo tenรญa 25 o 26 aรฑos. Le mandรฉ unos poemas y los publicรณ en The young American poets. Organizรณ lecturas en Nueva York para promocionar el libro, en las casas y lofts de artistas y novelistas muy famosos. Louise Glรผck y yo leรญmos en casa de Norman Mailer. Y algunos de los otros poetas –Ted Berrigan y Ron Padgett– leyeron en el loft de Jasper Johns. Yo todavรญa no habรญa publicado mi primer libro, y pude codearme con esta segunda generaciรณn de la Escuela de Nueva York.

Terminรฉ mi segundo libro, Praise, seis aรฑos despuรฉs. En aquella รฉpoca, una de las revistas literarias mรกs interesantes de Nueva York era Antaeus, editada por Daniel Halpern. Se creรณ en parte a instancias de Paul Bowles y algunos mรกs, pretendรญa tener un alcance internacional y publicรณ a Mark Strand. Halpern abriรณ la editorial Ecco Press. Era mรกs joven que yo, y el primer libro que editรณ fue el segundo de Louise Glรผck. Louise era mi amiga y me escribiรณ para preguntarme si le convenรญa elegir Ecco Press, de la que nadie habรญa oรญdo hablar, o New American Writing, una editorial comercial mucho mรกs grande. Le dije: “Una vez que te publiquen a ti, van a empezar a hablar de la editorial.” Reeditaron los primeros libros de Ashbery, que estaban agotados, y despuรฉs a Louise, y de pronto habรญa surgido una editorial de poesรญa. Halpern tambiรฉn publicรณ los primeros textos de Cormac McCarthy, Raymond Carver, Tobias Wolff y de muchos otros escritores interesantes. Lo conocรญ, mandรฉ poemas a la revista y hace mรกs de treinta aรฑos que es mi amigo y editor.

Praise me atormentaba porque los poemas me resultaban muy parecidos a los de Field guide. Halpern me dijo: “Tienes que sacar un libro nuevo, te has pasado una hora leyendo poemas que no conocรญa.” Y yo le respondรญ: “Hay un grupo de poemas, pero no forman un conjunto coherente.” Y fuimos a su penthouse en la Quinta Avenida y colocรณ todos los poemas en el piso, tomรณ el que yo habรญa puesto al final y dijo: “Pongรกmoslo al principio.” Pensรฉ: “No puedes hacer eso, ese no fue el orden en que los compuse.” Empezรณ a jugar con el orden de los poemas, y yo me sentรญ tan mal que tuve que ir al baรฑo a vomitar. Luego volvรญ y vi lo que habรญa hecho y pensรฉ: “A decir verdad, tiene mucho sentido.” Desde entonces publico mis libros a un ritmo muy lento.

¿Quรฉ importancia tiene la tรฉcnica para ti? ¿Cรณmo la aprendiste?

Me gustaba la poesรญa que sonaba muy natural, con una voz muy poderosa y en la que la tรฉcnica no era del todo visible, a diferencia de los poetas que eran elevados y vanguardistas o empleaban la tรฉcnica tradicional. A Miล‚osz le gustaba decir: “El principal propรณsito de la forma en poesรญa es como la refrigeraciรณn: una buena manera de conservar la carne pasada.” Tenรญa un manejo tรฉcnico excelente, pero era muy desdeรฑoso al respecto. Por otro lado, si uno escribe poesรญa, la tรฉcnica es todo.

Has traducido a Horacio, a Miล‚osz, haikus…

Traducir poesรญa es una forma intensiva de estudiarla. Te acercas a ella y lo que te ofrece, como artista, es la posibilidad de asimilar sus trucos, enriquece tu repertorio. Y es bueno traducir a grandes poetas, ser exigente y rodearse de gente interesante. Eso tambiรฉn ocurre al traducir a poetas contemporรกneos, algo que no he hecho a menudo. Sรญ he traducido, con un amigo, poemas de Adam Zagajewski, y allรญ sucede algo particular, porque tรบ eres la primera persona en trasladar esa voz a tu lengua, para que la gente pueda conocerla. Y si el poeta es muy bueno, tal vez surjan nuevos traductores, de modo que en esos casos no tengo que preocuparme porque salga perfecto, sino por ponerlo en circulaciรณn. Si uno traduce haikus, o a Horacio, existen muchas traducciones, y el asunto es llevar a la lengua de destino algo que uno ve en el original, pero que no ha visto en las traducciones disponibles.

¿Cรณmo influyรณ la traducciรณn a tu propia escritura?

Una manera de acercarse al haiku serรญa desde la distinciรณn que hace Jakobson entre metonimia y metรกfora cuando habla sobre dos tipos de afasia del lenguaje. Lo interesante de la metonimia, y del haiku, es que en cierto nivel es simbรณlico sin ser metafรณrico. Tomemos un poema de Kobayashi Issa: “Es mediodรญa. / Cantan aves. El rรญo / corre en silencio.” Si uno lee una novela que empieza una noche de invierno, el invierno tiene resonancias simbรณlicas pero no es un sรญmbolo; si uno dice “mediodรญa”, se hace alusiรณn a algo que ocurre a mediodรญa, pero si se dice con determinada potencia de repente se estรก hablando de la mitad de la vida. El rรญo corre rรกpido, porque es una isla montaรฑosa, con aguas de deshielo, y los rรญos corren lentos en otoรฑo. Lo รบnico que hace es describir una escena, y el momento del dรญa, que el sol estรก alto, y es la รฉpoca del aรฑo en que los pรกjaros cantan en el huerto.

¿Cรณmo se traduce eso en mi propia escritura? No tengo idea. Uno trata de hacer ciertas cosas, uno aprende y reflexiona, y eso tambiรฉn implica cierta atenciรณn por parte del lector. Por ejemplo, las Odas elementales, de Neruda, seguramente vienen de la letanรญa catรณlica, con elementos barrocos, pero tambiรฉn es como combinar cien haikus y cantarlos a coro.

Algo que aprendรญ de Miล‚osz fue a aceptar cualquier reto, de la manera en que fuera posible hacerlo. Para รฉl era mejor escribir un mal poema que no escribirlo. Pero tambiรฉn se contradecรญa a sรญ mismo constantemente en casi todo. Apenas escribรญa algo, ya pensaba lo contrario, asรญ que muchos de sus poemas tienen muchas voces distintas, algo que a mรญ me fascina.

Te criaste en el รกrea de la bahรญa de San Francisco, donde pareciera que la ciudad emerge de entre las grietas de la naturaleza. ¿Cรณmo piensas que esto afectรณ tu sensibilidad y tu escritura?

Cito unos versos de Blake: “Tales eran los deleites / cuando, varones y niรฑas, / en la infancia nos veรญan / en el prado de los ecos.” Cuando estaba fuera de casa me sentรญa en รฉxtasis, se abrรญa un mundo de imรกgenes, olores y sonidos. Siempre estaba con gente, hacรญa deportes. Una vez invitรฉ a Miล‚osz a un programa de escritura en la naturaleza, y me dijo: “Para mรญ, la naturaleza es puro horror, el sufrimiento interminable de incontables animales comiรฉndose los unos a los otros.” Le respondรญ: “Pero hace un rato me hablabas del valle de Napa, de cรณmo acababan de florecer las flores salvajes.” Y me dijo: “Sรญ, pero la belleza es otra cosa.”

Otra cuestiรณn es que en Estados Unidos, despuรฉs del boom, posterior a 1950, la naturaleza con la que la gente habรญa crecido estaba desapareciendo. Y, en mi caso, habรญa un tercer factor: los libros que leรญamos en la escuela estaban editados en Nueva York y en Boston, asรญ que cuando un niรฑo salรญa a jugar se ponรญa las botas e iba a la nieve. Mi mundo no estaba representado. Acabรฉ por descubrir a los poetas californianos –Rexroth, Duncan, Jeffers–, pero a la vez me sentรญa cรณmodo, me ofrecรญa un tema, porque ese ambiente que tanto me gustaba no habรญa sido descrito. Praise trataba fundamentalmente de la confusiรณn erรณtica, del deseo, de las formas que adopta y, de algรบn modo, del lugar donde vivรญa, que era el mundo natural de California.

Pero tambiรฉn escribiste sobre historia y polรญtica…

Sรญ, me parecรญa importante, soy de la generaciรณn de los movimientos contra la guerra y por los derechos civiles, y California hace la vista gorda con la historia en muchos sentidos, en parte porque es un lugar nuevo, y eso tiene que ver con el lenguaje. El espaรฑol no llegรณ a arraigarse de manera muy profunda. Una de las cosas que querรญa hacer en Field guide era contar parte de esa historia, marcar los paralelos entre la guerra hispano-estadounidense de 1898, en tanto invasiรณn injustificada, y la de Vietnam.

Muchos de los poetas que admiraba reflexionaban sobre la polรญtica y la justicia y ensayaban una respuesta a la realidad de su mundo, como el gran poema “Londres”, de Blake, y la oda, no tan notable, de Neruda, sobre la United Fruit Company. Tambiรฉn soy consciente de que una de las poetas mรกs importantes de Estados Unidos, Emily Dickinson, viviรณ en la terrible รฉpoca de la Guerra de Secesiรณn, rodeada de gente que participรณ en el conflicto, como su propio hermano, y escribiรณ poemas vaya uno a saber sobre quรฉ, sobre cรณmo tu cuรฑada te hiere, o sobre un amante imposible, y son poemas extraordinarios.

La mayorรญa de los grandes poetas del siglo XX tenรญan intenciones muy nobles, pero sus posiciones polรญticas fueron lamentables. La convivencia con el fascismo deberรญa haberles enseรฑado algo de humildad. Neruda, Vallejo, Hickman, McDermott, ร‰luard, Aragon, Ritsos, todos le escribieron odas a un genocida, aunque no eran precisamente fascistas, con excepciรณn de Pound. Si se piensa en el arte de la polรญtica, en sus invenciones –como la separaciรณn de los poderes del Estado contemplada en la Constituciรณn o el plebiscito–, un poeta no tiene por quรฉ tener talento para eso. De modo que tal vez la poesรญa tenga una potencia social antes que polรญtica. Admiro mucho los ensayos de Octavio Paz, porque usa el adjetivo “polรญtico” con mucho cuidado, y รฉl mismo tenรญa una filiaciรณn polรญtica y era consciente de la pasmosa facilidad con que los escritores tienden a apoyar al candidato equivocado, encandilados por el deseo de justicia. Asรญ que, sea quien haya sido aquel crรญtico ruso que declarรณ que la funciรณn del arte era convertir la piedra en piedra y la hierba en hierba, al liberarnos del automatismo de la percepciรณn, los poetas pueden hacer eso, los poetas pueden despertar en la gente un deseo de ecuanimidad, pueden prestar testimonio de la crueldad, reรญrse de las autoridades. Pueden atraer la atenciรณn de la inteligencia social de un modo tal que pueda producir efectos polรญticos.

Tus poemas me parecen poderosamente lรญricos pero tambiรฉn muy reflexivos. ¿De dรณnde piensas que viene eso?

Lo lรญrico, si estรก, me viene del oรญdo, de mi primera fascinaciรณn musical con la poesรญa, con el sonido de una voz. Y lo meditativo es ciertamente la tradiciรณn mรกs arraigada en la poesรญa anglosajona. La introspecciรณn de la poesรญa comienza con los sonetos que se interesan por la psicologรญa del amante. Y en el siglo XVII esa tradiciรณn se formaliza, en parte con los tratados sobre meditaciรณn que llegan de Espaรฑa: los de Ignacio de Loyola, por ejemplo. Preparan el terreno para los poetas religiosos que fueron el modelo de los romรกnticos del siglo xix, que enseรฑan a emprender una travesรญa interior y a volver transformados de ella. El interรฉs modernista por la psicologรญa humana viene de Freud y Jung. Escribรญ un poema que se llama “Meditaciรณn en Lagunitas”, y a raรญz de eso se escribieron muchos ensayos acerca de mi relaciรณn con la tradiciรณn meditativa, pero a mรญ me resultaba de lo mรกs natural empezar un poema con una reflexiรณn sobre algo. Los poemas de Neruda en Residencia en la tierra son, de algรบn modo extraรฑo, poemas reflexivos. Hace poco estuve en Myanmar, donde Neruda quedรณ varado un tiempo, y leรญ ese poema extraordinario que es el “Tango del viudo”, que empieza diciรฉndole a la amada: “Ya estarรกs mirando mis viejos zapatos vacรญos para siempre” –ojalรก recordara la cita exacta–, y luego la describe orinando de noche en el fondo de la casa. Creo que los adjetivos que utiliza son “trรฉmula, argentina y obstinada”, una descripciรณn erรณtica y terriblemente precisa de una mujer haciendo pis, y allรญ es donde el poema hace una afirmaciรณn, luego va hacia adentro y finalmente sale, a la manera de la tradiciรณn meditativa, en tanto opuesta a la dramรกtica y a la narrativa.

¿Y no ves ese componente narrativo en tu poesรญa?

Una vez leรญ poemas de Human wishes en presencia de Robert Bly, que afirmaba que la poesรญa estadounidense era demasiado realista, demasiado preocupada por imaginar lo concreto. Me dijo: “No sรฉ, Robert, veo mucho contenido anecdรณtico.” No supe quรฉ responderle. Contar historias es parte de mi manera de conocer el mundo. Con suerte, para mรญ es una extensiรณn del mรฉtodo del haiku, un mรฉtodo metonรญmico. Una mujer te mira y te pregunta: “¿Estรกs triste por algo?” ¿Acaso no se cifran en eso la mayor parte de las cosas de la vida? Escuchรฉ a alguien en el mercado decir: “No pensรณ que debiera pero yo pensรฉ que sรญ.” ¿De quรฉ estaban hablando? Captar pequeรฑos fragmentos de relatos puede producir el mismo efecto que “Es mediodรญa. / Cantan aves. El rรญo / corre en silencio.”

Hace un rato hablabas de Neruda. ¿Quรฉ importancia tuvieron para ti los poetas espaรฑoles y latinoamericanos?

Es complicado, porque yo me criรฉ en un hogar catรณlico, y cuando uno lee a Lorca, a Machado, a Jimรฉnez, a Hernรกndez, a Paz, a Neruda, a Vallejo, a los principales poetas que los jรณvenes estadounidenses leรญan, el vocabulario es mucho mรกs acotado que en la poesรญa en inglรฉs. Hay mรกs corazones, nubes, รกrboles, ese procedimiento que viene de las letanรญas, que consiste en apilar imรกgenes y metรกforas muy ricas, algo que a mรญ me recordaba las oraciones catรณlicas. Algo bรกsico, repetitivo, que en ambos casos debe de tener que ver con su origen barroco, con la misa. En inglรฉs estรก en Whitman, que lo extrajo de la Biblia, tal vez en testimonio de una idea muy antigua de la poesรญa, que tiene que ver con la alabanza de un poder con el que se busca estar en buenos tรฉrminos. Es interesante que Neruda haya elegido para su libro un tรญtulo como Odas elementales, porque en la raรญz de la poesรญa hay algo muy elemental, estas canciones, esta tรกctica de rezar para relacionarse con el mundo. Fue muy importante leer poesรญa latinoamericana, aunque la asimilรฉ muy lentamente porque las primeras traducciones de Neruda no eran muy buenas. Ben Belitt tradujo libremente los poemas de Neruda. Y luego las traducciones al inglรฉs de Vallejo, de Poemas humanos y Trilce, que es un libro difรญcil, fueron ganando cada vez mรกs importancia.

Ademรกs de ser poeta, participas en polรญtica y eres un militante ambientalista. ¿Cรณmo te involucraste con eso?

Hace quince aรฑos, cuando me nombraron poeta laureado, pensรฉ: “¿Quรฉ hago con la proyecciรณn que me va a dar el cargo?” Escribรญ una columna para un periรณdico durante cuatro aรฑos, en la que hablaba de poesรญa a diario, para tratar de mostrar su vigencia y vitalidad, e inaugurรฉ un programa de escritura poรฉtica ambientalista en las escuelas.

En los รบltimos tiempos surgiรณ el movimiento Occupy Wall Street, que fue el primer signo en aรฑos en la sociedad estadounidense de que los jรณvenes estaban buscando formas de responder a la desigualdad, a los gobiernos disfuncionales, y yo quise brindarles mi apoyo.

Finalmente, algo que tambiรฉn estรก ocurriendo y que se venรญa anticipando, en relaciรณn con el cambio climรกtico, es que con el alza del costo del petrรณleo aparecen nuevas tecnologรญas muy destructivas que son econรณmicamente viables: minerรญa de remociรณn de cimas, fracturaciรณn hidrรกulica, arenas bituminosas… Pareciera que va a haber suficiente petrรณleo contaminante para repetir el siglo XX durante todo el XXI, y existe el impulso econรณmico para hacerlo. Para mantener nuestros hรกbitos de vida es algo colosal. Bill McKibben fundรณ una organizaciรณn que se llama 350, para promover el activismo y para concientizar a la gente de que existen mejores alternativas. Nos esposamos a las rejas de la Casa Blanca y la policรญa de Washington D.C. nos detuvo de manera muy educada y nos encerrรณ. Pagamos una multa y nos fuimos. Fue una protesta simbรณlica y ceremoniosa, a diferencia de mi participaciรณn en el movimiento Occupy, donde sรญ me llevรฉ un par de golpes de los garrotes de la policรญa. El activismo es el equivalente polรญtico del sadhu, la idea hinduista de que luego de criar a tus hijos y asegurarte de que todos hayan estudiado, tienes que salir a cultivar tu vida espiritual. Se puede hacer de distintas maneras, pero una es salir a manifestarse en la calle.

¿Cรณmo ves el futuro de la poesรญa estadounidense?

Hay siglos enteros en que directamente no hay poesรญa que merezca ser leรญda. No conozco a ningรบn poeta espaรฑol del siglo XVIII, tal vez a dos ingleses. ¿Quรฉ ocurriรณ en la poesรญa inglesa durante los siglos XIII y XIV? No mucho. Tal vez la poesรญa estadounidense del siglo XXI caiga en desgracia, al punto que no quede nada digno de ser leรญdo, tal vez se produzca un florecimiento espectacular, ¿quiรฉn sabe lo que pueda ocurrir con la poesรญa argentina o con la brasileรฑa? En cualquier caso, creo que las nuevas tecnologรญas van a tener interesantes consecuencias formales. En Estados Unidos hay poetas performers que se presentan en antros, poetas concretos o artistas visuales que usan la palabra, artistas conceptuales, gente que estรก escribiendo poemas que incluyen fotos, otros que mezclan videos con recitados. Una poeta vietnamita estadounidense, Cathy Park Hong, una escritora muy interesante e ingeniosa, acaba de subir a internet el video de una performance que hizo en colaboraciรณn con un videoartista de Los รngeles. Siempre me viene a la cabeza la imagen de Chรฉjov, que escribรญa para los primeros libros de chistes que salieron en Rusia. Conocรญ a un poeta chino, Xi Chuan, que me dijo que sus primeras influencias habรญan sido Borges y Transtrรถmer. Creo que la poesรญa siempre se va a deber a su lengua, pero que se va a internacionalizar mucho mรกs rรกpido, de modo que la gente va a poder prestar atenciรณn a lo que estรก sucediendo. Tรบ vas a verlo mejor que yo y, si existe el mรกs allรก, me cuentas quรฉ pasรณ. Siempre pienso en lo que dijo Transtrรถmer: “Si existe el mรกs allรก, nuestros e-mails por fin podrรญan tener respuesta”. ~

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(Buenos Aires, 1981) es poeta y traductor.


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