Fotografรญa: John Freeman

Esto es lo que estaba tratando de decir

En el verano del aรฑo pasado, el crรญtico John Freeman visitรณ la isla Runmarรถ para conocer al poeta Tomas Transtrรถmer. A pesar de que una hemiplejia lo habรญa dejado prรกcticamente sin habla, el Nobel sueco supo transmitir a su visitante la vitalidad de su poesรญa. Este retrato ahonda en el entorno, la historia personal y el temperamento que hacen peculiar su obra.
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Algunos de los poemas mรกs bellos y misteriosos de los รบltimos sesenta aรฑos son obra de un psicรณlogo que en una รฉpoca tratรณ a jรณvenes delincuentes en Suecia. Tomas Transtrรถmer escribiรณ tan solo un puรฑado de libros, pero se asegurรณ de que cada uno de ellos fuese importante. Algunos de estos volรบmenes contienen una docena o menos de poemas y el mรกs largo, Bรกlticos, es mucho mรกs breve de lo que sugiere su majestuoso tรญtulo. Aun asรญ cada una de sus obras se lee como un mensaje desde una frontera elemental, como el trabajo de un hombre que traza su propia mitologรญa a travรฉs de la oscuridad. Hace poco mรกs de un mes, Transtrรถmer muriรณ a los 83 aรฑos. En agosto del aรฑo pasado, despuรฉs de intentarlo muchas veces, logrรฉ visitar al poeta en la isla Runmarรถ, donde el Nobel pasaba sus veranos. El texto que sigue describe aquel dรญa, asรญ como los retos de entrevistar a un hombre que era afรกsico pero estaba entera, intensamente vivo.

Rodeada de islotes que se alzan fuera del agua, la isla Runmarรถ se encuentra a una hora al este de Estocolmo. Para llegar a ella uno debe tomar un gorgoteante ferry que viaja a casi cuarenta kilรณmetros por hora. En una tarde lluviosa de agosto, el mar es verde y enigmรกtico, de modo que no es difรญcil imaginar por quรฉ algunos marinos construyeron sus hogares en Runmarรถ y no en cualquier otra de las treinta mil islas de Estocolmo. Cuando se perfila en el horizonte, aderezada de robles y abetos, parece la versiรณn del paraรญso que tendrรญa un hombre de carรกcter firme.

A finales del siglo XIX, el abuelo materno de Tomas Transtrรถmer era un hombre asรญ. Capitรกn de barco, necesitaba tocar tierra, y lo hizo aquรญ. La pequeรฑa casa azul de madera que construyรณ en Runmarรถ todavรญa se encuentra en pie, y es donde Transtrรถmer y quien ha sido su esposa por mรกs de cincuenta aรฑos, Monika, pasan sus veranos.

Como un verdadero descendiente de capitanes, Transtrรถmer no toma a la ligera que su visitante arribe por mar, aunque el derrame que sufriรณ hace veinticuatro aรฑos hace mรกs difรญcil el gesto. A mi llegada lo encuentro esperando en una silla de ruedas, al final de un largo camino de grava, con una manta sobre los hombros. Monika estรก de pie a su lado. Una radio de mediados de los cincuenta descansa en su regazo, ventilando el bosque con la Sinfonรญa nรบmero dos en mi menor de Rajmรกninov.

Mientras Monika lo empuja con suavidad hacia la casa a lo largo de una rampa que conduce a la sala de estar, todos los sรญmbolos de la gran poesรญa de Transtrรถmer silban a nuestro alrededor. La tierra, cubierta de raรญces y musgo. El viento murmura en los รกrboles. El aire huele a sal y resina. Sin duda un halcรณn o un รกguila ratonera planea por encima, observando la escena como un espรญa. Enseguida Transtrรถmer comienza a seรฑalar cosas, con gestos silenciosos. Algo como: “aquรญ, esto es lo que estaba tratando de decir”.

En las siguientes dos horas me queda claro que la isla le ha proporcionado las notas para crear su mรกgica y perdurablemente bella partitura poรฉtica. Asรญ que las preguntas sobre poesรญa, sobre lo que significa, siempre llevan de vuelta a la isla, al abuelo, a la mano del poeta que con frecuencia se alza para seรฑalar los objetos y cuadros de la habitaciรณn, como si estos tambiรฉn fueran poemas, no el tema o aquello que los inspirรณ.

Nos comunicamos asรญ. El derrame que Transtrรถmer sufriรณ en 1990 le paralizรณ un lado del cuerpo y le quitรณ casi por completo la capacidad de hablar. Como resultado, el cuarto al que nos guรญa Monika es pequeรฑo pero tambiรฉn muy concurrido. Dos amigos –un director de cine estadounidense y su esposa sueca– se sientan en una angosta banca de piano. Un fotรณgrafo, el representante de Transtrรถmer y Monika se sientan los tres en semicรญrculo alrededor de รฉl, como si se tratara de un pianista a punto de presentarse y no un poeta que responde, a regaรฑadientes pero con amabilidad, a una entrevista.

En realidad, todos estรกn aquรญ para ayudar a interpretar las respuestas de Transtrรถmer, quien puede decir dos palabras con mucha claridad: “sรญ” y “no”, ademรกs de “muy bien”. Acude a otras de forma esporรกdica, pero estas son su timรณn verbal. Su cara expresa mucho mรกs. A menudo Transtrรถmer aparece en las fotografรญas con una mirada severa y fija, pero en persona es vivaz, interesado, de mirada bondadosa e incluso bromista.

En el transcurso de la tarde yo hago preguntas que Monika traduce al sueco. Despuรฉs, รฉl responde, ella busca la expresiรณn mรกs clara, y asรญ avanzamos. En el รญnterin, Transtrรถmer guรญa las preguntas y extrapolaciones de su esposa con su rostro, sus pocas palabras y el tono de su voz. Se tocan y miran de manera constante en este proceso. Resulta difรญcil saber, cuando se observa a ambos, quiรฉn es el director y quiรฉn la orquesta.

Esta es tal vez la forma adecuada de hablar con un poeta que ha conservado su intimidad ante el pรบblico por tanto tiempo. Aun antes de ganar el Nobel, Transtrรถmer habรญa sido traducido a casi sesenta idiomas, lo que lo convertรญa, segรบn sus editores, en el segundo poeta mรกs traducido, solo detrรกs de Neruda.

Entre sus admiradores se cuentan Seamus Heaney y muchos de los mรกs grandes poetas estadounidenses de la posguerra. Tambiรฉn lo han admirado rumanos, yugoslavos y japoneses. Paul Muldoon, poeta y editor de poesรญa de The New Yorker, creciรณ en Irlanda del Norte y afirma que la locura por Transtrรถmer tambiรฉn les alcanzรณ ahรญ cuando los conflictos estaban en su punto mรกs รกlgido: “El apodo local que le dimos era ‘Transformer’, el cual indica nuestro profundo respeto por sus logros.”

Estos logros son todavรญa mรกs notables si tenemos en cuenta la producciรณn relativamente modesta del poeta, quien en seis dรฉcadas ha publicado tan solo once colecciones, ninguna de las cuales contiene mรกs de veinte poemas. Uno de sus libros se encuentra cerca de donde hablamos, a la manera de una bitรกcora de los lugares a los que viajรณ con su mente.

Le pregunto a Transtrรถmer si comenzรณ a ver la poesรญa como una forma de orientaciรณn. Responde con un “sรญ, sรญ” y de inmediato Monika explica: “una forma de intentar acercarse al enigma. Creo que es una buena metรกfora para la poesรญa”.

Su territorio no era vasto, pero sรญ profundo. Pasรณ muchos aรฑos trabajando como psicรณlogo, primero en un correccional de menores y despuรฉs como psicรณlogo laboral para el gobierno sueco. Sus poemas tienen una profunda potencia psicolรณgica, el trabajo de un hombre poseรญdo. Muchos de los sรญmbolos y augurios se repiten: las estaciones y sus climas, estados de sueรฑo y dobles, el arco del pasado de su familia.

Leer la poesรญa de Transtrรถmer es entrar en un tenso espacio interior hecho de imรกgenes, lleno de signos, seรฑales, indicios. Sus poemas pueden usar imaginerรญa abstracta, pero los mejores son tan รญntimos como un beso en la oscuridad, una conexiรณn lograda mediante los sentidos, asรญ como con una gradual eliminaciรณn del egoรญsta “yo”. “Pรกjaros matinales”, por ejemplo, comienza describiendo al poeta que sube a su automรณvil, despuรฉs gira hacia una descripciรณn del canto ruidoso de las urracas y luego regresa a este asombroso segmento, que podrรญa considerarse una especie de guรญa a gran parte de su obra:

Fantรกstico sentir cรณmo el poema crece

mientras voy encogiรฉndome.

Crece, ocupa mi lugar.

Me desplaza.

Me arroja del nido.

El poema estรก listo.

[Versiรณn de Roberto Mascarรณ, El cielo a medio hacer, Nรณrdica, 2010.]

La cercanรญa que Muldoon y Heaney sienten hacia Transtrรถmer es una pista sobre por quรฉ un poema como este es tan extraordinario, pero tambiรฉn radical. Transtrรถmer comenzรณ a escribir poesรญa en serio despuรฉs de la Segunda Guerra Mundial y estรก vivo a los 83 aรฑos al inicio de lo que parece una guerra interminable con el Medio Oriente. En todo ese tiempo, el reto que se ha impuesto fue encontrar un nuevo lenguaje para la intimidad y el compromiso, justo lo que Heaney y Muldoon hicieron dentro de un ambiente polรญticamente cargado.

“Despuรฉs de la guerra, muchos poetas suecos comenzaron a pensar en la neutralidad del paรญs –dice Daniel Sandstrรถm, especialista y editor en jefe de la editorial Albert Bonniers Fรถrlag–. Era una fuente de vergรผenza y de esa vergรผenza naciรณ el deseo de pensar de una forma mรกs general y polรญtica.”

En la generaciรณn intelectual que siguiรณ a Transtrรถmer, habรญa que ser o marxista o reaccionario. Transtrรถmer no era ninguna de esas cosas. Viajรณ y se comprometiรณ polรญticamente, pero no estaba interesado en el arte como un garrote.

Habรญa otra divisiรณn que enfrentar. ร‰l habรญa crecido en un ambiente religioso, pero de ninguna forma era un evangelista. En un paรญs que se volvรญa cada vez mรกs laico, una educaciรณn de ese tipo podrรญa ser un problema. “Tรบ eras libre de todo eso”, dice Monika respecto a la doctrina religiosa, lo que provoca una irรณnica broma facial del poeta, que parece decirnos: “Gracias a Dios.”

De ese modo, mientras que muchos de sus contemporรกneos contemplaban falsas polarizaciones, Transtrรถmer regresรณ a la isla donde pasรณ todos los veranos de su infancia, para convertir los sonidos, las estaciones y los humores de este lugar en la bรณveda de su mitologรญa personal.

Le tomarรญa veinte aรฑos de trabajo formalizar esta conexiรณn. Al comienzo, su mayor reto fue encontrar una sintaxis para su imaginaciรณn. Al igual que todos los poetas nacidos entre las dos guerras mundiales, se guiaba por las luces de la vanguardia y el surrealismo, pero fue una รญntima experiencia personal la que provocรณ en รฉl un cambio drรกstico.

En el verano antes de cumplir quince aรฑos, tuvo lo que รฉl describe en sus memorias como una especie de terror existencial: le temblaban las piernas, se llenรณ de temor. “En ese momento era escรฉptico ante cualquier forma de religiรณn”, escribiรณ Transtrรถmer en “Exorcismo” (1993), donde admite que si el hecho hubiera ocurrido aรฑos mรกs tarde probablemente habrรญa sido una revelaciรณn.

Despuรฉs de la crisis, Transtrรถmer comenzรณ a tocar el piano con frecuencia, una actividad que aรบn realiza (cuando hace presentaciones pรบblicas se limita a interpretar piezas para mano izquierda). Hoy dรญa mantiene su apreciaciรณn sobre lo ocurrido en ese periodo en que estuvo mรกs cerca de la psicosis que de una experiencia religiosa.

Monika aรฑade: “Creo que lo que dijiste es que, si hubieras llegado a esta clase apacible de fe religiosa o confianza en la fe a la que llegaste aรฑos despuรฉs, habrรญas sido capaz de lidiar con la crisis de una forma por entero distinta. En cierto sentido simplemente desarrollaste una fe propia en el transcurso de tu adolescencia. Si no me equivoco, lo habrรญas expresado asรญ.”

–Sรญ, es correcto –dice Tomas–. Pero…

–Creaste una especie de imagen de Dios para ti mismo.

–Sรญ…

–Aunque no asociado o relacionado especรญficamente con lo que se enseรฑaba en las clases de religiรณn. Un sentimiento de confianza, sin importar de donde viniera. No es un tema sencillo de tratar.

Transtrรถmer no puede afirmar si fue esa experiencia la que hizo que se interesara por los temas psicolรณgicos. “Creo que hubo una transiciรณn de una conciencia religiosa bรกsica a la fe –explica Monika–. Y que tuvo que ver con la mรบsica.”

Curiosamente, de todos los poemas de Transtrรถmer, el que lidia de forma mรกs evidente con la fe habla tambiรฉn acerca de mรบsica, “Schubertiana”:

¡Tanto tenemos que confiar para poder vivir nuestro dรญa cotidiano sin hundirnos en la tierra!

[Versiรณn de Roberto Mascarรณ, Deshielo a mediodรญa, Nรณrdica, 2011.]

En los aรฑos finales de su adolescencia Transtrรถmer se alejรณ de la mรบsica y se acercรณ a la poesรญa y escribรญa tanto que encontrรณ maneras, como todos los virtuosos, de hacer mรกs difรญcil la escritura. Comenzรณ a experimentar con estrofas horacianas (la sรกfica y la alcaica), lo que dio como resultado algunas partes de “Archipiรฉlago otoรฑal” y “Cinco estrofas para Thoreau”, poemas que se publicaron en su primera colecciรณn, 17 poemas (1954).

Transtrรถmer abre uno de sus libros y comienza a identificar, un poema tras otro, la forma de las estrofas. “Aquรญ, aquรญ, aquรญ”, dice. “Supongo que la forma sรกfica te dio cierta libertad”, aรฑade Monika. Transtrรถmer responde “muy bien” y agrega: “una forma para trabajar desde adentro”.

No es la รบnica restricciรณn que se impuso. Los versos en 17 poemas esbozan un ecosistema en el que trabajarรญa intermitentemente el resto de su vida y que es posible reconocer en esta isla cuando se llega a Runmarรถ. Su verdor y sus marineros, la manera en que rompen las olas. La huella sonora de la isla se encuentra muy presente en ese primer volumen. He aquรญ un poeta que “empezรณ a buscar la herramienta de la atenciรณn”, por citar uno de sus primeros textos publicados (“Quien fue despertado por canciones sobre los techos”).

La respuesta en Suecia a este fenรณmeno de veintitrรฉs aรฑos fue instantรกnea. Como asegura Sandstrรถm, “el avance crรญtico fue inmediato y sostenido. Los primeros aรฑos de la dรฉcada de los cincuenta son la รฉpoca dorada de la poesรญa. En ese entonces para ser considerado genial no tenรญas una banda de rock, sino que organizabas un recital de poesรญa”.

Transtrรถmer publicรณ tres libros mรกs en este vertiginoso periodo y profundizรณ en cada uno su conexiรณn con el paisaje mientras la economรญa de la imagen se tornaba mรกs extraรฑa, mรกs inquietante. Cuando el apogeo terminรณ, el poeta se volviรณ aรบn mรกs hacia su interior, y se convirtiรณ, como dice Sandstrรถm, en “casi su propio gรฉnero”.

En esta รฉpoca Transtrรถmer comenzรณ su correspondencia con el poeta, traductor y editor estadounidense Robert Bly. Este nativo de Minnesota tenรญa una personalidad avasalladora y creรณ en Estados Unidos una revista literaria que cambiarรญa de nombre cada dรฉcada.

En 1964, la publicaciรณn se llamaba The Sixties y en marzo de ese aรฑo Transtrรถmer, de 32 aรฑos, le escribiรณ al editor, que se encontraba en Madison, Minnesota, para saber cรณmo podrรญa hacerse de un nรบmero. Bly respondiรณ de inmediato que acababa de recorrer todo el estado con el fin de hacerse del libro de Transtrรถmer El cielo a medio hacer en sueco.

En los siguientes veinticinco aรฑos los dos poetas intercambiaron cientos de cartas y asรญ saciaron la sed mutua de chismes literarios a nivel internacional. La historia de esta amistad y su funcionamiento interno aparece de modo transparente en Air mail, un libro tan querido por Transtrรถmer que, cuando toma el ejemplar que le muestro, lo hace de tal modo que parece poco probable que me lo devuelva.

Al leer este volumen se entiende por quรฉ Transtrรถmer querrรญa mantenerlo cerca. En sus pรกginas se encuentra una amistad que creciรณ como una rรกfaga literaria y que cambiรณ la vida de ambos hombres. Transtrรถmer y Bly traducen la obra del otro, se quejan de la polรญtica. Los poemas de Bly sobre la guerra de Vietnam no pueden publicarse y los marxistas critican a Transtrรถmer por mantenerse al margen: “Por lo general, en Suecia –le dice a su amigo al resumir ciertas reseรฑas despectivas– los jรณvenes marxistas manifiestan poca tolerancia hacia la poesรญa” (carta del 29 de octubre de 1966).

“Tomas escribiรณ una enorme cantidad de cartas, no solo a Bly sino a muchos otros, y en ellas realmente manifestรณ sus opiniones –dice Monika–. Estas cartas son a menudo locuaces, graciosas y, por momentos, severas. Creo que, aunque Tomas tenรญa todas esas cualidades dentro de รฉl, no sintiรณ la necesidad de expresarlas en su poesรญa.”

Aun asรญ, en 1970 –el aรฑo en que mantuvo mรกs intensa correspondencia con Bly– Transtrรถmer dio un paso decisivo en su carrera como poeta. “Estoy luchando con un poema muy largo (acerca del Bรกltico, desde todos los puntos de vista)”, le escribiรณ a Bly en agosto. “Comenzรณ cuando encontrรฉ los almanaques de la dรฉcada de 1880 que pertenecieron a mi abuelo –agregรณ en mayo siguiente–, donde รฉl habรญa anotado los barcos que estaba capitaneando… Descubrรญ que gran parte de mi vida tiene cierta conexiรณn con el Bรกltico, asรญ que comencรฉ un boceto desordenado de muchas cosas.”

Transtrรถmer estaba siendo modesto. Bรกlticos (1974) no es desordenado, se mueve como una pieza de mรบsica para contar la historia de su abuelo y despuรฉs la de su abuela. Olas de imรกgenes caen como cascadas en las estrofas, convirtiendo las preocupaciones elementales de los marineros en algo cosmolรณgico.

Tomas y Monika debaten por un momento si Bly fue quien lo animรณ a escribir poemas en prosa o si รฉl los habrรญa explorado por sรญ mismo. “Pero a Bly no le gustรณ Bรกlticos”, parece decir Tomas y Monika aรฑade: “No, no le gustรณ especialmente; yo dirรญa que eras independiente de Robert.”

En Bรกlticos, el poeta se inserta en el poema de la forma mรกs directa hasta ese momento. Es el que nos guรญa por la historia de su familia, el observador que descifra quรฉ significa ser de un lugar y al mismo tiempo saber con certeza que uno va a desaparecer:

Aquรญ hay gentes en un paisaje.

Una foto de 1865. La lancha de vapor ha atracado en el

[muelle del estrecho.

Cinco figuras. Una seรฑora con miriรฑaque claro, como un

[cascabel, como una flor.

Los hombres parecen figurantes en una funciรณn teatral

[popular.

Todos son guapos, vacilantes, van camino de ser borrados.

Desembarcan un instante. Son borrados.

[Versiรณn de Francisco J. Uriz, Bรกlticos y otros poemas, Visor, 2012.]

Torbjรถrn Schmidt, el profesor universitario que compilรณ el material para la ediciรณn original de Air mail, me dice en un correo electrรณnico: “Yo dirรญa que el enigma de Transtrรถmer es espiritual”, y aรฑade: “el mismo Transtrรถmer siempre rechazรณ que lo llamaran mรญstico. Por otro lado, ha subrayado que su experiencia de la vida es enigmรกtica en un sentido profundo: hay dimensiones de la vida que una mente racional no puede comprender”.

En ningรบn otro poema de Transtrรถmer esta dualidad es tan personal como en Bรกlticos, una especie de genealogรญa sensual y espiritual musicalizada. En la fase final de la escritura del poema, las cartas del autor a Bly se hacen cada vez mรกs lรญricas. Por momentos recuerda a Blake: “A veces tengo la sensaciรณn de que debo hacer algo para una Conciencia escondida. ¿Por quรฉ tengo que vivir esta confusiรณn constante, ver y oรญr todas estas cosas?, ¿quรฉ significa?” (carta del 19 de enero de 1973).

Al preguntar si la postura espiritual de Transtrรถmer se parece al budismo, Monika recuerda que su marido ya ha respondido antes a esa cuestiรณn. ร‰l asiente. “Dijiste que nunca estudiaste budismo. Entonces esta otra persona respondiรณ que, si ese era el caso, tรบ eras una especie de budista intuitivo. Pero no uno profesional.”

Este sentido numinoso del deber le concede a la obra de Transtrรถmer una cualidad humilde. El poeta no encuentra las respuestas y tampoco necesita habitar demasiado tiempo la oscuridad. “Tomas tiene muchas cosas buenas –dice el poeta noruego Jan Erik Vold, quien ha conocido y traducido a Transtrรถmer a lo largo de cuatro dรฉcadas–, pero una de ellas es que sabรญa dรณnde mantener la oscuridad.”

La habilidad de Transtrรถmer para meditar sobre el infinito y mantener al mismo tiempo la oscuridad a raya lo hizo un poeta muy popular en todo el mundo. En la dรฉcada de 1970 conociรณ a Allen Ginsberg en la ciudad de Mรฉxico y a W. S. Merwin en Suecia. Fue tambiรฉn durante este ajetreado periodo de viaje y publicaciones iniciales cuando el poeta sirio Adonis se topรณ por primera vez con su trabajo. Ambos habรญan ganado un premio de la Universidad de Pittsburgh.

Aรฑos despuรฉs, Adonis apoyarรญa la traducciรณn y publicaciรณn de Transtrรถmer en รกrabe, y llevarรญa a Tomas y Monika a Lรญbano y Siria para una gira de recitales, que Adonis describe dรฉcadas despuรฉs en un correo electrรณnico como “un poema de esencia humana suprema, y una extensiรณn de su poesรญa”.

Adonis ha leรญdo la obra del premio Nobel con mรกs atenciรณn que la mayorรญa y tambiรฉn lo considera un mรญstico, pero no en el sentido convencional. “Cuando hablo de misticismo en la poesรญa de Transtrรถmer –me escribe desde Parรญs– me refiero a una visiรณn que no separa la existencia en dos categorรญas (fรญsica y espiritual) sino que ve la existencia como una sola e indivisible.”

Es difรญcil saber si esta forma de abordar la vida hizo mรกs fรกcil la vida del poeta desde su derrame. Desde entonces solo publicรณ dos libros breves, la autobiografรญa Visiรณn de la memoria (1993), escrita en su mayor parte antes del incidente, y el libro de haikus Gรณndola fรบnebre (1996).

Comenzar a escribir mรกs haikus, dice Monika, fue “una soluciรณn prรกctica y tรฉcnica. Y le resultรณ natural”. Tomas estรก de acuerdo y ella continรบa: “Creo que estas formas estrictas pueden aportar un sentimiento de libertad. Trabajar con sus restricciones puede funcionar como un juego.”

Cuando se trata de saber quรฉ contienen los cuadernos de Transtrรถmer y si podrรญa haber todavรญa una jugada final, una nube cruza el rostro de Monika y el cรญrculo en la habitaciรณn se cierra.

–Tomas, creo que puedes dejar esa pregunta sin responder –dice Monika.

Existe una colecciรณn privada de cartas y “un delgado volumen en planeaciรณn”, admite Monika, “sabemos eso”. En este punto la conversaciรณn llega a una pausa y ella nos guรญa a todos con cortesรญa hacia la pequeรฑa cocina, donde esperan platos con pollo y arroz, pan negro y vasos de cerveza.

Una hora mรกs tarde, despuรฉs de comer y salir a visitar a unos vecinos, regresamos a la casa azul para la despedida final. Hemos tomado ya las fotografรญas necesarias y reservado el ferry.

Encuentro a Transtrรถmer en el jardรญn ante un solitario rayo de sol, de nuevo con su radio. Monika estรก sentada y ha puesto la mano sobre la rodilla de su marido. En la radio suena “Canciรณn a la luna”, de la Rusalka de Dvoล™รกk, una de las รณperas mรกs hermosas jamรกs escritas.

De esa forma el universo deja en nuestro regazo una de sus pistas inesperadas. Transtrรถmer fue un gran poeta porque encontrรณ una manera de contemplar el infinito y no desviรณ la mirada. Una de las razones por las que pudo hacerlo de forma tan hermosa, sin embargo, fue que, como cualquier intรฉrprete que sabe que canta mejor a dueto, no siempre cantaba solo. ~

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Traducciรณn del inglรฉs de Marรญa Josรฉ Evia Herrero.

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(Cleveland, 1974) es escritor y crรญtico literario. Compilรณ recientemente Tales of two cities, The best and worst of time in today's New York, que Penguin reeditarรก en septiembre de este aรฑo.


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