Homofobia a ocho columnas

La Constituciรณn no reconoce el derecho al insulto o a la injuria gratuita; las expresiones ultrajantes, el menosprecio y la vejaciรณn injustificada, se encuentran fuera del รกmbito de protecciรณn de la ley.
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Esta es, y que no quede duda, “una investigaciรณn periodรญstica”, dice en sus primeras lรญneas el diario. La nota publicada a dos planas en el periรณdico Noreste entra pronto en los terrenos de la vida privada de la alcaldesa local, Elizabeth, a quien los editores llaman Beto.

“Nacida en Xalapa, desde su adolescencia mostrรณ una preferencia sexual diferente la cual la apartรณ de la integraciรณn comunitaria. La capital de rancia tradiciรณn y costumbres tan propias de la provincia, se negรณ de siempre a los homosexuales y a las lesbianas (maricones y tortillas, se les decรญa desde aquella รฉpoca)”.

“Elizabeth —continรบa la nota— nunca tuvo el recato de esconder sentimientos, apetitos sexuales y preferencias de gรฉnero, lo cual la llevรณ a trabar una primera relaciรณn de cuento de hadas, pero en versiรณn gay”.

En Mรฉrida, un candidato del PRI a una diputaciรณn local tiene un altercado con el reportero de Debate por Yucatรกn, un medio local, durante la entrega de su constancia de mayorรญa. En revancha, el periodista carga su pluma contra el diputado electo: “Vil y cobarde, cual gamberro surgido de la miasma”, “desequilibrado y enfermo mental”, “enano mental con pretensiones de pigmeo”. Y la รบltima: “maricรณn”.

El pasado 6 de marzo, al resolver una disputa entre directivos de medios en Puebla, los ministros de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Naciรณn establecieron durante una sesiรณn pรบblica que expresiones como “maricรณn” y “puรฑal” no estรกn protegidas por la Constituciรณn ni por los tratados internacionales en materia de derechos humanos, en tanto que constituyen tรฉrminos discriminatorios y forman parte de un discurso “homofรณbico”, pues se asume que la homosexualidad no es una opciรณn sexual vรกlida, convalidando violaciones a derechos fundamentales.

Aunque el fallo judicial fue aplaudido por la burocracia del Conapred, este no fue producto de la discusiรณn pรบblica, seria y profunda que desde hace tiempo se necesita sobre libertad de expresiรณn en conflicto con otros derechos. La cuestiรณn fue abordada merced al periodismo miserable que se practica en muchos lugares el paรญs y que en este caso particular tiene origen en las disputas personales entre propietarios de medios (uno de los cuales preside una fundaciรณn para la libertad de expresiรณn) ventiladas con insultos en la prensa local.

Cuando hace siete aรฑos La Prensa (propiedad de la Organizaciรณn Editorial Mexicana) puso en su primera plana la palabra “Matajotos” para anunciar la captura de un secuestrador y asesino que escogรญa a jรณvenes homosexuales como blanco, organizaciones en defensa de la diversidad sexual alzaron la voz y lograron el compromiso de los directivos de usar un lenguaje respetuoso y libre de prejuicios. El Conapred atestiguรณ y aplaudiรณ.

A la vuelta de los aรฑos, sin embargo, los diarios de la OEM no parecen mรกs sensibles al tema. Basta con hacer una bรบsqueda en sus pรกginas para encontrar textos con frases como “aunque el mayate intentรณ pelรกrsele a los polis, fue sometido mientras que el maricรณn se daba a la fuga de la escena”, o epigramas como “El hecho de acariciarse / no debe de haber fijรณn / mรกxime despuรฉs de aprobarse / el que ya pueden casarse / maricรณn con maricรณn”.

Sobre la determinaciรณn de la Corte, escribe un columnista de esa casa editorial:

“Se les llama maricones porque eso es lo que son. Si se dice de un hombre que es macho, de una mujer que es puta, o de un polรญtico que es pendejo, y si esos atributos corresponden a la realidad, no se les estรก insultando, se les estรก describiendo”.

Decรญa Milagros Pรฉrez Oliva, hasta hace poco mรกs de un aรฑo defensora del lector del diario El Paรญs que la oferta informativa de los medios no solo es una propuesta de jerarquรญa de la realidad, sino un modo de definirla, labor en la cual el lenguaje es la principal herramienta: “La arquitectura del periodismo se levanta sobre el lenguaje y el lenguaje es pensamiento. Construimos con ideas. Y con la elecciรณn de las palabras, no sรณlo hablamos de la realidad, sino de nosotros mismos como periรณdico”. 

La Constituciรณn no reconoce el derecho al insulto o a la injuria; las expresiones ultrajantes, el menosprecio y la vejaciรณn injustificada, se encuentran fuera del รกmbito de protecciรณn de la ley. Sobre ello han decidido ya los ministros de la Corte.

Ahora hay que voltear a ver la primera plana de algunos diarios para advertir cรณmo muchos medios construyen agenda pรบblica, sin siquiera articular un argumento. Nada ha cambiado sustancialmente cuando el penoso final de cobro de facturas entre dos empresarios de prensa es aplaudido por Conapred como avance sustantivo en el combate a la homofobia en Mรฉxico.

Los conflictos para afirmar falsas hombrรญas, y que en las pelรญculas de Cantinflas se resolvรญan con bravuconadas y duelos de coplas, hoy nos son presentados como si fuesen resultado de la larga noche de lucha por los derechos civiles. Habrรก quien diga que hemos avanzado…

 

 

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Periodista. Autor de Los voceros del fin del mundo (Libros de la Araucaria).


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