Ay, mi nota sobre Hugo Chávez, del 29 de mayo, ha sido mal entendida por algunos. Un lector me reprocha haberle llamado Ubú al frenético y cantarín gorila venezolano por haberle encontrado “una apariencia africana”, de lo cual se implicaría que soy racista; pero no, lo siento: Ubú, el irresistible tirano absurdo, un evidente precursor del Calígula de Camus, no es africano, sino “polonais”, aunque de una Pologne de la que su creador, Alfred Jarry (cuyo centenario luctuoso será el 1º de noviembre de este año) escribió para el programa de mano de una representación de su obra epónima, Ubu Roi:”(…) l’action se passe en Pologne, c’est à dire Nulle Part”. ¿Y qué decir de la anécdota de los dos parlamentarios en bronca, cuando supuse que el subtítulo: “La réplica bumerang” (el bumerang es un instrumento de caza arrojadizo que retorna a quien lo lanzó) dejaba el cuento en claro. Como no hay nada tan fallido como una anécdota o un cuento que hay que explicar, mejor me retiro, contrito, a repasar las sabias, las profundas, las inmarcesibles enseñanzas de Marx, (Groucho).
Es escritor, cinéfilo y periodista. Fue secretario de redacción de la revista Vuelta.