El Gobierno del PP ha presentado un video de precampaña en el que España es curada en un quirófano.
Una joven llega al hospital en estado crítico y sale de él con un maquillaje de forofa de fútbol. Las metáforas médicas en política no son nuevas. En propaganda se habla de aguja hipodérmica, y los encargados del marketing político son spin doctors. En inglés suena mejor. Por eso el vídeo, en un intento de épica hollywoodiense y cosmopolitismo impostado, está doblado. La falta de sincronización entre la voz y el movimiento de la boca recuerda a un telefilm noventero de domingo. O al cine doblado de aquellos países que no pueden permitirse más de un actor de doblaje: Heidi tiene la misma voz monocorde que su abuelo. Aquí las voces son diferentes, pero la sensación es la misma. Al cine no se va a leer ni a ver películas españolas de tetas y Guerra Civil. El cine, doblado y americano, y las escenas de quirófano, en hospitales privados.
El Gobierno del PP es el de la gente que madruga y el de los que menos madrugan, que son los columnistas. Nadie se lo pone más fácil. El vídeo es la plantilla para una columna. Es como una nota de prensa gubernamental a la que solo hay añadir los juegos de palabras, las metáforas y las comparaciones. Aquí una pullita, aquí la mención a los recortes en Sanidad, allí la mención a Teresa Romero y la crisis del ébola, incluso la niña de Rajoy, ya crecida, “sin complejos” y “heraldo de la libertad”. No olvidar la falta de sincronización del doblaje, el tono general de Anatomía de Grey y el plano final: la mezcla del maquillaje y la banda sonora recuerda a Avatar.
Las metáforas médicas se utilizan en política porque todos vamos al médico. El vídeo destroza esa idea de cercanía con el doblaje. El PP cree que España es moderna porque ve cine americano, viste bluyíns (como dice la RAE) y baila rocanrol, no porque sea uno de los primeros países del mundo que legalizó el matrimonio homosexual. Después de bailar en el programa El Hormiguero, la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría dijo que Rajoy era muy divertido y “bailongo”, y que le gusta que “pinche” música de los 80 “de la mala, que es la que mejor se baila”. En un reciente perfil periodístico de Jorge Moragas, jefe de campaña del PP, se habla de que al afiliarse modernizó al partido, porque llegó con “moto, mochila y blog”. El PP se intenta modernizar simbólicamente con doblaje y queda artificial.
Cuando se quedan sin argumentos, los defensores del doblaje en el cine defienden únicamente la industria y los puestos de trabajo que crea. Es como defender una película mala porque ha trabajado mucha gente. El cine no es solo industria, y la política es siempre simbolismo. Ver una película doblada, como dice el crítico de la revista Caimán Juanma Ruiz, es ver una película sin escucharla. Aquí la metáfora es fácil pero más torpe: el Gobierno no sabe escuchar a los ciudadanos. Ahora que se acercan las elecciones se me ocurrirá una mejor.
Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacción de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemán' (Libros del Asteroide, 2023).