El botánico nos dijo:
“Junto a la serrería de Davis, entre repuestos de hogar y fontanería, crece un laurel griego. No huele mucho, pero es el que usaban los poetas. Ahora bien, el laurel de California no es un laurel; puede ahuyentar los insectos y dar sabor a una salsa, y te despeja a fondo la nariz si lo inhalas con una profunda respiración…”
hojas estrujadas, el olor
me recuerda a Annie, junto al río Big Sur
acampaba bajo los laureles, un verano entero
comiendo arroz integral, desnuda, haciendo yoga
su canto, su profunda respiración. ~
Versión de Nacho Fernández
Poema de Danger on Peaks, Shoemaker & Hoard, 2004.