Atravesar la frontera. Fue en 1956 que Agota Kristof dejรณ su paรญs para ir a otro lugar: una Suiza desรฉrtica, en la que no hablaban su mismo idioma y trabajarรญa en una fรกbrica de relojes durante los cinco aรฑos mรกs largos de su vida. Una fรกbrica de relojes parece ser el colmo del tedio, asรญ lo fue para ella, que sin poder comunicarse en francรฉs, escribรญa poemas en su idioma original: hรบngaro; mientras repetรญa el mismo gesto una y otra y otra vez. Desde la madrugada. Me imagino eso como un ejercicio para aprender el aburrimiento, ejercicios como los que practican Lucas y Claus en El gran cuaderno (1986), la primera novela de la trilogรญa (La prueba y La tercera mentira). Abrir los ojos para hacer relojes, para hacer tiempo: uno, dos, tres. Deja su paรญs porque su esposo, un revolucionario combatiente contra el rรฉgimen prosoviรฉtico, es perseguido. Llevan a una niรฑa reciรฉn nacida y una guerra que seguรญa terminando. Que sigue terminando aรบn ahora, que sigue sucediendo en la memoria. Pasaron treinta aรฑos, los cuales imagino guardados en cientos de relojes, para que Agota cruzara otra frontera: la del รฉxito.
Escribir desde el corazรณn suena cursi, pero no solo no lo es, escribir desde el corazรณn es escribir desde los relojes, desde la maquinarรญa que los creรณ, desde esas manos que sabรญan perfectamente quรฉ pieza sรญ; desde un tic-tac que anunciaba acumulaciรณn y distancias de mรกs tiempo. La hora de levantarse, el frรญo, los pasos, las manecillas. Escribir desde aquello de lo que nunca estaremos seguros: la memoria. Asรญ lo hace Kristof. En 1986 la editorial Seuil publica Le grand cahier en francรฉs, idioma en el que decide escribir la autora, y es inmediatamente traducida a 33 idiomas. Ella escribe desde el corazรณn sin tapujos ni metรกforas. ¿Cรณmo adornar la guerra?
La madre de los gemelos, Lucas y Claus, decide dejarlos al cuidado de su propia madre porque se han quedado sin pan, ni carne, ni verduras, ni leche. “…Sin nada. No puedo alimentarlos.” La abuela quiere saber cuรกntos niรฑos son. Son dos, responde la madre. “¿Y los otros? …Las perras tienen cuatro o cinco cachorros a la vez. Se guardan uno o dos y los demรกs se ahogan.” La abuela es despiadada, lo vemos en sus acciones, en su avaricia; es sucia. La llaman “Bruja”. La abuela es como la guerra: cruel.
Kriststof describe desde el corazรณn la historia de los gemelos, que tienen una inteligencia que supera al resto de los niรฑos de su edad, una inteligencia que aterra, la cual les ayuda a poder vivir la guerra, proveerse de alimento, ropa, y papel para escribir; a entender a la abuela, una pobre vieja; a Cara de Liebre, una chica con labio leporino, y una madre enferma, ambas hundidas en la peor de las pobrezas; al cura, a su propio padre y demรกs personajes que aparecen en la historia. Ellos aprenden a vencer aquello que les hace daรฑo. Ahรญ en un paisaje desolador, como la Suiza a la que llegรณ la autora aรฑos atrรกs, con nieve y frรญo: en el frรญo de la posguerra sucede su historia.
Aรฑos despuรฉs se publica La prueba (1988). Dice Kristof que nunca pensรณ en secuelas, pero esa historia no la dejaba nunca. Los gemelos ya no son niรฑos y tienen que aprender a estar solos; parece ser la รบltima y mรกs difรญcil prueba de resistencia. La clave estรก en los narradores: El gran cuaderno estรก narrada en primera persona del plural. La segunda tiene un narrador avec que sigue a Lucas y olvida a Claus. La trama no es el momento de la separaciรณn si no los corolarios de la misma. La tercera mentira (1991)estรก escrita en primera persona, es narrada por Claus desde una cรกrcel, Lucas es quien desaparece estรก vez. La autora escribe desde el corazรณn donde todo es posible, hasta que nada haya sido cierto.
La guerra no solo sucede en el frente, tampoco el temor, ni el hastรญo en las trincheras. Agota Kristof en sus novelas nos habla de su propia guerra, porque aunque estรฉn involucrados millones de hombres le sucede a cada quien de manera particular. A veces el exilio es una manera que el escritor encuentra como una suerte de destino mรกs que de huida. Agota escribe para dejar constancia de la crueldad. Nos ofrece en sus historias la guerra narrada frรญamente. En la que los “Hijos de perra”, como llama la abuela a los gemelos, se ven obligados a sobrevivir (como el resto de quienes la padecieron): aprenderรกn la suciedad, el hambre, el dolor en el cuerpo, en el espรญritu, el frรญo, la inmovilidad, el trabajo, la necesidad de matar, la deshumanizaciรณn. Tambiรฉn el dolor de estar lejos, la falta de certezas, la traiciรณn de la esperanza.
Con una prosa simple y ateniรฉndose a las descripciรณn de los objetos, los seres humanos y de sรญ misma, Kristof logra desdibujar el abismo entre la bondad y la maldad conmoviรฉndonos constantemente.
Cuando la guerra concluye hay otras batallas, nos hace saber la autora, ninguna nos es ajena. Al fin comprendemos que ninguna verdad es la รบltima verdad.
Agota Kristof muriรณ el 27 de julio del 2011. Escribiรณ otras dos novelas mรกs: Ayer y La analfabeta: un relato autobiografico. Dejรณ de escribir, porque no lo necesitaba, dice en una entrevista, pensaba que ya habรญa dicho todo lo que tenรญa que decir. La รบnica intenciรณn literaria deberรญa de ser, asรญ como lo hizo ella, escribir lo que se vive.
Naciรณ en la ciudad de Mรฉxico en 1977. Es autora de las novelas Hombre de poca fe (Mondadori 2010) y Mar de la memoria (Ediciones B 2013).