El original, desconcertante y prolongado logro artรญstico de Lucian Freud, que muriรณ a los 88 aรฑos, se cifra en la personalidad terca e impaciente de su corazรณn, alimentada por su inteligencia y cortesรญa y sus suspicacias hacia el mรฉtodo. Nunca quiso arriesgarse a hacer la misma cosa dos veces. Su mirada cargada de sexualidad, penetrante, era parte de su armamento, pero su arte se dirigรญa a las vidas de los individuos, fueran modelos o miembros de la realeza, con delicadeza y una inquietante carnalidad.
Freud tenรญa fama de llevar las cosas al extremo. Pero a diferencia de los pintores estadounidenses que emergieron en los aรฑos cincuenta, su estilo se situaba en la tradiciรณn occidental de trabajar a partir del natural, y requerรญa una lentitud meticulosa y no un desatado virtuosismo. Las fotografรญas que hizo en su estudio su ayudante, modelo y buen amigo David Dawson muestran a Freud trabajando a partir de una forma al carbรณn dibujada toscamente; la pintura emergรญa de la cabeza poco a poco. Algunos lienzos eran ampliados, otros quedaban abandonados cuando apenas eran un fragmento.
Los retratos de su madurez despertaron comparaciones con obras igualmente escandalosas de Courbet, Tiziano o Picasso: los sentimientos que mostraban eran al mismo tiempo descarados y profundos. Los distintos y documentados estadios de Ria, retrato desnudo (2006-2007), su รบltimo gran desnudo femenino, indican el suspenseen la acumulaciรณn de pigmento en uno de los dedos de sus pies y el radiador; pesadas secreciones representan sus rizos y su cara sonrojada.
En 1987, el crรญtico Robert Hughes declarรณ que Freud era el mejor pintor realista vivo y, tras la muerte de Francis Bacon cinco aรฑos mรกs tarde, la denominaciรณn podรญa ser tomada como un elogio o como un honor adecuado para un anacrรณnico artista โfigurativoโ que trabajaba en Londres. Desde las primeras exposiciones de Freud en los aรฑos cuarenta, los crรญticos han tenido dificultades para ubicar sus logros. La soluciรณn generalizada ha sido aplicar adjetivos a los temas pintados de un modo que refleja poco mรกs que el gusto personal: los comentaristas les dicen a los lectores si la persona retratada estaba aburrida o intimidada, si era escuรกlida u obesa; si la pintura estaba amontonada, resquebrajada o milagrosamente moldeada.
Otros, sin embargo, evitan este tono moralizador y estรกn dispuestos a ser sorprendidos. Aidan Dunne, por ejemplo, en la reseรฑa de una exposiciรณn en Dublรญn de 2007, reconocรญa que una sola modelo rubia, โsin lugar a dudasโ ella misma, llevรณ a Freud en 1966 a โtraspasar los lรญmites del decoro en las representaciones habituales del cuerpo humano considerado no como un tipo genรฉrico, sino, por utilizar sus propios tรฉrminos, un โretrato desnudoโโ. Freud pintรณ tres versiones de esa delgada joven sobre una colcha color crema, vista desde arriba, y cada una de ellas es una obra maestra. En cierta medida, la disponibilidad pictรณrica de la joven parece transmitirse a travรฉs de la sutileza con que el artista incorpora en sus pinceladas los trastornos y nuevos peligros que experimentarรญan las tradicionales relaciones entre gรฉneros.
Freud naciรณ en Berlรญn, hijo de Ernst Freud, arquitecto e hijo menor del gran psicoanalista Sigmund, y Lucie Brasch. La familia vivรญa cerca del Tiergarten y pasaba los veranos en la residencia del abuelo materno de Freud, comerciante de granos, o en su casa de verano de la isla bรกltica Hiddensee.
Conscientes de la amenaza nazi a los judรญos, sus padres, Lucian y sus hermanos โStephen y Clementโ se trasladaron a Inglaterra en el verano de 1933. En Dartington Hall (en Devon) y despuรฉs en Bryanston (en Dorset), Freud se dedicรณ a los caballos y al arte en lugar de las clases. Se matriculรณ en la Central School of Arts and Crafts de Londres en enero de 1939, pero la atmรณsfera le pareciรณ poco exigente y raramente asistรญa a las clases.
Entre 1939 y 1942 pasรณ temporadas en la desestructurada escuela fundada por Cedric Morris y Arthur Lett-Haines en East Anglia, primero en Dedham, Essex, y luego en Hadleigh, Suffolk. Morris era un mentor comprensivo, y su confianza y aplicaciรณn le dieron a Freud una idea de lo que podรญa significar ser un artista. En marzo de 1941, Freud se enrolรณ como marinero comรบn en el crucero de la marina SS Baltrover, que se dirigรญa a Nueva Escocia. El barco fue atacado desde el aire y despuรฉs por un submarino, y en el viaje de regreso Freud sufriรณ amigdalitis.
A los dieciocho aรฑos, el joven carismรกtico y talentoso de apellido cรฉlebre habรญa atraรญdo a amigos como Stephen Spender y el rico coleccionista y patrono Peter Watson. Freud empezรณ a visitar Parรญs, primero en 1946, de camino a Grecia, donde pasรณ seis meses, y de nuevo en 1947, con Kitty Garman, sobrina de su anterior novia Lorna Wishart, hija de Jacob Epstein y modelo de uno de sus primeros grandes cuadros, Chica con chaqueta oscura (1947). Sus relaciones con Parรญs se ampliaron a gente relacionada con las artes en los aรฑos treinta, como la anfitriona y coleccionista Marie-Laure de Noailles.
El puรฑado de postales que sobreviven no contiene menciones a las privaciones de posguerra, sino que ofrecen a Mรฉraud Guinness Guevara ingeniosas descripciones de la instalaciรณn de Andrรฉ Breton en la exposiciรณn surrealista de Parรญs en 1947, diseรฑada por Marcel Duchamp y Frederick Kiesler, y le dan las gracias por su hospitalidad en Provenza. Freud expresa admiraciรณn por la โmalevolenciaโ que los franceses mostraban hacia los extranjeros.
El joven Freud gozaba de la confianza de Alberto Giacometti y Balthus y, hasta cierto punto, Picasso, y la determinaciรณn y el sentido crรญtico con que esos artistas cรฉlebres impulsaban la evoluciรณn de su arte lo marcaron para toda la vida. Cuando, en 1943, se trasladรณ a Delamere Terrace, en el Grand Union Canal, la primera de sus cinco direcciones en Paddington, Londres, varios de sus vecinos de clase trabajadora se convirtieron en sus modelos, especialmente los hermanos Charlie y Billy. Interior en Paddington (1951), un gran cuadro con una palmera llena de pinchos y un tenso joven del East End, Harry Diamond, constituye un doloroso drama sobre la supervivencia.
Los cuadros que muestran a las dos esposas de Freud โGarman (con quien se casรณ en 1948 y de quien se divorciรณ cuatro aรฑos despuรฉs) y Caroline Blackwood (con quien estuvo casado entre 1953 y 1957)โ y otros amigos รญntimos estรกn llenos de suspensey dolor, aparentes en los mechones de pelo y en una mano alzada hasta la mejilla, asรญ como en los ojos muy abiertos. La piel nacarada de esos personajes se hace mรกs translรบcida y el detalle se vuelve extremadamente perfecto. En un artรญculo escrito en 1950, el crรญtico y curador de exposiciones David Sylvester cuestionaba la perversidad emocional de los retratos recientes de Freud: โEs imposible saber si eso indica el declive incipiente de un arte cuyo talento floreciรณ excepcionalmente pronto o simplemente que toda novedad implica dificultades iniciales.โ
Cuando llegรณ la Bienal de Venecia de 1954 โFreud compartรญa el pabellรณn britรกnico con Bacon y Ben Nicholsonโ, el debate del prodigio frente a un artista definitivamente importante se habรญa convertido en un tema recurrente. La รบnica relaciรณn de Freud con sus colegas artistas se produjo cuando aceptรณ la invitaciรณn de William Coldstream para sumarse al nuevo equipo en Slade en 1949 (se pasaba ocasionalmente por los estudios hasta 1954).
Se volviรณ cรณmodo explicar los cambios de la obra de Freud centrรกndose en su temprana dependencia del dibujo, y citar la influencia de pintores del norte de Europa como Jean Auguste Dominique Ingres y Alberto Durero, o incluso sugerir una falsa comparaciรณn con los pintores de la Neue Sachlichkeit (activos en Alemania en la dรฉcada de los veinte pero desconocidos para el joven Freud), mientras se pasaba por alto otros tan relevantes como Paul Cรฉzanne y Chaim Soutine. Se exagerรณ la importancia del cambio del pincel pelo de marta al cerdo y del blanco de plomo al blanco kremnitz en la segunda mitad de la dรฉcada de 1950. A Freud le atraรญan el ingenio despiadado de Bacon y su gusto por el riesgo, y admiraba su manejo impulsivo de la pintura, pero fue Bacon el que intentรณ reiteradamente fijar una imagen del magnetismo fรญsico de su joven amigo.
A finales de los aรฑos cincuenta, la agitada vida personal de Freud contribuรญa a una intranquilidad visual. Comenzรณ a ponerse en pie para pintar, dejando que la perspectiva oblicua exagerara la anatomรญa de sus modelos. Una paleta verdusca-amarillenta y una piel surcada de venas, como en Mujer sonriendo (1958-59), hacรญan a los modelos superficialmente menos atractivos; los cuadros expuestos en la Galerรญa Marlborough de Londres en 1958 y 1963 eran difรญciles de vender.
La obsesiรณn de Freud por las apuestas en carreras de perros y caballos produjo deudas y amenazas peligrosas, aunque muchos de sus cuadros mรกs originales muestran a hombres carnosos que pertenecรญan a ese mundo. Cuando describรญa las tardes de Freud en la casa de apuestas y las veladas con gente rica e ilustre (incluido โel grupo de la princesa Margaritaโ), el periodista Jeffrey Bernard escribiรณ con admiraciรณn: โHa resuelto el problema de cรณmo vivir una doble vida.โ El rostro levemente malicioso y los hombros desnudos del artista aparecen entre la fronda de una enorme deremensis en Interior con planta, reflujo escuchando (1967-68). Un retrato soberbio, peligrosamente trabajado, que muestra al artista de pie โPintor trabajando, reflejo (1993)โ, presenta al viejo artista รบnicamente vestido con unas botas desatadas, sosteniendo una paleta y un cuchillo (era zurdo), dirigiรฉndose al espectador como un actor del cine mudo; invariablemente, la pintura aplicada de forma imaginativa a los planos de las paredes y el suelo se lee como un leitmotiv para la atmรณsfera dominante. Cada milรญmetro, insistรญa, tenรญa que ser esencial para el conjunto.
En los aรฑos ochenta, los cuerpos desnudos pasaron al espacio circundante. Su tridimensionalidad y su empaste casi esculpido describen formas profundamente contornadas, como las que tenรญan las esculturas de bronce de Rodin que preferรญa Freud: los desnudos Balzac e Iris. Freud hablaba de su curiosidad por โel interior y la parte inferior de las cosasโ.
El cuadro que presenta a la reservada Bella Freud en diagonal en un sofรก rojo, de 1986, es una de las obras maestras del artista. Leigh Bowery y Freud tuvieron una amistad que sirviรณ de apoyo a los dos, y que se mantuvo hasta que el transformista muriรณ de una enfermedad asociada al sida a finales de 1994. โEl maravilloso volumen flotante de Bowery era un instrumento que me parecรญa que podรญa usar en mi pinturaโ, explicaba Freud, โpero la calidad de su mente es lo que hace que quiera retratarloโ. En 2008, frente al cuadro Diana y Acteรณnde Tiziano, explicรณ: โCuando algo es convincente de verdad, no pienso en cรณmo se hizo. Pienso en el efecto que tiene sobre mรญ.โ
Varios cuadros abordan la alegorรญa desde un punto de vista parรณdico, empezando por Gran interior W9 (1973) โsu madre y su amanteโ y el tremendamente publicitado Gran interior W11 (segรบn Watteau) (1981-83), con su incรณmoda โy memorableโ conjunciรณn de cinco personas de la vida privada del artista. A veces los modelos llegaban por separado, como en Tarde en el estudio, donde Sue Tilley se espatarra en el suelo segรบn la pose de las postales playeras que llevan textos como โDate la vuelta, Bettyโ. El oscuro interior de la casa de Freud en Notting Hill aparece en varios cuadros de gran tamaรฑo, uno de los cuales estรก ahora en un museo de Dallas: un viejo amigo, Francis Wyndham, se sienta leyendo en primer plano, con un galgo inglรฉs a sus pies, mientras en el espacio posterior un hรญbrido de Jerry Hall y David Dawson da de mamar al hijo de Hall.
Annabel Mullion fue retratada con su peludo perro Rattler y reaparece siete aรฑos despuรฉs, con vientre de embarazada, en Esperando el cuarto (solo 10 x 15 cm), y en un grabado mรกs grande, con los miembros firmes como un caballo de raza, tal y como escribiรณ uno de los autores preferidos de Freud, Baudelaire: โEl Tiempo y el Amor la han mordido en vano con buenos dientes.โ
La excepcional habilidad que tenรญa Freud para transmitir informaciรณn tรกctil resulta evidente en sus dibujos tempranos, especialmente los que muestran un tojo, una garza muerta y a Christian Bรฉrard barbado y en bata. Una sensibilidad similar, realzada y extremadamente poรฉtica, invade los grabados que Freud empezรณ en los aรฑos ochenta, con espirales negras y texturas punteadas fanรกticamente elaboradas, en los que el artista se complacรญa en el โelemento de peligro y misterioโ presente cuando metes una pieza muy trabajada en รกcido.
El reconocimiento internacional aumentรณ tras la exposiciรณn de 1974 en Hayward, alimentado por los admiradores de Freud, especialmente William Feaver, curador de una retrospectiva en la Tate en 2002, y el marchante James Kirkman. La resurrecciรณn del interรฉs por la pintura que emergiรณ en torno a 1980 hizo que se agrupara a destacados artistas britรกnicos bajo una etiqueta inapropiada, la Escuela de Londres. Freud consideraba a su amigo รญntimo Frank Auerbach el mejor pintor britรกnico de su tiempo. Auerbach entendรญa que ningรบn concepto o expresiรณn original podรญa tener la cautivadora realidad del arte: โPienso en la atenciรณn que Lucian presta a su tema. Si su absorto interรฉs fallara, se caerรญa de la cuerda floja. No tiene red.โ
Una retrospectiva organizada por el British Council se pudo ver en Washington, Parรญs, Londres y Parรญs en 1987-88, y la exposiciรณn de โobra recienteโ montada por la Whitechapel Gallery en 1993 atrajo a multitudes en Nueva York, Madrid y el East End londinense. El representante de Freud a partir de 1993, William Acquavella, tenรญa una idea optimista e inquebrantable del valor de su artista: lo situaba en la liga de los maestros del siglo XX. En 2007 el Museo de Arte Moderno de Nueva York organizรณ una exposiciรณn de gran impacto titulada Los grabados del pintor: en vez de ocupar un lugar en el canon, Freud entraba en la historia del arte de posguerra por una puerta lateral.
La realizaciรณn de un solo cuadro se convirtiรณ en un asunto de interรฉs periodรญstico. En 1993 la primera pรกgina del Daily Mail preguntaba: โยฟEs este hombre el mejor amante de Gran Bretaรฑa?โ Un desconcertante cuadro reciente, donde el artista aparecรญa trabajando cuando โlo sorprendรญa una admiradora desnudaโ, alimentรณ la curiosidad de los lectores por la vida amorosa del octogenario. Un cuadro un tanto sensacionalista โSupervisora de beneficios durmiendo (1995)โ alcanzรณ en la subasta un precio rรฉcord para un artista vivo: diecisiete millones de libras en mayo de 2008, cuando los oligarcas rusos se habรญan sumado a los ricos coleccionistas norteamericanos que anteriormente habรญan reemplazado a los patronos britรกnicos. A veces, promocionar los cuadros en subastas daba una importancia desafortunada a los fracasos, como el retrato truncado de Kate Moss embarazada.
El artista relacionaba su aceptaciรณn de los honores โCompaรฑero de Honor en 1983 y la Orden del Mรฉrito en 1993โ con la deuda que su familia habรญa contraรญdo con Inglaterra, el paรญs que los habรญa hecho ciudadanos en 1939. Freud describiรณ el traslado a Inglaterra como algo โvinculado a mi suerte. La actitud de Hitler hacia los judรญos convenciรณ a mi padre de llevarnos a Londres, un lugar que prefiero en todo a cualquier otro sitio en el que haya vivido.โ
En 2001, la reina Isabel II posรณ para un pequeรฑo retrato que Freud donรณ a la Royal Collection. El pintor seleccionรณ los cuadros que debรญan formar la importante exposiciรณn de Constable que se inaugurรณ en Parรญs en 2002, respetando la โfidelidad a la verdad del artista. Su forma de usar la maleza segรบn le convenรญa โcosas metidas en el agua y asรญโ era una forma de mirar la naturaleza que nadie habรญa tenido antes.โ
Los retratos que Freud hizo de su madre, que arrancan en 1972 y terminan con un dibujo de su lecho de muerte en 1989, son una elegรญa excepcional de la vejez y la depresiรณn. Cuando los hijos de Freud (reconociรณ a una quincena) empezaron a llevar vidas independientes, la mayorรญa fueron a posar para รฉl y se sentรญa orgulloso de sus talentos. Bella Freud es diseรฑadora de moda y otros cuatro son escritores de รฉxito: Anne Freud, Esther Freud y Rose y Susie Boyt. A pesar de lo que se ha escrito sobre el anonimato, entrevistas, comentarios y otras informaciones publicadas han revelado la identidad de al menos 168 modelos.
Al pensar en las mujeres que estuvieron mรกs cerca de รฉl y durante la mayor parte del tiempo, vemos que fueron muy reservadas, en especial la baronesa Willoughby de Eresby y Susanna Chancellor. Cualquier biografรญa del artista que se escriba con la intenciรณn de analizar el carรกcter o las emociones estรก condenada al fracaso.
La lista de las personas que amรณ y a las que afectรณ serรญa enorme (e incompleta); la narraciรณn, asimรฉtrica, con anรฉcdotas y recuerdos que exagerarรญan la familiaridad con el artista. Los propios y agudos recuerdos de Freud son excitantes y sesgados. Recientemente contรณ que disfrutaba hundiendo la cabeza de sus compaรฑeros de colegio en el agua, pero su violencia ocasional se veรญa compensada por sus buenos modales y un preciso y algo germรกnico manejo del lenguaje.
Freud, un confeso maniรกtico del control que vivรญa solo y era aficionado a usar el telรฉfono pero se mostraba reacio a dar su nรบmero, mantenรญa las relaciones en compartimentos separados. Vivรญa con la misma estรฉtica que se ve en su obra โtelas estupendas, cuero gastado, soberbias obras de arte (y algunas caricaturas), buddleja y bambรบ en el jardรญn descuidado y el residuo de pintura arrastrado desde el estudio. En ese escenario mantuvo hasta el final la capacidad de hacer retratos de muchas de las personas y animales que le importaban (como el que sigue en el caballete, Retrato de un perro), cuadros que, cuando estรกs frente a ellos, resultan fascinantes y extraรฑamente liberadores. ~
Traducciรณn de Ramรณn Gonzรกlez Fรฉrriz y Daniel Gascรณn
ยฉ The Guardian
es curadora e historiadora del arte.