Dario Cecchini es un toscano que ha alcanzado la celebridad en un oficio atípico para ser famoso: el corte y la selección de carne. Mientras las buenas conciencias nos advierten de los peligros que para el planeta y nuestro cuerpo representa comerse un bistec, este hombre de 58 años nos invita a recuperar el placer de recetas de cuatro siglos de antigüedad donde la carne y la grasa son inseparables de cierta experiencia estética. Suena difícil de creer pero habla por sí sola la cantidad de franceses, españoles, estadounidenses e italianos que visitan el local de este hombre en el pueblo de Panzano in Chianti. Encantador, excéntrico, sensible al arte de Dante o Miguel Ángel, Dario es algo más que un carnicero. Y así lo han sabido reconocer personalidades como Anthony Bourdain, quien le ha dedicado nada menos que un segmento de su programa No reservations.
Sinar Alvarado, @sinaralvarado, ha sido nuestro hombre –y eso significa nuestro ojo y nuestro paladar– en la “Antica Macelleria Cecchini”, el local que Dario anima e ilumina con su insólita personalidad desde hace décadas. En su crónica “Un toscano que corta chuletas y recita la Divina Comedia”, Alvarado ha trazado, con mano firme y hábil, el perfil de un matarife que pudo encontrar en el oficio de la carne cierta “armonía y poesía”.
¿Qué ha hecho bien este hombre para hacer que su local venda no solo carne sino “una experiencia”? Un toscano que corta chuletas y recita la Divina Comedia” es nuestra crónica en Letras Libres de abril, cuyo comienzo puedes leer a continuación: