Toda la semana imรกgenes en el noticiero de la “pasiรณn de Iztapalapa”. Era, francamente, para poner el Jesรบs en la boca.
El cuate que salรญa de Jesรบs Nazareno iba debajo de una peluca pixie que era como un parasol de rulitos. Traรญa colgado un micrรณfono de esos que se agarran de la oreja y quiรฉn sabe de dรณnde sacรณ la idea de que Jesรบs fue un seรฑor que estaba crรณnicamente en cรกmara lenta y que decir “en verdad, en verdad os digo” debe tomar cuando menos un minuto.
Este Nazareno iba siempre rodeado de una banda de guerra disfrazada (supongo que) de judรญos que trompeteaba unos truenatรญmpanos terribles. Atrรกs de Jesรบs venรญa un arcรกngel San Miguel con peluca rubia, su senda espada y unas alas de estampita beata que le daban un aire formidable de pajarraco en dรญa de orgullo gay.
De pronto, “Jesรบs” llegaba a la tumba de “Lรกzaro”. Afuera estaban sus parientas chillando con bastante dramatismo. Esta tumba de “Lรกzaro” era como una porterรญa de futbol, pero de cartรณn camuflado de piedra. Y entonces “Jesรบs” alzaba la mano y decรญa grave y lentamente (pero MUY lentamente): “Lรกzaro, levรกntate y anda”. De inmediato, “Lรกzaro” saliรณ de la porterรญa disfrazado de momia y andรณ (o, como dicen los apรณcrifos, anduvo).
Al rato, “Jesรบs” se trepaba con su banda de guerra a un cerro disfrazado de montaรฑa (por efecto de la suspension of disbelief) y se echaba su sermรณn:
Bienaventurados los que tienen hambre, porque hartos serรฉis.
Ahรญ sรญ ya no entendรญ nada: “¿Hartos serรฉis?”
Pues resulta que sรญ, porque hay versiones que asรญ lo anotan (supongo que serรก la vieja –versiรณn– de Casiodoro de Reina y Cipriano de Valera). Aunque hay otra, que logra ser peor:
Bienaventurados los que han hambre y sed de justicia; porque ellos serรกn hartos.
La Biblia de Jerusalรฉn es mรกs sensata:
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serรกn saciados.
Pero hay versiones en las que se cambia “bienaventurados” por “felices”, que puede ser por el interรฉs de adaptar la Biblia a castellanos regionales, como Biblia Latinoamericana. Pero, ¿no serรญa mejor, en todo caso, dichosos?
Desde luego, recuerdo que Vicente Leรฑero ensayรณ hace aรฑos un Evangelio de Lucas Gavilรกn que ya era como la adaptaciรณn in extremis al castellano que –segรบn Leรฑero—se hablarรญa en la ciudad de Mรฉxico. Jesucristo se apellidaba Gรณmez, habรญa taxis, salรญan guajolotes, se mencionaba a “la chingada” y cuando los policรญas (porque no eran centuriones) apaรฑaban a Jesรบs le decรญan: “No eres ni tu sombra, cabrรณn, quรฉ jodido estรกs”. Era muy gracioso.
Quizรกs habrรญa que subtitular las palabras de Jesรบs para la gente que mira “la pasiรณn de Iztapalapa” en vivo o por medio de la internet pueda entender lo que se estรก diciendo, porque, perdรณn pero eso de “hartos serรฉis”, a cualquier cantidad de personas les habrรก sonado a que ademรกs de tener hambre les iba a dar tosferina.
De este modo, por ejemplo, cuando Jesรบs le dice al “Buen ladrรณn” Dimas que “en verdad, en verdad te digo que hoy mismo estarรกs conmigo en el paraรญso”, la mรกquina de subtitulaje pondrรญa: “Neta, neta, poresta testoy diciendo k lo kesoy, haste de cuenta k yastรกs nel cielo conmรญgoca”.
Y luego: “Jefa, aistรก tuijo; Chejuรกn, aistรก tu jefa uey.”
Etc.
Es un escritor, editorialista y acadรฉmico, especialista en poesรญa mexicana moderna.