Me resulta imposible no hacer referencia a la carta de Jorge Alcocer (Letras Libres, mayo) relativa a los 20 Compromisos por la Democracia. A raíz de la publicación del artículo-encuesta, donde Letras Libres propuso retomar aquel ejercicio, Alcocer se ha dedicado a descalificar públicamente la iniciativa, argumentando que había sido una evidente promoción de Demetrio Sodi y quien esto suscribe con Enrique Krauze (!).
Nada nuevo. Es de sobra conocida su costumbre de descalificar a la persona y por principio aquello que no cuadra con sus intereses de coyuntura porque en él lo políticamente válido es aquello que coincide con su interés particular del momento. Sin embargo, es necesario puntualizar algunos aspectos, cuando se desvirtúa la actuación de un grupo tan especial por inédito como el que se integró a partir de una idea concreta de Sodi a la que se sumaron, en fases sucesivas, como ustedes y él mismo señalan bien, personas de una innegable pluralidad a invitación de los convocantes originales y de quienes se iban integrando. A título de mera anécdota: a Jorge Alcocer lo invité yo. Es por eso que tengo que escribir esto.
De entrada, a ustedes les consta que cuando decidieron consultarnos sobre retomar el asunto se precisó que no existía necesidad alguna de pedir permiso a nadie, que el documento no pertenece a nadie lo que es igual a todos y que el grupo funcionó sin dirección o ca-beza formal alguna, que todas las decisiones se tomaron por consenso. Si algún negro hubo en el arroz fue, precisamente, Alcocer, quien de manera permanente intentó desvirtuar la intención original, culminando con una afirmación que recordamos bien: "a Colosio no le gusta, hay que hacer ajustes".
Ahora hace lo mismo: se dedica a descalificar el contenido de los quince compromisos que, a juicio de Letras Libres, quedan sin cumplir en algunos tiene razón, en otros no pero, además, no se refiere a la situación de los otros cinco, notoriamente el relativo a la necesidad de que el Ejecutivo presente, ante el Congreso, con mucha mayor antelación que ahora, la ley de ingresos y el presupuesto de egresos, aspecto éste en que Alcocer alguna vez fue especialista (lo invité a realizar conmigo un estudio para la Cámara de Diputados) y que ahora, casualmente, deja fuera de su análisis, seguramente porque su cumplimiento le parece excesivo para su candidato actual.
Dice que le correspondió redactar el texto final. Así fue, pero en todo caso en calidad no mayor que la de amanuense, recogiendo los textos básicos (cada compromiso fue trabajado por un subgrupo) e integrándolos con una sola redacción, sin mayor injerencia suya en el contenido acordado. En fin, podría abundarse en todos los aspectos anteriores y algunos más. No vale la pena. El objetivo de estas notas es tan sólo el de evidenciar su mala leche.
Tiene razón Fernando del Paso, a final de cuentas las personas no nos traicionan o nos decepcionan. Lo que pasa es que uno se crea un concepto equivocado de ellas. –