Deseo desviado

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La noche del asesino (Summer of Sam, El verano de Sam en inglés), de Spike Lee, es, en su esencia, una película sobre dos asuntos morales: los efectos destructivos del sentido de culpa y frustración sexual —así sea psicóticoo ideológico su origen— y la transformación, especialmente bajo presión, en chivos expiatorios de individuos que difieren de las normas de una comunidad conservadora. La muy conocida historia de un asesino demente le da su nombre y sus antecedentes a la película.  Durante casi un año, un pistolero con una 44 —que escogía parejas de enamorados estacionados en la noche, específicamente a mujeres de largo pelo oscuro— rondó la ciudad de Nueva York. Los asesinatos culminaron —y fueron finalmente resueltos al rastrear un boleto de estacionamiento sin pagar— en el verano ardiente de 1997, cuando el clima en Nueva York puede asemejarse al de Veracruz pero sin lluvia y la vida de la ciudad, especialmente en los barrios populares, se desborda a las calles. El asesino era un trabajador postal llamado David Berkowitz. Gordo, sin atractivo y absolutamente loco, mató a las mujeres que realmente deseaba y no podía tener, y envió cartas a los periódicos firmadas El hijo de Sam. (Posteriormente se comprobó que "Sam" era un perro negro de quien Berkowitz, según alegó él mismo, recibía sus órdenes para matar.)
     La noche del asesino hace un vívido cuadro del Nueva York de entonces, durante ese verano, pero —además de algunos momentos televisados del gran beisbolista, Reggie Jackson, que por caso llevó el número 44  en la Serie Mundial— sólo hay una escena en la que los negros se hacen presentes en la pantalla (el propio director, en el papel de un reportero de televisión, entrevista a sujetos en una esquina de Harlem) y una mujer comenta que si el asesino desconocido fuera negro y hubiera matado a blancos, los negros en general serían culpados y las tensiones raciales en Nueva York serían mucho peores. Pero aparte de eso, Spike Lee —cuyas multitemáticas y desparramadas películas se han concentrado en la experiencia afroamericana— ha producido una película en la cual, con la excepción del propio asesino, todos los personajes principales son italoamericanos. Y es dentro de una comunidad italiana, en el distrito del Bronx, donde la mayor parte de la película y su sentido esencial se desenvuelven.
     La presentación que hace Lee del asesino, Hijo de Sam (interpretado por Michael Badalucco) es magistral: económica y feroz, limitada a dos tipos de acción: escenas rapidas —filmadas en stock granulado— del asesino retorciéndose en la cama de su repugnante departamento de una habitación, mientras un feo perro negro ladra a través de la noche, atormentándolo desde afuera de su ventana— y tomas del asesino al acecho, imponiendo sus sangrientos y onanistas estremecimientos de asesinato,  y después huyendo, con una carrera obesa y ladeada que enfatiza su torpeza e incapacidad física. En un momento dado —después de que ya ha matado desde su ventana al ruidoso perro con un rifle— el mismo perro entra trotando a su cuarto y de hecho habla (con la voz de uno de los consentidos de Lee, John Turturro) y le ordena a Berkowitz que mate. Es una escena tanto cómica como terrorífica, en respuesta a la cual la gente puede reír nerviosamente pero no de manera total —porque sabemos que otra escena carnicera, salpicada de sangre y  que penetra nuestros oídos, vendrá a continuación. El uso de Lee del sentido del humor tiene algo de shakesperiano tanto en el sentido positivo —el humor pasa al horror y la tragedia, o nos prepara para ellas— como en el negativo (puede ser excesivamente explícito y fácil), como puede suceder con un director que siempre está tratando con un enorme horizonte temático. En esta película, que es una de las mejores en su rica y talentosa carrera, Lee hace en general "buen Shakespeare" (en el contrapunto de la comedia, en la rápida presentación de una amplia variedad de personajes) combinado con su ágil y jazzera sensibilidad, siempre alerta para la próxima improvisación.
     Contra el fondo de los asesinatos y el miedo, la historia principal tiene que ver con un grupo de amigos italoamericanos de la clase trabajadora —incluidos algunos socios muy menores de la mafia— que suelen juntarse a platicar con su jerga de barrio (ambos guionistas son italoamericanos y el diálogo es totalmente verosímil) e intercambiar teorías acerca de quién pueda ser el Hijo de Sam. Vinny (interpretado por el actor puertorriqueño John Leguizamo) es un peluquero en el que coinciden tanto Dionna (Mira Sorvino), su dulce y recientemente casada mujer a la que ama, como un extenso y compulsivo patrón de mujeriego. Y aquí Lee, que siempre ha mostrado una corriente fuerte y valientemente "feminista" en sus películas, lidia con una mentalidad deprimentemente ordinaria como nunca he visto tratada tan directamente en una película: el tipo de distorsión ideológica (en el caso deVinny, católico de la clase trabajadora) que aísla las improvisaciones y variedad del placer sexual como "pecado" y a una esposa como "pureza" y por lo tanto fuera del alcance de los actos de amor variados e imaginativos. Con otras mujeres, Vinny, para satisfacerse, las satisface también a ellas. A su esposa —luces apagadas, posición de misionero, la mujer no mujer sino un símbolo— no la satisface precisamente porque rechaza darse satisfacción a sí mismo. Pero Dionna quisiera darle a Vinny el placer sexual que quiere y necesita. Es Vinny (haciendo eco de alguna manera de la demencia del asesino) quien limita, degrada y distorsiona el instinto sexual que por lo tanto domina y problematiza su vida. La relación de Vinny y Dionna es una pequeña odisea que se pasea por las mentiras de Vinny, las decepciones de Dionna y el paisaje —que fluye rápidamente y está moteado de rock y de sombras— de la vida nocturna de Nueva York en el verano del miedo. Vinny y Dionna pasan por discotecas y otros lugares nocturnos, desde el club local del Bronx donde Vinny y Dionna son bienvenidos y Spike Lee desaparece momentáneamente a los otros bailarines para que puedan estar solos en la pista (una imagen de comedia musical de concentrado romanticismo deliberadamente cursi), hasta —en una noche crítica— una visita que hace la pareja a la mucho más desconcertante vida nocturna del Manhattan de los setenta (especialmente para el intensamente conservador Vinny) donde una serie de eventos los lleva al Plato's Retreat, un giro negro heterosexual de los años setenta, eventualmente cerrado después del comienzo de la epidemia de sida. Ahí participan en actos sexuales públicos con otras personas (Dionna intentando complacer a Vinny, la acción llevada a cabo a través de un mínimo pero sensual montaje de cuerpos y caras sobre un colchón del tamaño del cuarto); y Vinny en el coche, de regreso a casa, reacciona con furia, gritándole a su mujer y, por un momento, literalmente aventándola a la oscuridad (donde el Hijo de Sam puede estar acechando), volviéndola el chivo expiatorio de su propio "momento de debilidad".
     Es otra pareja del barrio, Ritchie (Adrien Brody) y Ruby (la lindísima Jennifer Esposito) la que se convierte en el centro del segundo tema principal de la película, la verdadera transformación del "otro" en chivo expiatorio, que se une al tema (con Hijo de Sam y Vinny) de la deformación del deseo. Ritchie —buen amigo desde la infancia de Vinny— es un tipo del barrio que quiere tener éxito como rockero punk, se ha dejado crecer el pelo en un enorme corte de mohicano y asume a veces un acento de rockero británico. Ruby es la "mujer facil" del vecindario, sujeta al usual desdén verbal de una cultura sexual de "mujer buena-mujer mala". Ellos (junto con la sufriente Dionna) son los personajes verdaderamente compasivos de la película, pero es la pura "otredad" de Ritchie (un aire del mundo mayor) lo que más aflige a los amigos del vecindario. Finalmente deciden que Ritchie debe ser el Hijo de Sam y persuaden y constringen a Vinny a que lo saque a la calle para que lo puedan golpear con bates de beisbol. La esposa de Vinny finalmente lo ha dejado y el "pecado"  esencial de Vinny (un conservadurismo ignorante y cobarde) lo conduce a aceptar llevar a Ritchie rumbo a los muchachos, que se esconden detrás de un coche. Ritchie es casi muerto cuando su padre sale corriendo de la casa con una pistola y gritándoles que el Hijo de Sam ha sido capturado esa misma noche. Los cuates desaparecen en la noche, mientras el herido Ritchie le grita "¡traidor!", en el puro sentido personal mediterráneo (y latinoamericano) de la palabra, a Vinny. Las distorsiones de las emociones de Vinny lo han llevado al papel de cómplice en el casi asesinato de un buen amigo. Y recordamos la escena muy anterior donde Dionna —en un beso— percibe a otra mujer en los labios de Vinny, y la traición no es una mera infidelidad, es la traición de Vinny al fluir natural del amor, a la satisfacción sexual con la amada y al honor entre amigos. –— Hank HeifetzTraducción de Santiago Bucheli

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