Señor director:
En el caso Colosio hay dos soluciones simples; especulemos:
1. Si los subprocuradores especiales encontraron trabas del propio sistema judicial en la investigación, no hay duda de que existen intereses fuertes de personas que no quieren que se esclarezca el asesinato; si estos actores declaran que hubo intereses que obstaculizaban su trabajo, entonces los autores intelectuales del asesinato andan sueltos y tranquilos, vagan en paz dentro del sistema político mexicano.
2. Mario Aburto es la clave (si el que está en Almoloya es Aburto). Este sujeto tiene las respuestas, por qué no pensar que es un loco que buscaba fama, que deseaba que su nombre apareciera por todas partes, dentro y fuera de México. ¿Pudo ser así?
Lo que da vergüenza es que los ciudadanos estemos buscando la respuesta, porque la necesitamos para poder creer en las instituciones de nuestro país. Por desgracia, el sistema político no lo ha entendido así y ha optado por guardar silencio y dejar que pasen los años hasta que se nos olvide. El problema para la gente del poder es que México no es como antes, donde se decía: “aquí no pasa nada”. Los mexicanos seguiremos buscando respuestas no sólo de este acontecimiento, sino de muchos otros. –— Fco. Javier Lares Ceballos Zapopan, Jal.
