El Popol Vuh

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Es de veras singular este gran libro: literatura oral de la antigua civilizaciรณn maya reconstruida en un texto en lengua quichรฉ fielmente traducido al espaรฑol por Adriรกn Recinos, y de esa versiรณn trasladado a un japonรฉs admirable por Eikichi Hayashiya, con las minuciosas anotaciones de su autor.

 

Luego de mi visita a Chichรฉn Itzรก y Uxmal, sitios arqueolรณgicos de la penรญnsula de Yucatรกn, en Mรฉxico, y de mi lectura de The Ancient Maya de Morley, mi interรฉs por la cultura maya no ha hecho sino intensificarse. Pero no se habรญan publicado en Japรณn libros sobre el tema; cabe esperar que otras obras, como las de Morley, sigan a esta traducciรณn del Popol Vuh.

Se dice que los niรฑos mayas tienen la mancha mongรณlica en las nalgas, y ello nos hace sentir cierta curiosa afinidad racial con una civilizaciรณn que –si dejamos de lado el sorprendente desarrollo de su sistema matemรกtico vigesimal y el de un sistema polรญtico tan bien organizado que evoca el de las ciudades-estado de la Grecia antigua– abunda en extraรฑos matices tropicales y en refinamientos de un gusto muy distinto del de nuestra raza. Sobre todo cuando, bajo la influencia tolteca, se hicieron mรกs frecuentes los famosos sacrificios humanos, y en la arquitectura se acentuรณ un estilo extravagante e impetuoso. Leyendo el Popol Vuh advierto que, bajo el imperio del sol, un espรญritu violento domina el desarrollo de los acontecimientos, y todos los personajes se me aparecen como avatares del prรญncipe Susanoo-no-Mikoto.*

Despuรฉs de la creaciรณn del mundo, en un capรญtulo que se dice imitado del Antiguo Testamento, aparece bajo la forma de los dientes de Vucub-Caquix el maรญz, tan ligado a los mayas y que al parecer los pueblos premayas empezaron a cultivarlo unos mil aรฑos antes de Cristo.

Sigue, en la segunda parte, el relato sobre los hรฉroes mitolรณgicos Hunahpรบ e Ixbalanquรฉ, muchachos haraganes y despreocupados, poco afectos al trabajo, violentos y tan pรญcaros como sagaces, que se alรญan con diversos animales, en un tipo de colaboraciรณn similar a la que encontramos en los relatos mitolรณgicos de otras partes del mundo, y pasan por varias pruebas crueles. Pero es en las escenas de su muerte y la narraciรณn de su renacimiento donde se muestra la autรฉntica fisonomรญa religiosa de los mayas: “No tratรฉis de engaรฑarnos. ¿Acaso no tenemos conocimiento de nuestra muerte?” No nos extraรฑarรญa que esta hermosa declaraciรณn ante la muerte saliera de la boca de un mexicano de hoy, tan prรณximo se siente ese pueblo al sol y a la muerte.

Despuรฉs, una vez realizados como cosa de juego numerosos sacramentos de renacimiento y resurrecciรณn, suben al cielo y se convierten en estrellas.

En la tercera parte comienza la historia de este paรญs. La gente del paรญs de los sacrificados es yaqui –la tribu tolteca de Mรฉxico–; junto con otras tribus, empezando con la quichรฉ, esperan la salida del sol.

La tercera parte es la cumbre del Popol Vuh, y aquรญ la apariciรณn del sol es un elemento de suspense. Todas las criaturas se reรบnen y rezan por la llegada del alba. “Aguardamos que amanezca”, “Si al menos pudiรฉramos ver el nacimiento del sol”.

Finalmente, el sol asciende. “Se levantรณ como un hombre y subiรณ”, pero “el calor del sol fue insoportablemente intenso”. Por eso, el puma que ha sido adorado como divino, el jaguar, la culebra y el duende, todos se convierten en piedras.

En los ojos con que leo las descripciones de este capรญtulo flotan claramente las pirรกmides mayas, que se yerguen en la selva candente con el cรบmulo de figuras en relieve, los jaguares y las culebras, y aun me parece sentir que fue esa ardiente luz del sol lo que convirtiรณ a la civilizaciรณn maya en las piedras en que ha quedado hasta este dรญa. Creo que en la tremenda apariciรณn del alba, tan anhelada, se revela la dolorosa esencia autรณctona de la religiรณn maya.

Gracias a la traducciรณn de Hayashiya, llana y hermosa, el Popol Vuh se convierte en un libro ya no para el estudioso sino para el lector comรบn. El diseรฑo y la impresiรณn son tambiรฉn tan preciosos como raramente se encuentran en estos dรญas, y mucho me alegro de que obra tan hermosa y digna de ser guardada con amor se haya publicado. ~

1961

 


Traducciรณn de Eikichi Hayashiya y Aurelio Asiain

 Notas

* Hermano brutal de la diosa Amaterasu, de la mitologรญa japonesa.– n de los t.

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