Es más que probable que Jonathan Coe (Birmingham, 1961) sea el escritor inglés en actividad más normalmente raro o raramente normal. Lo suyo suele comenzar, engañosa y juguetonamente, como algo que parece derivar de las sátiras de clase de Evelyn Waugh. Pero, enseguida, todo se enturbia para bien, para mucho mejor (no olvidar que uno de los héroes de Coe, a quien le dedicó una muy sui géneris y exhaustiva biografía, fue el muy extraño metavanguardista B. S. Johnson). Y se descubre que lo suyo es algo mucho más ambicioso y logrado y personal. De este modo –y como en algún sitio entre los clásicos cinematográficos de los estudios Ealing y los sketches de Monty Python y Little Britain–, Coe ha venido demostrando que nada le es ajeno y que todo es digno de ser coeficado. Espías en la Guerra Fría, distorsiones oníricas (mi favorita entre las muchas favoritas suyas es La casa del sueño), Billy Wilder de rodaje (Coe es también autor de biografías de James Stewart y Humphrey Bogart), rock progresivo (otra de las obsesiones de Coe es la música: suele ser teclista invitado en varias bandas, es fan del rock progresivo-pastoral, y cuando Javier Marías le invitó a formar parte de la corte del Reino de Redonda eligió ser el “Duke of Prunes” en honor y memoria de una de las composiciones clave de su admirado Frank Zappa), comedias de malos modales muy públicos como el díptico compuesto por ¡Menudo reparto! y El número 11 (con la monstruosa y rampante familia Winshaw como símbolo del thatcherismo de entonces y de los adictivos reality shows de ahora mientras se extrañan los buenos viejos tiempos) y tragedias de perfecto e intimista comportamiento como La lluvia antes de caer… Todo cabe en Coelandia reincidiendo, siempre, en la amplitud de Su Tema: la novelística que no deja de dar cuentas y cuentos acerca del state of the kingdom. Ese territorio en el que –detalle/data muy Coe– se estrenaron, el mismo día, el single “Love me do” de The Beatles y el filme Dr. No convirtiendo a John & Paul & George & Ringo & Bond, James Bond, en iconos universales pero definitivamente made in the UK.
Y si no lo dijo nadie sí lo dije yo y lo repito aquí: por allí –por esa necesidad de informar acerca del más o menos mal/buen estado del Imperio– anduvieron John Galsworthy y Ford Madox Ford y, de nuevo, Evelyn Waugh y Anthony Powell con poderosos ciclos novelísticos en los que familia y amigos nacían y crecían y se multiplicaban y morían como esos pequeños peces nutriéndose de lo adherido a los flancos de un leviatán donde siempre se invoca a un dios y cuya principal ocupación parecería ser la de salvar a reyes y reinas. Pero –insisto– si a alguien recuerda más y mejor que a nadie Coe es al eternamente melancólico rocker Ray “The Kinks” Davies en álbumes como Something else, The Kinks are the village green preservation society o Arthur (or the decline and fall of the British Empire). Sí: Coe es un extrañador compulsivo y cuasi proustiano de un pasado idealizado que tal vez nunca haya tenido tiempo y lugar; pero qué importa si se cree en él. Aunque también –como Davies– Coe es un lobo feroz de la sátira sociopolítica y de todo aquello que pudo haber sido y no fue pero que sí salió tan mal.
Y Coe ya ha avisado que Bournville es la cuarta de un quinteto de novelas multigeneracionales –precedida por El club de los canallas, El círculo cerrado y El corazón de Inglaterra, yendo de los últimos/primeros años sesenta-setenta al Brexit y su resaca– cuyos personajes no dejan de cruzarse para así poner de manifiesto las idas y vueltas de lo político y lo sociológico y el efecto de sus radiaciones sobre la psique colectiva nacional.
En Bournville (novela número catorce de su cada vez más precozmente veloz y prolífico autor: empezó a escribir “en serio” a los ocho años cuando pergeñó algo titulado El castillo del misterio y sus primeras páginas aparecieron –tantos años después– en ¡Menudo reparto! y acaba de publicar el cosy- thriller titulado The proof of my innocence en el que fusiona el thriller académico con el breve paso por Downing Street de Liz Truss) los especímenes/ratones de laboratorio escogidos por Coe son un tan adorable como convulso clan de los Lamb. Familia de Birmingham, revolviéndose a fuego lento y en ocasiones derritiéndose rápido en village erigida en el siglo xix por Cadbury alrededor de la mística fabril del chocolate como causa imperial que debe imponerse a los dictados germánico-suizos. Así, mucho crocante y crujiente cacao mental/físico, dulce y amargo, con mucho ruido y muchísimas nueces.
Y todo empieza en Alemania con el estallido del coronavirus; pero la estructura de efeméride-almanaque de la novela se retrotrae ordenándose en sucesivos capítulos/momentos históricos (y algo histéricos): el discurso del rey en el Día de la Victoria en Europa, la coronación de Elizabeth en 1953, el mundial de fútbol de 1966, la investidura del príncipe de Gales en 1969, la boda de Charles y Diana en 1981, la muerte de la “princesa del pueblo” en 1997, el 75 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Y, de nuevo, la pandemia cerrando lo que se abrió con unas de las páginas más emocionantes y conmovedoras jamás escritas por Coe.
Que sea menos promocionado que muchos de los autores del llamado Dream Team en nuestra lengua no quita para que Coe sea una superstar en Francia, Italia y Grecia (y que sus jugadas sean a menudo mucho más formalmente audaces, aunque de manera cuasi subliminal, que las que suelen y solían jugar Amis & Barnes & Ishiguro & McEwan & Rushdie & etc.). Y Coe –al igual que en el caso de otros raros normales o normales raros como William Boyd o Nick Hornby– convida de nuevo a la gratificación que produce alguien que combina la sólida pericia estructural con la fragilidad de los sentimientos más inestables pero no por eso menos firmes. El efecto –perfectamente logrado– es el de ir paseándose a lo largo y ancho de los diferentes acontecimientos como si fueran tableaux y dioramas expuestos para nuestra visión à la zoetrope (incluyendo esquirlas y trufas documentales y, sorpresa, hasta un cameo de Jorge “Anagrama” Herralde) con una maestría a la que jamás ninguna miniserie de Netflix & Co. podrá hacerle justicia.
Aunque tampoco estaría mal que la produjeran.
Dios salve al muy real y aromático Coe. ~
es escritor. En 2019 publicó La parte recordada (Literatura Random House).