โEstaba la muerte un dรญa / sentada en un taburete; / los muchachos de traviesos / le tumbaron el bonete.โ Posiblemente Antonio Martรญn Caparrรณs Rosenberg โMopi para los รญntimos, Martรญn para el restoโ no haya escuchado jamรกs esta canciรณn que se entona en Jalisco, pero la actitud ante su enfermedad se podrรญa resumir en esos versos. Sus memorias tallan una tonalidad en la que โdestreza mediante para los opuestosโ se logra un libro de palabras sombrรญas con sensibilidad apoteรณtica, un momento cรบlmine para un autor que debiera despedirse. Que escudriรฑa su pasado, sondea con honestidad brutal su presente โaรบn puede hacer el amor de tanto en tanto, aรบn puede ir al baรฑo solo, husmea la eutanasia al decir que preferirรก no ser una plantaโ y se despide. Engaรฑosamente. Una de las frases finales lo transparenta respecto de un futuro libro: โOjalรก la lรณgica fracase una vez mรกs.โ Y haya, asรญ, nuevas palabras.
Antes que nadaย es rebosante y bรญpedo. Sus mรกs de 650 pรกginas pasan revista al autor cuando era mero proyecto โle gusta jugar a la adivinanza: ยฟquรฉ dรญa habrรฉ sido concebido?โ, a la historia โsu bisabuela polaca asesinada en Treblinka, su abuelo espaรฑol encarcelado por Francoโ y a su vida โsus amores, que fueron variosโ, sus trabajos โmรกs todavรญaโ, su hijo โuno, que se sepaโ. Pero esa es solo una de las patas, la otra habla de la esclerosis lateral amiotrรณfica (ELA) que le afecta desde hace tres aรฑos. En pequeรฑos capรญtulos se enlaza el avance de la enfermedad y sus circunstancias โmuchasโ con su pasado nรณmada. Las dos tramas se leen en conjunto; sin embargo, como el agua y el aceite parecen no mezclarse.
Por las dudas โยฟhabrรก algรบn hispanohablante que no lo leyรณ?โ digamos quiรฉn es este seรฑor. Argentino, 67 aรฑos, con un padre espaรฑol y una madre judรญa, creciรณ haciendo preguntas. Allรก por sus dieciocho aรฑos partiรณ a Francia con una excusa bendita que le sirviรณ para vivir afuera, y quizรกs salvarse, durante la dictadura argentina. Buenos Aires, Madrid y Parรญs se delatan como las ciudades que abandonรณ una y otra vez para caminar, literalmente, el mundo como el sumo cronista de su generaciรณn y cincelar el gรฉnero cuando estaba en paรฑales. Escritor, ha dado lugar a ficciones potentes (La historia es su novela preferida) y a inmensos ensayos sobre el terreno (รamรฉrica, tan necesaria).
Pero ante todo, el origen. Cuando habla del embarazo de su madre, Martรญn ya muestra el sino que lo persigue, y quizรก disfrute, hasta hoy. Martha ingerรญa fรณsforo para que el bebรฉ naciera inteligente. Causalidad o casualidad, รฉl lo ha sido aunque el mandato quizรกs oculte una cara menos feliz. ยฟSe puede ser el mejor y talentoso, pero humilde? No se responde a esa pregunta, sรญ se dan pistas. Cuando entrรณ a la escuela primaria, lo quisieron pasar al grado siguiente porque ya sabรญa leer y escribir. Su mamรก se opuso y no pasรณ. Ese aรฑo fue aburrido: โaprendรญ a sentirme superior: yo ya sabรญa lo que los otros estaban aprendiendo. Pocas cosas podrรญan haberme perjudicado mรกs, supongo. Con el tiempo creciรณ y creciรณ mi tentaciรณn de sospechar que ese fue el origen de mi supuesta suficienciaโ.
La infancia privilegiada โno por dinero sino porque sus padres estaban relacionados con la inteliguentsia de una Buenos Aires doradaโ derivรณ en un compromiso militante. A los catorce ingresรณ al Movimiento de Acciรณn Secundaria (con el tiempo supo que ese grupo estaba secretamente, o no tanto, controlado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias). Y un par de aรฑos despuรฉs regaรฑรณ a su mamรก, a su esposo โlos padres estaban separadosโ y a una pareja de amigos por fumar mariguana. ยฟNo sabรญan, acaso, que de esa forma ponรญan en peligro la militancia?
Quizรกs esa misma coherencia lo llevรณ, muchas dรฉcadas mรกs tarde, a renunciar a su papel de colaborador en The New York Times. Afirma que nunca habรญa visto un medio tan autoritario, tan controlador. Si รฉl indicaba que no querรญa cambiar una columna, el editor le respondรญa sin pudor: โAsรญ como estรก no se publica.โ Hasta que un dรญa โrecuerda Martรญnโ โlo dijo una vez de mรกs y le dije, al carajoโ. Admite, sรญ, que fue mรกs benevolente con la censura china. Su libro El hambre, en la versiรณn en mandarรญn, tiene un par de pรกginas menos: falta la gran hambruna provocada por Mao Tse-Tung en 1958 con su fallida polรญtica del Gran Salto Adelante. Reconoce que finalmente aceptรณ el razonamiento de que mejor casi todo (casi todo el libro) que nada, pero que sigue sin saber si tuvo o no razรณn. ยฟSerรก?
En el plano confesional sorprende un Martรญn en el que se disparaban fuerzas contrarias entre sus mujeres y la Vida. Asรญ con mayรบscula. Su comezรณn empezaba โo se definรญaโ en el sรฉptimo u octavo aรฑo cuando la mayor parte de sus relaciones hicieron agua. Quizรกs porque era el momento en que las damas empezaban a dejar de ser quienes habรญan sido โni el autor se lo termina de creerโ o por una sensaciรณn de que el mundo estaba en otra parte. Quedaban muchos senderos por recorrer, crรณnicas, nuevas, viejas ciudades donde residir y la quietud no conjugaba con el apellido Caparrรณs. La edad lo ha serenado, posiblemente, porque con su actual pareja โMarta, como su madre pero sin hacheโ ha superado sus rรฉcords.
Si alguien quisiera leer las memorias en clave de revelaciones rosas, el highlight es la relaciรณn sexual de Martรญn con Juan Josรฉ Saer, escritor argentino residente en Parรญs. Luego de un almuerzo, lo invitรณ a su casa y entre texto y texto empezaron las caricias. โYo, de pronto, me sentรญ como una criollita engaรฑada y seducida, pero el escritor era, en ese momento, mi escritor preferido y ademรกs me parecรญa tilingo y reaccionario resistirme.โ La escena que se describe tiene cero erotismo, aunque quizรกs Saer lo haya vivido diferente porque aรฑos mรกs tarde intentรณ otro acercamiento, ya sin รฉxito.
ยฟLe queda a Martรญn alguna herida abierta? Sรญ: รฉl no quiso ser periodista sino escritor. Pero de algo habรญa que vivir… o al menos decirlo. ยฟAcaso el oficio no parece haber sido mรกs bien fuente de regocijo y no de estorbo? Quizรกs, pero รฉl se siente mรกs novelista que testigo de lo real y le costรณ โยฟle daba bronca?โ que el resto no lo viera asรญ. No olvida que reciรฉn cuando ganรณ el Premio Herralde de Novela en 2011 por Los Living respirรณ tranquilo y sintiรณ que le reconocรญan esa medalla que siempre habรญa quedado algo esfumada por lo singular de sus crรณnicas.
Y la enfermedad. Todos sabemos que este libro no hubiera existido, no ahora al menos, si laย ELAย no hubiera hecho su macabra entrada. Atravesado por un cuerpo que no responde, se pregunta una y otra vez cรณmo serรก ese futuro que no va a tener. โCasi que me sorprende โconjeturaโ que la muerte no me ocupe todo el tiempo.โ Y esa frecuencia rebota en el lector. No cabe sino golpear el puรฑo cuando revela: โA veces pienso que todo consiste en separar esa ruina que serรฉ en unos meses, en unos aรฑos, de este que soy ahora […]. Y mientras tanto, sin dejar de lado esos engaรฑos, cรณmo sentir que tu cuerpo se te escapa, se te va deshaciendo, cรณmo tu cuerpo se te vuelve en contra y te amenaza y te destruye.โ
Saber que el deterioro no se frena. Eso asusta y le asusta. No solo la pรฉrdida de lo corpรณreo sino quizรกs acostumbrarse a ello. โEspero โreflexiona y lo entendemosโ no querer adaptarme a lo intolerable con el clรกsico argumento de que eso es lo que hay, que es por lo menos algo.โ Y queda delineado ese final, abierto. ~
es periodista (edita la secciรณn โMundos รญntimosโ en Clarรญn) y librero (en Olavide. Bar de libros,
en Madrid).