El Unamuno de Barea: la forja de una imagen

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Arturo Barea

Unamuno

Prefacio de William Chislett

Madrid, Espasa, 2020, 136 pp.

La editorial Espasa acaba de publicar la breve biografรญa de don Miguel que Arturo Barea (1897-1957) escribiรณ en su exilio inglรฉs y que apareciรณ, casi simultรกneamente, en 1952, bajo el sello de Bowes & Bowes en Londres y el de Yale University Press en Estados Unidos. Hay que recordar que Barea habรญa conseguido salir de Espaรฑa en 1939 junto a su mujer, la periodista austriaca Ilsa Kulcsar, a la que habรญa conocido en el centro de prensa instalado en la torre de la Telefรณnica, durante los bombardeos sobre un Madrid del que habรญa huido el gobierno, y con la que se habรญa casado en 1939. En Londres se les unieron los padres de Ilsa, fugitivos de la Viena del Anschluss (el padre, Valentin Pollak, era un conocido profesor de instituto, socialista y judรญo). En el Madrid republicano, los comunistas habรญan puesto cerco a Arturo e Ilsa, a la que acusaban de trotskista. Perseguidos por los totalitarismos de signo opuesto, los Barea y los Pollak llegaron en Inglaterra en vรญsperas de la Segunda Guerra Mundial. Arturo e Ilsa trabajaron en la bbc (donde coincidiรณ con su amigo Orwell), Arturo a cargo de las emisiones para Espaรฑa en las que intervenรญa bajo el seudรณnimo de Juan de Castilla, e Ilsa como traductora. El rรฉgimen franquista intentรณ desacreditar a Barea difundiendo la especie de que, bajo tal nombre exageradamente espaรฑol, se ocultaba en realidad un georgiano soviรฉtico llamado Arturo Beria, paisano de Stalin y quizรก emparentado con el verdugo del zar rojo, Lavrenti Beria.

En 1948 Barea obtuvo la nacionalidad britรกnica. Sin embargo, no llegรณ a dominar el inglรฉs escrito y la colaboraciรณn de Ilsa como traductora de sus libros y artรญculos le fue tan necesaria como constante. Asรญ sucediรณ con la mรกs conocida de sus obras, escrita en Londres bajo las bombas alemanas entre 1940 y 1945 y publicada por Faber & Faber (cuyo director literario era por entonces el poeta T. S. Eliot). La forja de un rebelde, cuyo original en espaรฑol no verรญa la luz hasta 1977, apareciรณ por vez primera bajo el tรญtulo The forge, tรญtulo peligroso donde los haya, por su cercanรญa, en inglรฉs, al tรฉrmino forgery (โ€œfalsificaciรณnโ€), nociรณn que no puede aplicarse a la magnรญfica trilogรญa autobiogrรกfica de Barea, pero que ensombrece un temprano episodio de la actividad profesional de Ilsa en Londres: su traducciรณn del artรญculo de Luis Portillo, โ€œLa รบltima conferencia de Unamunoโ€, para la revista Horizon, de Cyril Connolly, en 1941. Como es sabido, fue este artรญculo el que difundiรณ la versiรณn legendaria de la intervenciรณn de Unamuno en el acto acadรฉmico del 12 de octubre de 1936 celebrado en el paraninfo de la Universidad de Salamanca. Segรบn el relato de Portillo, que no asistiรณ al acto por encontrarse entonces en Madrid, Unamuno habrรญa desafiado gallardamente al general Millรกn Astray y a los falangistas y legionarios allรญ presentes. Tal versiรณn fue recogida y popularizada por un entonces jovencรญsimo Hugh Thomas en su historia de la Guerra Civil espaรฑola y ha pasado a la reciente pelรญcula de Alejandro Amenรกbar, Mientras dure la guerra.

En su mayor parte, tal versiรณn es una forgery, con independencia de que, como han observado los esposos Jean-Claude y Colette Rabatรฉ en sus รบltimos estudios unamunianos, y William Chislett en su prefacio a la presente ediciรณn del Unamuno de Barea, respondiera al โ€œespรญritu del 12 de octubreโ€ o tuviera โ€œun trasfondo histรณrico innegableโ€. Pero no menos innegable, segรบn el propio Chislett, es que se trata de un โ€œrelato novelado escrito de oรญdasโ€, aunque haya llegado a convertirse en sรญmbolo de โ€œla memoria viva de la Espaรฑa republicanaโ€ y haya sido aceptado como โ€œuna crรณnica verazโ€ por โ€œvarias generaciones de espaรฑolesโ€ (y de no espaรฑoles). Sobra decir que este relato canรณnico del antifranquismo subyace en el esbozo de Barea, aunque en el mismo no se deje de admitir que โ€œmuy poco se sabe del valiente ataque a los que estaban en el poderโ€, si bien Barea daba por hecho que hubo por parte de Unamuno un โ€œvaliente ataqueโ€, y que habรญa โ€œuna verdad intrรญnsecaโ€ en el relato de Portillo que se imponรญa sobre โ€œel exacto detalle de los discursosโ€ del general legionario y del viejo rector.

No se tome lo dicho hasta ahora como una maniรกtica insistencia por mi parte en una controversia historiogrรกfica (por otra parte, ya zanjada, pese a la tenacidad del mito), sino como รฉnfasis aรฑadido a la tesis de que el Unamuno de Barea es el Unamuno de Barea y no el Unamuno real e histรณrico, lo que no es decir nada especialmente novedoso, puesto que toda biografรญa es una versiรณn literaria de una vida, y la biografรญa de Unamuno segรบn Barea lo es en un doble aspecto. En primer lugar, se ajusta a un gรฉnero predeterminado: el de la biografรญa de tradiciรณn anglosajona, subgรฉnero de una literatura de alta divulgaciรณn histรณrica que ha sido bien estudiado en obras como la ya clรกsica de Leon Edel. Es asombroso, en el caso de Barea, la maestrรญa con la que un periodista espaรฑol autodidacta, sin formaciรณn teรณrica ni profundo conocimiento de la tradiciรณn literaria del paรญs anfitriรณn, logrรณ convertirse en un biรณgrafo al estilo inglรฉs. Para ello tuvo que asimilar un criterio que exigรญa seleccionar ciertos aspectos de la vida, pensamiento y obra del biografiado en detrimento de otros. Por ejemplo, no hace apenas referencia a la obra poรฉtica de Unamuno, muy extensa, quizรก la mรกs extensa de su generaciรณn espaรฑola. La obra ensayรญstica aparece representada en la biografรญa por los artรญculos de La Espaรฑa Moderna de 1895 que recogerรญa posteriormente en En torno al casticismo y en Del sentimiento trรกgico de la vida, con alguna alusiรณn superficial a La agonรญa del cristianismo. No presta atenciรณn a la Vida de don Quijote y Sancho, cuya influencia fue tan decisiva en autores de las generaciones espaรฑolas de la Edad de Plata (en Ortega, Madariaga o incluso Ledesma Ramos). La problemรกtica histรณrica y polรญtica de la Espaรฑa del Sexenio, Restauraciรณn, Dictadura y Segunda Repรบblica se reduce a trazos muy esquemรกticos, para situar en ella, tambiรฉn a grandes rasgos, la proteica y caprichosa trayectoria del escritor vasco. Por cierto, el tratamiento del entorno vasco y bilbaรญno de la infancia y mocedad de Unamuno adolece de un rigor mรญnimo e incurre en la mitografรญa del nacionalismo (obviamente vasco), pero algo parecido le ocurriรณ a Ortega en su necrologรญa de don Miguel, al que suponรญa hablante nativo del vascuence. Donde brilla en particular el genio divulgativo de Barea es en la exposiciรณn de la novelรญstica unamuniana, que privilegia como manifestaciรณn fundamental del pensamiento y las contradicciones รญntimas del autor. No aborda, en cambio, algo tan fundamental en Unamuno y la generaciรณn espaรฑola del fin de siglo como la visiรณn del paisaje. En definitiva, opta claramente por lo que Antonio Machado, el mรกs leal de los discรญpulos del rector de Salamanca, habrรญa llamado โ€œlo universal humanoโ€, desdeรฑando los aspectos mรกs castizos y particularistas; es decir, lo mรกs tรณpicamente โ€œespaรฑolโ€. El resultado es la biografรญa mรกs inglesa, si no la mรกs europea posible, de un escritor espaรฑol escrita hasta ese momento clave en la historia del mundo.

Y, hablando de clave, merecerรญa la pena rectificar, en prรณximas ediciones, una de las dos รบnicas erratas visibles del texto, que se encuentra en la pรกgina 37. Allรญ donde dice โ€œque pudiera darle la clase de una integraciรณn espiritualโ€ deberรญa decir clave en lugar de clase. Algo semejante cabe decir de un pรกrrafo en la pรกgina 40, โ€œcolaborรณ con artรญculos anรณnimos al periรณdico radical de su Bilbaoโ€, en el que periodismo convendrรญa mรกs al sentido de la frase que periรณdico (habรญa varios periรณdicos radicales en Bilbao, y, por cierto, el joven Unamuno tambiรฉn publicรณ artรญculos en periรณdicos conservadores bilbaรญnos). Un error flagrante que habrรญa que enmendar, en la โ€œNota Biogrรกfica de Unamunoโ€ que cierra el libro, es el de la fecha de nacimiento, que no es el del 20 de abril de 1864, sino el 29 de septiembre de ese mismo aรฑo, dรญa de San Miguel Arcรกngel. ~

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