En busca de Aharon Appelfeld

Aharon Appelfeld (1932-2018) narrรณ en mรกs de cuarenta libros su infancia durante el Holocausto y la historia de los judรญos europeos. Crรญtico con el sentimentalismo, fue un defensor de la ficciรณn y de la ingenuidad y la bondad en el arte.
Aร‘ADIR A FAVORITOS
ClosePlease loginn

Tengo pรกnico a llamar por telรฉfono. Me cuesta llamar a mis amigos, a mi familia, al tรฉcnico de internet. Por eso llamar a un superviviente del Holocausto, como estoy a punto de hacer, me resulta casi imposible. Llevo frente al ordenador una hora. Mi novia me ha dado las claves de la cuenta de Skype del padre de su ex, que es israelรญ. Tengo el nรบmero de Aharon Appelfeld en Israel. Busco excusas para no llamar. Escribo un pequeรฑo guion. Llamo y responde la voz de una mujer. โ€œยฟAlรณ?โ€ Ejecuto mi guion. Se pone Appelfeld. Le pregunto si puedo conocerlo y entrevistarlo. โ€œFine, fine.โ€ Me pregunta de quรฉ quiero hablar. De memoria, literatura, del Holocausto, de sus novelasโ€ฆ โ€œFine, fine.โ€ Quedamos el 27 de noviembre a las 17:30 en su casa de Guivatayim, un barrio de Tel Aviv.

Y entonces comienzo a leerlo. Cuando lo llamรฉ, solo habรญa leรญdo unas pocas pรกginas de Badenheim 1939, uno de sus libros mรกs famosos, publicado en 1978. Es una novela corta, kafkiana y siniestra. Un grupo de judรญos pequeรฑoburgueses e intelectuales se aloja en un hotel de un pueblo austriaco a la espera de ser deportado a Polonia. Nadie sabe por quรฉ los trasladan, ni siquiera el narrador. Los protagonistas estรกn en el pueblo para el festival de primavera, que atrae a turistas de toda Austria y Alemania. Se obsesionan con la logรญstica del festival, la organizaciรณn de los mรบsicos, los ensayos, discuten banalidades. Que estรฉn confinados a la espera de la deportaciรณn es una minucia. Se preguntan si en Polonia serรกn bien recibidos, si se apreciarรก su mรบsica en Varsovia, y alguno incluso se convence de que el aire fresco de allรญ les vendrรก bien. Appelfeld reflexiona sobre la ingenuidad, la disonancia cognitiva y la mentalidad pequeรฑoburguesa de los judรญos asimilados de la Europa de entreguerras.

โ€œยฟNo es fascinante ver lo fรกcil que fue engaรฑar a los judรญos?โ€, se pregunta Appelfeld en una entrevista con Philip Roth. โ€œCon los trucos mรกs simples, casi de manera infantil, los reunieron en guetos, los mataron de hambre durante meses, les dieron falsas esperanzas, y finalmente fueron enviados a la muerte en tren. Esa ingenuidad la tenรญa presente cuando escribรญa Badenheim. En esa ingenuidad encontrรฉ un tipo de destilaciรณn de humanidad.โ€

La ingenuidad y la bondad son dos de los grandes temas de Appelfeld. En sus novelas hay drama y perversiรณn, pero sus personajes suelen tener una mirada limpia y clara, que analiza la realidad desde cierta distancia y asombro.

Muchos de ellos son niรฑos, y muchos de ellos son un trasunto de รฉl. Appelfeld elige la bondad y no la maldad para narrar su vida en guetos, campos de concentraciรณn nazis, campos de refugiados, una vida de huรฉrfano en los bosques de Ucrania durante la Segunda Guerra Mundial, junto a prostitutas y delincuentes. La ingenuidad, y el nรบcleo de bondad que hay en ella, forma parte de su proyecto artรญstico. Como le explica a Roth, โ€œestoy interesado en las posibilidades de la ingenuidad en el arte. ยฟPuede haber un arte moderno ingenuo? Me parece que sin la ingenuidad que encontramos todavรญa en los niรฑos y los ancianos y, hasta cierto punto, en nosotros, el arte es defectuoso. He intentado corregir ese defecto.โ€

Aharon Appelfeld naciรณ en 1932 en Chernovitz, en la regiรณn de Bucovina, un territorio entre Ucrania y Rumanรญa. Su infancia fue idรญlica y segura hasta el inicio de la guerra. Su padre era un empresario con tierras. Eran una familia de judรญos asimilados, poco religiosos, ilustrados y cultos. En casa se hablaban alemรกn, ruteno, yรญdish y un poco de rumano. Vacaciones en los Cรกrpatos, en hoteles y balnearios de Austria, viajes de tren en primera clase, temporadas con los abuelos en el campo, que hablaban yรญdish e iban a la sinagoga, y en la hacienda de uno de los tรญos, fan de Kafka y de las vanguardias.

La infancia de Appelfeld en la รฉpoca de entreguerras transcurre en una burbuja heredera del idealismo del imperio austrohรบngaro: tanto en Badenheim 1939 como The age of wonders los protagonistas son judรญos asimilados, intelectuales que miran hacia Viena y rechazan la mentalidad del gueto y el shtetl. โ€œLos judรญos asimilados construyeron una estructura de valores humanistas y observaban el mundo a travรฉs de ella. Tenรญan claro que no eran ya judรญos, y que lo que incumbรญa a los โ€˜judรญosโ€™ no les incumbรญa a ellos. Esa extraรฑa seguridad los hizo criaturas ciegas o casi ciegas. Siempre me han gustado los judรญos asimilados, porque ahรญ es donde el carรกcter judรญo y tambiรฉn, quizรกs, el destino judรญo, estรกn concentrados con mรกs fuerza.โ€ En The age of wonders, un escritor judรญo austrรญaco sufre una crisis de reputaciรณn, en buena parte por el creciente antisemitismo. Recibe crรญticas mรกs personales y racistas, lo marginan de los cรญrculos literarios, no le publican su nueva novela. El ambiente estรก cada vez mรกs enrarecido, pero el objeto de su odio es el judรญo pequeรฑoburguรฉs, el comerciante y especulador que no aprecia la alta cultura. Las obsesiones del escritor, fan de Kafka, amigo de Zweig y crรญtico del sentimentalismo, le impiden ver lo que se avecina.

Appelfeld no es solo reacio al sentimentalismo y el moralismo. Tiene una obsesiรณn con la escritura clara, concisa, exacta, y con saber diferenciar entre lo necesario y lo superfluo. En muchas de sus novelas y ensayos hay reflexiones sobre la relaciรณn entre la escritura y el pensamiento claros. Sus personajes buscan las palabras exactas, tienen miedo a que no se les entienda bien. Sin embargo, Appelfeld es muy crรญtico con el memorialismo y el testimonialismo. โ€œNunca he escrito sobre las cosas tal y como ocurrieron. Todos mis trabajos son por supuesto capรญtulos de mi experiencia mรกs personal, pero no son โ€˜la historia de mi vidaโ€™.โ€ Por eso Historia de una vida (Penรญnsula, 2005), sus memorias, es una obra incompleta y fragmentaria.

Hay muchos episodios de su vida que no cuenta, como la muerte de su madre o su etapa en un campo de concentraciรณn en Transnistria: โ€œHe aprendido que una experiencia profunda se puede falsificar fรกcilmente.โ€ Lo que no cuenta en Historia de una vida sรญ que lo cuenta en una entrevista en The Paris Review: โ€œEstรกbamos con mi abuela en la granja. Los rumanos y los alemanes vinieron y mataron a mi madre y mi abuela. Era el verano de 1941. Yo tenรญa 9 aรฑos y medio. Ella tenรญa 31. […] Estaba enfermo de paperas, y de pronto escuchรฉ unos disparos. Mi madre estaba en el patio. Cuando oรญ los disparos, saltรฉ por la ventana. Habรญa un campo de trigo, y saltรฉ sobre รฉl […] Entonces encontrรฉ a mi padre. Y los dos fuimos andando hasta Chernovitz. Nos quedamos en el gueto. Luego nos llevaron al campo, y nos separaron. Estaba solo con mujeres y niรฑos. Cada dรญa alguno morรญa. Escapรฉ del campo. Era en el 41, antes de las vallas electrificadas.โ€

Despuรฉs de escapar del campo de concentraciรณn, Appelfeld vagรณ por los bosques de Ucrania y acabรณ viviendo con una prostituta ucraniana, que le pegaba y abusaba de รฉl. En Flores de sombra (Galaxia Gutenberg, 2012) ficcionaliza esa historia. Un niรฑo escapa del gueto con su madre, que lo esconde con una amiga prostituta en un burdel. Pasa toda la guerra metido en un hueco detrรกs de la pared. Vienen clientes, el niรฑo comienza a descubrir a quรฉ se dedica la mujer, con quien entabla una relaciรณn extraรฑa, entre maternal y sexual. El joven Hugo aprende a observar, escuchar y tomar nota de todo lo que ocurre. Lleva un diario, donde apunta las cosas que aprende y las que contarรก cuando salga de ahรญ.

Despuรฉs de la guerra, Appelfeld pasรณ por varios campos de refugiados en Italia hasta llegar a Palestina. A su llegada, en 1946, โ€œhabรญa perdido todas las lenguas que hablaba y se habรญa quedado sin ningunaโ€. En su diario de entonces se mezclan el alemรกn, que no puede separar de su madre, el yรญdish y el hebreo. Pronto, el hebreo se convertirรญa en su lengua. โ€œPara mis compaรฑeros la adopciรณn de la lengua fue probablemente mรกs sencillaโ€, cuenta en Historia de una vida. โ€œSe desprendieron de la memoria y construyeron un idioma que estaba totalmente aquรญ, รบnicamente aquรญ, y desde este punto de vista, y no solo desde este punto de vista, ellos fueron los fieles hijos de aquellos aรฑos. Vinimos a esta tierra a construir y reconstruirnos. โ€˜Construir y reconstruirnosโ€™ era interpretado por la mayorรญa de nosotros como el aniquilamiento de la memoria.โ€

La generaciรณn de Appelfeld no hablรณ del Holocausto. Hubo hijos que no supieron lo que sufrieron sus padres. Appelfeld se vio tentado de hacer lo mismo. ยฟQuรฉ โ€œhechosโ€ iba a contar de la guerra si cuando comenzรณ solo tenรญa siete aรฑos? La ficciรณn le ayudรณ a contar. โ€œLa guerra estรก sepultada en mi cuerpo, pero no en mi memoria. No invento, sino que elevo de las profundidades de mi cuerpo sensaciones y pensamientos que fui absorbiendo durante mi ceguera.โ€ Appelfeld defiende la ficciรณn para narrar el Holocausto, pero tambiรฉn para salvar al individuo de los procesos histรณricos: โ€œEl arte cuestiona constantemente el proceso por el cual un individuo se reduce al anonimato.โ€ La ficciรณn es tambiรฉn una manera de enfrentarse a la memoria.

 

Tengo que llamar de nuevo. No sรฉ si Appelfeld habla suficiente inglรฉs para hacer la entrevista. Es amigo de Philip Roth, con quien imagino que habla en inglรฉs, pero cuando Roth lo entrevistรณ para London Review of Books Appelfeld le respondiรณ por escrito en hebreo. ยฟPodrรก traducirme su mujer, Judith, que es argentina, del hebreo al castellano? Quizรก es asumir demasiado. Tengo que llamar de nuevo, pero ya estoy en Jerusalรฉn y no tengo internet. Cojo el bus a Tel Aviv. En el centro de Tel Aviv, cerca de la casa de Appelfeld, hay una librerรญa internacional muy buena: Halperโ€™s Books. En ella encuentro varios libros de Appelfeld, pero no el que busco, The immortal Bartfuss, sobre un romance en el Israel de los primeros aรฑos. No ha escrito mucho sobre Israel, y no le gusta el periodismo. Sus novelas siempre vuelven a su infancia y a la Europa de entreguerras: โ€œEl hombre puede llevar su ciudad natal a todas partes y vivir en ella una vida plenaโ€. En un ensayo, se pregunta: โ€œยฟCรณmo construye uno un puente a travรฉs de ese abismo que hay entre el deseo de asimilaciรณn y el anhelo de las raรญces?โ€

Es el piso 5. En el buzรณn no hay nombres. Cuento las puertas, hay cinco, llamo a la quinta. Se oye la voz de una mujer anciana, no entiendo lo que dice. Pregunto por Judith, por el seรฑor Appelfeld. Se oyen gritos en el interior de la vivienda. La anciana intenta abrir la cerradura, mueve el pomo, pero no puede abrir la puerta. Las voces de fondo, mรกs jรณvenes, le recriminan algo, imagino que dicen โ€œno abrasโ€. โ€œยฟJudith?โ€ Pero no consigue abrir la puerta. Bajo a la calle. Estoy en una calle equivocada, me dice una vecina. Esto es la calle Borojov de Tel Aviv, tienes que ir a la calle Borojov en Guivatayim. โ€œยฟY estรก lejos?โ€ โ€œSรญ, coge un taxiโ€.

Llamo al timbre, esta vez el correcto. El hijo de Appelfeld me abre la puerta de la casa. โ€œAcabamos de volver del hospital. Te hemos llamado varias veces pero no lo cogรญas.โ€ Appelfeld estรก de espaldas a la puerta, en una silla de ruedas. No lleva su boina caracterรญstica. Le doy la mano, la tiene vendada. Me mira como si mirara a kilรณmetros de distancia, con los ojos achinados. Estรก comiendo un plรกtano muy lentamente. Me siento en el sofรก. No deja de mirarme. Me dice: โ€œMe he roto la cadera.โ€ Luego hay un silencio incรณmodo. Respira con dificultad. Judith, su mujer, con cara de preocupaciรณn, me dice que espere unos diez minutos. Se acaban de mudar a la casa, tras cincuenta aรฑos viviendo en Jerusalรฉn. Aquรญ estรกn mรกs cerca de sus hijos y del hospital. Hay cajas por todas partes. Los รบnicos libros que hay son los de Appelfeld, todas las traducciones. Muchas en alemรกn, francรฉs, espaรฑol. Hay una en catalรกn. Aharon mira al vacรญo, llama al hijo y le dice algo al oรญdo. Se lo llevan del salรณn. โ€œVamos a tener que cancelar la entrevista. Aharon tiene que descansar.โ€ Judith me ofrece un vaso de agua. Hablo con ella pero me responde muy escuetamente, estรก preocupada por su marido. Una de las preguntas que tenรญa preparada era sobre ellos, cรณmo se conocieron. Aharon no ha escrito nunca sobre su mujer e hijos (โ€œMi escritura es mi fantasรญa, no es mi vida real.โ€). Me termino el vaso de agua y me marcho. โ€œLlame en unos dรญas a ver cรณmo se encuentra. Lo siento mucho.โ€

Llamo dos dรญas despuรฉs. Appelfeld sigue cansado y cancelamos la entrevista definitivamente. Siento que he insistido demasiado y a la vez que no he insistido suficiente. Me digo: Bueno, de todas formas รฉl dice que โ€œhablar me cuesta: en la guerra no se hablaโ€. Me digo: su vida estรก en sus novelas. O casi toda su vida.

En el bus de Jerusalรฉn a Tel Aviv voy sentado al lado de un soldado de unos veinte aรฑos, con su uniforme caqui. Mira su Instagram y ropa y zapatos en internet. Su rifle estรก demasiado pegado a mรญ, me roza la pierna y no me muevo en todo el viaje. ~

Aharon Appelfeld muriรณ en Tel Aviv el 4 de enero de 2018 a los 85 aรฑos. 

+ posts

Ricardo Dudda (Madrid, 1992) es periodista y miembro de la redacciรณn de Letras Libres. Es autor de 'Mi padre alemรกn' (Libros del Asteroide, 2023).


    ×

    Selecciona el paรญs o regiรณn donde quieres recibir tu revista: