Hay una Sierra de los Cucapás en el valle de Mexicali donde se han encontrado vestigios milenarios de la cultura cucapá.
En 1540, cuando los encontró Fernando de Alarcón (enviado a explorar el río Colorado, en busca de Cíbola, la riquísima ciudad imaginaria), eran unos 20,000. En 1699, cuando los visitó el padre Kino, en busca de un paso por tierra de Sonora a California (para desmentir que la península fuera una isla), eran unos 30,000. No los menciona Francisco Javier Clavijero en su Historia de la antigua o baja California (1789). Hoy quedan unos mil, repartidos entre el sur de Arizona (la mayor parte), el norte de California y el norte de Sonora, en el delta del río Colorado. Los desastres del río y la veda pesquera han ido sofocándolos.
El río Colorado nace en las montañas Rocallosas y corre 2,300 kilómetros (casi todos en los Estados Unidos) hasta desembocar en el golfo de California. Era un río torrencial en los deshielos de abril a agosto. Provocaba inundaciones y olas de varios metros de altura al chocar con el mar.
El caudal que llegaba a México se ha vuelto mínimo por la construcción de catorce presas (entre otras la famosa Hoover) que regulan las crecientes y retienen el agua en los Estados Unidos. Además, llega contaminado por las aguas de un acuífero salobre y los desechos químicos de la agricultura algodonera y la industria maquiladora. Sobre este desastre, hay un libro de la antropóloga canadiense Shaylih Muehlmann, Where the river ends. Contested indigeneity in the Mexican Colorado Delta (Duke University Press, 2013).
En 1975, la totoaba del golfo de California fue el primer pez en el mundo declarado en peligro de extinción, por sobreexplotación (el buche es apreciado por los chinos). La vaquita marina es un cetáceo de las mismas aguas también declarado en peligro de extinción. En 1993, el “alto golfo de California y delta del río Colorado” fue declarado reserva de la biósfera. En 1994 se prohibió la pesca de totoaba y vaquita, ignorando a los cucapás, que no obtuvieron la misma protección, aunque también están cerca de extinguirse.
Las autoridades no vieron la diferencia entre la industria pesquera de especies prohibidas y la pesca artesanal de una tribu minúscula para alimentarse. La veda es razonable, pero su aplicación equivocada, porque los cucapás pescaban merluza, que no está prohibida, y los arrestaban. Los que pueden, cruzan la frontera y se van a la reservación cucapá de Somerton, Arizona, donde hay casino, campo de golf y museo para turistas (www.cocopah.com).
Los cocopas, cucapá o cucapás tienen su propia lengua, del grupo yumano, en la cual su nombre significa ‘gente del río’. Fueron ignorados por la lingüística y la antropología hasta que ellos mismos se volvieron lingüistas y antropólogos. William H. Kelly publicó estudios entre 1942 y 1977. James M. Crawford, entre 1966 y 1998. También Anita Álvarez de Williams, Yolanda Sánchez Ogaz y otros.
Ahora hay páginas en la Wikipedia y videos sobre los cucapás en YouTube. El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas ha hecho grabaciones de su lengua. También hay una grabación en la Biblioteca del Congreso de Washington, así como libros sobre ellos. Amazon vende algunos, y una cerveza artesanal Cucapá, que nada tiene que ver. Es tan indígena como la Cervecería Cuauhtémoc de Monterrey. Maribel Alvarado García compiló una bibliografía sobre los cucapás que está en la web.
chukil chapei cucapáh
Shapich mskaad awkweech u’as.
Ñaach wapiñ kuxay.
Kxuunpich lakaayaw shayuul peeñ yaak jtpá
[xasaañpich stunaay ich’s, matpich xay.
Lapaaypich pay wach.
Cheekay iñaam xañ.
Cheeñar iñaam xañ.
Peen chapei cucapáh.
Ñaach mat kman araw iñaamxañ.
Apapich kauxaay aukw eechs.
Fuente: Nancy Ivonne Nava Ramírez, Bibiana Riess Carranza y Patricia Sabo Anda, Expresiones culturales de los pueblos cucapáh, kumiai, pai pai y kiliwa, Mexicali: Secretaría de Educación y Bienestar Social del Gobierno de Baja California, 2011, p. 73.
la creación
En el principio
existieron dos seres
que brotaron
de la profundidad de la tierra.
Uno hizo la luz
y creó a los hombres,
el otro era un destructor.
la casa
Ya me voy a la casa,
dulce hogar de verdes sauces.
Cinco sauces magníficos,
un bonito maguey,
la piedra, pobre piedra,
la blanca arena,
el sahuaro y su miel.
cortar y moler
Muelo la tuna con agua,
con agua muelo la tuna,
la tuna muelo con agua.
(Se repite 34 veces.)
la noche del coyote y el guajolote
Es la noche.
La noche en la noche
es la noche.
Llora el coyote en la noche
y es la noche
y llora el guajolote.
En la noche
el guajolote se equivocaba.
Equivocado el guajolote.
El coyote en la noche
aullaba y se equivocaba.
Se equivocaba aullando
en la noche el coyote.
Es la noche.
La noche en la noche.
Es la noche.
Fuente: Alonso Vidal, Los testimonios de la llamarada. Cantos y poemas indígenas del noroeste de México y de Arizona, Hermosillo: Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Sonora, 1997, pp. 28, 29 y 33. ~
(Monterrey, 1934) es poeta y ensayista.